Siete | La cita

Diana

Lizzy me había ayudado a comprar los remedios, mientras que yo estaba acostada en mi cama mirando al techo, pensando en la sesión que había tenido, Martin tenía razón; debía soltar el dolor que sentía, aún no superaba del todo el duelo.

––¡Volví! No fue tan difícil comprarlas Didi, pero aquí están.

Ella entró a mi habitación y se quedó apoyada en el umbral.

––¿Pasa algo? –– preguntó preocupada.

Me levanté y me senté mirándola.

––Si, digo no –– admití –– No lo estoy, hoy la sesión fue... Algo complicada.

Dejó mis pastillas en la mesa y se apoyó en la cama.

––¿Por qué lo dices?

––Tuve que hablar en privado sobre lo que ocurrió con Mark, tuve que revivir todo eso y no fue agradable.

Ella se aclaró la voz y me sonrió.

––Didi, dudo que lo haya sido –– respondió dando un suspiro –– Esa etapa de tu vida es algo que te va a costar cerrar.

Volví a mirarla, pensaba en todo el tiempo que mantuve oculto todo ese dolor, incluso del que aún no había hablado, querer hablar y poder hacerlo me hacía sentir mejor.

Lo único que quería era seguir adelante.

––Lizzy, ¿Que pasa si no lo logro? Digo, caer en todo ese agujero en el que estaba.

Ella sonrió y me acarició mis manos.

––Si no lo logras Didi, esta vez estaré ahí para ti –– dió un suspiro –– Pero sé que lo vas a lograr, serás la mejor, podrás vivir tu vida tranquila, tener buenos amigos, podrás conocer lugares por ti misma.

Asentí y me apoyé en ella.

Se sentía bien todo esto, poder sentir que de verdad estaba bien. Iba a ser difícil todo el proceso, pero estoy segura que el final valera la pena.

––Te dejaré a solas un momento, pero prométeme una cosa.

––¿Qué?

––Prométeme que si te sientes mal o algo, vas hablarlo conmigo. No quiero que te encierres otra vez.

––Lo prometo Lizzy.

Ella me sonrió y se fue a su habitación, miré mis remedios y miré el horario en que debía tomarlos, Martin me había enviado un correo sobre eso. Me debía tomar dos pastillas, una para tranquilizarme y otra para dormir mejor, no era mucho pero lo único que esperaba que lograra sentirme mejor con respecto al duelo.

Me acosté mirando hacia el costado, respiré profundamente y cerré mis ojos tratando de relajarme, pero me interrumpió mi teléfono con un número desconocido.

––¿Aló? ¿Quién es?

La otra persona de la llamada sonrió, podía notarlo pero no sabía quién podría ser.

––¿Te olvidaste tan pronto de mí?

––No quiero ser grosera, pero ¿Quien eres?

––Esta bien Diana –– respondió y dió un suspiro ––Soy Connor, tu ¿nuevo amigo?

Mierda.

––¡Lo siento! Si, Connor. Me acuerdo de ti –– le mentí –– ¿Cómo estás? No te había agregado, pero si sabía que eras tú.

––Estoy bien, gracias, ¿y tú? Te quería preguntar si estabas desocupada, podríamos ir a tomar algo por aquí.

Me senté y pasé mi mano por mi cabello, me había crecido bastante este mes.

––Si... Digo, estaba descansando pero sí, ¿Dónde nos juntamos?

––Podría ir a buscarte, si quieres.

––Si, déjame buscar la dirección –– solté una risa.

Me levanté de la cama y fui a buscar una carta, quizás salía la dirección de aquí. Se la envié por mensaje.

-––¿Te llegó? Te la acabo de enviar. 

––Si, me queda bastante cerca –– decía en tono natural –– Nos vemos en unos veinte minutos, ¿está bien?

––Si, perfecto –– respondí –– Nos vemos Connor.

––Nos vemos Diana.

Y colgó, me quedé mirando la llamada unos segundos, quizás la vida me estaba enviando una oportunidad para avanzar, para conocer gente. Lizzy apareció en mi habitación.

––Así que ... ¿Connor? –– decía mientras me daba una sonrisa.

Sonreí con ella, me levanté de la cama y caminé hacia mi closet.

––Si, lo conocí hoy antes de la cita con el doctor –– respondí –– Es solo un amigo, me pidió que nos juntamos y ya.

Lizzy soltó una risa.

––¿Un amigo? Didi, llevas un mes aquí, está bien tener citas. Lo digo así, si es que lo piensas de esa forma.

––Por el momento no, solo quiero disfrutar el tiempo libre que tengo.

––Esta bien, solo digo Didi, puedes hacerlo.

Volvió a desaparecer de mi habitación, me cambié de ropa. Me puse un vestido largo, era rojo y tenía flores blancas. Era bastante simple, me gustaba usar ropa ligera. Estaba mirándome al espejo cuando ella volvió aparecer por detrás de mi, ella iba con una sonrisa.

––¿Nerviosa? –– decía apoyando su mentón en mi hombro.

––Si, un poco –– le confesé –– No he tenido una cita desde Adam y la verdad no estoy segura en haber aceptado.

––¿Por qué lo dices? –– preguntó.

––Me cuesta conocer gente nueva y más si llegan a ser algo más que amigos –– respondí volteandome hacia ella.

––Debes abrirte a nuevas personas, no puedes quedarte para siempre escondida en la burbuja de Ohio.

––Eso es verdad Lizzy.

––Buenos suerte Didi, cualquier cosa me llamas –– se despidió lanzando un beso al aire.

Salí del departamento con mi abrigo, el tiempo aquí era fresco, corría un poco de viento fuerte, pero todos seguían en sus planes, ni el clima hacia que las personas desaparecieran de las calles. Cuando salí del departamento, Connor estaba afuera, llevaba puesto un pantalón oscuro, un blusa ancha de color blanco, se veía bastante elegante pero a la vez no.

––Hola, ¿Llevas mucho esperándome?

Connor sonrió al verme, pude notar que se fijaba en cómo iba vestida. Me sonroje un poco, pero no sé fijó ya que caminamos hacia el lugar.

––Hola, he llegado hace unos minutos –– respondió sonriéndome –– ¿Conoces algún lugar por aquí?

Negué.

––No he conocido ningún lugar –– le respondí –– Así que, confío en tu decisión.

––Esta bien Diana –– volvió hablar –– Iremos a un lugar que es conocido por el mejor café de la ciudad.

Nos fuimos caminando hacia el lugar. Iba admirando el lugar pero podía notar que Connor iba mirándome de vez en cuando, no lo hacía disimulado.

Entramos a la cafetería y quedé enamorada del lugar, era muy rústico, el diseño de las paredes eran de unas hojas gigantes verdes, tenía unos grandes sillones y unas mesas cuadradas. Connor se acercó al joven que estaba a la entrada.

––Bienvenido, ¿Tienen reservación?

––Si, a nombre de Connor Jones.

El joven buscó algo en su libreta y sonrió.

––Siganme por favor.

Seguimos al joven hasta al fondo, dónde habían muchas más cosas, los sillones estaban junto a unas mesas de vidrio, también habían mesas individuales y para parejas, claramente era a dónde nos dirigíamos. Connor le agradeció dándole un apretón de manos.

Me senté en una silla, puse mi abrigo detrás de la silla, Connor se sentó al frente mío.

––¿Que tal? ¿Te gustó el lugar?

Sonreí admirando el lugar.

––Esta lindo, me gustó mucho la decoración.

De pronto, otro joven apareció al frente de nosotros, con una pequeña libreta dándonos una gran sonrisa.

––Bienvenido a Blue Box coffee, ¿Que les puedo ofrecer?

––Dos cafés por favor –– Connor respondió por los dos, el mesero nos atendió y se fue –– ¿No te molestó que pidiera por ti?

––No, está bien –– le sonreí –– De hecho, estaba pensando en un café. 

Al pasar uno minutos, el mesero nos trajo dos tazas de café, dejó un platillo de unas mini galletas. Sonreí al verlas, un leve recuerdo se me hizo a la mente.

––¿Cómo conociste el lugar? –– le pregunté.

––Siempre vengo a tomar algo por aquí –– respondió Connor –– Me gusta el café y aparte me queda cerca de donde vivo.

––¿Dónde vives? –– le pregunté.

––Vivo casi al extremo de la ciudad, solamente que estudio por aquí –– habló mientras daba un trago a su taza.

Tomé un trago del café, el olor hizo que me despertara un poco.

––¿Y bien? No tengo idea que preguntar en una cita o lo que sea que es esto –– volví hablar.

––Yo tampoco –– respondió Connor –– Empezaré con lo que quiero que sepas.

––Esta bien.

––Vivo con mis padres, estoy estudiando astronomía, tengo veintidos años.

––¡Astronomía! Eso debe ser genial, ver las estrellas y más allá del universo –– respondí con entusiasmo.

––Si, es bastante asombroso, es tu turno ahora.

Tomé otro trago del café.

––Vivo con mi hermana, nos mudamos hace un mes aquí, estudiaré traducción y tengo veinte años –– le respondí.

Él sonrió entusiasmado, se veía curioso por conocer más de mi, se acomodó en la silla mirándome mejor.

––¿No eres de acá? –– preguntó curioso.

––Soy de Ohio, allí vive el resto de mi familia.

––Oh, espero que los veas pronto –– respondió dándome ánimos –– No es por ser entrometido pero, ¿Tienes novio?

Solté una risa nerviosa, el pareció notarlo.

––Es complicado en este momento –– admití.

––Entiendo, si quieres podemos ir a caminar por allí a conocer la ciudad.

––Esta bien.

Me puse mi abrigo mientras que el pagaba la cuenta, nos pusieron las galletas en una bolsita mientras que íbamos caminando, Connor iba bebiendo de su café. La ciudad estaba iluminada de una manera increíble, todo el mundo caminará como si la noche no existiera, se podía apreciar como la gente reía de sus cosas, caminaba lento o rápido junto a sus acompañantes.

Me agradaba conocer Nueva York, Connor me estaba viendo otra vez.

––¿Pasa algo?

Él sonrió.

––No, solo que... –– se quedó en silencio mientras me seguía mirando –– Eres bonita Diana. Eso es todo.

¿Soy bonita?

Sonreí al escuchar esas palabras, me quedé pensando en el pasado en las otras veces que las había oído.

––Gracias Ada... Connor –– respondí de inmediato –– Gracias Connor.

Mierda
Mierda

Solo espero que no se haya dado cuenta. Por un leve momento, pensé que tenía Adam enfrente de mi, Connor sonrió y continuamos caminando. Entramos a un pasillo donde habían muchos puestos artesanales, disfrutaba muchísimo ver este tipo de cosas, vendían diferentes cosas. Tenían comida, ropa e incluso unas joyas.

Connor se acercó a un puesto dónde una mujer tenía unas joyas, me acerqué a verlo ya que tenía cosas muy hermosas. Había una pulsera dorada, tenía de adorno varias pelotas de colores, me llamó muchísimo la atención, la toqué suavemente y le sonreí a la mujer.

––Esta muy linda, ¿La hizo usted? –– le pregunté.

––Si cariño, todos mis productos son hechos por mí.

Connor me observó y actuó.

––Me gustaría llevarla. 

Me quedé viendolo un momento, él le pagó a la mujer y ella le entregó la pulsera. Connor le sonrió y le agradeció, caminamos hacia la salida del pasillo, dónde había una banca donde nos podríamos sentar.

––¿Por qué la compraste?

El miró la pulsera y luego me miró a mí.

––Fue un regalo, algo para que me recuerdes.

[...]

Hola!
¿Cómo están?
Muchas gracias por su cariño al leer la historia de Diana y Adam 🤍
Espero que les esté gustando mucho esta parte de su historia
Ahora... A lo que vinimos,
¿Que opinamos de Connor? 👀

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