Ocho | El pequeño Jake y un trabajo

Adam.

Mi alarma sonaba indicándome que ya debía levantarme. Maggie me había enviado un mensaje diciéndome que debía ir al local antes, así poder conversar tranquilos, bajé al primer piso en busca de mi desayuno, pero mi madre estaba allí, mirando hacia la ventana con una taza de té entre sus manos.

––Buenos días mamá –– sonreí al verla –– ¿Qué haces despierta tan temprano?

Ella se volteo y me sonrió, se sentó en una silla que había cerca mientras afirmaba su taza.

––Mi jardín está hermoso, ¿Lo has visto?

Asentí dándole una sonrisa.

Mi madre había encontrado un nuevo pasatiempo, desde que le dieron su diagnóstico no tenía ganas de hacer nada, pero gracias a nuestro misterioso vecino; William, logró encontrar algo que le gustara.

––Si mamá, está muy lindo –– me acerqué a la cafetera.

Ella bebía otro trago de su taza mientras que me miraba.

––¿Sucede algo? –– le pregunté.

Sonrió de una manera diferente, al parecer se había sonrojado.

––Es que... Tengo una cita –– sonrió por completo.

No habíamos tenido noticias de mi padre desde hace dos meses, ningún tipo de contacto, así que cada uno de nosotros logró avanzar como pudo. Mi madre sacó fuerzas para continuar su periodo de quimioterapia.

––Déjame adivinar, ¿Nuestro vecino?

Ella se quedó sería mirándome.

––¿Cómo supiste? –– Respondió –– ¿No me digas que Jake te dijo algo?

Solté una risa y me apoyé en la mesa de la cocina esperando mi café.

––Mamá, está bien –– admití –– No tienes porqué sentirte mal o algo por el estilo. Te mereces este tipo de felicidad.

Ella asintió mientras que sonreía dándome a entender que quería llorar.

––Gracias Adam, creo que eso va para ti también. También mereces ser feliz, este viaje a Londres será una gran aventura dónde podrás conocer de todo.

Me di vuelta a prepararme mi café, viajar a Londres quería decir una sola cosa; dejar todo lo que creé aquí en Ohio, avanzar en mi vida y hacer lo que Diana me pidió en su carta, volver a enamorarme.

¿Estaba preparado para eso?

––Si mamá, eso es exactamente lo que haré en Londres.

Salí de la cocina sonriendo mientras bebía mi café. Subí a mi habitación a prepararme, no sabía que podría preguntarme Maggie, no tenía ninguna experiencia trabajando, solamente tenía dos meses que debía ganar dinero de alguna forma.

El clima en Ohio estaba cambiando, el invierno venía pronto, así que me puse una chaqueta de mezclilla, unos jeans oscuros y alguna polera oscura. Miré mi teléfono por última vez y bajé al primer piso.

Jake estaba saliendo de su habitación, venía bostezando.

––Ven aquí pequeño monstro –– sonreí al verlo –– ¡Feliz cumpleaños!

Jake me sonrió dándome un abrazo, mi madre se acercó a nosotros. Siempre se ponía muy sentimental cuando venían nuestros cumpleaños.

––¡Mi bebé! Estás gigante –– decía mi madre acariciándolo –– Feliz cumpleaños Jake.

Mi hermano estaba feliz, sabíamos perfectamente como reaccionaba ante estas cosas. Mi madre caminó hacia el armario donde estaba el regalo escondido, mi madre se puso en frente de él dándole una gran sonrisa.

––¿Eso es para mí? –– decía Jake entusiasmado.

Se puso en el suelo abriendo su regalo, mi madre estaba sentada en el sillón mirando a su hijo, yo estaba sonriendo mientras que Jake rompía el papel con mucho entusiasmo.

––¡Es un tren! No puedo creerlo –– decía Jake admirando su regalo.

––¿Te gusta tu regalo? –– decía mi madre, dándole una sonrisa.

––¡Si! Está genial, gracias mamá –– decía Jake, se levantó del suelo y le dio un abrazo a mi madre y luego a mí.

––¿Podemos tener un perrito, Adam? Juro que lo cuidaré –– Jake me preguntó.

Mire a mi hermano y le di una pequeña sonrisa.

––No solamente es cuidarlo Jake, debes darle de comer tres veces al día, limpiar lo que haga y todo eso.

––¡Ya sé! Quiero un perrito, ¿Podemos tener uno madre? Prometo hacer todo lo que Adam dijo.

Reí junto con mi madre, caminé hacia la cocina y dejé la taza en el lavaplatos y me apoyé en el umbral de la cocina esperando en que iba a terminar esta charla.

––Si Adam acepta, yo lo acepto –– respondió mi madre.

––¡Por favor! Prometo hacerlo bien –– insistía mi hermano.

Jake me suplicaba mientras que sus ojos no dejaban de mirarme. Miré la hora en mi teléfono por última vez, tenía un poco de tiempo antes de ir a la cafetería.

––Vamos –– le dije.

––¿A dónde? –– preguntó mi hermano confundido.

––A buscar a tu nuevo compañero de vida, ¿No querías un perrito?

Jake sonrió y me dio un abrazo, iba caminando hacia el segundo piso para cambiarse hasta que dijo.

––¡Si! ¡Vamos mamá! La tienda cierra pronto.

––¿Cómo lo sabes? –– preguntó mi madre.

––He estado averiguando por internet, aparte Clara y Felipe me han estado ayudando –– respondió Jake.

––¿Hablas con ellos? Cariño, no quiero que los molestes ––mi madre mostró tomo de preocupación.

––Ellos están felices de verme, incluso paso después de la escuela – respondió entusiasmado.

––Me alegro que estén bien hijo, pero no quiero que los molestes aunque digan lo contrario.

––Está bien mamá –– sonrió el pequeño –– De hecho, me han preguntado por ti.

–– ¿Por mí? –– respondí curioso.

–– Sí, sobre todo Felipe.

Decidí ignorar eso, había pasado un mes desde que había hablado con ellos, no era que los estuviera evitando, pero de alguna forma no podía llegar a ellos.

No mientas, lo estás evitando.

––¿Cómo le pondrás? –– le pregunté a mi hermano.

––Hmm –– puso su mano en su pera pensativo –– ¡Sirius!

––¿Sirius? ¿Porque? –– lo miré mientras él subía los escalones.

––¡Me gusta Harry Potter! –– gritó del segundo piso.

A mí también me gusta Harry Potter, monstro.

Mi madre se acercó a nosotros, Jake bajó muy rápido y muy feliz. Mi madre nos acompañó al lugar donde estaban los perros, salimos de la casa mientras que Jake nos iba contando de la nueva película que empezó a ver, hablaba de un superhéroe creo que eran varios, había una pelea y dos bandos.

––¿No crees que hay mucha violencia en esas películas Jake? –– le pregunté.

Él negó mientras seguía hablando de la película.

––¡No! Por qué ahí sale mi héroe favorito, ¡Capitán América! Deberías verla, se llama Civil War

Habíamos llegado a la tienda, Jake entró muy entusiasmado viendo a los perritos en las jaulas, había muchísimos y de todas las edades, Jake pasaba por todas las jaulas sonriendo mientras elegía a su mascota. Mi madre miraba a su hijo sonriendo, le gustaba mucho verlo así, al igual que a mí.

––¿No puedo llevarme a todos los animales? Son tan lindos –– decía Jake mirándolos a todos.

––No pequeñín, debes elegir a uno solamente –– decía mi madre.

Jake se sentó en el suelo mientras le acariciaba la pata a un perro de pelaje oscuro, se levantó del suelo y se acercó a nosotros.

––Ya elegí, él es Sirius –– decía apuntando al perro.

Jake se acercó a dónde estaba la mujer atendiendo, parecía ser amable ya que sonreía ante las estupideces de mi hermano.

––¿Y bien? El pequeño logró escoger –– decía la mujer sonriendo mientras anotaba en una agenda –– Voy a necesitar los datos de un adulto, el nombre del dueño y si lo desean una pequeña donación para mantener el refugio de animales.

Jake estaba muy entusiasmado, mi madre anotó los datos que pedía mientras que mi hermano esperaba a que alguien viniera con su mascota.

––¡Sirius! Ven aquí amigo –– decía mi hermano cuando vio que venía el perro.

El perro movía su cola bastante rápido, lamía a mi hermano por todos lados, mientras que Jake sonreía como nunca.

––¡Este es el mejor cumpleaños! Gracias mamá, gracias Adam.

Salimos del lugar mientras que Jake paseaba al perro, mi madre iba a su lado mientras que Sirius olía todo el camino hasta la casa. Me detuve cuando llegamos a la cafetería.

––Bueno, aquí es mi parada –– dije mirándolos, me agaché y acaricié las orejas de Sirius.

––Que te vaya bien Adam –– respondió mi madre dándome un abrazo.

––¡Espero que tengas el trabajo! Tráeme unas paletas de chocolate – decía mi hermano sonriendo.

***

El local parecía estar vacío, cuando entré estaba Maggie y su esposo en una mesa mirando unos papeles, al entrar sonó la campana y ellos sonrieron al verme.

––¡Adam! Estábamos justo hablando de ti, ¿Te costó llegar? –– dijo Maggie.

Me acerqué a su mesa y me senté con ellos, le di un apretón de manos a su esposo.

––No, la verdad no –– respondí –– Espero no haber llegado muy tarde.

Ellos sonrieron y dejaron de ver sus papeles. La mujer parecía cansada pero de alguna forma siempre daba una agradable sonrisa.

––¡Tía! ¿Dónde están los pla––... Disculpa, pensé que estábamos a solas.

Se acercó una mujer, más bien se veía de mi edad. Llevaba una ropa oscura, no se notaba mucho ya que tenía un delantal blanco por delante.

––Justo a tiempo cariño, te presento a nuestro nuevo empleado, Adam –– sonrió señalándome –– Ella es nuestra sobrina, Marlee.

––¿Así que tengo el trabajo? –– les respondí sonriendo.

––Claro que si chico, nos vendría muy bien un ayuda en estos meses –– respondió Albert –– Primero, ¿Tienes planes durante estos meses?

Asentí.

––Sí, en dos meses estaré estudiando en Londres, así que podría trabajar durante dos meses.

Maggie sonrió.

––No hay problema Adam.

Maggie y Marlee me mostraban dónde estaban las cosas en la cocina, cómo debía preparar las bebidas y las opciones de almuerzo, no era muy difícil, solo había que seguir las instrucciones.

––Cualquier duda que tengas, le hablas a Marlee.

Ella sonriendo y salió de la cocina, me quedé mirando el lugar. Era bastante grande, tenía dos cocinas, un lugar para preparar los cafés y las bebidas heladas, en otro lado había una mesa bastante grande donde se preparaban los almuerzos.

Tuvimos varios pedidos, la gente llevaba muy entusiasmada pidiendo su comida, Marlee estaba conmigo en la cocina mientras que Albert preparaba las bebidas y su mujer los atendía, nos arreglamos bastante bien el primer día.

Marlee sonrió mientras limpiaba la mesa, se volteo y me miró.

––¿Qué tal el primer día?

Armaba una ensalada que un cliente había pedido, era de pavo así que no era muy difícil de preparar.

––Estuvo entretenido, pero si te soy sincero –– solté aire –– Fue un poco cansador.

Ella soltó una risa.

––Lo es, mis tíos son conocidos por sus buenos productos y buena atención –– respondió –– Así que siempre será así.

––Tienen buenos productos, mi hermano está obsesionado con las paletas – le comenté.

Ella sonrió, abrió una caja y me entregó dos paletas.

––Ten, son para tu hermano –– ella sonrió –– De parte mía.

Le agradecí y las guardé en mi bolso. Continuamos con los pedidos, a medida que iba pasando el tiempo, comenzaba la hora de colación, me iba a tocar con Marlee así que dejamos todo limpio y salimos a comer a una de las mesas.

––Después del trabajo, ¿Quieres ir a una fiesta? –– me preguntó Marlee.

Bebía de mi agua mientras ella comía su almuerzo.

––Sí, ¿Dónde?

––No sé, mi amiga me invitó –– comentó –– Son de esas fiestas que nadie se conoce.

Reímos un momento, me gustaba la sensación que me daba, nada romántico pero me daba una buena vibra.

***

Hola lectores!
¿Que les parece Marlee?
Los veo en los comentarios 👀
Nos vemos el próximo domingo yyy espero que les esté gustando la historia 🖤

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