Veintitres | La inocencia de Jake

Adam

En dos semanas era Navidad, mi vuelo salía mañana a las cuatro de la tarde. Me ponía nervioso pensar en irme de casa. En dejar a Jake, a mi madre y mi hogar. Mi habitación estaba casi vacía. Mis bolsos estaban al costado de mi cama. Mi teléfono emitió un sonido, me había llegado un mensaje, era de Diana.

Diana;
Me alegro que Jake haya disfrutado el regalo, también extraño estar en casa.
Extraño tu compañía y la buena música.

Más abajo, había una fotografía de ella. Era de cuerpo entero, salía de fondo de una librería, ella salía sonriendo de una manera diferente, podía decir que era una sonrisa verdadera. Nada podía ser fingido en esa fotografía. Estaba abrigada, tenía un gorro de lana en su hermoso cabello. No podía dejar de verla, se veía increíble, llena de vida. Eso era lo que quería para ella.

Quise responderle lo que tenía en mente, deseaba decirle lo hermosa que se veía, por mi mente pasaba una y otra vez las ganas que tenía de verla, pero ese viaje era solamente para ella, para poder avanzar y dejar todos sus fantasmas en el pasado.

Adam:
Te mandaré un mix que he estado creando, creo que te gustará.

Esperé a su respuesta pero no llegó. Quizás estaba ocupada. Me gustaba como estaba nuestra relación. Todo iba con calma, estábamos siendo amigos, respetando nuestros tiempos de sanación, ella con lo suyo y yo tratando de asimilar lo de mis padres.

Le envié un mensaje a Marlee, no quise decirle por teléfono que ocurría, quería decirlo todo de frente. Haber trabajo aunque sea un poco me había dado dinero que iba a necesitar en Londres. Mi madre estaba trabajando, Jake andaba en la escuela, así que decidí ir a la cafetería.

Albert estaba en frente, limpiando la entrada, me sonrió cuando me vio.

––Hola muchacho, no sabía que hoy venías a trabajar.

––De hecho, vengo a renunciar –– aclaré mientras me dirigía al lugar –– Pero mejor hablemos adentro.

Albert parecía preocupado, dejó la escoba en una esquina y entramos. Maggie estaba revisando unos papeles, a su lado Marlee limpiaba las mesas. Eran un buen equipo.

––¡Adam! Me alegra verte –– decía Maggie dándome una radiante sonrisa –– ¿Cómo estás cariño? Ven, siéntate.

Me senté en una silla y comencé hablar.

––Vengo agradecerles por el tiempo que trabajé, pero creo que no podré seguir.

Maggie se quedó en silencio, miró a su marido en busca de respuestas, pero él no dijo nada.

––¿Ocurrió algo? Podemos cambiarlo cariño.

––No ocurrió nada Maggie, solo qué me voy a Londres a estudiar y no podré seguir trabajando.

Su cara cambio de inmediato, se sentó en frente y tomó mis manos.

––¡Londres! Eso es increíble, Adam –– decía dándome una sonrisa ––Por un momento pensé que te habíamos hecho pasar un mal rato.

––No, claro que no - respondí –– Fue la mejor experiencia trabajando con ustedes.

Albert soltó una risa y me dio un apretón de manos. Se sentía bien haber creado esto, tenerlos como amigos. Mientras llegaban los clientes pensaba en mi plan, tenía un boleto escondido a Nueva York, había quedado en verme con Gabriel, pero sabía que si llegaba allí, iba a querer verla.

Agarré mi teléfono y lo llamé.

––¡Adam! Que gusto saber de ti, ¿Cómo estás?

Me apoyé en una silla.

––Bien, preparando mi viaje, quería hablarte sobre eso.

––¿No vendrás? –– respondió en tono triste.

Me tomé unos segundos en responder.

––Haré el viaje.

Gabriel emitió un ruido de felicidad.

––¿Lo dices enserio? Claro que sí, ¡Dios! Adam, estoy muy emocionado por verte y conocerte más –– respondió animado –– ¿Que hizo que cambiarás de opinión?

––No sé, sólo lo decidí, ¿Nunca has hecho una locura en tu vida?

Gabriel soltó una risa nervioso.

––La verdad es que no, pero no es no lo quiera hacer. Nunca he tenido el impulso o quizás alguien que me ayude hacerlo.

––Para eso estoy hermanito –– respondí mientras sonreía –– Cómo hermano mayor debo enseñarte todo lo que sé.

––Gracias por todo esto Adam, sé que no fue fácil para ti llegar a conocernos, a nuestros padres y también a la abuela –– decía por el otro lado de la línea –– Pero sé qué haces un intento.

Solté un suspiro, saqué un cigarro que tenía en mi chaqueta y lo encendí. Era lo único que lograba calmar mi ansiedad al momento de pensar en mi familia.

––Gracias Gabriel, voy a dejarte pero nos veremos pronto. Te aviso cuando compre el pasaje a NY.

––Nos vemos Adam, buen viaje.

––Nos vemos hermano.

Y colgué dando un largo suspiro, miré el correo que me había llegado hace unos días atrás, mi viaje a NY estaba confirmado, solo debía ir y buscar a mi hermano. Y si el destino lo quería, poder verla. ¿Era egoísta lo que estaba haciendo?

Miré hacia adentro del local, Albert atendía con una gran sonrisa a los clientes mientras que su esposa y sobrina preparaban.

––Si nos hubieras avisado cariño, te tendríamos una fiesta de despedida –– decía Maggie con tristeza.

––No te pongas así, volveré en vacaciones de invierno. Puedes hacer lo que quieras cuando vuelva a casa.

Ella me sonrió, agarró mis manos y me dio un abrazo.

––Ve y conquista el mundo Adam –– decía Maggie con entusiasmo.

Albert y Marlee me dieron un abrazo silencioso, pero ella me acompañó hasta la puerta.

––Gracias por venir a trabajar con nosotros y por ser un buen amigo –– decía ella sonriéndome.

Asentí y la besé en la mejilla.

––Gracias Marlee, por todo.

Volví a casa con una buena sensación, todo iba a salir bien. Mi viaje a Londres me iba a dar una oportunidad de crecer, conocer a Gabriel me iba abrir puertas a la familia que aún no terminaba de conocer. Si me ponía a pensar, nunca me había sentido tan completo.

Mi madre estaba preparando la cena, sonrió cuando me vio entrar.

––Adam, ¿Cómo te fue en la cafetería?

Me acerqué a ella y la besé en la mejilla.

––Maggie no quería que me fuera - respondí mientras me comía una manzana –– Pero lo demás estuvo bien, querían una fiesta de despedida.

Mi madre sonrió mientras cortaba unas verduras. Miraba lo que hacía pero por dentro aún pensaba en lo que iba hacer en los próximos días.

––Me alegro Adam, ¿Por qué tienes esa cara?

––Antes que me digas algo, esto lo hago para conocer mejor a Celine y Jonathan. No lo hago por ella.

Ella dejó el cuchillo de lado y me miró de frente.

––Vas a ir a Nueva York, lo sabía - decía mientras volvía a lo suyo.

––No planeo arruinar su viaje mamá, quiero conocer a Gabriel.

Ella me miró bastante seria, volvió a dejar el cuchillo y me acarició la mejilla dándome una suave sonrisa.

––Cariño, yo nunca podría obligarte a no conocerlo. Nadie pensaría que le vas arruinar su viaje a Diana. ¿Por qué piensas eso?

Me apoyé en la pared frustrado.

––No sé mamá, es que por la forma en que dejamos lo nuestro, siento que si voy allí y la sorprendo, siento que lo arruinaría todo.

––¿Por qué piensas eso?

––No sé, solo lo pienso.

––Está mal que pienses así hijo –– decía dando un suspiro –– Los dos están haciendo cosas para el desarrollo de cada uno, para tener la mejor versión de uno mismo.

Le sonreí, mi madre siempre tenía las mejores palabras para darme ánimo.

––¿Cuándo es el viaje? - volvió hablar.

––Hoy.

––¿¡Hoy?! Adam, ¡Dios mío! ¿Compraste un pasaje hoy mismo? Estás muy relajado para que el viaje sea hoy.

––Es en la noche mamá, aún me quedan horas para prepararme –– respondí mientras me reía.

––¡No te rías! No vuelvas a comprar nada con tan poco tiempo –– decía mientras miraba el reloj –– Ve a buscar a tu hermano, yo preparé la mesa y te dejare comida para el viaje.

***

Estaba esperando afuera de la escuela, cuando Jake salió aferrado a su mochila, en su mano traía su juguete favorito, era Capitán América. Cuando me vio, me dio un gran abrazo, desde que supo que viajaré pronto, siempre me abraza más, las horas que pasaba frente al televisor, ahora las pasa conmigo.

––Te diré una cosa y quiero que la adivines –– le dije mientras le tomaba la mano.

––¡Me gusta adivinar!

––Está bien, la palabra es Nueva York.

Se quedó unos minutos en silencio tratando de pensar.

––¿Irás a Nueva York? –– decía confundido

––¿Cómo lo adivinaste? –– dije mientras lo miraba.

––¡Soy muy bueno adivinando! Pero pensé que irías a Londres.

––También iré allí, solo que viajaré a Nueva York a conocer a Gabriel, ¿Te acuerdas de él?

-––¿Tu otro hermano?

––Exacto, iré allí para conocerlo. Ya que es el único que aún no he conocido.

––Pero, ¡Espera! Allí es donde está Didi, ¿También la verás? –– decía entusiasmado.

Sonreí cómo el.

––Si es que el destino lo quiere la podré ver.

––¡Claro que podrás! El destino quiere que estén juntos, de hecho sé cosas -–– decía mientras iba moviendo su juguete.

––¿Cosas? ¿Qué es lo que sabes, pequeño?

––Tu y Didi estarán juntos hasta cuándo sean muy altos.

––¿Altos? ¿Dirás adultos?

––¡Si! Eso, serán adultos y estarán juntos.

Llegamos a casa y Jake corrió hacia donde estaba mamá, sonrió al verlo. Me quedé pensando en lo que me había dicho, ojalá tuviera la inocencia de mi hermano y poder creer que si íbamos a estar juntos.

Si quieren saber más de mi, pueden encontrarme en las siguientes redes.

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