OO3 | TRATO
—¡Eres tú, Jungkook! —exclamó llamando su atención, provocando que este arrugara ligeramente la frente debido al desconcierto.
—¿Yo? —preguntó abriendo los ojos a la par por el desconcierto.
Ethan y Emmaline también parecían demasiado confundidos con la situación, mientras que Taehyung abrió los ojos a la par haciéndole saber que él había comprendido a lo que se refería y estaba sorprendido.
En ese momento, Megan al encontrarse con sus orbes oscuros que expresaban una gran confusión, pero también angustia y desesperación por la situación que estaba pasando con su familia, reaccionó a que no era para nada el momento de hablarle sobre eso.
—Nada. Olvídalo —sacudió la cabeza para tomar asiento, aún sintiendo la intensa mirada de su amigo que intentaba procesar todo.
—Pero...
—Olvídalo. No es nada.
Jungkook arrugó ligeramente la frente otra vez, pero acabó soltando un suspiro, decidiendo ya no prestarle atención y centrarse en lo que estaba hablando con sus amigos.
—Oye, yo también tengo unos ahorros —mencionó Emmaline—. Hablaré con mi novio, con mi familia, con mis amigos. Hablaré con quien sea necesario, pero buscaré la manera de poder ayudarte —aseguró apoyando la mano sobre la suya, por lo que Jungkook la tomó dándole un pequeño apretón.
—Gracias, Emma—murmuró con una pequeña sonrisa.
Aunque sabía que probablemente no era suficiente, no iba a negarse a que lo ayudase porque a fin de cuentas era algo, y ahora tendría que buscar otra manera de conseguir el dinero restante, lo cual estaba desesperándolo.
En eso, Megan no podía evitar comenzar a recordar aquella noche en la que, quizás, fue cuando su tío comenzó a creer que Jeon Jungkook podría ser su novio por la cercanía que tuvieron.
Esa noche ella había quedado con Taehyung en ir al Club Addasse, solamente ellos dos ya que tenían ganas de salir aunque sus demás amigos estaban ocupados. La pelinegra estaba realmente mal porque Thea había roto sus ilusiones, así que su mejor amigo cuando tomaron asiento en los taburetes frente a la barra, decidió decirle que él pagaría los primeros tragos, provocando que ella sonriera a lo grande al no tener que gastar.
Estuvieron conversando animadamente como siempre solían hacer mientras bebían, hasta que Taehyung se levantó informándole que iría al baño, por lo que ella asintió y lo observó alejarse. Le dio un sorbo al licor, para luego apoyar el mentón en su mano mientras miraba aburrida a su alrededor.
No podía dejar de pensar en que detestaba el hecho de que pareciera que siempre le iba mal con las jóvenes que conocía. Siempre había deseado poder vivir su primer amor correspondido, imaginar su vida junto a esa persona, pero para su mala suerte siempre acababa siendo rechazada.
Sólo quería que alguien le correspondiera y le enseñase que el amor es lindo, que no duele.
Al estar tan perdida en sus pensamientos, no pudo evitar sobresaltarse cuando un cuerpo fornido apareció frente a ella, por lo que levantó la cabeza encontrándose con un pelinegro.
—¿Estás bien? —preguntó este sin mirarla al estar doblando las mangas de su camisa blanca hasta sus antebrazos.
—Sí, claro.
—¿Y Taehyung?
—Fue al baño —respondió intentando buscar su mirada, pero este parecía evitarla—. ¿Tú estás bien?
—Claro.
—¿Y por qué no me miras? ¿Tengo algo o qué? —cuestionó arrugando ligeramente la frente, pero este parecía más entretenido en doblar perfectamente las mangas de su camisa—. ¿Qué te sucede? ¿Hice algo?
—Además de que el viernes pasado me hayas hecho cargarte hasta el coche de Taehyung, no —respondió sonriendo falsamente sin enseñar sus dientes, pero esta vez, mirándola, provocando que ella se sorprendiera al notar que llevaba un hematoma en su ojo izquierdo.
—¡¿Qué rayos te sucedió?! —preguntó preocupada.
—Nada...
—¡¿Cómo que nada?!
—Dije que na...
—¡Ven aquí!
Megan se inclinó hacia adelante para tomar el rostro de Jungkook entre sus manos, provocando que este por la cercanía abriera los ojos a la par, y ella tuviese que reprimir su risa. Si bien siempre había notado que tenía unos ojos grandes y redondos, pero ahora poder verlos más de cerca, lo oscuros que eran y el brillo que contenían se le hacían fascinantes aunque este pareciera asustado.
Jungkook no sabía qué decir, ni qué hacer, hasta parecía haberse olvidado de cómo respirar mientras observaba cómo ella parecía analizar el hematoma en su ojo izquierdo. En ese momento, no pudo evitar observar la manera en la que como siempre llevaba su cabello ondulado atado en una coleta, sus cejas perfiladas, la manera en la que sus pestañas eran largas y arqueadas al natural, cómo sus orbes parecían más oscuros en ese momento despertando su curiosidad de cómo serían a la luz del día, su nariz respingada, y sus labios carmesí, los cuales tenía húmedos y entreabiertos.
—¿Quién te hizo ésto?
—U-Un cliente —balbuceó aún mirándola, pensando en cómo podía analizar tanto un hematoma.
—Imagino que te defendiste. No eres grandote por nada.
—El hombre estaba ebrio.
—¿Y eso qué? —cuestionó alzando una ceja, conectando sus miradas, provocando que Jungkook deseara poder desviarla, pero ella lo seguía tomando del rostro.
—Que no sería justo que lo golpeara, además que fue sin querer.
—¿Por qué?
—Él quería golpear a otro hombre, así que intervine y me terminé llevando este golpe —explicó haciendo una mueca.
—Eres tonto.
—No me gustan las peleas. Tampoco nunca he peleado, y no lo haría —confesó mientras observaba los orbes de ella, intentando adivinar su verdadero color.
—¿Te duele? —preguntó rozando con sus dedos el hematoma, provocando que él se estremeciera y tragase con dificultad.
—N-No...
—¿Y ahora? —arrugó ligeramente la frente. Este al sentir cómo tocaba la zona afectada, salió de su trance, soltando un gran quejido y separándose rápidamente mientras se cubría el ojo, escuchándola soltar una risotada.
—¡¿Cómo vas a hacer eso?! ¡Claro que me duele, carajo! —exclamó indignado.
—Espero que se te pase pronto.
Jungkook aún seguía cubriéndose el ojo al sentir punzada en el hematoma, detestando haberse perdido en la curiosidad de cuál podría ser el color de sus ojos, porque ahora tan sólo podía pensar en el dolor que sentía.
—¿Me sirves más? —preguntó acercando su vaso vacío, mientras este la observaba con el semblante serio, todavía indignado de gran manera.
—No —respondió sin más, rodeando la barra para salir.
—¡Jungkook! —exclamó riendo, observando cómo se perdía entre las personas.
Ella negó repetidamente con la cabeza mientras seguía riendo, sin poder creerse para nada que se haya molestado en verdad, aunque quizás sí se había pasado molestándolo porque no había confianza entre ellos como para hacer algo así, pero como Jungkook era mejor amigo de Taehyung, ella sí sentía confianza como para para molestarlo. Mientras que Jungkook era todo lo contrario, a pesar de ser alguien demasiado sociable, no consideraba amigo a cualquier persona.
La fémina al reaccionar, vio cómo Jungkook se encontraba con sus brazos apoyados en la mesa e inclinado hacia adelante mientras que Ethan y Taehyung seguían intentando ayudarlo dándole palabras de aliento, como también pensando en cómo él podría solucionar ese problema. Emmaline seguía tomando su mano acariciándole el dorso con el pulgar, y él asentía a lo que le decían. Este notó la mirada de la fémina, por lo que levantó la suya sintiendo que la curiosidad volvía a él, pero decidió hacerla a un lado y concentrarse en lo que le decía Ethan.
(...)
Jungkook intentaba de todas las formas posibles concentrarse en aquel beso, sintiendo cómo su novia enrollaba las piernas en su cadera para apegarlo más a ella, que estaba sentada en el capó de su coche. Podía sentir cómo su lengua le recorría la boca deslizándose sobre la suya, la manera en la que empuñaba su cabello algo largo y ondulado, pero sus pensamientos no lo dejaban en paz.
La desesperación de saber que en ese momento no estaba haciendo algo para ayudar a su familia, lo tenía demasiado mal.
—Hey, ¿qué sucede? —preguntó rompiendo el beso, acariciando su mejilla.
—No es nada —respondió negando con la cabeza.
—No me mientas. Puedo darme cuenta que desde que llegaste por mí que pareces no estar presente.
—Keira... perdóname, en verdad no quiero estar así —suspiró bajando la cabeza—. Es sólo que no puedo dejar de pensar en mi familia.
—Siempre tienes algo qué pensar, algo qué hacer, y estoy agotada de que parezca no existir para ti cuando soy tu novia —expresó molesta, provocando que él se sorprendiera.
—¿Qué...?
—Siempre es así, y no puedes negármelo. Ni siquiera notas el esfuerzo que he hecho estos meses por entenderte, porque si no estuviera verdaderamente enamorada de ti, ya hubiera acabado con ésto —confesó angustiada—. Tú nunca pareces querer compartir tiempo conmigo...
—No digas eso —pidió pasando las manos por sus hombros, sintiendo su corazón encogerse—. No es así. Es sólo que...
—Entonces, ¿por qué nunca me invitas a una cita? ¿Por qué nunca tienes detalles conmigo? ¿Por qué tú nunca eres el primero en escribirme para verme? ¿Por qué siempre parece ser todo más importante antes que yo? —cuestionó con los ojos cristalinos—. ¿Por qué tuve que ser yo la que te pidiera estar juntos? ¿Por qué tuve que ser yo la que diera todos los primeros pasos? ¿Por qué tú... parecías tan inseguro de aceptar?
Al escuchar y ver que parecía tan afectada, provocó que no fuese siquiera capaz de contestar y bajase la cabeza soltando un tembloroso suspiro.
Y es que en eso no podía evitar recordar cómo fue que se dieron las cosas entre ellos. Pues, Keira y Jungkook eran mejores amigos desde el instituto, de esos que parecen ser inseparables, a pesar de que luego al empezar la Universidad ya no se veían tan seguido al estudiar distintas carreras, pero aún así, la amistad jamás se rompió.
Lo de ellos empezó una noche que ambos salieron con su grupo de amigos, pero bebieron de más -principalmente Jungkook-, sin esperarse para nada que al despertar estuviera en la cama de su mejor amiga, y desnudo con ella al lado.
Desde ese momento todo cambió, las confusiones empezaron, y más cuando eso se repitió, pero estando sobrios.
No podía negar para nada que le gustó follar con ella, que le hacía sentir bien, que siempre parecía esforzarse por sacarle una sonrisa, así que, cuando Keira fue capaz de confesarle sus sentimientos y decirle que desde hacía años ya no lo veía solamente como un amigo, Jungkook se quedó atónito.
Él no quería ser el causante de que su corazón se rompiera. No toleraba lastimar a las personas, menos a las que quería, y Keira era una de esas que eran demasiado importante para él.
Eso fue motivo suficiente para que decidiera darse una oportunidad con ella, aún sin ser capaz de comprender qué era lo que sentía por ella. Pero con el tiempo, la emoción y atención que siempre le daba fue disminuyendo sin siquiera notarlo.
—¿No vas a responderme? —preguntó arrugando ligeramente la frente.
—Y-Yo...
—¿Puedes al menos decirme si estás enamorado de mí o me amas? Porque yo sé que te amo.
Este tragó con dificultad negando repetidamente con la cabeza sin saber siquiera qué decir. Le desesperaba que le hiciese todas esas preguntas cuando ni siquiera sabía qué era lo que sentía.
—¿E-Es acaso eso diferente? —se atrevió a preguntar sorprendiéndola.
—¡Claro que sí! Porque cuando te enamoras sólo quieres la atención y el afecto de esa persona por cómo te hace sentir —explicó con la voz ahogada—. Pero cuando amas a esa persona, entonces, ya pasa a ser un acto quedarse porque conoces hasta cada defecto.
Jungkook no podía dejar de pensar, pues en un principio sí le había gustado la atención y cariño que le daba, hasta él era cariñoso con ella pudiendo notar cómo llegaba hasta hacerla sonrojar y ella no dejaba de sonreír, lo cual le gustaba, así que quería seguir haciéndolo. Pero no podía recordar en qué momento todo eso desapareció.
—Jungkook, te conozco tanto, y amo cada pequeña parte de ti, hasta tus defectos —confesó con un hilo de voz—. Pero ya no sé cómo seguir soportando que no me des nada de atención, porque yo... te necesito. Así que, por favor, dime qué es lo que sientes por mí.
—Lo siento —musitó bajando la cabeza.
—¿Jungkook...?
Este se atrevió a conectar sus miradas, notando la desesperación en la suya al temer que estuviese diciéndole lo que ella creía, por lo que este negó repetidamente con la cabeza, confirmándoselo.
—Mereces alguien que te ame tan bien como tú lo haces —murmuró limpiando delicadamente la lágrima que rodaba por su mejilla.
—¡Cállate! —exigió dándole un manotazo que lo sorprendió—. No hagas ésto. No digas esa mierda.
—Keira...
—Sólo haces que duela más —expresó bajando la cabeza mientras sorbía su nariz, provocando que Jungkook sintiese una presión instalarse en su pecho porque era lo que menos quería.
—Lo siento —musitó pensando alguna manera en la que pudiese aliviar su dolor.
—Quiero irme —habló levantándose para caminar, pero este la tomó del brazo.
—Déjame llevarte a tu departamento.
—No. No quiero estar cerca de ti.
—Lo sé, y lo entiendo. Pero, por favor, déjame llevarte —pidió con suavidad—. Tu departamento queda lejos, y a esta hora no es seguro que camines.
Keira bajó la cabeza soltando un pequeño sollozo, pero acabó aceptando al soltarse bruscamente y caminar nuevamente hacia el coche de Jungkook para subirse del lado del copiloto. Este soltó un suspiro de alivio por el hecho de que haya aceptado, y cuando estaba dispuesto a caminar hacia su coche, sintió su celular vibrar en el bolsillo delantero de sus jeans desgastados, por lo que lo tomó.
Al ver que era un número que no tenía agendado, frunció ligeramente el ceño, decidiendo ignorar la llamada ya que no era un buen momento y había quedado en llevar a Keira a su departamento.
En cuanto guardó nuevamente su celular, se acercó a su coche para subirse del lado del piloto, encendiendo el motor mientras la observaba notando cómo limpiaba sus lágrimas y miraba por la ventanilla, pasando de él.
Iban en completo silencio, el pelinegro aún sintiendo culpa por tenerla llorando a un lado de él.
—¿Puedo preguntarte algo? —al escucharla no pudo evitar sorprenderse, pero asintió rápidamente—¿Hay alguien más? —indagó con un ligero temblor en su voz, mientras Jungkook giró a verla por un momento con el ceño fruncido por la confusión—. ¿Estás enamorado de alguien más?
—Claro que no —respondió rápidamente, pudiendo notar que no parecía creerle demasiado—. No me gusta, ni me siento enamorado, ni mucho menos amo a otra persona. Si fuese así, te lo hubiese dicho al instante.
—Entonces, ¿por qué no puedes corresponderme? —preguntó dolida.
—No lo sé —musitó angustiado—. Sé que eres una mujer increíble, que vales completamente la pena, así que no tienes una idea de cuánto me gustaría poder estar enamorado de ti o amarte cómo tú lo haces. Pero... no sé porqué no puedo corresponderte, y siento rabia conmigo mismo por esa razón.
Pudo escucharla sollozar por lo bajo, por lo que decidió aparcar el coche a un lado, y sin importarle cómo pudiera reaccionar, acabó envolviéndola con sus brazos. La pelirroja por un momento quiso que la soltase, pero acabó dándose por vencida, apoyando la cabeza en su pecho mientras Jungkook acariciaba su brazo y dejaba un beso en la coronilla de su cabeza.
—Lo siento. En verdad lo siento —musitó afligido.
(...)
Megan soltó un suspiro al no recibir contestación alguna, por lo que salió de su habitación para dirigirse a la cocina, observando a aquella rubia que estaba encargándose de la cena. Podría sentirse más que bien al verla allí, debería su corazón brincar de emoción porque era algo que había deseado y hasta imaginado, pero la verdad era que, en realidad, sentía que algo no iba bien con ella, y no podía identificar qué era.
De todas maneras, decidió dejar eso completamente de lado cuando se encontró con aquellos orbes verdes que parecían brillar al verla. Fingió una sonrisa y se acercó a la fémina, la cual no dejaba de mirarla aunque estuviese cortando unas verduras, y al sentirse tan nerviosa por su intensidad, decidió pasar los brazos por su pequeña cintura.
Thea sabía perfectamente lo cariñosa que podía resultar ser, así que eso no le parecería extraño ni podría sentir sus nervios, o eso era lo que pensaba Megan, la cual comenzó a depositar besos en su cuello llegando hasta su hombro.
—¿Ya tienes hambre? —preguntó divertida, Thea.
—Como siempre —respondió apegándose más a ella, succionando la piel de su cuello para luego darle una pequeña mordida que la hizo reír.
—¡No se te ocurra marcarme!
—Tú lo hiciste —recalcó bajando una de sus manos por su vientre, escuchándola jadear por sus besos.
—Espera, quiero proponerte algo —mencionó llamando su atención.
—Dime. Puedo escucharte mientras te beso.
—Estaba pensando que... como ambas estamos de vacaciones, podríamos organizar un viaje donde seamos sólo tú y yo, ¿qué dices?
Al escucharla dejó de besar su cuello al tensarse, provocando que Thea pudiese darse cuenta ya que hasta se había separado un poco, por lo que volteó a verla algo desconcertada.
—¿Está todo bien? —preguntó insegura.
—Sí, claro —asintió riendo algo histérica—. Me encantaría, pero... ya quedé en algo.
—¿En qué?
—Es que mis padres van a celebrar su aniversario, así que debo ir —respondió haciendo una mueca—. Ellos siguen viviendo en Stowe.
—Oh, ¿y puedes llevar acompañante? —preguntó con una pequeña sonrisa, acercándose para tomarla de la cintura mientras Megan bajaba la cabeza y presionaba los labios—. ¿Qué sucede? ¿Es demasiado?
—Tú dijiste de ir lento, ¿recuerdas?
—Sí, bueno, pero no es como si no lleváramos meses conociéndonos —soltó una ligera risa—. Además, contigo no dejo de decir cosas, pero luego me doy cuenta de que me haces sentir más de lo que creo.
Megan en ese momento podría sentir su corazón agitarse de emoción, porque por primera vez una joven parecía poder estar sintiendo algo por ella, lo que debería hacerle notar que no tenía nada malo. Pero parecía ser lo que menos quería escuchar en ese instante, porque recordaba a sus padres y el hecho de que debía presentar un novio no una novia.
—Es que... creo que es mejor que por el momento sí vayamos lento.
Thea no pudo evitar sorprenderse mientras Megan sentía sus latidos acelerarse por los nervios, detestando estar pasando por esa situación, y más al ver cómo la decepción iba reflejándose en sus orbes verdes.
—Está bien.
—¿En verdad?
—Claro. Está más que bien, Megan —soltó una ligera risa amarga mientras caminaba hacia la habitación, logrando desconcertarla.
—Hey, ¿a dónde vas? —preguntó siguiéndola rápidamente—. ¿Thea...? —al verla quitándose su camiseta holgada para colocarse la suya y su chaqueta, arrugó el rostro—. ¿Qué haces? ¿Por qué te cambias?
—Si vamos a ir lento, lo mejor es que no me quede a dormir otro día aquí —respondió alzando una ceja, para luego tomar su bolso que había dejado en el sofá.
—No hagas ésto...
—Nos vemos, Megan.
—Thea, no te vayas, por favor —pidió frustrada, observándola caminar hacia la salida—. ¡Escúchame...!
Al verla salir dando un portazo, no pudo evitar sobresaltarse. Soltó un suspiro de frustración pasando las manos por su rostro, preguntándose porqué debía cambiar tanto de opinión últimamente.
Pues, el hecho de que le confesara que le gustaba no la había hecho emocionar cómo creyó, pero estaba aceptando el hecho de ir lento con ella porque quizás eso podría ir ayudándola a tomar la valentía para enfrentar a sus padres. Y ahora parecía haberse olvidado por completo sus palabras, ya que quería hasta conocer a sus padres sin importarle que tuviese que quedarse días allí.
No comprendía para nada a Thea, y eso estaba desesperándola porque tampoco se entendía ella.
Al escuchar su celular sonar, volvió a su habitación para acercarse a la mesa de noche y tomarlo, sorprendiéndose al leer el nombre.
—¿Hola...?
—Hey, Jungkook...
—Espera, ¿quién habla?
—Soy Megan —respondió soltando una ligera risa.
—¿Cómo conseguiste mi número? —preguntó desconcertado—. Primero me dices que sabes dónde vivo, ¿y ahora consigues mi número? ¿Acaso eres mi acosadora o algo así, Baker?
—Quisieras, pero no. Es todo gracias a Taehyung.
—Ya, ¿y qué quieres? ¿Por qué le has pedido mi número?
—Qué humor tienes —rodó los ojos mientras tomaba asiento en la cama.
—Lo siento. No estoy teniendo buenos días.
—Yo tampoco, así que por esa misma razón quiero que nos veamos —mencionó haciendo una mueca mientras masajeaba su frente, ya que no sabía cómo podría tomárselo.
—¿Qué? Mira, no somos amigos, así que no entiendo porqué...
—Tengo una propuesta que hacerte. Algo que a ambos nos podría ayudar a mejorar nuestros días.
(...)
Megan se había sorprendido de que Jungkook haya aceptado verse y le pidiese que fuese esa misma noche, por lo que rápidamente se colocó unos jeans desgastados y con roturas, y un suéter negro que parecía ser el doble de su tamaño. Al colocarse las zapatillas, ató su cabello en una coleta y tomó su bolso para así salir, ya que habían quedado en verse en un lugar de comida rápida.
Condujo rápidamente hasta Benny, donde habían quedado en verse, siendo la primera en llegar. En cuanto una joven se le acercó, decidió pedir dos hamburguesas y gaseosa, sin saber si eso podría gustarle a Jungkook, pero dudaba que no fuese así porque no conocía a nadie que pudiera disgustarle.
Los minutos fueron pasando, y al escuchar el sonido de las campanas que indicaban que alguien había entrado, volteó rápidamente. Allí se encontraba acercándose Jungkook, el cual llevaba jeans, una camiseta blanca lisa y una chaqueta negra, mientras su cabello lo llegaba desordenado y cayendo por su frente.
Este al verla apresuró su paso para tomar asiento frente a ella, y cuando quiso hablar se sorprendió porque una joven se acercó dejando una hamburguesa y un vaso con coca cola frente a él, como también luego frente a ella.
—Muchas gracias —le dijo sonriente a la camarera, la cual le devolvió la sonrisa antes de alejarse—. Espero que te guste porque no se me ocurrió otra cosa para pedir.
—Supongo que está bien —murmuró aún sorprendido, pero al verla darle un gran mordisco a su hamburguesa, decidió relajarse un poco.
Ese día estaba siendo realmente agotador para Jungkook, pues no sólo estaba intentando buscar la manera de juntar los cincuenta y cinco mil dolares que le faltaba, sino que todavía sentía culpa por la forma en que le rompió el corazón a la joven que conocía hacía más de cinco años. Necesitaba que ese día finalizara de una vez.
—Come —ordenó señalando su hamburguesa.
—Tienes mayonesa —apuntó haciendo una mueca de disgusto mientras señalaba sus labios.
—Está bien, pero come de una vez —recalcó antes de tomar la servilleta para limpiar sus labios.
Jungkook suspiró agotado y tomó la hamburguesa para darle un mordisco, sorprendiéndose por lo deliciosa que se le estaba haciendo, preguntándose cómo es que nunca había comido allí antes, por lo que rápidamente le dio otro mordisco. Megan al verlo comer así, no pudo evitar soltar una risilla.
—Ahora el que tiene mayonesa hasta en la barbilla eres tú.
El pelinegro, algo avergonzado, dejó la hamburguesa para tomar la servilleta y limpiarse mientras veía a Megan darle un sorbo a su gaseosa.
—Son demasiado grandes. Es imposible no mancharse.
—Pero eso no quita que sean las mejores hamburguesas. Por eso vengo aquí.
—Es la primera vez que vengo. No lo conocía.
—De nada —sonrió antes de volver a darle un sorbo a su gaseosa.
—¿Y bien? ¿Me dirás por qué me has pedido que nos veamos? —inquirió alzando una ceja mientras volvía a tomar su hamburguesa.
—Aún no has conseguido el dinero, ¿verdad?
Al escuchar su pregunta, Jungkook no pudo evitar tensarse, por lo que dejó nuevamente la hamburguesa y limpió sus manos con la servilleta mientras desviaba la mirada.
—No.
—Yo puedo ayudarte con eso —mencionó sorprendiéndolo.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —cuestionó arrugando levemente la frente—. No estoy para bromas, Baker.
—No es una broma —aclaró apoyando los brazos en la mesa, intentando soportar la manera en la que este la miraba con sus facciones endurecidas, y pareciera estar a nada de levantarse para marcharse—. Hace un tiempo cobré una parte de la herencia de mi abuelo. Tengo el dinero para ayudarte, Jungkook.
—Pero... Pero es tuyo...
—Y quiero ayudarte para que no pierdan la casa.
—No, Megan —negó repetidamente con la cabeza—. Ni siquiera me atreví a aceptar la ayuda de mi novia... Bueno, exnovia, ¿y voy a aceptar tu ayuda cuando ni siquiera somos amigos? —preguntó arrugando el rostro—. No puedo aceptarlo.
—¡¿Por qué no?! —cuestionó desconcertada—. Tú mismo has dicho que es demasiado importante para ustedes, que si se van no saben qué podrían hacer con los muebles, y tú familia no estaría cómoda en tu departamento...
—¡No sé cómo aceptarlo! —exclamó inclinándose hacia atrás y soltó un suspiro—. ¿Por qué me ayudarías?
—Oh, no te preocupes que no será gratis —replicó soltando una risotada, lo que hizo que este se desconcertara.
—No puedo pagarte, por algo necesito dinero...
—¡Ya lo sé! Por algo el dinero te lo daré yo —rodó los ojos mientras él desviaba la mirada—. No necesito dinero, ni haré que me pagues el doble luego.
—¿Entonces? —indagó inclinándose hacia adelante, apoyando los brazos al igual que ella—. ¿Qué es lo que puedes querer de mí?
Este observó cómo ella parecía tensarse como si dudara decirlo, lo que lograba despertar más su interés. En ese momento pudo aprovechar para mirarla mejor gracias a la luz blanca del lugar, por lo que comenzó a buscar su mirada, sorprendiéndose cuando ella la conectó y pudo ver que eran más claros de lo que creía.
—Ya sabes que... me gustan las mujeres.
—¿Cómo no saberlo? —soltó una risa cínica—. La última vez parecía que te comiste a un payaso.
—Ya, ¡cállate! —exclamó sonrojada.
—¿Y bien? Continúa. No entiendo a qué va eso.
—Pues, mis padres no lo aceptan —confesó provocando que él se sorprendiera—. Yo... necesito tu ayuda.
—¿Qué? ¿Quieres que les dé una charla o algo así? —preguntó arrugando el rostro, mientras que Megan pasaba las manos por el suyo al comenzar a frustrarse.
—No, por Dios. Lo que necesito es que... finjas ser mi novio —aclaró rápidamente observando cómo Jungkook abría sus ojos a la par.
—¡¿Que finja qué?!
—¡Por favor! Necesito que me acompañes a Stowe y finjas ser mi novio por unos pocos días —pidió inclinándose más hacia adelante, mirándolo rogante.
—¡¿Estás loca?! No es necesario que respondas —negó repetidamente con la cabeza—. ¡Tú realmente estás loca!
—Yo te daré el dinero para que pagues la deuda, y tú sólo tendrás que fingir por unos pocos días ser mi novio, ¡por favor! —lloriqueó mientras este la miraba aún intentando procesar la información—. Sólo tú puedes ayudarme.
—No sé...
—¡Piénsalo! ¿Dónde más conseguirás tan pronto el dinero?
Jungkook suspiró frustrado pasando las manos por su rostro, pensando qué otra opción tenía. Pues, ya había hablado en el trabajo y no quisieron para nada ayudarlo, hasta había hablado con todos sus amigos, por lo que estaba desesperado.
—Está bien —murmuró cabizbaja y presionó los labios.
—¡¿Vas a ayudarme?! —alzó la voz emocionada.
—Tú me prestarás el dinero y yo fingiré ser tu novio esos días, ¿no?
—¡¿Es un trato?! —preguntó estirando su mano.
Jungkook la observó no muy convencido, pero suspiró tomándola sin poder creerse lo que estaba aceptando.
—Es un trato —confirmó asintiendo mientras estrechaba su mano.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les va gustando el tipo de relación que tienen Jungkook y Megan?
Actualizo esta historia seguido porque es con la única con la que estoy teniendo algo de inspiración al ser más fácil de escribir jajsjs
Espero que les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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