OO2 | DEUDA

Al llegar a su departamento, Megan había pegado sus labios a los de Thea mientras se dirigían hacia la habitación y sus caricias iban volviéndose obscenas, empezando a deshacerse de las prendas de ropa sin importar dónde las tiraban.
La pelinegra había echado Thea a la cama para colocarse sobre ella y pegar los labios a su cuello, sintiéndola estremecerse mientras jadeaba por la sensación. Se deshizo con gran facilidad de su sostén a la vez que bajaba los húmedos besos por su pecho, llevando las manos a sus redondos senos para empezar a amasarlos. Thea no pudo evitar gemir al sentir cómo ella pasaba la lengua sobre uno de sus pezones, llegando a morderlo levemente y que ella tuviese que empuñar su cabello.


Desde que llevaban follando, Megan adoraba la manera en la que siempre reaccionaba ante a ella.

Comenzó a jugar con sus senos, turnándose con la boca, escuchándola suspirar y jadear por las sensaciones que le provocaba, hasta que para sorpresa de la rubia, se deshizo bruscamente de sus bragas, como también de las suyas. Al comprender lo que haría, no pudo evitar sonreír, pero acabó soltando un sonoro gemido cuando movió sus caderas sobre las suyas.

—¿Me has extrañado? —preguntó jadeante, Megan.

—No tienes idea de cuánto —respondió entrecortado, y tuvo que ahogar un gemido al sentir cómo sus caderas comenzaban a moverse más rápido, provocando que arqueara la espalda—. Oh... ¡Me encanta!

A Megan le encantaba tenerla para ella otra vez, sintiéndola mojarse, por lo que se movía más rápido y duro, inclinándose hacia adelante para poder besarla. Pasaba su lengua, succionaba y mordía su cuello, escuchándola jadear mientras volvía a arquearse, pasando las manos por los senos de la pelinegra, pellizcando sus pezones, provocando que gimiera y mordiera con algo de fuerza su cuello.

—Vas a marcarme —murmuró antes de juntar sus labios.

Sus sexos se frotaban, fundiéndose en un movimiento sólido y delicioso que provocaba que ambas gimieran sonoramente, mientras sus pezones se rozaban haciéndolo aún más excitante.
Sus movimientos se volvían más veloces y duros, sintiendo oleadas del orgasmo, pero Megan no quería dejar que se corriera de esa manera, por lo que acabó apartándose.

—¡¿Qué haces?! —reprochó como si fuese capaz de llorar al haber estado tan cerca de alcanzar su orgasmo.

—Tranquila, preciosa —soltó una risilla, inclinándose hacia adelante para abrir el cajón de su mesa de noche. Al tenerlo en su mano, le enseñó un dildo largo y grueso de color rosado, provocando que ella sonriera—. No lo habías olvidado, ¿verdad?

—Acércate.

Megan sonrió volviendo a acercarse a la rubia que la tomó de la barbilla para juntar sus labios en un beso hambriento, haciendo sus lenguas chocar y luchar por el dominio, volviéndose uno demasiado húmedo, pero que ambas disfrutaban.
Al sentir cómo ella separaba las piernas, quiso sonreír, pero continuó con el beso mientras rozaba la punta del dildo por su feminidad, escuchando cómo hacía un sonido involuntario con la garganta al jugar con ella.
Sabía que quería más que nada que lo introdujera de una vez, pero se le hacía divertido jugar con su cordura hasta que mordió su labio inferior con fuerza, haciéndole gemir de dolor. Eso le hizo saber que no quería que siguiera torturándola de esa manera, por lo que comenzó a introducirlo lentamente.
Thea rompió aquel beso, soltando un gemido liberador mientras inclinaba la cabeza hacia atrás.

Lo hundió en ella, y mientras lo sacaba podía ver lo húmedo que estaba, por lo que sonrió. Thea llevó la mano a su nuca para que volviese a besarla, y con la otra mano la llevaba a la de ella para obligarla a que volviese a introducirlo.

Megan había comenzado a embestirla, aumentando el ritmo, sintiendo cómo se aferraba a ella mientras se arqueaba. Llegaba a meter aquel dildo hasta el tope, escuchándola gemir más fuerte, y Megan lo disfrutaba demasiado, más cuando la veía arquearse de placer.
La excitaba complacerla, la enloquecía, y más el verla temblar. Thea se aferró con más fuerza a ella, llevando los labios a su cuello, haciéndola jadear al sentir cómo succionaba y mordía sin importarle en absoluto que pudiese dejarle alguna marca.

Aumentó el ritmo escuchando sus gemidos y fluidos mientras el dildo entraba duro, descontrolándola aun más hasta que su cuerpo se llenó de espasmos.
Megan no pudo evitar gemir de dolor mezclado de placer por cómo sus largas uñas rojas se enterraban en su espalda, pero aún así juntó sus labios para calmar sus gemidos y lloriqueos al sentir cómo se contraía. Thea se arqueó, rompiendo con el beso y lloriqueando de placer al correrse, por lo que la pelinegra detuvo los movimientos para sacar lentamente el dildo.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios al ver cómo estaba escurriéndose, por lo que se inclinó para pegar sus labios y comenzar a pasar su lengua, limpiándola, escuchándola jadear exhausta.

—Oh, Megan...—jadeó tomándola del cabello, obligándola a detenerse para así acercarla—, en verdad te he extrañado demasiado.

La pelinegra sonrió para pegar sus labios sintiendo cómo ella pasaba la lengua para limpiarla, saboreándose a sí misma.

—Me gusta saberlo —confesó sobre sus labios.

—¿Podemos dormir?

—¿Te he dejado cansada? —preguntó divertida—. Creí que recién estábamos comenzando.

—Pues, hoy tuve que levantarme demasiado temprano, así que dormí poco —se excusó mientras ella parecía no creerle demasiado—. Además, ya es muy tarde. Podemos dormir un poco, y luego continuar todo lo que quieras.

—Me parece bien —asintió con una sonrisa.

Thea sonrió satisfecha para luego juntar sus labios en un pequeño beso. Megan tomó el dildo para dejarlo en la mesita de noche, y recostarse sintiendo cómo apoyaba la cabeza en su pecho.
Eso la había hecho tensar porque ya se había olvidado lo cariñosa que podia ser, pero aún así, la envolvió con sus brazos, escuchando cómo su respiración se volvía tranquila.

—Me gustas, Megan —confesó en un murmuro casi inaudible, provocando que ella abriera los ojos a la par por la sorpresa.

Pues, ya estaba aceptando que lo que tenían era para satisfacerse y ya, por más que hacía dos semanas atrás había roto su corazón. Pero ahora no sabía cómo sentirse en absoluto, quizás por el hecho de que ya tenía más que suficiente con la situación de su familia, y aquel novio que ella siquiera sabía que tenía.












(...)










El miembro de Jungkook se movía con dureza, golpeando sus paredes una y otra vez mientras enterraba los dedos en las nalgas de su novia, la cual cerraba los ojos y gemía por lo alto. Este tomó una de sus piernas colocándola sobre uno de sus hombros, para así enterrarse con más profundidad, inclinándose para besarla.
Keira tuvo que ahogar sus chillidos al sentirse tan llena, empuñando su cabello largo con fuerza al sentir cómo este le recorría la boca con la lengua.

Se salió de su interior dejando la punta en la entrada, para luego enterrarse con dureza, provocando que ella rompiera el beso e inclinara su cabeza hacia atrás a la vez que soltaba un grito ahogado. Al escucharla gemir, no pudo evitar sonreír mientras continuaba con sus embestidas duras.

—¿Quieres correrte, mi amor? —preguntó cerca de su oído, ella jadeando al sentir su tibio aliento chocar contra su piel. No era capaz de responder por todas las sensaciones que la invadían, pero acabó asintiendo mientras mordía su labio inferior—. Hazlo. Córrete, y yo te llenaré de mí, preciosa.

—¡Ah! ¡S-Sí...!

—¿Quieres eso? ¿Quieres que te llene por completo de mí? —su voz salía profunda y mordió el lóbulo de su oreja, provocando que ella gimiera—. Responde...

—¡Por favor, Jungkook!

Al escucharla de esa manera, tan desesperada, comenzó a moverse con más rapidez y fuerza, llevando una mano a su húmeda feminidad. Sentía sus dedos empaparse con sus fluidos, pero eso no le importó en absoluto, porque comenzó a hacer movimientos circulares sobre su hipersensible clítoris, sintiéndola temblar bajo él.

—Oh, ¡Dios mío! ¡Jungkook! —gritó sintiendo invadida por el orgasmo.

Entonces, de una estocada al sentir cómo sus paredes le apretaban el miembro, se corrió todavía escuchándola gemir su nombre y con su cuerpo lleno de espasmos. Jungkook siguió meciéndose dentro de ella despacio a la vez que gruñía.

Bajó su pierna temblorosa de su hombro y se salió de su interior mientras los fluidos se escurrían por las piernas de ella, la cual lo envolvía entre sus brazos. A pesar de que ambos estaban sudados, este apoyó la cabeza en su pecho, escuchando sus latidos acelerados e intentando recuperar el aliento al igual que su novia, la cual acariciaba su espalda y su cabello sabiendo cuánto le gustaba.

—Te amo, Jungkook —murmuró con suavidad.

Este sonrió un poco mientras levantaba la cabeza, para luego juntar sus labios en un pequeño beso y volver a apoyarla luego en su pecho. Se sentía exhausto al tan sólo haber dormido tres horas, ya que tuvo que trabajar hasta tarde y levantarse temprano porque había quedado en ayudar con la mudanza a un amigo. Luego de eso había recibido una llamada de su novia, recordándole que habían quedado en verse y ya no tenía excusa alguna al haber entrado en vacaciones en la Universidad.

—¿Qué quieres hacer más tarde? —preguntó curiosa cuando este había cerrado los ojos, queriendo poder dormir.

—Dormir —respondió de manera casi inaudible.

—¡No, Jungkook! Nos vemos tan poco, y ahora que podemos aprovechar, no puedes querer dormir —reprochó molesta, provocando que este suspirara y se recostara a su lado—. Esta noche tenemos que hacer algo.

—Está bien, pero déjame dormir al menos unas dos horas —pidió girando a verla, intentando mantener los ojos abiertos—. Luego de eso haremos lo que quieras.

—Bien, como sea —suspiró rodando los ojos para levantarse—. Iré a darme una ducha.

Jungkook le restó importancia, aliviado de que pudiera dormir, pero su celular comenzó a sonar llamando también la atención de su novia. Este se inclinó hacia adelante para tomarlo, ya que estaba en la mesita de noche.
Podría ignorarlo fácilmente y dormir, pero al ver que se trataba de su madre, decidió contestar la llamada.

—¿Mamá?

J-Jungkook...—al escuchar su voz ahogada, se sentó rápidamente preocupado.

—¿Mamá? ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Sucedió algo con Junghyuk? —preguntó rápidamente.

—¿Puedes...? ¿Puedes venir a casa?

¿Qué sucede? ¡Dime!

Sólo... Ven a casa. Necesito hablar contigo.

Luego de decir eso, su madre colgó la llamada, provocando que Jungkook quedase atónito mientras su cabeza creaba los peores escenarios imaginarios de lo que pudiese estar sucediendo.

—Jungkook, ¿qué sucede? —indagó acercándose, Keira.

—T-Tengo que irme.

Este rápidamente se levantó para comenzar a buscar las prendas de ropa, y comenzar a vestirse con algo de dificultad al estar completamente histérico por no saber qué podría estar sucediendo.

—¡¿Por qué?! ¡¿Qué sucede?!

—¡No lo sé! —respondió exaltado—. Pero tengo que irme.

—Pero quedamos...

—Keira...—intentó hablar con tranquilidad, acercándose a ella y tomándola de los hombros—, algo sucedió con mi familia. Ésto es más importante para mí.

—Está bien —asintió desviando la mirada.

Jungkook suspiró aliviado de que finalmente entendiera, para luego tomar sus botas militares y colocárselas lo más rápido posible. Una vez listo, tomó la chaqueta que estaba en el sofá pequeño y su celular, para acercarse a su novia que seguía pareciendo molesta aunque intentara fingirlo.

—Te llamaré —aseguró para dejar un casto beso en su mejilla.

Sin más, comenzó a caminar hacia la salida a paso apresurado, dando un portazo para caminar hacia su coche.
En ese momento no tenía cabeza para más nada, siquiera para buscar la manera de arreglar un poco su relación que ya parecía desgastada. Sólo quería saber que todo estaba bien con su madre y hermano pequeño.









(...)









Jungkook condujo a gran velocidad hasta la casa de su madre, la cual quedaba algo alejada de la de su novia. Había intentando poder concentrarse lo más posible en el camino, aunque su cabeza no lo dejaba en paz al seguir imaginando lo que podría estar pasando.

Al llegar se bajó rápidamente para correr hacia la entrada, subiendo los escalones del pórtico para acercarse a la puerta y darle unos toques desesperados. Fue cuestión de segundos para que la puerta se abriera, permitiéndole ver a una mujer de baja estatura, cabello oscuro y corto hasta sus hombros, la cual llevaba sus ojos enrojecidos haciéndole saber que había estado llorando.
Eso encogió el corazón de su hijo, llenándose de más preocupacion mientras la mujer se abalanzaba a sus brazos, y este no dudaba ni un segundo en envolverla.

—¿Qué sucedió, mamá? —preguntó sin poder evitarlo un segundo más—. Por favor, dime.

—No he podido pagar la deuda de la hipoteca —explicó con un hilo de voz, siendo suficiente para que Jungkook comprendiese lo que sucedería.

La estrechó con más fuerza entre sus brazos, soltando un suspiro tembloroso, hasta que su madre se apartó y se hizo a un lado para que este pudiese entrar. Jungkook miraba a sus lados, cada fotografía, y la angustia se volvía parte de él, más al encontrarse con su hermano, el cual estaba sentado en el sofá y parecía desganado.

Junghyuk tenía once años, era de estatura media, delgado, cabello corto, ondulado y oscuro, al igual que Jungkook tenía unos orbes oscuros y redondos y labios delgados.
Era demasiado introvertido, y la mayoría del tiempo se la pasaba en los videojuegos, por lo que Jungkook cada vez que iba, aunque a veces jugaba con él, prefería más intentar que saliese a divertirse un poco. A pesar de que no vivieran juntos desde hacía un año, lo cual le costó demasiado aceptar al menor, seguían siendo unidos.

—Hey, Junghyuk...

Este se levantó mirándolo algo sorprendido, pero se acercó a paso lento, por lo que este hizo una mueca, detestando que estuviesen pasando por eso. Pasó la mano por el hombro de su hermano, para atraerlo a él y darle un pequeño abrazo.

—Tranquilo. Vamos a solucionarlo, pequeño.

—¿Y si no? —preguntó levantando la mirada para conectarla con la suya.

—Siéntate, hijo —habló su madre.

Este al ver cómo su madre tomaba asiento en el sofá grande, decidió acercarse para sentarse y así escucharla, siendo seguido por su hermano que tomó asiento a su lado.

—Hice todo lo posible en estos días, pero el banco va a apropiarse de nuestra casa, Jungkook —explicó con los ojos cristalinos—. No pude conseguir todo el dinero. En verdad lo intenté...

—¿Cuánto falta, mamá? —arrugó levemente la frente.

—Ochenta mil dólares.

Al escuchar esa respuesta, sintió su corazón dar un vuelco porque creía que sería mucho menos y él podría ayudar con más facilidad, pero ahora siquiera sabía qué decir.  Giró a ver a su hermano que bajaba la cabeza, y al ver a su madre que limpiaba sus lágrimas con rapidez porque no quería que la viesen de esa manera, hizo que soltase un suspiro.

—¿Por qué no me lo habías dicho? —cuestionó por lo bajo.

—Intenté buscar toda la ayuda posible, creí que podría...

—Yo tengo algo de dinero ahorrado...

—No creo que tengas ochenta mil ahorrados, hijo —intentó reír.

—No —musitó desviando la mirada por un momento—. Pero es algo. Intentaré pedir que me adelante el pago en el Club, o quizás...

—No van a aceptar, cariño —apoyó la mano sobre la suya—. Ya no hay nada que podamos hacer. Tenemos que dejar la casa lo antes posible.

—¡No vamos a darnos por vencidos así de fácil!

—Hijo...

—P-Pediré ayuda en mi trabajo, a mis amigos o...

—Jungkook, no...

—¡Lo haré, mamá! —exclamó levantándose—. No vamos a perder esta casa.

—¿Por qué eres tan terco?

—Porque lo aprendí de ti —respondió más tranquilo, colocándose en cuclillas frente a ella para apoyar una mano sobre las suyas.

Soojin lo miraba con dulzura y una pequeña sonrisa en su rostro, acomodando los mechones que caían desordenados por la frente de su hijo, el cual intentaba darle seguridad de que podría ayudarla a no perder su casa, aunque ni él mismo estaba seguro de poder lograrlo.

—No la perderemos...

—Jungkook, no deberías ilusionarte...

—No perderemos esta casa que está llena de recuerdos, mamá —apretó el agarre de su mano, observando sus ojos cristalinos—. Seguirán viviendo aquí.

Jungkook giró a ver a su hermano y extendió uno de los brazos, por lo que se levantó cabizbajo para acercarse, sintiendo cómo este pasaba el brazo por su cintura para apegarlo y abrazar a ambos.

—Todo va a estar bien —aseguró intentando confiar también en sus propias palabras—. Pediré ayuda. Buscaré alguna manera.

Este podía sentir cómo se aferraban a él, su madre intentando no arrebatarle la esperanza de poder realmente ayudar porque Jungkook tenía la ilusión de que pudiera conseguir una buena ayuda. Y es que estaba negado a que pudieran perder la casa, pues vivían allí desde que él tenía memoria. Estaba llena de recuerdos de su niñez y adolescencia, y aunque ya no vivía allí, era la casa de su madre y hermano pequeño, por lo que no permitiría que los echaran.
Buscaría la manera que fuese para ayudarlos, para que siguieran teniendo un techo y creando recuerdos allí.








(...)








—¡¿Con quién tanto hablas?! —interrogó curioso, Taehyung.

Este se encontraba dentro del coche de Megan, ya que habían salido, pero cómo comenzó a lloviznar decidieron entrar nuevamente al coche de ella a beber sus batidos mientras conversaban, aunque al parecer la fémina estaba más interesada en seguir mensajeándose, despertando de gran manera la curiosidad de su mejor amigo. Pues, cuando estaban juntos jamás actuaba de esa manera, porque siempre le daba atención y hablaba sin parar, más sabiendo que este no toleraba sentirse ignorado.

—Con nadie —mintió dejando el celular en su regazo y le dio un sorbo a su batido.

—¡No me mientas! Hasta te pones roja —apuntó asombrado—. ¡Vamos, dime!

—¿Recuerdas a Thea?

—¡Claro que sí! La última que te hizo llorar.

—¡No lloré por ella, Taehyung! —aclaró golpeando su hombro—. Lloré porque... Simplemente, soy un fracaso para el amor.

—Te ilusionas muy rápido —comentó haciendo una mueca, llevándose una mala mirada de su parte—. Pero ya, dime. ¿Qué sucede con ella?

—Pues, nos volvimos a ver la última vez que fuimos al Club.

—¿Y...?

—Lo de siempre, pero...—hizo una pausa, observando cómo este la miraba curioso—, me confesó que le gusto.

—Entonces, ¿ya no quiere solamente verte para sexo? —preguntó asombrado, y ella negó con la cabeza.

—Pero de todas maneras, quiere que vayamos algo lento —explicó con una sonrisa.

—¿Y eso es posible para ti? Porque probablemente ya debes estar imaginándote la boda, a quién quieres que salgan parecidos sus hijos...—bromeó recibiendo otro golpe de su parte, lo que le hizo reír.

—Claro que lo es. Y aunque no lo creas, estoy de acuerdo en ir lento.

Su mejor amigo la observó sorprendido, pero cuando quiso decir algo, su celular comenzó a sonar, por lo que curioso lo sacó del bolsillo de su chaqueta para ver de quién se trataba y atender la llamada. Megan lo observaba tranquilamrnte mientras bebía su batido y escuchaba atenta, sintiendo cómo la curiosidad iba creciendo al ver cómo la expresión de su rostro cambiaba a una de preocupación.

—Sí, tranquilo. Voy en camino —colgó la llamada.

—¿Qué sucede? —preguntó observando cómo este volvía a guardar rápidamente el celular en el bolsillo de su chaqueta.

—Necesito que me dejes en Bon matin.

—¿Por qué? ¿Qué sucede?

—Jungkook está allí. No se escuchaba nada bien.

—Está bien. Vamos.

Sin más, ella encendió el motor para comenzar a conducir hacia aquella cafetería, sintiendo algo de curiosidad al saber que aquel pelinegro no estaba bien. Podía notar que su mejor amigo parecía realmente preocupado, por lo que aceleró un poco para poder llegar cuánto antes a aquella cafetería.

A pesar de que sabía que ella no podía considerarse aunque sea una buena amiga de Jungkook, al llegar, decidió bajar para saber qué estaba ocurriendo con él, ya que quizás podría ayudarlo de alguna manera. A Megan no le importaba para nada que no fuesen cercanos, porque si Taehyung parecía adorarlo tanto, entonces, a ella no le importaría en lo absoluto buscar la manera de ayudarlo.

En cuanto entraron, observó cómo Taehyung se acercaba a darle un abrazo, preguntándole qué le sucedía, pero Jungkook fijó su mirada en ella sorprendiéndose por un momento. Aún así, la saludó y ella se presentó al joven rubio llamado James, para luego darle un pequeño abrazo a Emmaline que también estaba allí.
Tomó asiento frente al pelinegro para comenzar a escucharlo con atención, a pesar de sentir de que había una pequeña tensión, quizás gracias a Megan porque este no se esperaba para nada que estuviese allí. Pero de todas maneras, notó cómo intentó ignorar eso y concentrarse en poder contar por lo que estaba pasando.

—Si perdemos la casa... Ellos tendrán que venirse a mi departamento, y no sabemos qué hacer con todos los muebles —explicó cabizbajo—. La verdad es que poco me importa tener que dormir en el suelo y que ellos ocupen mi cama, pero carajo... Se trata de la casa donde llevamos viviendo desde que tengo conciencia. No podemos perderla de esta manera —suspiró—. No quiero que ellos pasen por ésto.

—¿Cuánto necesitan? —se atrevió a preguntar, Taehyung.

—Yo... Tengo algo de dinero ahorrado.

—¿Cuánto?

—Diez mil dólares —respondió cabizbaja—. Intenté pedir un adelanto en mi trabajo, pero... No quisieron ayudarme. Ésto es una mierda.

—Amigo, si ésto sucedía el mes pasado, créeme que no hubiese dudado en ayudarte —habló James, apoyando la mano en su hombro—. Pero acabó de gastar todos mis ahorros en el coche, y creo que hasta estoy endeudado —hizo una mueca, mientras que Jungkook asentía mirándolo comprensivo.

—Yo tengo algo porque empecé a juntar hace unos meses, aunque sabes que he sacado de eso algunas veces. Pero no te preocupes, quizás hasta llegaríamos a lo que necesitas —mencionó Taehyung, pero Jungkook soltó una ligera risa amarga—. ¿Qué sucede? ¿Cuánto es lo que necesitas?

—¿Cuánto es lo que tienes, Taehyung?

—No lo sé. Creo que unos doce mil dólares —respondió encogiéndose de hombros, observando cómo este baja la cabeza—. Dime...

—Necesitamos unos setenta mil dólares, amigo —presionó los labios conectando sus miradas.

Taehyung tenía los ojos abiertos a la par mientras que James parecía atónito, Emmaline parecía pensar y Megan siguió en completo silencio. Podía notar cómo Jungkook parecía comenzar a desesperarse cada vez más, pues el silencio de sus amigos parecía indicar que jamás podrían ayudarlo a completar esa gran cifra, lo cual era entendible, pero a la misma vez eso lograba que perdiese más las esperanzas de poder ayudar a su madre.
No quería siquiera imaginar lo incómodos que ellos se sentirían viviendo en su pequeño departamento, ni qué harían con todas sus pertenencias porque no cabrían allí, así que eso lo llevaba a querer romper en llanto aunque intentaba seguir reprimiéndolo. Se decía que quizás podría encontrar alguna manera, pero eso tenía que ser cuánto antes.

Mientras tanto, Megan pensaba en que ella podría ayudarlo, a pesar de que no eran cercanos. Pues, sabía que Jeon Jungkook era un buen hombre, y quizás hasta él haría lo mismo por ella, pero no se atrevía a decirlo estando allí James, Emmaline y Taehyung, menos porque no sabía si este sería capaz de aceptar su ayuda. Pero al notar cómo sus ojos ahora brillaban más de lo normal por cómo sus lágrimas estaban asomándose, decidió hablar hasta que su celular comenzó a sonar logrando llamar la atención de los tres.

—Lo siento —murmuró algo tensa.

Rápidamente se levantó sintiendo una punzada al ver que se trataba de su madre, pero aún así, decidió responder ya que no quería hacerla molestar.

—Mamá, no es un buen momento...

Nunca es un buen momento contigo, Megan —recalcó provocando que ella suspirara—. Sólo te llamo par decirte que los queremos cuánto antes.

Pero...

Pero nada, Megan. Vendrán.

¿Cómo...? ¿Cómo es que me tío me vio? ¿Lo vio a él? —intentó indagar nerviosa.

¡Claro que sí!

¿Y qué te dijo? —mordió ligeramente su labio, intentando recordar cada vez que fue al Club, pero nada llegaba a su cabeza.

Pues... Que se veía bien. Tienes un novio atractivo, ¿eh?

¿Atractivo? —arrugó levemente la frente.

Claro. Trabaja allí en el Club, y me dijo que los vio muy acaramelados —soltó una risilla.

En ese momento, Megan sintió cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones y levantaba la cabeza encontrándose con Jungkook. Este seguía cabizbaja mientras Taehyung se inclinaba para acariciar su hombro, al igual que Emmaline, intentando darle palabras de aliento, y James lo miraba consternado.
La fémina rápidamente cortó la llamada, siendo invadida por los recuerdos de esa noche.

—¡Eres tú, Jungkook! —exclamó llamando su atención.

—¿Yo? —preguntó abriendo los ojos a la par debido al desconcierto.

¡Hola!

¿Alguien quiere saber cómo fue ese momento entre Jungkook y Megan que presenció el tío de ella? ¿Les gustó el capítulo?

Fue mi primera vez escribiendo un smut lésbico, lo que seguro fue demasiado obvio. Espero que a nadie le haya incomodado o molestado leer eso porque si la protagonista es "lesbiana" no podían esperarse solamente contenido así hetero JAJSJSJ

No pensaba actualizar hasta el fin de semana, pero estoy intentando reparar aunque sea un poco el daño que le hicieron ayer a sanbabie jajksjs Sé que te gusta lo hot, así que, ¿qué mejor que un capítulo así? Espero que te haya gustado, mi vida

Si les gustó no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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