Capítulo OO1: an attractive girl

Mina tomaba cada vez más, desde que escuchó lo que dijo Nayeon no puede dejar de pensar en ello, le duele la cabeza y siente que va a explotar en cualquier momento, su corazón late con fuerza y mira a todas partes, sus ojos se conectan con los de una rubia que levanta el vaso con una sonrisa arrogante, tal vez sea ella la primera con la que quiera probar algo.

La forma de sus ojos le parece atractiva, sus labios carnosos tenían algo que hacía que estuviera fija viéndolos, acomodó su cabello antes de cruzarse de piernas, Sana estaba a su lado y se dio cuenta al instante de lo que sucedía así que sonrió y le hizo señas a Son para que estuviera a su lado.

Ésta asintió y caminó, acomodó su camisa y se dio media vuelta para quedar frente a la japonesa. — Me he dado cuenta que quieres decirme algo —. Se mordió el labio inferior y apoyó el mentón en su mano, la estaba mirando desde lo alto, ahora se daba cuenta que sus ojos brillaban incluso más que las luces a su alrededor.

— Pues... —. Vaciló un poco moviendo el vaso, haciendo un sonido bastante adictivo del hielo chocando contra las paredes de cristal. — Eres muy atractiva, es inevitable no verte —. La rubia se impresionó no esperaba que le dijera ese tipo de cosas porque creía que era demasiado reservada ya que cuando llegó parecía tenerles miedo.

— El alcohol hace que seas alguien más —. Dijo con una pequeña sonrisa. — ¿Nos estás mostrando otra versión de ti? —. Preguntó elevando ambas cejas, clavo levemente los dientes en su labio inferior haciendo que la japonesa fijará la vista en éste y entre abriera los labios.

— Solo a ti —. Murmuró cerca de su oreja. — Veo que eres muy segura de ti misma y eso realmente me gusta —.

— ¿Estás diciendo que te gusto? —. Se burló y tomó todo de golpe. — No lo puedo negar Myoui —. Detestaba que la llamarán por su apellido pero cuando la menor lo hacía tenía otro tipo de efecto en ella, algo se movió dentro de ella haciendo que apretara los muslos. — Eres demasiado hermosa, tanto que asusta —. Rió, su voz era tan melodiosa que no podía, todo comenzaba a dar vueltas y en lo único que pensaba era en besarla hasta que se le escapara todo el aire, morderle el labio con tanta fuerza hasta sentir el sabor metálico de la sangre en la punta de su lengua.

Se quedó quieta sin moverse, apenas y respiraba tratando de calmar todas las emociones y sensaciones que experimentaba su cuerpo ya que no tenía la capacidad de sentir tanto en tan poco tiempo, sentía que su corazón se iba a salir, que su voz desaparecía por completo, le faltaba el aire y en lo único que pensaba era en tocarla, en saber lo que había debajo de esa ropa, en lo que sería capaz de hacer para y por ella, tal vez tenerla de rodillas pidiéndole que haga lo que sea.

— ¿Que hay en tu cabeza? —. La miró a los ojos. — ¿Que es lo que quieres que te haga? —. Conectaron miradas, ya había tomado una decisión, sabía quien era la primera que aceptaría, sintió la mano de Son en su muslo, ésta subía y se metía dentro de su falda, tensó los muslos y jadeó. — Tengo una pregunta... —. Se acercó a su cuello dejando un pequeño beso en éste haciendo que todo su cuerpo recibiera una descarga eléctrica que hizo que cerrará los ojos. — ¿Qué tan apretada estás? —. Levantó la pierna haciendo que chocará contra la mesa, su vaso cayó a un lado rompiéndose al instante que tuvo contacto con el suelo.

— Mierda —. Maldijo y se inclinó haciendo que la menor tuviera una buena imagen de su trasero, las chicas las miraron y sonrieron, Chaeyoung era la elegida así que lo aceptarían. — Perdóname yo... —. Se quejó y levantó el cristal en la mesa, quejándose por el alcohol ya que éste había mojado sus zapatos.

— No te preocupes —. Momo la tomó de la mano y sonrió. — Yo lo arreglo —. Asintió lentamente y se reincorporó, lo primero que vio fueron los ojos de la rubia y luego los labios de ésta chocando contra los suyos, sus ojos se abrieron como platos, no sabía cómo responder ya que nunca había besado a nadie, era tan tonto.

La primera vez que besaba a alguien, justo a una chica que acaba de conocer y con la que ha decidido tener sexo aunque no haya dicho nada con el solo hecho de aceptar que ésta la besara era suficiente, cerró los ojos y se dejó llevar era exactamente lo que decían las películas y algunos artículos que había leído, si, tenía bastante tiempo libre como para buscar ese tipo de informaciones.

Entre abrió los labios cuando la coreana pasó la lengua por su labio inferior, subió las manos a su nuca acercandola cada vez más haciendo que la rubia bajará las manos a sus muslos para apoyarse, era tan buena besando que hacía que todo su cuerpo vibrará, quería jadear y gemir su nombre, clavar las uñas en su espalda, tenerla de rodillas pero sobre todo, saber lo que se sentía tener los dedos de la menor en su interior, moviéndose, penetrándola con fuerza haciendo que arquee la espalda.

Ya estaba en las nubes levitando gracias a la chica que metía la mano entre sus muslos y los apretaba a su antojo, haciéndola jadear sobre sus labios. — ¿Mi casa o tu casa? —. Se separó lentamente y la miró a los ojos, estaba bastante nerviosa ya que no sabía que las cosas escalarian tan rápido pero tenía un objetivo y eso era comprobar si era o no lesbiana, una pregunta que ha tenido desde hace muchos años.

— Tú casa —. Contestó sin pensarlo, la menor asintió lentamente y se levantó, caminó hacía Jeongyeon y le dijo algo que no pudo escuchar pero que quería saber, apretó los labios y tomó un poco de la bebida de Nayeon quien le sonrió.

Con algo tenía que bajarse el nerviosismo.

— Aquí tienes —. Le pasó un vaso con agua, estaba sentada en la cama, era su primera vez nunca había hecho absolutamente nada con nadie porque siempre daba miles de excusas para zafarse de eso pero ahora no podía hacerlo, perdería una gran oportunidad además de que ya ha hecho como para rendirse, eso no quitaba que le doliera el pecho que su cuerpo temblará cada que escuchaba la voz de la coreana.


Era su cumpleaños así que estaba tendiendo el mejor regalo de todos, eso era lo que le dijo Chaeyoung cuando entraron a su auto, que la haría sumamente feliz, en todo momento y que estaría para ella, no entendía muy bien el por qué lo hacía pero aquellas dulces palabras las agradeció en el alma, porque así podría estar más tranquila sabiendo que la menor es capaz de hacerla sentir tranquila.

— Deberías relajarte —. Sonrió y le acarició el muslo, dibujando diversas figuras en éste para calmarla. — No haré nada que tú no quieras que haga —. La miró a los ojos transmitiéndole esa tranquilidad que necesitaba porque estaba al borde del llanto, de salir corriendo y no mirar hacia atrás aún sabiendo que se odiaría si lo llegaba a hacer.

Ella iba a tener el control y se sentía un tanto entusiasmada, comenzó a respirar con normalidad y luego de darle un gran sorbo al agua volteó a verla, permitiéndose encarar a las más bajita, tenía que ser segura de sí misma porque si no no tendría el control que quiere ejercer.

Chaeyoung la miró y con cuidado la sentó en su regazo, le acomodó los mechones que cubrían sus ojos detrás de su oreja y la tomó de las mejillas para acercarla, sus labios se unieron y comenzaron un beso lento, despreocupado buscando que era lo que le gustaba a la otra, las manos de la coreana danzaban por su cuerpo, pasaron por sus muslos subiendo un poco la falda dejando ver el dobladillo de su ropa de encaje, luego subiendo a su cintura, metiéndose dentro de la blusa blanca traslucida acariciando su abdomen, provocando espasmos en éste.

Lo apretó y jadeó al sentir el delicado toque de la yema de los dedos de la contraria en su espalda, haciendo que la arqueara y mordiera su labio inferior, tirando un poco de el antes de chuparlo y cerrar los ojos con fuerza, era tan tímida que de seguro no sería capaz de mirarla a los ojos luego de que todo acabará.

La coreana se apartó y la miró. — ¿Me permites? —. Preguntó haciendo referencia a quitarle el sujetador, sonrió un poco y asintió, aunque la luz era tenue podía ver cómo los ojos de la contraria brillaban, le parecían tan adictivos.

Al sentir el aliento de Chaeyoung en su cuello se tensó, ésta me quitó la blusa con cuidado, haciendo que deslizara en sus brazos antes de atacar su cuello, besándola, pasando lentamente la lengua y chupandolo tan despacio que sentía que iba a caer en la locura, su mente explotó al sentir el roce de sus dientes en la piel lechosa de su cuello, inconscientemente sus caderas se movieron hacia delante, su centro cubierto por las bragas hacía fricción contra los fuertes muslos de la coreana.  

No parecía incomodarle porque bajó la mano a su trasero y lo apretó para segundos después ayudarla a moverse con más velocidad, sentía una fuerte presión en su intimidad la cual estaba tan mojada que podía sentirlo entre sus muslos. — Unos cuantos roces y ya estás mojada —. La voz de Son no era la misma, era más profunda y juguetona.

Sus mejillas se sonrojaron al instante que escuchó eso, sentía tanta vergüenza de ser tan rápida, pero es que no podía dejar de sentir ya que sabía exactamente dónde tocarla para calentarla y eso le encantaba a tal punto que ya estaba lista para que esos largos dedos entrarán en ella.

La rubia no esperó más y comenzó a bajar los besos por sus clavículas, dejando marcas en éstas ya que quería que se quedará con un buen recuerdo, entre más bajaba más sentía como su corazón golpeaba contra su pecho con fuerza, la menor subió la mirada conectandola por tan solo un segundo con la suya antes de entre abrir los labios y meterse uno de sus pezones a la boca.

Por más vergonzoso que fue el acto, soltó un fuerte gemido mientras subía la mano por la espalda de la contraria hasta llegar a su cabeza, la acercaba con desesperación quería sentir más, lo necesitaba.

— ¿Desesperada? —. Se mordió el labio con fuerza y movió las caderas con más rapidez, sus muslos ardían como si fueran a prenderse en fuego en cualquier momento, los tensó y siguió moviéndose sin pensar en ello, encontraba un poco de placer en ese dolor.

No quería contestarla porque si abría los labios iba a escaparse otro ruido y ya se sentía lo suficientemente avergonzada como para volver a hacer, pero es que los movimientos lentos de la menor la iban a volver loca, quería que lo hiciera más rápido, que dejara de chupar y lamer su pezón, ¿Por qué no lo mordisqueaba?.

¿Por qué no la abría de piernas y hacia gritar?.

Sabía muy bien que no lo hacía así porque quería tener cuidado, hacer de su primera vez algo especial y no la culpa al porque se lo agradecía era exactamente lo que quería solo que el deseo la estaba controlando, ya no se sentía ella, se estaba convirtiendo en alguien que lo único que buscaba era terminar, sintió un tirón en su vientre y jadeó, claro que era lo que necesitan, estaba debatiéndose entre su desesperación y vergüenza.

Alguna de las dos tendría que ganar.

— Te necesito —. Dijo acompañado de un gemido ronco que salió de lo más profundo de su garganta.

Los labios carnosos de Chaeyoung se alzaron en una sonrisa victoriosa, sabía que no iba a durar tanto tiempo con esos pequeños roces.

Ya se había topado con chicas como Mina, éstas se aguantaban lo más que podían hasta que explotaban, por más que tenían esa aura de chica buena y tímida eran todo lo contraria cuando la situación lo ameritaba, eran las que más le gustaban porque encontraba realmente excitante escucharlas jadear y pedir más, tan necesitadas que tenía que complacerlas a como diera lugar y Myoui no sería la excepción.

— ¿Quieres que esté dentro de ti, no? —. Asintió cerrando los ojos alejando los pensamientos puritanos de su cabeza, aunque la verdad que por lo que estaba haciendo no los tenía desde hace ya bastante tiempo, deslizó la mano por su abdomen y la pasó con cuidado por su muslo derecho antes de apartar las bragas a un lado y pasar el dedo índice por todo su centro, se tensó y apretó los dientes. — Claro que me necesitas —.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no fue por la vergüenza si no por la desesperación, quería tenerla dentro, necesitaba acabar con el dolor que se instalaba en su vientre y la presión en su centro que apenas la dejaba pensar con claridad, era obvio que la necesitaba y es que no había nada más en su mente que la menor haciéndola gemir.

Chaeyoung la agarró y acostó suavemente en la cama, arqueó un poco la espalda cuando ésta hizo contacto con las sábanas frías, estaba bastante nerviosa pero a la vez relajada porque sabía que son la ayudaría y complacería en todo, había escogido bien aunque la verdad es que todas se veían demasiado buenas personas para ser reales.

Le quitó la falda mientras besaba sus muslos, sintió como la tela acariciaba sus piernas hasta que llegó a la punta de sus dedos y luego la escuchó caer, lo mismo con sus bragas, a éste punto estaba desnuda frente a la rubia, la chica más atractiva que había conocido en todo su vida, pero por la que fantaseaba todas las noches cuando bajaba la mano por su abdomen y se tocaba, pensando en alguien que tiene muchas cosas de Chaeyoung lo cual le impresiona.

— Si quieres que pare solo dilo... —. Se mordió el labio y asintió, la lengua de la rubia viajó desde sus muslos internos hasta su clítoris, se quedó quieta en ese lugar sin moverse ni nada, sus dientes rechinaron de lo fuerte que los estaba apretando y por instinto abrió más las piernas, quería sentir a la chica. —Que impaciente eres —. Sentir su respiración agitada contra su centro hizo que se retorciera. — Que sensible eres —. Fue lo último que dijo antes de que con sus labios carnosos chupara ese botón sensible.

Agarró un puñado de sábana con ambas manos, sus caderas se sacudieron ante tal sensación y un gemido salió tan rápido que no fue capaz de aguantarlo, cerró los ojos, sentía que iba a desfallecer, la lengua de la experta chica danzaba por sus labios vaginales, entrando lentamente en ella por unos instantes antes de seguir moviéndose, chupaba y de vez en cuando mordisqueaba su clítoris haciéndola gemir en alto.

— Chaeyoung —. Gimió su nombre entrecortadamente, queriendo morir en cualquier momento por todo lo que estaba pasando, era nuevo para ella pero tan fascinante que de seguro no podría aguantar mucho tiempo.

— Lo sé, bebé... —. Con toda la vergüenza que sentía en ese momento por presentarse así ante alguien que no conocía, la miró a los ojos, Chaeyoung se separó de su centro y la besó, fue algo tan inesperado que ahogó un grito en los labios ajenos, no esperaba que hiciera eso, la estaba obligando a probarse, el sabor amargo del alcohol hacia contraste con el sabor agridulce de sus propios fluidos, sus lenguas jugaron por unos segundos antes de sentir como la coreana introducía el primer dedo.

Le mordió el labio inferior con fuerza exactamente como ella quería que pasará, el sabor metálico de la sangre impacto contra la punta de su lengua y gimió de placer cuando aquel dedo en su interior comenzó a moverse en círculos, como si la estuviera preparando para lo que se venía, movía las caderas contra la mano de la menor, ésta le respondía penetrándola con fuerza, haciéndola gemir y morderse el labio para no hacerlo tan alto.

— No escondes tus dulces gemidos —. Eso fue suficientemente para entre abrir los labios y dejar escapar todos los ruidos que estaba aguantando. —Ahora puedo comprobar lo apretada que estás —. Metió otro dedo y los abrió, Mina cerró los ojos con fuerza y echó la cabeza hacia atrás clavandola contra el colchón con tanta fuerza que le dolía el cuello, pero es que no sabía cómo expresar lo que estaba sintiendo.

— A-ahi —. Fue lo único que pudo decir, la menor arqueó los dedos y los movió, estaba buscando ese punto que haría que prefiera la cabeza. — ¡Chaeyoung! —. Ya lo había conseguido, se acomodó mejor apoyándose de sus rodillas y brazo izquierdo para bajar sus besos húmedos a los pechos ajenos mientras la penetraba con tanta rapidez que la cama comenzó a rechinar.

El espaldar chocaba contra la pared, esto estaba calentando cada vez más a Myoui quien no esperaba que se sintiera así, estaba realmente agradecida de hacerle caso a su mamá y que saliera a divertirse, porque claro que lo estaba haciendo.

— Estás tan apretada para mi —. Gruñó y mordió su pezón izquierdo, tirando de éste haciéndola gemir e inclinarse hacia delante sin saber que eso haría que sintiera aún más los dedos de Chaeyoung moviéndose en su interior.

Bajó la mano completamente desesperada y se acarició el clítoris con rapidez, sollozaba y gemía, solo quería terminar porque era lo que su cuerpo le estaba pidiendo, de la nada dejó de escuchar y en lo único que se estaba centrando era en los ruidos obscenos de los dedos de Son entrando y salir de su interior además de los jadeos de ésta los cuales estaban cerca de su oído porque ahí se encontraba, besando su cuello y diciéndole lo bien que se sentía.

Su cabeza daba vueltas y vueltas, su centro comenzó a apretar los dedos de la contraria con tanta fuerza que ya sabía que era lo que pasaría así que aceleró. — Quiero que te corras con fuerza, no te cohibas —. Rodó los ojos y sintió como si una cosa explotó en su interior, para luego impresionarse cuando algo caliente salió expulsado de su intimidad, gimió con todas sus fuerzas y a los pocos segundos se desplomó en la cama.

Chaeyoung la seguía penetrando despacio para que pudiera asimilar todo lo que estaba pasando, le dio un pequeño beso en los labios y se acostó a su lado.

— ¿Y bien? —. Preguntó viéndola a los ojos antes de chuparse los dedos, sus mejillas ardieron al ver esa escena pero sobre todo al sentirse otra vez caliente solo por eso.

— Solo quiero que me folles toda la puta noche —. Escupió sin tapujos, Chaeyoung elevó ambas cejas y sonrió.

— Entonces eso haré —. Se sonrieron.

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