Veintisiete | Hermanos

Adam 

El camino del departamento de Diana al hotel fue corto. El de la recepción se quedó viéndome unos segundos.

––¿Usted es turista, ¿verdad?

–– No, pero llegué anoche –– le respondí de vuelta.

––¡Lo recuerdo! Pensé que había pasado la noche en nuestro hotel, ¿Hubo algún problema?

–– No, ninguno –– respondí –– Solo que... pasé la noche en otro lugar.

Solté una risa un poco nervioso, al igual que él, entendiendo completamente todo.

Subí las escaleras a la habitación, me quedé viendo las cosas un momento. No había sacado nada, agarré mi bolso y bajé al primer piso del hotel. Le envié un mensaje a mi madre, ya que estaba preocupada e incluso le mandé una foto – cosas de madres – le pagué la noche al de la recepción y salí al departamento.

Mientras caminaba hacia mi nuevo destino, pensaba en lo que me estaba esperando. ¡Iba a conocer a mi hermano! Estaba preparado, pero estaba muy nervioso, no sabía cómo hablar con él, por teléfono era muy diferente.

Entré al edificio de Diana y me acerqué al de recepción.

–– Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarlo? Creo que lo vi anoche.

–– Si, fui al departamento de Diana Fuller – le respondí.

El asintió y me dio una sonrisa.

––¿Usted es Adam Miller? La señorita me acaba de informar que suba, no hay ningún problema señor.

–– Muchas gracias –– caminé hacia allí nuevamente.

Mientras iba subiendo las escaleras volví a pensar en mí, tenía muchas ganas de conocer más sobre mi familia, pero me aterraba saber cómo iba a reaccionar él al verme. ¿Cómo debería ir vestido? ¡Dios! No tenía nada nuevo.

Toqué la puerta y escuché la voz de Diana, al abrir me quedé mirando su nueva ropa, se veía más libre. Llevaba puesto un vestido floreado, unos zapatos bajos y tenía algo que no esperaba ver; el collar que le había regalado.

Entré y le sonreía mientras estaba pegado en mis pensamientos.

––¡Que rápido! Puedes dejar tus cosas en esa habitación, yo estaré lista en unos segundos.

–– El collar, ¿Aún lo tienes? Pensé que... –– comencé a balbucear.

––Oh, nunca podría dejarlo –– respondió ella dándome una sonrisa –– ¿Estás bien? Te ves un poco pálido.

–– Si... No, ¿Un poco nervioso? No lo sé, todo esto es nuevo para mí.

Ella se puso en frente y me dio un abrazo, solo se quedó allí unos segundos, por un momento pensé que no iba hacer nada, pero cerré mis ojos y logré tranquilizarme, los nervios se fueron de a poco.

La abracé de vuelta.

–– Gracias por eso Diana, creo que lo necesitaba.

Esperamos unos minutos a su amiga, Diana tocó la puerta del departamento y en unos segundos ella la abrió.

––¡Ya voy! –– una voz se escuchó del otro lado de la puerta.

Al abrirla, estaba su amiga vestida un poco más diferente. Llevaba una falda color café, una blusa elegante blanca. Nos fuimos conversando todo el camino mientras llegábamos al lugar. Melek era muy simpática, se veía alegre y se notaba que era buena amiga de Diana.

––¿Vives aquí sola Melek? –– le pregunté a ella.

Ella me sonrió mientras daba un largo suspiro.

––Si, por el momento –– respondió –– Mi hermano vendrá a visitarme unos días, antes que me vaya a la universidad.

Fue una conversación bastante entretenida, hablábamos de muchas cosas. Diana nos contaba cosas de ella, Melek un poco de su cultura y yo solamente asentía y les sonreía.

***

Caminamos durante varios minutos, Diana iba admirando el lugar, se veía tranquila. La mayor parte del tiempo la miraba a ella, no miraba a la ciudad, no podía no verla, era imposible no verla. Su amiga iba en silencio, de vez en cuando me encontraba viendo a Diana, solamente me daba una risa nerviosa sin que ella se diera cuenta.

Llegamos a un edificio bastante elegante, en la recepción había una mujer bastante joven, nos vio y nos sonrió.

–– Bienvenidos, ¿Tienen alguna cita? –– decía ella mirándonos.

–– Si, mi nombre es Diana Fuller, vengo a terapia con el doctor Martin,

Ella tecleó algo en su computadora, se quedó unos minutos para confirmar la información.

––Perfecto, me podrían decir sus nombre y su parentesco con la paciente –– decía ella mirándome y luego a Melek.

– Claro, Adam Miller y soy su amigo. Si, somos amigos – respondí nervioso.

La mujer me sonrió y anotó mis datos, Diana estaba riendo.

– Soy Melek Ozturk, amiga de Diana –– respondió ella amable.

–– Pueden pasar, es en el quinto piso y la sala es la 520.

Comenzamos a caminar hacia el ascensor. Apretamos el número y me quedé en silencio, asimilando que estaba a unos segundos de conocerlo.

–– Adam.

––¿Si? –– respondí volviendo a la realidad.

Ella me sonrió, se acercó y me besó los labios.

–– Un paso a la vez, todo irá bien –– aclaró ella –– Y recuerda, estaré a tu lado todo el tiempo.

Asentí y la besé de vuelta. Las puertas del ascensor se abrieron y comenzamos a buscar la sala, al parecer era la última, ya que se escuchaban voces y conversaciones, cuando entramos había mucha gente, de diferente edad.

––¡Diana! ¿Cómo estás? Qué bueno verte querida –– una mujer se acercó a ella y la saludó –– Un gusto, soy Regina.

–– Un gusto, soy Adam –– le respondí amable.

–– Y yo Melek, amiga de Diana –– respondía su amiga sonriendo a todo el mundo, mientras que daba un beso a cada mejilla.

Nos dirigimos a unas sillas blancas, en una esquina había dos hombres un poco más grandes que yo, solamente hablaban entre ellos, la mujer, Regina estaba mirando a la ventana pero se le formó una gran sonrisa cuando dos mujeres entraron a la sala.

––¡Daniela! ¡Marie! Pensé que no iban a llegar –– decía ella.

¿Quizás eran sus hijas? No sé, Diana me sonreía de vez en cuando.

––¿Cuándo crees que llegue Gabriel? –– le pregunté.

Diana subió sus hombros, le sonrió a Melek un momento y me miró.

–– No sé, quizás viene en camino –– respondió.

Melek se sentó al lado izquierdo de Diana, yo estaba al derecho. Todo estaba en orden, hasta que de un minuto a otro llegaron muchas personas, dos médicos. Recordaba al hombre, estuvo en Ohio, la mujer no la reconocía, detrás de ellos venían más personas, incluso dos adultos mayores que venían conversando con alguien que tenía el cabello blanco.

Era él. Tenía que serlo, era igual a Jonathan y a mí.

––Mierda, ¿Él es mi hermano? –– le susurré a Diana.

Ella miró hacia la entrada y me sonrió, le hizo una seña a él para que se acercará. Al parecer no se había dado cuenta quién era yo.

Tomé aire y solté un largo suspiro.

Vamos Adam, tu puedes.

––¡Diana! Que alegría verte –– decía él mirándola –– Te ves muy bien, ¿Cómo estás?

–– Muy bien, he tenido muy buenos días –– respondió –– Te presento a mi amiga Melek.

Gabriel saludó a Melek, ella claramente siendo muy amable. Yo seguía en blanco, asimilando que lo tenía en frente.

–– Te quería preguntar una cosa, ¿Sabes si vendrá Adam? Es que estoy un poco nervioso por conocerlo.

Me quedé inmóvil, de hecho sentía como si no estuviera aquí. Veía a mi hermano, lo tenía de frente y no podía hablarle. De pronto, sentí que alguien apretó mi mano y me habló.

––Gabriel, te presento a tu hermano, Adam.

Él se quedó mirándome unos segundos, asimilando que si era real. Estoy casi seguro que yo tenía la misma cara que él. Nos mirábamos y veíamos que éramos iguales, teníamos similitudes entre nosotros o entre Celine y Jonathan.

––¿De verdad estás aquí? ¡No puedo creerlo! –– decía Gabriel mientras me sonreía –– ¿Te puedo abrazar? ¡Dios! Eres mi hermano.

Asentí, me abrazó y fue como un rompecabezas. Me uní a él de una forma extraña, me agradaba la sensación pero a la vez me aterraba.

–– Tampoco puedo creer que estás aquí –– le respondí –– No tengo idea como hablarte.

–– Hablemos luego, la sesión ya va a comenzar.

Asentí y le sonreí.

El médico de Diana se levantó y comenzó hablarles a todos.

–– Me alegra mucho ver esta sala llena de familiares, está sesión será más abierta a todos, veremos los cambios que han tenido y las caídas que han tenido, ¿Algún voluntario?

Una mujer quiso hablar. Era hermana de uno de los tipos, decía que estaba muy feliz de verlo mejor, pero que aún sentía el miedo de que el empeorara. Creo que se llamaba Mike, se levantó y comenzó a explicar lo que le había ocurrido, todos estábamos atentos a su historia.

Diana estaba mirándolo, pero movía despacio su pierna y jugueteaba con sus dedos. Estaba nerviosa, puse mi mano en su rodilla, me miró y me dio una pequeña sonrisa. Melek parecía estar muy atenta a cada historia.

Luego se presentó una de las hijas de Regina, hablaban del problema del alcohol que tenía la mujer, ella se veía triste, pero estaba muy atenta a lo que decía su hija, la otra doctora estaba anotando todo lo que hablaban.

Ahora le tocaba a Gabriel o quizás Diana. Cualquiera de los dos me ponía nervioso.

–– Gabriel, tu turno –– decía el médico de Diana.

El toco aire y lo soltó.

–– Hoy no pudo venir nadie de mi lado, pero Diana me va a compartir su familiar –– decía con entusiasmo –– Hoy conocí a mi hermano.

Me apuntó y todos me vieron, me sonreían, me sentía un poco nervioso.

––¿Cómo te hace sentir haberlo conocido? – decía la otra mujer.

–– Muy nervioso, pero a la vez feliz – decía Gabriel con alegría.

El médico de Diana me miró un momento.

––¿Te podrías presentar un poco? Para conocerte.

–– Claro... Soy Adam, vengo de parte de Diana y ahora de Gabriel, mi hermano... Es bastante extraño... –– Solté una risa nervioso.

Diana estaba a mi lado, me sonreía dando su apoyo.

–– Comenzaré con Diana primero, ¿Cómo ha sido el avance que ha tenido?

Aclaré mi voz y la miré unos segundos.

–– Ha sido algo muy bueno, de hecho ahora la veo y me gusta verla así.

Martin se acomodó y me miró unos segundo, atento a mi comentario.

––¿Así como? – preguntó.

–– Libre, sin ataduras –– respondí mirándola mientras le sonreí –– Es como si fuera otra persona, pero en el buen sentido, claro.

Todos los acompañantes sonreían, Diana estaba en silencio, cuando levantó su mirada le caía una pequeña lágrima.

––¿Cómo te hace sentir eso a ti? Cómo su amigo.

Su amigo era lo único que no quería ser.

–– Estoy muy orgulloso de todo lo que ha hecho, fue un camino duro y oscuro pero logró llegar a la luz.

Me aplaudieron, les sonreí a todos agradeciéndoles. Me senté y esperé unos segundos para mirarla, ella estaba jugueteando con sus manos.

–– Tu eres nueva, ¿Verdad? –– decía el médico apuntando a Melek.

Ella sonrió y se levantó mirando a todos, al parecer era muy buena con la multitud.

–– Sí, soy Melek. Vengo de parte de Diana, la conocí hace tres meses –– añadía ella en tono serio.

–– Dime, ¿Cómo la has visto en ese tiempo?

Ella asintió y siguió hablando.

–– Puedo ver un cambio, ya que al principio estaba más cerrada a todos – decía mirando al médico y a Diana –– Ahora se ve mucho mejor, más alegre, dispuesta a mejorar.

Melek le sonrió a Diana, se veía que se agradecían con la mirada. Ella se sentó y me quedé viendo un momento a Diana, parecía estar nerviosa, diría que le pasaba otra cosa más, pero no sabía que.

––¿Estás bien? –– le susurré.

Ella me miró y me sonrió.

–– Gracias Adam –– respondió susurrando –– También estoy orgullosa de ti.

Si quieren saber más de mi, pueden encontrarme en las siguientes redes.

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