Uno | Separados

Diana.

Verlo así me rompía en mil pedazos.

Mientras caminaba hacia el avión sentía que una parte se quedaba con él. Subí las escaleras hasta llegar donde estaba mi asiento, dejé mi bolso de mano entre mis piernas y miré hacia la ventana, dónde estaba el aeropuerto lleno de personas despidiéndose de sus seres queridos.

Allí abajo se encontraba él. Sabía que aún estaría allí esperando hasta el final para poder marcharme. Una voz en la entrada del avión indicaba que ya debíamos despegar, agradecía de que escogieramos su aerolínea y disfrutaramos el viaje.

De pronto el avión comenzó a despegar, tuve un poco de miedo ante la sensación pero cerré mis ojos y me dejé llevar un momento hasta que todo logró calmarse, abrí mi bolso y saqué el libro que había traído, era el de Harry Potter. No tenía muchos libros, quise traerlo ya que lo había leído Adam y de alguna forma quería tenerlo cerca pero también estaba inquieta por saber porque habían tantos papeles de colores al costado.

Decidí abrir una página al azar del libro, me encontré con la sorpresa de que había una carta pegada.

Dejé el libro en mis piernas y decidí abrirla, era una carta de Adam.

Diana, este libro me recuerda a ti.
Eres como el niño del libro que está aislado de lo mágico que puede llegar a ser su vida.
Solo debes salir de tu zona y vivir tu vida como si fuera mágica.
Sé cómo él.
Cree en magia y verás todo lo bueno que tendrás a tu alrededor.

Me quedé viendo la carta por mucho tiempo. Aferré sus palabras en mi pecho como si me las hubiera susurrado al oído, Adam tenía razón, guardé el libro en el bolso y me acomodé mirando hacia la ventana para poder dormir un poco.

***

Desperté con el sonido de los pasajeros caminando, ya habíamos llegado. Miré hacia la ventana dónde se veían los pasajeros bajando, agarré mis cosas y caminé hacia la salida. Al momento en que baje del avión sentí una nueva sensación, una mucho mejor, busqué mi maleta y caminé hasta la salida.

¡Estaba en Nueva York!

Sonreí ante la sensación, caminé hasta donde estarían las personas esperando a los recién llegados. Miré a todos lados esperando poder encontrar a Lizzy, pero no estaba por ningún lado.

De pronto una voz hizo que me volteara.

--¡Aquí! ¡Didi! ¡Estoy aquí! -- la voz venía detrás de dos guardias gigantes que no dejaban verla.

Ahí estaba mi hermana, más feliz que nunca. Corrí a sus brazos con una gran sonrisa. Al sentir sus brazos volví a sentirme como en casa.

--¡Que bueno verte! ¿Cómo estuvo el vuelo Didi? -- respondió Lizzy.

Me separé de ella sonriendo.

--Estuvo bien, un poco nerviosa al principio pero el vuelo estuvo bien. ¿Cómo has estado? Te veo bien -- le respondí.

Ella agarró mi maleta y caminamos juntas hasta la salida del aeropuerto. Era muchísimo más grande que el de Ohio.

--Si, estoy bien... Digo, la terapia ha sido de buena ayuda y aparte conocer a la familia de Leroy me ha ayudado mucho.

Asentí junto a ella.

--Me parece bien Lizzy, me alegra verte bien.

--¿Cómo están todos en casa? ¿Mamá está bien? No he hablado con ella desde...

Suspiré.

--Ella está bien, de hecho está esperando tu llamada Lizzy -- le respondí en tono preocupante -- Está esperando saber de ti.

Nos detuvimos en frente de un auto color negro, Lizzy abro el maletero y puso mi maleta allí dentro.

--¿Y este auto? ¿Es tuyo? -- pregunté curiosa.

Ella soltó una risa mientras abría las otras puertas. Me subí al asiento del copiloto y me senté al mismo tiempo que ella.

--Me lo compré hace dos meses -- respondía sin darle importancia -- Tuve que hacerle unos arreglos, pero quedó perfecto para lo que necesito.

Se veía orgullosa de lo que había hecho.

--¡Está perfecto Lizzy! Me alegra de que tengas tus propias cosas.

--Si, lo bueno de Nueva York es que no son tan caras las cosas, ¿Cómo has estado tu? Digo, con respecto Adam.

Solté aire cansada, no sabía muy bien como sentirme con esto. Pero mi corazón si sabía, unas pequeñas lágrimas cayeron por mi mejilla.

--¡Dios! Fue muy difícil dejarlo -- pasé mis manos por la cara frustrada -- Adam ha sido un buen apoyo de todo esto, más allá de ser mi novio, ha sido un buen amigo -- exclamé mientras me secaba las lágrimas -- Prometimos llamarnos el primer día, pero no sé si debería hacerlo.

--¿Por qué no? -- preguntó.

--Este viaje también le servirá a él, de alguna forma nos dará el espacio que necesitamos para sanar.

--Eso es verdad -- decía mientras manejaba -- Pero ustedes aún estando juntos se ayudaron a encontrar ese espacio Diana -- dió un largo suspiro -- No debes separarte de alguien que te ayudó.

Sonreí sin que me viera, nos estacionamos en frente de un edificio un poco viejo, pero se veía bien. Lizzy salió del auto y saco mi maleta de atrás, sonriente se puso a mi lado y me dió un abrazo.

--Es un poco viejo el edificio, pero está funcionando así qué... ¡Bienvenida a casa!

Sonreí mirándolo, este edificio se iba a convertir en mi casa durante un año. Entramos al lugar, por dentro se veía un poco descolorido, pero un alegre consejero estaba allí leyendo un viejo diario.

--Bienvenidas al edificio, mi nombre es Héctor -- nos saludó cordialmente -- Si necesitan algo, estaré aquí las veinticuatro horas del día.

Agradecí asintiendo y dándole una sonrisa al conserje.

Subimos las escaleras hasta llegar al tercer piso donde nos esperaba nuestro departamento, una sola puerta nos mostraría el lugar donde estaríamos durante un año. Al abrirla miré el lugar medio vacío donde se veían dos puertas que indicaban que serían las habitaciones, al costado estaría el baño y dónde estábamos paradas sería el comedor donde habían unos pequeños cuadros y cosas de Lizzy.

--Sé que es algo pequeño Diana, pero pronto se convertirá en nuestro hogar.

Sonreí mirándola.

--Es perfecto Lizzy -- miré alrededor de la casa -- Este será nuestro hogar.

***

Luego de una tarde ocupada ordenando mi habitación, miré hacia la ventana dónde mostraba una ciudad llena de vida, el ruido de los autos y gente hablando indicaba que nunca se iba acabar.

¿Que iba a esperar? ¡Era Nueva York! La ciudad que nunca duerme.

Lizzy había ido a su grupo de terapia, me había dejado un tiempo a solas para acostumbrarme al lugar, se veía bien después de adornarlo a mi gusto. El comedor ya tenía ciertas cosas que había traído en mi bolso. Se supone que el resto de mis cosas iban a llegar unos días después. Puse un poco de música en la radio que estaba en el estante y comencé a moverme a ritmo de la música.

De pronto unos golpes en la puerta hizo que le bajara el volumen a la música, me acerque a la puerta donde se encontraba una mujer, parecía tener la misma edad que yo. Era de estatura mediana, su cabello era café claro y largo y tenía una gran sonrisa muy roja debido a su labial.

--Hola, Héctor me dice que eres nueva. ¡Bienvenida al edificio! Soy Melek -- decía muy entusiasmada.

Me estrechó la mano muy feliz.

--Gusto en conocerte, soy Diana -- la invite a pasar.

Ella entró a la sala y comenzó a mirarla y sonriéndome.

--¡Está quedando hermoso! Me gusta el diseño que le estás dejando Diana.

Tenía una forma muy diferente al hablar, su inglés era más marcado, quizás no era de aquí.

--Gracias Melek, disculpa que lo pregunté pero, ¿De dónde eres? -- pregunté curiosa.

--No te preocupes. Soy de Turquía, pero he vivido aquí durante tres meses y la verdad ha sido la mejor decisión que he tomado.

--¿Y te ha gustado vivir aquí? -- pregunté mientras me sentaba en el sillón que había.

--¡Si! Digo, no he tenido la suerte de conocer aquí cerca, pero por lo que he visto ha sido bonito -- decía mientras se sentaba a mi lado.

Sonreí, quizás sería una buena idea salir a conocer el lugar.

--Si quieres más tarde podríamos ir a conocer la ciudad, solamente llevo una hora en Nueva York -- le respondí con una sonrisa.

Ella comenzó alegrarse.

--¡Sería genial Diana! Muchas gracias, vivo en el departamento B15 -- decía mientras salía del mío -- Cuando estés lista me pasas a buscar.

--Esta bien Melek, nos vemos más tarde.

Y así fue como en un segundo logré hacer una amiga. Me volví a sentar en el sillón y agarré el teléfono que me obligaron a traer, el horario se había cambiado al momento en que lo prendí, tenía unos mensajes de mi hermano y madre, mi hermana tenía razón, debía llamarlo, así que marqué su número y esperé.

Primer tono... Sin respuesta.
Segundo tono... Sin respuesta.
Tercer tono... Sin respuesta.

Quizás estaba ocupado, no tenía idea que horario sería en Ohio. Llamé a mi madre y al segundo me respondió con un tono muy alegre.

--¡Hija! ¿Cómo estuvo todo? Cuéntamelo mientras cocino -- agregó en tono feliz.

--El vuelo estuvo bien madre, dormí la mayoría del tiempo pero estuve bien -- reí junto a ella -- Lizzy me estaba esperando cuando llegue, así que no tuvimos problemas en llegar al departamento.

--Me alegra saber que están bien, ¿Cómo han sido las terapias de Lizzy? -- preguntó dando un largo suspiro.

--Le han gustado, se ve bien mamá. Lizzy se encuentra bien.

Podía oír que estaba llorando.

--¡Oh! Me alegro por ella, siempre he estado muy orgullosa de ella, debe saberlo Diana.

--Lo sabe mamá, Lizzy lo sabe -- miré hacia la ventana, al cielo ya se estaba oscureciendo, de a poco se sentía el viento helado -- Te quería preguntar por Adam, ¿Sabes algo de el?

--Si, el está bien. Solo que necesita un poco de tiempo a solas.

--Esta bien, si lo ves o hablas con el podrías decirle que lo intenté llamar.

--Claro que lo haré, te tendré que dejar Diana, debo ir a ver ayudar a Clara.

--Mándale saludos a todos madre, que se encuentren bien - respondí despidiéndome.

--Adiós Diana, que estén bien - y cortó la llamada.

***

¿Recuerdan la vez dónde sus mamás les decían, ponte abrigo si no quieres resfriarte? Y uno le respondía; Así estoy bien, mientras que por tu mente lo único que pasaba era lo bien que te veías con esa nueva polera.

Está es la vez que me pasó, me resfríe.
Y lo peor, es que me resfríe estando en Nueva York.

Decidí dar una vuelta por la ciudad con Melek, no sería difícil perderse, ¿verdad? La ciudad era brillante, de alguna forma era como si te hablara, te grita que está viva. Es increíble, los colores que tiene, tan brillantes como el sol, sonreí al mirarla toda, era una ciudad increíble, llena de vida.

Me quedé viendo un edificio oscuro, pero de alguna forma sentí que había mucha vida. Era una librería antigua, las luces de las vitrinas era lo único que me impedía irme, podía ver los libros y que de alguna forma me llamaban para entrar allí.

--¿Entramos? -- Melek hizo que volviera al presente.

--¡Si! Veamos que encontramos allí dentro - abrimos la puerta del lugar y una pequeña campana sonó arriba de nuestras cabezas.

Por dentro el lugar era pequeño pero acogedor, por todos lados se veían libros, algunos encima de mesones, otros abiertos mostrando alguna historia. En una esquina había una agradable mujer atendiendo a sus clientes, detrás de ella se podían ver mucho más libros.

Decidí ir a mirar por la sección de fantasía, quizás podría terminar la saga de Harry Potter, Melek estaba metida leyendo un libro en el sector de romance.

--¿Planeas comprarlo? -- le pregunté a la chica.

Ella sonrió mirando al libro.

--No sé, estoy un poco indecisa. He leído dos libros desde que entré a la librería, pero no sé cuál escoger -- decía mientras veía otro libro.

--Yo pienso que deberías escoger ese, te veía muy metida en la historia.

--¿Tu crees? Me gusta mucho el romance, solo espero que algún día alguien me ame de esa manera -- decía mientras se acercaba a la mujer para pagarlo.

Melek hablaba muchas tonterías, pero se notaba que era una buena chica.

--Ya vendrá, solo debes esperar Melek.

Decidida agarré el segundo libro de Harry Potter, se veía un poco largo. Estaba segura que lo podría terminar de aquí a volver a Ohio y hablarlo con Adam. Me acerque a dónde estaba la mujer recibiendo los libros, puso el mío en una bolsa roja y el recibo adentro, me agradeció por escoger su librería y me regaló unos marca páginas que estaba creando. Eran de tela muy hermosos, el mío era de una pareja tomados de la mano o más bien estaban caminando, lo único que notaba era que estaban ¿sobre la luna?

Nos fuimos caminando hasta el departamento, durante el camino nos fuimos hablando sobre los libros que nos habíamos comprado. Melek decidió irse por el romance, le gustaba muchísimo leer historias así. Cuando llegamos a nuestro piso nos despedimos y cada una entró a su departamento.

Lizzy estaba en el comedor comiendo una fruta cuando me vio.

--Hola, ¿Cómo estuvo la tarde? -- decía mientras me observaba.

--Estuvo divertida, conocí a Melek, vive en el B15. Es muy agradable.

--Me alegro por ti Didi -- decía mientras daba un suspiro.

--Iré a descansar, nos vemos mañana Lizzy. Buenas noches.

--Buenos noches Didi.

Me acosté en mi cama mirando al techo, sentía una buena sensación en mi pecho, al llegar al desconocido lugar pude encontrar algo que me hiciera feliz. Este tiempo me iba hacer muy bien, alejarme un poco de lo que ocurrió en Ohio.

Me acerqué a la ventana, dónde se podía oír la música y la alegría de las personas. El cielo estaba oscuro y se podían ver algunas estrellas. Agarré un cuaderno y me decidí a enviarle una carta Adam, quería mostrarle de alguna manera lo que había pasado en un solo día.

[.]

Hola lectores!!
Volvimos luego de un laargo tiempo.
Espero que les haya gustado el capítulo, porque se hizo con mucho cariño para ustedes.
Les sigo agradeciendo por el cariño que ha tenido la primera parte <3 me deja muy feliz.
Las actualizaciones serán los días domingos (debido a que estoy en la universidad y a veces no tengo mucho tiempo)
Si les gustó, no olviden votar y comentar.
Nos vemos el próximo domingo <3

Sofi<3

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