Catorce | El beso
Diana
Aquí estaba otra vez, preparándome para una cita con Connor, Melek estaba conmigo mientras me ayudaba a elegir un nuevo outfit, ella miraba mis cosas y yo me miraba al espejo, algo que había empezado hacer otra vez.
––Que hermoso collar, ¿Dónde lo conseguiste?
Me di vuelta y sonreí al verlo, era el collar que nunca dejaba de lado.
––Me lo regaló Adam, la luna tiene conexión con mi primer novio –– respondí mientras me arreglaba el cabello.
Ella sonrió mientras acariciaba la luna.
––Que lindo detalle –– respondió mientras lo dejaba de lado.
El clima había cambiado, comenzaba aparecer un poco el verano, el sol radiante y tardes llenas de alegrías, así que escogí un vestido floreado de color celeste, era bastante suelto.
––Me gusta ese vestido, la verdad me gusta tu estilo –– añadió mientras veía mis cosas.
Fui al baño a cambiarme de ropa, mientras Melo ponía música en la radio, no tenía mis discos, aún no me llegaban todas mis cosas, así que sobrevivía a la radio.
Sonaba la melodía de una canción que no conocía, era muy tranquila y relajante, me quite la ropa que traía y me puse el vestido mientras escuchaba la canción.
––¿Cómo me veo? –– dije mientras abría la puerta.
Melo estaba sonriéndome, asentía y festejaba como si fuera una niña pequeña, sonreí con ella y volví a mirarme al espejo, me gustaba como me veía.
––¡Estupenda! Me gusta muchísimo –– respondió.
Guardamos las cosas donde iban, estaba mejorando un poco en lo que hacía en el pasado, comencé a ordenar las mis espacios, me puse mi collar y me miré por última vez al espejo.
––Vamos a dar un paseo antes de que Connor venga por ti –– decía Melo.
Asentí y saqué mi bolso, guardé las pocas cosas que tenía, mi teléfono ya que últimamente me había obsesionado con él, las llaves del departamento y otras cosas más.
Mientras íbamos saliendo del departamento, di una pequeña mirada al lugar donde Lizzy no se encontraba por ningún lado, ya no teníamos conversaciones como los primeros días, todo cambió cuando alguien la llamaba constantemente y ella al parecer no quería responder.
Melo me iba contando del nuevo libro que comenzó a leer, se trataba de un amor imposible y era antiguo, no sabía muy bien como podían gustarle esos libros, en esos años nada era muy bonito que digamos.
––¿Señorita Diana? Ha llegado una carta para su hermana –– añadió Héctor mientras me la entregaba.
La recibí y le di un vistazo, no tenía mucha información afuera del sobre pero lo único que indicaba que venía de sus jefes.
––Si claro, gracias Héctor –– le respondí y la guardé en mi bolso.
El clima afuera estaba muy bueno, un sol grande y radiante sin ninguna nube a su alrededor, fuimos caminando a la librería de siempre, nos gustaba ir allí de vez en cuando a mirar algunas nuevas historias o quizás a comprar algún libro.
Melo fue directo a la sección de romance, iba muy emocionada por saber en qué iba a continuar su lectura, yo me fui a la fantasía, el libro que tenía ya lo había terminado, fue increíble leer otro libro y de verdad poder disfrutarlo, iba a tener mucho de que hablar cuando volviera a Ohio.
Me entretuve buscando el tercer libro de Harry Potter, al parecer era uno de los que a todos les gustaba leer, lo logré encontrar y fui directo a la caja, la chica que me atendió me sonrió mientras veía el libro.
––¡Harry Potter! Eso es genial, me gusta cuando los clientes le gusta la fantasía –– decía ella.
Asentí.
––Es muy entretenido, me ha gustado muchísimo leerlos –– añadí, Melo venía detrás mío con dos libros más.
Cuando me vio me dió una sonrisa y parecía avergonzada.
––¿Que? Están en oferta –– decía en defensa.
Me reí junto a ella, al igual que la que nos atendió. Melo iba muy feliz con sus nuevos libros, nunca pensé que una historia podría hacernos feliz tan rápido, nos quedamos en una banca que estaba cerca de la librería, ella decidió abrir el primer libro, se veía interesante.
––¿De qué trata? –– pregunté.
Ella sonrió y me mostró el nombre del libro.
––Es Orgullo y Prejuicio, ¿No lo conoces?
Negué y ella empezó a contarme la historia, al parecer había hasta una película, quizás más adelante iba a comenzar a leer más clásicos, pero por el momento me quedaba con la fantasía de Harry Potter.
Decidí abrir la primera página del libro, me gustaba muchísimo abrir alguna página aleatoria y olfatear sus hojas, se veía algo extraño pero me estaba mucho hacer eso, estábamos muy tranquilas leyendo mientras disfrutábamos de la cálida tarde que teníamos.
Melo miró su reloj, cerró su libro y lo guardó en su bolso.
––Lo siento mucho Diana, pero debo irme –– decía mientras se arreglaba –– Me avisas cuando estés con Connor.
Sonreí nerviosa y asentí, la besé en la mejilla y ella corrió a su destino, me quedé unos minutos más disfrutando del libro, cada vez parecía ser más interesante la vida de Harry Potter, habían aparecido nuevos personajes e incluso más enemigos en su vida.
––Te ves hermosa leyendo –– dijo una voz.
Volví a la realidad y miré al frente, Connor estaba sonriendo, mientras que yo estaba muy avergonzada, cerré el libro y me acerqué a él para saludarlo.
––¿Llevas mucho rato por aquí? –– preguntó.
Guardé mi libro en el bolso y comenzamos a caminar.
––No, la verdad no –– respondí –– Estaba con mi amiga, pero se fue hace unos minutos.
Nos fuimos caminando al lugar misterioso, Connor no iba a decirme nada, pudo haber sido mi idea de volver a salir pero el escogió el lugar.
––¿Te gusta jugar a los bolos? –– preguntó.
Estaba cerca de Times Square, así que nos fuimos disfrutando de la caminata y el clima, me gustaba mucho admirar los lugares y quizás en otro momento poder volver a pintar, con todo esto de las sesiones, había dejado un poco de lado las cosas que me gustaba hacer.
El sitio era bastante grande, se llamaba Bowlero, tenía grandes luces de colores, una tienda donde vendían unas pocas cosas para comer, unas mesas donde podías estar con las personas que venías y luego estaba el espacio donde ibas a jugar.
Connor estaba emocionado, fue en busca de algo para comer, mi proceso ha avanzado de a poco, mi cuaderno está con muchos pensamientos sobre la comida, con la doctora nos hemos reunido por video llamada, hubo una interrupción en nuestras sesiones pero aún así logramos obtener un mejor avance.
––Traje bebidas y unas papas fritas –– decía mientras dejaba las cosas en nuestra mesa.
Al frente de nosotros había una pequeña pantalla donde indicaba los puntos que íbamos sacando, por el momento los dos llevábamos cero. Connor me enseñó a jugar, ya que nunca en mi vida había visto esto ni jugado, tiró unas cuantas veces la pelota pero no se lograron derribar todos.
––Algo así, pero deben caer todos –– decía mientras bebía de su vaso.
Agarré una pelota de color azul, era bastante pesada. Miré hacia el frente y la tiré con fuerzas, esperé unos segundos hasta que llegó al final haciendo que todos cayeran al suelo.
¿Había ganado?
Me giré hacia Connor, el parecía feliz junto a mi.
––Eso es suerte de principiantes, pero felicidades –– decía mientras agarraba la pelota.
Estuvimos media hora jugando, hasta que Connor se rindió, ya que le había ganado en todas las partidas. Nos sentamos en las sillas mientras veíamos a los demás jugar, todos parecían estar muy felices, bebí un poco de mi bebida y cerré mis ojos para poder disfrutarla.
––¿Que te pareció el juego? –– pregunto Connor.
Volví a beber y asentí.
––Estuvo muy divertido, lo pasé genial –– respondí mientras comía unas papas.
Connor bebía de su vaso y sonreía de vez en cuando, comencé a comer y a beber de mis cosas, todo parecía estar muy bien, nos fuimos del lugar mientras Connor me iba contando un poco de su vida.
––Había pasado un tiempo desde que no venía aquí –– respondía un poco triste –– Venía con mi hermana hace unos años...
Por el tono en que lo decía, se notaba muy bien de que hablaba.
––¿Hace cuánto fue que...? –– pregunté sin decirlo todo.
––Hace tres años, siempre veníamos a jugar y ella me ganaba en todas las partidas –– decía con nostalgia –– De vez en cuando le ganaba y creía que hacía trampa.
Sonreí junto a él, ante el recuerdo de una desconocida. Paramos en frente de un restaurante, había una banca bastante grande, por dentro del local se veía muy iluminado y aún tenían clientes. Nos sentamos allí mientras Connor miraba al suelo y volvía a verme.
––¿De qué murió? –– pregunté en un susurro.
––En un accidente, ella iba en el auto –– respondió.
Se sintió una cercanía extraña al oír esas palabras, cerré mis ojos un momento y solté aire tratando de dejar irlo de a poco, volví a mirar a Connor unos segundos, puse mis manos en las suyas y las acaricié un momento, él sonrió ante el gesto y me observó, no nos dijimos nada, solos nos mirábamos, hasta que hice algo, tuve la necesidad de besarlo.
Me acerqué a él lentamente y lo besé, nuestros labios se unieron unos segundos, pero al tocarlos pude notar que nada se comparaba con lo que ya había sentido antes, nada podía reemplazar Adam.
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