→ OO7

⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯

⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
| 𖥸 |
▃▃▃▃






GRANT PODÍA SENTIR COMO LE SUDABAN LAS MANOS. De repente se sentía un idiota. ¿Por qué había aceptado aquello? No era correcto. Estaba seguro de que inclusive en algún momento de la futura conversación que iba a mantener con Lidia ella le haría saber que una parte de ella esperaba se negara a hablar, porque ya no quería lastimarle ni abrir heridas del pasado.

Se encontraba sentado en el sofá cambiando los canales del televisor de forma compulsiva en un intento de distraerse y encontrar un buen programa de televisión. Pero parecía imposible porque sentía que sus pensamientos se lo estaban comiendo vivo.

Y entonces el timbre de su apartamento sonó, dándole un susto de muerte que logró mandar a volar el control.

—Mierda —masculló por lo bajo, recogiendo el control y dejándolo sobre la mesita de centro.

Sus pies se movieron lentamente hasta la entrada del apartamento. Las manos le sudaban y sentía un hormigueo revoloteándole por todo el cuerpo. Y entonces tras dar un fuerte suspiro abrió la puerta, encontrándose a la castaña que era tan solo unos centímetros más bajo que él, pero que aún así no eran suficientes para que ella no tuviera que levantar la cabeza para observarle.

Sus miradas se estrellaron y ambos sintieron como las respiraciones se les cortaban de golpe. Era asfixiante, pero emocionante. Tenían los nervios a flor de piel, y las miradas transparentes para que así pudieran leerse sin mayores problemas.

Y entonces como un impulso sincronizado ambos se arrojaron a los brazos del otro, presionando sus cuerpos con fuerza, haciendo saber cuanto se habían extrañado.

Ninguno supo en que momento se trasladaron al sofá y perdieron noción del tiempo, pero para cuando Grant pudo reaccionar Lidia ya iba a la mitad de su disculpa y explicación.

—Yo... sé que debí habértelo dicho, pero te conozco, hubieras insistido y yo no podía perder el trabajo de mí vida. En ese momento no me había dado cuenta de que habían cosas más importante que un par de canciones.

—Más de cinco mil canciones —le corrigió Grant.

—Sí, un par de canciones —le sonrió levemente.

—¿Sabes quién fue? —cuestionó Grant con curiosidad.

Lidia volteó la mirada, sintiendo como las manos le hormigueaban, pero era una sensación totalmente diferente al hormigueo que sentía con Grant. Esta vez sentía dolor, un dolor distinto.

—Lo supe luego de alejarte... y es una persona de mí pasado —murmuró jugando con sus manos—. Yo...

—No debes decírmelo si es necesario —le detuvo el actor.

Lidia hizo una mueca.

—Independiente de los términos en los que lleguemos a quedar luego de esto... ya no quiero más mentiras y secretos —sinceró compartiendo una mirada con él.

Grant asintió.

—Conocía a este chico desde mis quince años... su madre y la mía fueron mejores amigas en la infancia y luego de estar separadas por tantos años se reencontraron cuando yo tenía esa edad —pellizcó la punta de sus dedos intentando concentrarse en otra cosa que no fuera el ardor que acrecentaba en su pecho—. Él tenía diecisiete, era extrovertido, el popular... el típico adolescente que se comportaba como basura...

—¿Te enamoraste de él?

Lidia rió secamente y negó.

—Dios no. Por suerte no lo hice. No era mi tipo. Además yo era una niña, solo me centraba en mis asuntos, como la escuela, escribir música y cuchichear con mis amigas... no tenía mayor relación y contacto con él además de estas veces en que él y su madre iban a cenar a mi casa o viceversa... —suspiró al sentir como la voz comenzaba a flaquearle—. Un día fueron a casa, pero en algún momento su madre y la mía fueron a la tienda por un par de cosas para preparar la cena... yo estaba en mi habitación y acababa de salir de tomar una ducha...

Grant cerró sus ojos con fuerza comprendiendo por dónde iba aquello. Y no le gustaba nada. No le gustaba la forma en que Lidia forzaba su voz para que esta se siguiera manteniendo firme, ni como pestañeaba intentando alejar las lágrimas. Y no, no era solo porque fuera ella, porque si se tratara de cualquier otra persona contando su historia se sentiría igual. Pero tal vez si había un poco de diferencia, porque conocía a Lidia.

—Él entró en mi habitación y... y-yo... me forzó. Era más grande que yo, así que no le costó mucho sostenerme por las muñecas y separarme las piernas para meterse entre ellas...

—Lids... —intentó acercarse a ella, pero Lidia negó.

—No le dije a mi madre. No me veía capaz de enfrentarme a ella y decirle lo ocurrido. No sabía si me creería y si lo hacía, no me atrevía a ver como la única amistad que tenía en años se rompía por mí. No era un momento fácil para ninguna y ella necesitaba con quien distraerse.

—¿Incluso si tu debías seguir sufriendo?

Lidia asintió.

—Era una niña, era manipulable, y él me hizo sentir que todo fue mi culpa —murmuró.

—No lo fue —negó Grant.

—No, no lo fue. Ahora lo sé.

—Fue él ¿No?

—No sé como... hace años que no lo veo. No he vuelto a mi ciudad, si mi madre me quiere ver o yo a ella, viene directo acá... cuando me atreví a decirle a mi manager de la amenaza ella comenzó a moverse y contrató de todo. Cuando te dije todo eso, aún no sabía que era él, aún ni siquiera mi manager lo sabía, pero estaba aterrada. Una parte de mí no quería que me arrebataran una de las cosas más importantes de mí. No otra vez. No quería verme forzada a tener que desnudarme a flor de piel...

Suspiró fuertemente cubriéndose el rostro con las manos por largos segundos.

—Así que lo hice. Te hice creer cosas que no eran ciertas y te dejé sacar conclusiones que eran erróneas... y arriesgué más de lo que creí arriesgaría —le observó—. Luego cuando pude respaldar e inscribir cada una de mis canciones lograron rastrear y descubrí que era él. Lo reconocí enseguida... es difícil olvidar a tu abusador... estaba aterrada. No quería que volviera. No quería que se metiera una vez más en mí vida solo porque había oído que finalmente me estaba yendo bien con un chico a la primera que lo intenté.

Cuidadosamente Grant se acercó a ella, pero no puso ninguna mano sobre Lidia. No quería incomodarla, pero si quería que supiera que estaba para ella.

—Yo... realmente te quería —Lidia susurró por lo bajo, avergonzada.












▃▃▃▃▃▃▃▃












AUTOR'S NOTE

odiamos a los hombres
que les quema ver a mujeres
tener éxito e independencia
y que están intentando curar heridas!!!!





©️ 2022 | PRFCTGUSTIN

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top