Veinticuatro | Estrellas

Diana.

En mi mente pasaban muchas cosas a la vez, mi viaje a Australia era en tres días, me tenía muy emocionada ir allí y conocer a nuevas personas. Por otro lado la Navidad era en dos semanas, la iba a pasar sola, no me aterraba estar así, de hecho me sentía feliz de poder hacer ciertas cosas por mi cuenta.

Y finamente, la invitación de Connor, me tenía nerviosa ir a ver las estrellas, ¡Las estrellas! ¿Cómo tenía que ir vestida? ¿Elegante? ¿Casual? ¿Muy casual? ¿Podía ir en pijama y llevar mi frazada?

Miré mi closet, no había mucho que coincidiera con una salida así. Tenía unos vestidos muy floreados, con muchos colores, unos jeans muy anchos, ropa que no tenía nada que ver con algo tan elegante como ir a ver unas estrellas. Connor no me había dicho nada, solamente me iba a venir a buscar al departamento.

Agarré mi teléfono y llamé a Melo, necesitaba de su ayuda, pero el timbre me interrumpió, al abrirla me tope con ella.

––¡Estamos sincronizadas! Te venía a ver –– decía ella sonriéndome. Me dió dos besos en la mejilla, uno en cada lado.

––¿Que necesitas? –– decía mientras se sentaba en el sillón.

––¡Ropa! Creo, estoy en crisis –– le respondí –– Connor me invitó a una conferencia de su universidad.

––¿Una conferencia? Que aburrido, pensé que era romántico –– decía decepcionada.

––¡Para ver las estrellas Melo! Me invitó a ver las estrellas.

Su cara cambió en segundos.

––¡Que romántico! Está bien, está bien –– decía tratando de encontrar una solución –– Tengo un vestido en mi departamento que podría servirte.

––¡Por eso eres la mejor! –– decía mientras le daba un abrazo.

Fuimos a su departamento, ella abrió la puerta y me mostró su mundo. Melo entró a una habitación y despareció mientras que yo admiraba el lugar. Todo era completamente diferente, había mucho más color, más vida, unas luces adornaban muebles, había una gran planta en una esquina.

––¡Ven! Aquí en mi habitación –– decía ella desde el otro extremo.

Caminé hacia allí donde estaba ella, tenía su closet abierto donde miles de vestidos se veían, de todos los colores posibles. Melo usaba muchos de ellos, nunca podrías verla en un color oscuro.

––¡Tengo este! Lo compré hace una semana, pero nunca me lo probé –– decía mientras me lo entregaba.

Era un vestido negro, ajustado con un poco de brillo. Fui al baño y me lo probé, cuando me quedé frente al espejo me sorprendí, me gustaba mucho como me veía, me sentía segura y feliz.

Nunca me había sentido así.

––¿Diana? ¿Todo bien con el vestido? –– la voz de Melo hizo que reaccionara.

No le quise responder, abrí la puerta y me quedé allí esperando su respuesta.

––¿Y bien? Creo que me gusta –– respondí.

––Wow ¡Te ves hermosa! –– Decía ella sonriéndome –– Connor se va a desmayar cuando te vea.

Me sonroje pero no del todo.

––Creo que ya tengo el vestido –– dije mientras volvía al baño a cambiarme.

Miré el reloj, eran las cuatro de la tarde. Con Melo nos quedamos en su habitación mientras sonaba un mix que tenía en su teléfono, yo no conocía muchos artistas, los únicos que conocía era a Taylor Swift y a Arctic Monkeys y bueno, a Radiohead por razones obvias. Ella estaba en su cama estirada, y yo a su lado mirando sus cosas.

––¿Has escuchado ese álbum? Hay mucha historia detrás de él –– decía Melo mientras escuchábamos a Taylor Swift.

Melo estaba mirando un libro, más bien lo admiraba.

––Nunca había escuchado nada de música, la verdad –– dije mientras hojeaba un libro –– De hecho, gracias Adam he conocido a otros cantantes o bandas.

Ella me sonrió.

––¿Has hablado con el últimamente?

Solté un suspiro y asentí.

––Si, estos días ha conocido un poco más a su familia y viajará a Londres en unos días.

––¡Que genial! ¿No se han visto por cámara o algo así? Quizás aún se amen –– decía con una sonrisa.

Le respondí con una sonrisa.

––Siempre estaré agradecida de Adam, me sacó de un lugar que no pensé que iba a salir. Así que siempre lo voy amar –– respondí mientras lo recordaba –– Y no, no nos hemos visto, pero nos hemos enviado unas fotos.

––¿Fotos? ¿No dirás fotos prohibidas? –– decía ella con una mirada coqueta.

––¡Claro que no! Solamente unas fotografías de Navidad. Ya que le envié un regalo a su hermano pequeño.

Saqué mi teléfono y le mostré la foto, Melo sonreía mirándolos.

––¡Qué lindo el pequeño! Se parecen muchísimo –– decía ella sonriendo –– Ahora veo porque tus ojos brillan.

La miré confundida.

––¿Cómo?

––Los ojos brillan de una manera increíble, sobre todo cuando vemos algo que nos gusta. Y se nota que aún te gusta Adam.

Sonreí, más bien me sonroje.

Miré mi teléfono y sonreí al ver un mensaje de Adam, uno inesperado y un poco confuso.

You're the closest to heaven that I'll ever be
And I don't want to go home right now.

Melo miró conmigo el mensaje, pero las dos nos quedamos confundidas al verlo.

––¡Qué lindo! – decía ella mientras apoyaba su cabeza en mis hombros –– ¿Cuando encontraré el amor?

Le respondí con una sonrisa.

––Cuando menos te los esperes, llegará para que tengan su historia romántica. Tal como te la mereces.

Me gustaba mi vida, me gusta lo que había creado, mis amistades – aunque fueran pocas – el proceso que había creado aquí alejada de mis fantasmas, la confianza que había creado en mí y por sobre todo, que me estaba aceptando tanto físicamente como psicológicamente.

––¿A qué hora vendrá Connor por ti? –– decía Melo.

La miré y solté una pequeña sonrisa.

––En dos horas –– respondí mientras miraba mi reloj –– Me iré a preparar, gracias por el vestido, ¿No crees que sea muy elegante? Nunca he ido a una conferencia o algo parecido.

Melo se levantó de la cama al igual que yo, me sonrió y me dio un abrazo.

––Para nada, ese vestido fue creado para ti, si no te gusta el negro, tengo uno azul pero es un poco más suelto, ¿Lo quieres ver?

Volvimos a mirar en su closet, había ropa de muchos estilos, casuales, elegantes y algo más normal. Malo sacó un vestido simple de color azul.

––Creo que me quedaré con el azul, no me gustan mucho los colores tan oscuros.

Ella guardó el vestido anterior y me sonrió.

––Si no te gusta, tengo uno rojo. Mi madre siempre dice que con este color se hace una entrada elegante. Todo el mundo va a recordar a la chica de rojo.

Sonreí, también me gustaba ese color.

––Me llevaré los dos, gracias por la ayuda Melo –– le respondí dándole un abrazo –– Te avisaré cuál usaré.

Me despedí de ella y salí de su departamento, fui al mío y comencé arreglarme. Colgué los dos vestidos mientras ponía un mix de música que tenía, comenzó a sonar la melodía mientras me arreglaba el cabello, lo tenía un poco más largo, me gustaba como se me veía.

Me puse el vestido azul y me di unas pequeñas vueltas frente al espejo, me gustaba pero sentía que era muy oscuro a cómo me sentía últimamente. Luego me cambié al rojo, dónde me quedé mirando unos segundos de más al espejo, creo que me iba a quedar con el rojo.

Me puse brillo en los labios, no me puse nada más. Sonreí mientras me arreglaba, ya había pasado un tiempo desde que no hacía algo lindo por mí, por ejemplo verme bien.

Se sentía bien hacer todo esto.

***

Pasó el tiempo y el sonido del timbre llegó a la hora. Caminé hasta allí con nervios, abrí la puerta y allí estaba Connor con un traje azul, sonriendo pero se quedó serio un momento cuando me vio.

––Wow, te ves muy bien Diana –– decía él con una sonrisa.

––Gracias, tu tampoco estás mal –– respondí.

––Vamos acordes a la ocasión – decía este mientras se daba una vuelta –– ¿Nos vamos?

Asentí y fui en busca de un abrigo bastante largo, agarré mis llaves y salí del departamento dispuesta a que lo que saliera hoy, todo fuera bueno.

Pero tenía un presentimiento, algo mucho mejor iba a ocurrir, pero no sabía qué.

Llegamos al lugar, no era muy lejos de donde vivíamos. La universidad de Connor era bastante grande y llamativa. Tenía una gran entrada, dónde había un guardia saludando a los que iban entrando.

––¡Señor Jones! Me alegra verlo –– decía el guardia –– Sus puestos están reservados.

––Gracias Gregory, nos vemos adentro.

Connor le agradeció y entramos al lugar, era una habitación bastante grande, dónde habían unas sillas con forros blancos y negros, al frente había una gran tarima y a su lado un cartel que indicaba lo que iba a presentar.

––En la segunda fila deberían estar nuestros asientos ¿Te traigo algo? –– preguntó Connor.

Lo miré y le sonreí.

––Agua estaría bien, gracias –– le respondí mientras buscaba los asientos.

Todo era muy delicado y a la vez elegante, de a poco comenzaron a llegar más invitados, cada vez más elegantes, sentía que todos quedaban viendo a cómo iba vestida, por ningún momento pensé en algo negativo, si no que pensaba en lo que Melo me había dicho. Hoy iba a ser la chica de rojo y eso me gustaba.

––Aquí tienes, ¿Te gustó el lugar? –– decía Connor mientras nos sentamos.

––¡Me gustó mucho! ¿Cuándo comenzará la conferencia? –– pregunté.

Connor miró su reloj y levantó sus hombros.

––Se supone que en diez minutos, pero aún faltan invitados, ¿Todo bien?

Asentí.

––Sí, pero siento que todos me están viendo, ¿Tengo algo en el vestido?

Connor me vio unos segundos y me dio una pequeña sonrisa.

––No tienes nada malo Diana, solo qué...

––¿Qué?

––Te ves muy linda con ese vestido y todos piensan lo mismo.

Le sonreí.

Mientras los demás invitados se sentaban, un caballero mayor bastante elegante se acercó al micrófono.

––Bienvenidos a la conferencia, en unos minutos vamos a comenzar –– decía mientras hablaba por el micrófono –– Los invito a qué busquen sus puestos.

De a poco todos ellos hicieron lo que pidió, la sala ya estaba casi llena. Solamente quedaban los asientos de atrás y unos pocos de adelante.

La conferencia había comenzado, todos estábamos atentos a lo que la nueva persona hablaba, comenzó hablando de la universidad, todos estaban atentos pero al parecer Connor estaba un poco nervioso.

––¿Estás bien? –– le pregunté.

El me miró y asintió.

––Si, solo qué... Si te digo sería un spoiler de lo que va a pasar.

––Ahora necesito saber.

Pero alguien nos interrumpió.

––Ahora con algo más interesante –– denle una bienvenida al alumno Connor Jones.

Él se levantó dando un largo suspiro, todos aplaudieron al verlo. Comencé aplaudir y esperé a ver qué iba a ocurrir.

––Gracias por los aplausos, aún no han visto nada –– decía con una sonrisa –– Quiero agradecer a todos por venir a la exposición de las estrellas. Vamos a conocer un poco más sobre ellas, en la investigación de esta universidad hemos conseguido obtener nuevas imágenes.

De pronto, detrás de él se mostraron unas imágenes de estrellas. Todo se veía muy hermoso y brillaban de una manera increíble, a pesar de ser imágenes.

––Claramente aquí no se ven como cuando las descubrimos, pero luego en la azotea las podrán ver mejor en los dispositivos que tendrán para usar –– Aquí están las estrellas, Sirio, Canopus y Arturo.

Todos estaban asombrados, mentiría si dijera que no lo estuviera. Por qué si lo estaba, me gustaba muchísimo conocer un poco más de la naturaleza, sobre todo si era de las estrellas. Connor estaba mostrando y explicando de una forma muy natural, de vez en cuando coincidíamos en las miradas, me sonreía y seguía presentando.

––Finalmente, estás estrellas son las más brillantes de todas, hay algunas que se pueden ver durante el verano –– decía terminando su presentación –– Ahora los invito a todos a subir a la azotea a verificar por sus propios ojos, lo increíble que son ver las estrellas.

Todos aplaudimos, Connor se quedó allí mirando a todo el mundo mientras le agradecía con la mirada. Se comenzaron a levantar de a poco caminando hacia la azotea, Connor bajó de la tarima y se acercó hacia mí.

––¿Y bien? ¿Vamos a la azotea?

Caminamos hasta allí, dónde había muchos telescopios apuntando hacia una dirección exacta en dónde se podían ver las estrellas, todos estaban sorprendidos con verlas, se podían oír cumplidos hacia la universidad o directamente hacia Connor.

––¡Buen trabajo Sr. Jones! Esto no se ve en cualquier parte, le dejo una tarjeta –– decía un señor un poco más joven.

Connor se la recibió con educación. Cuando él se fue, se mostró muy emocionado.

––Dios, no esperaba obtener esto –– decía aún sin creerlo.

––¿Qué?

––Ese señor es jefe del área de astronomía, de la mejor universidad del mundo, si logro obtener una buena reunión con él, podría mudarme a Harvard.

––¡Eso es genial Connor! Sería una gran oportunidad para ti.

Logré acercarme hacia el telescopio dónde se veían las estrellas, eran segundos que podía verlas, admirarlas y disfrutarlas. Sonreí mientras recordé algo, esa estrella podía significar tantas cosas, quizás solo una estrella para otros, pero para mí, era mi ángel guardián.

Comenzamos a caminar hacia la salida de la universidad donde Connor me acompañó hasta mi departamento, nos fuimos en silencio hasta que el decidió hablar.

––¿Te gustó la experiencia?

––Fue increíble, gracias por la invitación.

Llegamos a mi departamento, Connor se acercó y me besó en la mejilla. Fue un gusto bastante tierno y simple, esperó a que entrara y se fue de allí. Subí las escaleras con una sonrisa, pensé que durante el evento el presentimiento se iba a ir, pero aún seguía y estaba cada vez más presente.

El teléfono del departamento sonó.

––¿Si?

Era Héctor.

––Señorita, hay un joven aquí que desea verla, ¿Lo dejo subir?

Quizás Connor había olvidado algo, así que acepté.

––Sí, claro –– respondí con un poco de nerviosismo –– No hay problema.

La llamada llegó a su fin, me miré al espejo y sonreí esperando a que el timbre sonará, vi por debajo de la puerta como una sombra paraba en frente de mi puerta, esperó unos segundos hasta qué unos suaves golpes sonaron.

La abrí y me quedé sin aliento, el presentimiento estaba en frente, con una gran sonrisa mientras me admiraba, me sentía confundida y a la vez muy feliz de poder volver a verlo.

––¿Adam?

Si quieren saber más de mi, pueden encontrarme en las siguientes redes.

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