C4. Es una promesa.
—¿Estás seguro…?—cuestiona la voz de Erick a mi lado. Sus ojos me miran un momento y asiento débilmente.—Bien.
—¿Tú estás seguro?—deja escapar una risita nerviosa y niega.
—No.—acepta.—Pero te dije que te ayudaría y eso es precisamente lo que haré.—pausa.—Mira Chris, es obvio que vamos a meternos en un millón de problemas si Bruce o cualquier otra persona de La Base se entera pero…también es más que obvio que necesitas esto…lo necesitas para poder avanzar y sí sé que yo te puedo ayudar, entonces eso es lo que voy a hacer…
—¡Eres mi mejor amigo!—respondo sincero.
—¡También eres mi mejor amigo, por eso estoy haciendo esta locura por ti!—anuncia.—Pero ahora dejémonos de sentimentalismos que tenemos algo que haces ¿de acuerdo?—asiento.—¿Has pensado a que día iremos…?
Dejo escapar un largo suspiro y asiento débilmente.—Sí.
Erick se queda en silencio contemplándome en silencio un breve momento.—Ajá…
—Una semana atrás del último día de Danna…—murmuro. Sus ojos verdes me miran fijamente y frunce sus labios.
—De acuerdo.—responde finalmente.—Recuerda que solo tienes un día.—me recuerda una vez más. Inspiro con fuerza y asiento en acuerdo.—¿Trajiste algo de Danna...?—asiento.
—Traje mi cadena.—Erick asiente.—Y ahí es donde crearé el bucle…—anuncio sin más jugueteando con el dije de la pequeña cadena que Danna me obsequió en mi cumpleaños.
—¿Fue un día realmente bueno, no?—cuestiona.
—Como no tienes ni idea.
—Bien.—susurra. Erick se frota las manos y luego me mira.—Fecha exacta.
—Noviembre dieciocho, dos mil cincuenta.—anuncio. Él me mira un segundo y asiente. Coloca su mano encima de mi hombro y automáticamente el mundo da vueltas. Es la primera vez que estoy dentro del espacio de Erick, él parece estar demasiado concentrado en lo suyo que ni siquiera se inmuta. Cuando se detiene me encuentro de pie en medio del jardín de mi casa.—¿Por qué estamos aquí…?—pregunto.
—Es una pequeña ventaja para que puedas crear tu bucle sin problemas.—murmura.—Pensé que sería mejor que lo hicieras aquí, de esa manera ella…ella no lo sabrá. Ya sabes de lo que hablo.
—¡Gracias, Erick!—susurro.
—No tienes que darme las gracias.—inquiere.—Te dije porque lo hice.—suspira.—Necesito que hagas tu bucle para poder irme…
Asiento mientras saco mi reloj. Erick me mira fijamente mientras comienzo a darle vueltas a las manecillas, cuento mentalmente y cuando un pequeño clic se hace presente mis ojos vuelven a mirarlo.—Cada día a la media noche…
—Bien.—pausa.—¿Estás seguro que quieres quedarte aquí…?—cuestiona.—Mira que cuando me vaya no habrá vuelta atrás, Christopher…te quedarás aquí y no habrá forma de que no puedas volver si no es conmigo…
—Estoy totalmente seguro.—anuncio sincero.—El curso de hoy tiene su eco en el futuro, lo sabes.
—No pienses mucho en el futuro, Chris.—susurra.—Disfruta a Danna tanto como puedas…ahora…en tu nuevo presente o lo que sea que sea esto.—pausa.—Y si cambias de opinión volveré en un par de días y…
—¡No!—decido.—No vuelvas, estará todo bien, de verdad.
Erick se quedó en silencio un largo momento pero finalmente asintió.—Bien, si esa es tu decisión entonces supongo que no puedo hacer nada para cambiarlo ¿verdad?
—Necesito que me hagas un último favor…—murmuro.
—¿Cuál?
—Cuida de Lily.—susurro. Erick ladea su cabeza un poco.—Esta semana es su primera semana en los entrenamiento en La Base y ya sabes que Bruce puede ser un hijo de puta cuando quiere…
—Está bien, no te preocupes.—responde y en sus palabras aunque son muy breves puedo percibir de inmediato su sinceridad.—Disfruta tu tiempo con Danna, Chris…tienes una nueva oportunidad aunque sea de este modo…—pausa.—¿Puedo darte un abrazo de despedida…?—pregunta en voz baja.
Asiento y un segundo después sus brazos están rodeando mi cuerpo y su mano está palmeando mi espalda débilmente.—Erick…
—Cuídate mucho.—responde volviendo a mirarme y metiendo sus manos en los bolsillos de su campera.—Y recuerda que hagas lo que hagas no debes hacer nada que altere el futuro, estás en el pasado después de todo y todo tiene su curso, incluso aunque duela mucho.
—Gracias.
Erick aprieta sus labios y luego desaparece de mi vista. Inspiro con fuerza al tiempo que me giro sobre mis talones. Miro mi casa un breve segundo antes de mirar mi reloj de nueva cuenta. No parece haber absolutamente nadie dentro lo cual no es extraño, mis padres seguramente estarán trabajando y Lily en el colegio.
Dejando escapar un pequeño suspiro encaminando mis pasos lejos de mi casa. Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho en el momento en el que mis ojos se encuentran con la casa de Danna. Inspiro con fuerza antes de dejar salir todo el aire por mi boca, la idea de que ella está dentro, de que si toco la puerta volveré a verla después de perderla me hace temblar a sobremanera.
Aun así tomo el valor necesario para presionar el pequeño botón del timbre de la puerta. Espero pacientemente y cuando soy capaz de escuchar algunos pasos del otro lado mis nervios se vuelven todavía más visibles.
—Oh, Chris…—susurra.
—Hola, señora Silvetti.—saludo apenas la puerta delante de mí se abre.
Una amplia sonrisa se forma en los labios de la madre de Danna.—Hola, cariño.—responde dejando un pequeño beso sobre mi mejilla. ¿Cómo estás?
—Muy bien. ¿Está Dan…?—cuestiono metiendo las manos en los bolsillos delanteros de mis pantalones y ella asiente.—¿Cree que pueda pasar a verla…?
—Claro que sí.—anuncia haciéndose a un lado para cederme el paso. Le dedico una pequeña sonrisa antes de trazar mi camino hasta la habitación de Danna. Cuento mentalmente hasta diez y cuando me encuentro de frente en su puerta descubro que todo el valor que adquirí desde el camino de mi casa hasta acá se ha esfumado por completo. No hay ni rastro de que alguna vez haya estado ahí. Todo lo que quiero hacer es salir corriendo y mis nervios comienzan a jugar en mi contra.
—Relájate, Vélez.—me digo a mí mismo en un susurro débil.—Es ella. Viniste para esto, Chris. Recuérdalo.
Y repitiendo mentalmente mi mantra golpeo la puerta un par de veces. Escucho un ruido del otro lado y un momento después la puerta se abre. Danna está de pie delante de mí, sus ojos miel me contemplan fijamente mientras una amplia sonrisa está instalada en sus labios. Una linda sonrisa que es solamente para mí.
—¡Chris!—exclama y antes de que pueda decir cualquier otra cosa mis envuelvo mis brazos alrededor de su cuello. Ella se ríe en voz baja y ante el sonido de su risa las lágrimas que había estado conteniendo desde que entré en la casa se hacen presentes.
—Dan…—susurro. Y lloro.
Lloro sin detenerme porque por fin puedo tenerla de nueva cuenta entre mis brazos. La escucho reírse en voz baja y cuando se aparta de mí y sus ojos miran los míos su risa se esfuma.
—Hey… ¿Qué es lo que pasa…?—cuestiona en voz baja.
—No tienes ni idea de cuánto te he echado de menos.—respondo sincero. Sus cejas se fruncen y niega un poco.
—Mi amor…nos vimos ayer en La Base.—me recuerda llevando sus manos a mis mejillas para apartar las lágrimas de manera delicada. Me estremezco de golpe ante el contacto de su piel con la mía pero no me aparto.
Que esté tocándome después de perderla es un milagro. Algo que solamente es para mí, algo de lo que ninguno de ellos tiene idea.
—¡Pues no importa!—exclamo.—Te he extrañado igual.
—Te amo.—me dice sin dejar de mirarme.
—También te amo.—susurra poniéndose de puntillas para dejar un beso sobre mis labios.—¿Estás listo?
—¿Listo para qué…?—cuestiono pero sé la respuesta.
—Tenemos que ir a La Base.—responde.—¿Te has olvidado de eso?
Trago con dificultad antes de negar al tiempo que Danna entrelaza sus dedos con los míos.—No.
—Entonces vamos…—sugiere.
—No.—decido.
Danna me mira de nueva cuenta y por la expresión que tiene en el rostro me da la impresión de que no puede creerse que en serio me esté rehusando a ir.
—Chris…—comienza pero mi voz la interrumpe.
—Hoy no iremos a La Base ni a ningún lugar en dónde esté Bruce…—decido.—Iremos a otro lugar…
—¿Qué?—se ríe.—Chris…
—Te voy a llevar a mi lugar favorito.—respondo.—Lo he encontrado hace unos días así que estoy totalmente seguro que lo amarás…—prometo llevando su mano a mis labios para depositar un beso sobre el dorso de su mano.
—¿Y eso es…?—me rio.
—Pues para eso tendrás que venir conmigo, obviamente.—anuncio guiñándole un ojo.
Danna me sonríe antes de frenar sus pasos. Imito su acción y cuando nuestros ojos se encuentran una sonrisa se abre paso en sus labios. El impulso de besarla es más fuerte que yo así que sin más la beso. Uno nuestras bocas en un cálido beso, lento y desesperado al mismo tiempo. Suave e intenso. Dulce y salado. Delicado y feroz. Todo al mismo tiempo y no tengo ni idea de cómo eso es posible.
—¿Estás tratando de convencerme…?—pregunta en voz baja.
—¿Está funcionando?
Se ríe.—Algo así.—hace una pausa.—Aunque si te soy sincera, creo que podrías esforzarte un poco más…
—Perfecto entonces.—argumento antes de volver a besarla. Danna sonríe sobre mis labios pero la necesidad de besarla es mucho más grande, poderosa y fuerte que yo. Así que lo hago. Sin contenerme en absoluto. Lo hago porque la amo más que a mi propia vida y así tuviese que ir al mismísimo infierno solo para poder estar con ella un minuto más, lo haría.
Porque al final de cuentas, Danna vale toda la pena del jodido mundo.
—Estás siendo cursi.—comenta cuando finalmente reanudamos la caminata.—¿Puedo preguntar a qué se debe?
—Se debe a que te amo.
—Oh, Dios.—me rio.—Lo digo de verdad, tú no sueles ser cursi nunca.—Su mano suelta la mía y se ríe.—Dame un momento.—pide antes de marcharse en dirección a la cocina. Me quedo de pie delante de la sala y mis ojos se quedan fijos en la pequeña cruz de metal anclada en la pared. Es la misma que los padres de Danna llevaron a su funeral. Mi corazón se estremece una vez más porque eso de ninguna jodida manera debería estar ahí. Doy un paso al frente en el mismo momento en el que Danna aparece detrás de mí.—Estoy lista.
Me giro sobre mis talones y ella se ríe.—Perfecto.
—¿Te pasa algo?—pregunta.—Porque en serio estás actuando extraño…
—No me pasa nada.—murmuro.—Mejor…vamos que se hace tarde...
—Bien.
(…)
—¿Este lugar si quiera es legal?—cuestiona mientras caminamos dentro del espeso bosque. Las pequeñas y delgadas ramas crujen debajo de mis zapatos mientras caminamos tomados de las manos.
—Sí.—respondo.—O por lo menos eso es lo que creo y espero.—bromeo.
—¡Christopher!—exclama.
—Sí, sí. Ya sé que no quieres perder tu licencia en La Base pero puedes estar tranquila, nada malo va a pasar.—respondo sincero.—Yo no voy a dejar que nada malo pase ni que nada te afecte…es una promesa.—pauso.—Y deberías de saber que yo nunca haría nada para ponerte en riesgo… ¿lo sabes, verdad?
—Lo sé.—asiente.—Y yo tampoco nunca dejaría que nada malo te pasara, Christopher. Haberte casi matado la primera vez que nos conocimos fue suficiente y perderte nunca va a ser una opción…¿me entendiste, Vélez?
—Más que claro, amor de mi vida.—susurro.—Porque no voy a perderte, Danna.
Danna articula un pequeño “te amo” sin emitir sonido alguno.—¿Falta mucho? Estoy comenzando a cansarme.—me rio en voz baja.
—Ven aquí.—exclamo deteniendo mis pasos lentamente de ella. En medio de una risita me envuelve en medio abrazo. Pasa sus brazos por mi cuello y tomando impulso me pongo de pie.
—Hacía mucho tiempo que no hacíamos esto.—anuncia sobre mi oído cuando comienzo con la caminata una vez más.
—Es verdad.—me rio.—Podríamos repetir todas las veces que quieras.
—Primero quiero ver a dónde iremos.—repone.
—Bien.—susurro. Unos minutos después cuando mis ojos detectan la vieja estructura de metal ahora repleta de enredaderas y lianas verdes y purpura quedan delante de mí.—¡Hemos llegado!
Coloco a Danna en el suelo con sumo cuidado y un jadeo de sorpresa escapa de sus labios mientras contempla el lugar. No es la cosa más glamurosa pero tomando en cuenta que estamos en el dos mil cincuenta y prácticamente la naturaleza ha desaparecido y ha sido reemplazada por los edificios, cristal, metal, el concreto y cada material de construcción que una persona se podría imaginar, tener un lugar donde todavía hay árboles y oxigeno natural es un regalo del cielo.
—Esto es…
—¿Te gusta?—cuestiono envolviendo mis brazos en su cintura mientras apoyo mi barbilla sobre su hombro.
—¿Estás jugando conmigo, Chris? ¡Esto es impresionante!
—Me alegra mucho que te guste.—respondo sincero.—Yo sé que siempre te ha gustado todo lo que tiene que ver con las cosas que las personas hacían antes…y sé que esto probablemente no es tan lindo como lo pintan en los libros que sueles leer pero puedes estar segura que este lugar bonito o no suficiente bonito siempre va a ser nuestro…—pauso.—Siempre que no lo encuentren, quiero decir…
—Esto es más que perfecto. ¿Y sabes por qué…?—niego.
—No.
—Porque estás aquí.—me sonríe.
—No voy a dejarte ir nunca, Danna.—respondo sincero más allá de lo que ella es capaz de comprender.—Nunca. ¿Me escuchaste? Es una promesa.
Ella me sonríe.—¡Quiero ver eso!
--------
¿Alguien sabe que fue lo que realmente hizo Erick...?😈
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top