O39 | CONFESIONES Y SECRETOS
—¿Tienes el dildo? —preguntó, su tono directo, pero había un matiz de complicidad en su voz que la hizo sonreír un poco, a pesar de la sorpresa.
Lo miró un momento, procesando la propuesta. Era una sugerencia audaz, algo que nunca consideró, pero la idea la intrigaba. La chispa en sus ojos denotaba tanto la emoción como el nerviosismo, y en su interior, una mezcla de deseo y vulnerabilidad comenzaba a burbujear.
—No... No estaba planeando usarlo.
Jungkook notó el titubeo en su voz y apretó su mano con ternura.
—Quiero que te sientas completamente cómoda —expresó con su mirada era sincera—. Pero creo que esto podría ser una forma de que confíes más en mí, de que avancemos juntos a tu ritmo, si estás dispuesta a intentarlo.
La atmósfera entre ellos se cargó de una mezcla de anticipación y deseo. Megan se mordió el labio, sintiendo que, a pesar de su confusión, una chispa de emoción despertaba dentro de ella ante la idea de explorar nuevos límites con Jungkook. La habitación parecía desvanecerse, y todo lo que podía ver era su rostro, la intensidad de su mirada y la forma en que su cercanía hacía que su corazón latiera más rápido.
La idea de compartir algo tan íntimo la llenaba de nervios, pero al mismo tiempo, la idea de estar así, conectados en ese nivel, era electrizante.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —preguntó, su voz un susurro cargado de emoción y miedo a la vez.
Asintió lentamente, su expresión determinada pero también suave.
—Solo si tú estás lista..
Se sintió empoderada por su respeto y la invitación a explorar juntos. A pesar de las dudas que aún cruzaban en su mente, una parte de ella sabía que quería experimentar eso con él, que quería dejarse llevar por la pasión que creció entre ellos.
—Está bien. Si quieres hacerlo, yo también.
Con eso, la tensión en el aire cambió. Era el comienzo de algo nuevo, un paso hacia lo desconocido que ambos estaban dispuestos a dar. Jungkook sonrió, y esa expresión en su rostro hizo que el corazón de Megan se acelerara aún más. Se levantó con un poco de timidez, sintiendo la emoción burbujear en su interior. Mientras la observaba, ella se dirigió hacia un pequeño cajón en un mueble, que fue cuidadosamente organizado. Había mantenido el objeto bien guardado, como un secreto que solo ella conocía, tomando todas las precauciones para asegurarse de que estuviera limpio y desinfectado. Con un leve temblor en sus manos, abrió el cajón, revelando una pequeña caja decorativa. Dentro, estaba el dildo, de un color rosa que brillaba sutilmente bajo la luz tenue de la habitación. Su corazón latía con fuerza mientras lo sacaba, consciente de la intimidad de lo que estaba a punto de compartir con Jungkook.
—Aquí está —informó, volviéndose hacia él con una mezcla de nerviosismo y emoción. La forma en que sostenía el objeto era casi reverente, como si estuviera mostrando algo sagrado.
Jungkook tomó el dildo con suavidad, sosteniéndolo entre sus dedos, y de inmediato su mirada se centró en el objeto. Era más pequeño de lo que recordaba, discreto, pero no menos intimidante en el contexto del momento. Tenía un diseño sencillo, curvado de una manera natural. La textura era suave, pero firme al mismo tiempo. Y a medida que sus dedos recorrían su superficie, haciendo comparaciones, no pudo evitar sentir una extraña mezcla de fascinación y excitación.
Megan, sintiendo un pequeño nudo en el estómago, no pudo evitar querer bromear en un intento de aliviarse.
—¿Lo estás comparando con... Ya sabes?
Se sonrojó ligeramente al ser descubierto, la risa escapándose de sus labios mientras se encogía de hombros, aunque sus ojos brillaban de forma traviesa.
—¿Comparando? —repitió, mirando el dildo con una sonrisa de medio lado—. No sé, tal vez estás subestimando lo que realmente te puedo ofrecer.
Soltó una risa suave, inclinándose ligeramente hacia ella mientras sus ojos brillaban con picardía. Al escuchar sus palabras y tenerlo tan cerca, sintió cómo el calor subía a su rostro, atrapada entre la sorpresa y una curiosidad que no quería reconocer. La seguridad con la que habló la descolocó, dejándola sin saber cómo reaccionar. Por un lado, quiso devolverle algún comentario ingenioso, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Por otro, una pequeña parte de ella, que prefería ignorar, se encontró imaginando lo que él insinuaba, y eso solo logró intensificar su incomodidad.
«¿Por qué demonios estoy pensando en eso?» se reprochó mentalmente, desviando la mirada con un gesto brusco. Pero, al mismo tiempo, algo en su tono despreocupado, de la manera que él parecía disfrutar del momento, la hacía sentir inquieta de una forma nueva.
—¿Estás seguro de que no te preocupa que esto te quite el puesto? —decidió provocarlo un poco más para calmar sus nervios.
—¿En serio crees que esto podría hacerlo? —alzó una ceja con diversión—. Aunque no puedo culparte por querer hacer la comparación, pero te aconsejo que, si vas a hacer comparaciones, asegúrate de estar preparada para la diferencia, Baker —añadió, su tono juguetón suavizado por un toque de coquetería que buscaba aligerar el momento
Se sorprendió al no sentirse nerviosa al escucharlo hablar tan relajado sobre el tema. Aunque intentó reprimir su curiosidad, la manera en que la hacía sentir cómoda y la hacía reír la relajaba. De alguna manera, Jungkook estaba haciendo que las barreras que normalmente mantenían a raya se desvanecieran, dejándola disfrutar del momento sin complicarse por lo que podría o no significar.
El ambiente se tornó más ligero, ambos sintiendo que esa pequeña broma había disipado parte de la tensión que acumularon antes. La miró, disfrutando de la conexión entre ellos, mientras la risa continuaba fluyendo. Pero sintiendo la necesidad de asegurar que Megan estuviera completamente cómoda, decidió retomar la conexión con sus dedos.
Con un toque suave, comenzó a acariciar su muslo, sintiendo cómo su piel se estremeció ante su contacto, y su respiración se volvió más pesada.
—Solo relájate.
Jungkook sintió la tensión en el aire mientras miraba a Megan, que volvía a recostarse, notando cómo sus ojos se cerraban al contacto de sus dedos con su piel. Retomaba la conexión lentamente, concentrándose en sus sensaciones y emociones. Acariciaba suavemente su muslo, dejando que sus dedos se deslicen hacia el centro. Cada movimiento era deliberado, como si tratara de memorizar cada rincón de su piel. Con un toque suave pero firme, sintió cómo el cuerpo de Megan respondía a su caricia, arqueándose hacia él.
Usó su pulgar para hacer pequeños círculos alrededor de su clítoris, y los jadeos de ella comenzaron a fluir como música a sus oídos. A medida que sus dedos se movían más adentro, se encontró con la calidez y la humedad de ella, lo que lo hizo sonreír con satisfacción. Arqueó sus dedos en un movimiento suave y firme, buscando ese punto de placer que sabía que la haría sentir aún mejor.
—¿Te gusta? —preguntó, su voz suave y casi un susurro, mientras sus ojos buscaban los de ella.
Asintió, su respiración se volvió más irregular, dejando escapar gemidos de placer mientras él seguía su exploración, sus dedos encontrando un ritmo que resonaba con el pulso de su cuerpo. Ella cerró los ojos, dejándose llevar por las olas de sensaciones que la invadían, sintiendo cómo cada caricia profundizaba su deseo.
Mientras Jungkook continuaba, sus dedos se movían con precisión, alternando entre movimientos lentos y más intensos. La humedad que la envolvía intensificaba cada toque, provocando reacciones que la hacían gemir su nombre. Su cuerpo se estremecía bajo su toque, cada arqueo y cada caricia enviando chispas de placer que se desbordaban en su interior. El tiempo parecía detenerse mientras la mantenía al borde del éxtasis, asegurándose de que cada caricia fuera un puente que los conectara aún más. Atrapada entre la vulnerabilidad y el deseo, finalmente abrió los ojos para mirarlo, encontrando en su expresión el deseo reflejado que sentía en su propio corazón.
Sintiendo que llegó el momento adecuado, retiró suavemente sus dedos, preparándose para llevar su conexión al siguiente nivel. Con una mirada de complicidad, se acercó, sintiendo el latido de su corazón acelerarse mientras observaba a Megan, el aire entre ellos cargado de deseo y expectación. Se inclinó hacia ella, su aliento cálido acariciando su piel, y la miró a los ojos con una intensidad que la hizo estremecer, buscando su consentimiento antes de pasar a la siguiente fase de su intimidad
—¿Estás lista para dar el siguiente paso?
Todavía atrapada en la intensidad de sus caricias, asintió lentamente, sintiendo una mezcla de emoción y vulnerabilidad. Era un momento en el que todo parecía posible, y la conexión entre ellos creció más allá de lo que alguna vez imaginó.
Tomó el dildo, mirándolo con curiosidad antes de volver a concentrarse en Megan. Quería asegurarse de que ella se sintiera cómoda y deseada, no solo como un objeto de placer, sino como alguien a quien realmente valoraba.
—Es hora de usar esto, pero quiero que te sientas completamente bien. Dime si en algún momento te incomoda.
Sonrió, la risa nerviosa llenando el aire mientras asentía. Jungkook se movió hacia ella, sus ojos brillando con emoción. Con cuidado, rozó su feminidad, sintiendo la suavidad del material y la curiosidad de cómo sería esa experiencia compartida. Comenzó a jugar con el dildo, deslizándolo suavemente contra su feminidad. A cada toque, ella se estremecía, su cuerpo pareciendo anhelar más. Con un movimiento deliberado, lo acercó lentamente a su entrada, observando su reacción.
—¿Te gusta esto?
Megan respiró hondo, sintiendo la anticipación creciendo dentro de ella, mientras él buscaba su aprobación.
—Sí, sí... Me gusta —respondió, su voz temblando de emoción.
Sabiendo que quería llevarlo más lejos, presionó el dildo contra ella, comenzando a introducirlo suavemente. Megan dejó escapar un suave gemido, sus ojos cerrándose mientras se dejaba llevar por las sensaciones que la inundaban. La miraba, la respiración de ella se volvía más profunda y acelerada. Cada movimiento que hacía era con cuidado y ternura, asegurándose de que todo fuera placentero. Al introducir el dildo un poco más, ella arqueó su espalda, dejando escapar un susurro de deleite.
—Así está bien... ¿verdad? —su voz salió llena de deseo, mientras sus ojos nunca se apartaban de ella.
Megan solo pudo asentir, la oleada de sensaciones la envolvía.
—No puedo creer que estemos haciendo esto...
Con cada movimiento, se aseguraba de que se sintiera cada vez más cómoda. Mientras seguía explorando, la conexión entre ellos se volvía más intensa, y el deseo compartido fluía como un río, llevándolos a aguas inexploradas de intimidad y conexión.
Megan sintió cómo cada movimiento la llevaba más lejos, sumergiéndose en una ola de placer que la hacía olvidar todo lo demás. A medida que continuaban, el mundo exterior se desvanecía, y solo existían ellos dos, entregados al momento y a la intimidad que estaban construyendo juntos. La habitación se llenó de un silencio cargado de electricidad mientras Jungkook seguía moviéndolo con suavidad, guiando el dildo con un cuidado meticuloso. Cada vez que lo deslizaba hacia dentro y hacia afuera, su corazón latía al ritmo del deseo que crecía entre ellos. Megan se hundió en la suavidad de la cama, sus manos aferrándose a la manta mientras su cuerpo se movía en respuesta, encontrando un nuevo ritmo que la hacía sentir viva.
Jungkook se inclinó un poco más cerca, observando cada pequeño cambio en su rostro, buscando su aprobación en cada uno de sus movimientos. La expresión de ella era un cuadro de placer puro, y eso encendía algo dentro de él, una necesidad profunda de hacerla sentir aún más. Los ojos de ella se cerraron mientras se sumergía en la experiencia, dejando que la sensación la abrumara.
—Eres tan hermosa así...—expresó lleno de admiración.
Ella abrió los ojos, encontrándose con su mirada ardiente. Sus palabras la hicieron sonreír, y sintió que el calor se apoderaba de su rostro. La manera en que la miraba, con tanto deseo y ternura, hacía que cada caricia se sintiera aún más intensa.
A medida que continuaba explorando, Jungkook comenzó a aumentar gradualmente la profundidad de sus movimientos. Lo movía lentamente, pero con una firmeza que la hacía anhelar más. Ella se arqueó de nuevo, sintiendo una mezcla de placer y vulnerabilidad, su cuerpo respondiendo. Dejó escapar un gemido bajo, el sonido escapando de sus labios como una invitación. La forma en que Jungkook se concentraba en sus reacciones, lo hacía sentir increíblemente conectado a ella. Quería que se sintiera en control, que pudiera guiarlo con sus deseos, pero también estaba decidido a llevarla a nuevas alturas.
Con un movimiento calculado, cambió el ángulo del dildo, buscando ese punto que la haría estallar de placer. Cuando encontró ese lugar, Megan se dejó llevar completamente, un suspiro de asombro llenando el aire. Sus ojos se abrieron de par en par, una chispa de sorpresa cruzando su rostro.
—Jungkook...—susurró, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba bajo el placer abrumador.
Sonrió, disfrutando de cada reacción que mostraba. La atmósfera se tornaba más cargada, un pulso de energía entre ellos que prometía más. Se inclinó hacia adelante, sus labios rozando la piel de su cuello, dejando un rastro de besos que la hacían estremecerse.
—Dime lo que necesitas —ordenó, su voz un susurro, mientras seguía moviendo el dildo con delicadeza, manteniendo la conexión visual que los mantenía unidos.
Lo miró, sintiendo un torbellino de emociones. Quería que él continuara, que llevara su intimidad a un nivel completamente nuevo, pero una pequeña parte de ella todavía luchaba con las inseguridades que habían surgido antes. Sin embargo, la necesidad de conectarse con él superaba cualquier duda. Con cada movimiento, el mundo exterior se desvanecía, y solo existía la sensación de él contra su piel, el dildo en su interior, y la conexión intensa que estaban forjando. Jungkook parecía leer su mente, sintiendo la mezcla de placer y vulnerabilidad que emanaba de ella.
—¿Te gusta eso? —preguntó con un tono provocador, su voz grave y cargada de deseo. Aumentó la presión, empujando el dildo más profundo, tocando ese punto que la hacía temblar.
Megan cerró los ojos, dejando escapar un gemido profundo, su cuerpo casi convulsivo. La forma en que la miraba, con un fuego en los ojos, la hacía sentir deseada de maneras que nunca imaginó. Cada movimiento de él enviaba olas de placer recorriendo su cuerpo, y ella se entregó por completo a la experiencia.
A medida que Jungkook aumentaba el ritmo, la tensión crecía en su propia entrepierna. La tela del pantalón y el bóxer se volvían cada vez más incómodos, la presión dentro de él se intensificaba, casi como si estuviera a punto de estallar. Cada empuje del dildo dentro de Megan lo hacía sentir más duro, deseando que ella lo sintiera, deseando ser parte de su placer.
—No puedo dejar de verte y escucharte —expresó con voz rasposa y llena de deseo, acercándose a su oído mientras continuaba sus movimientos, aumentando la velocidad—. Cada gemido tuyo me vuelve aún más loco.
Perdida en el placer, solo podía soltar gemidos entrecortados, sus palabras apenas un murmullo de deseo. Jungkook estaba completamente atrapado en el momento; cada vez que el dildo alcanzaba ese punto sensible, podía sentir cómo el placer de ella resonaba en su propio cuerpo, una conexión eléctrica que lo dejaba sin aliento. Con cada empuje, su propia excitación se disparaba. Deseaba liberar esa presión acumulada, pero su enfoque estaba en hacerla disfrutar al máximo. Era un juego de poder y entrega, y sabía que estaba al borde de llevarla a un clímax que cambiaría todo entre ellos.
—Voy a hacerte gritar —aseguró, aumentando la intensidad, sintiendo cómo su cuerpo se apretaba a su alrededor, casi como si le respondiera. La combinación de sus gemidos y la presión en su entrepierna se convirtió en una mezcla intoxicante de deseo y anhelo.
Megan estaba al borde de la explosión, y Jungkook, sintiendo su propio deseo arder dentro de él, se preparó para llevarla a nuevas alturas de placer, completamente absorto en la experiencia. El dildo que la penetraba se movía con precisión, golpeando su punto más sensible y provocando que su cuerpo se convulsionara de placer. Cada empuje era un recordatorio del deseo que sentía por ella, un deseo que deseaba liberar, un deseo que quería que fuera completamente suyo.
—Di mi nombre, Megan —exigió, su voz llena de urgencia y deseo. Necesitaba que ella lo llamara, que lo incluyera en su placer, como si eso pudiera transformar el momento en algo aún más íntimo. Quería perderse en la idea de que era él quien la estaba poseyendo, no el dildo.
Con los ojos entrecerrados, lo miró, perdida en la oleada de placer que la envolvía. Cada golpe del juguete la llevaba más cerca de su clímax, y al escuchar su nombre en los labios de ella, la intensidad aumentó aún más.
—¡Jungkook! —gimoteó, su voz temblando de deseo. Sus palabras salían en forma de jadeos, cada vez más desesperadas, llenando la habitación con ecos de su necesidad—. ¡Jungkook!
Esa simple repetición hizo que se sumiera aún más en la fantasía. Cerró los ojos un momento, imaginándose a sí mismo, cuerpo a cuerpo con Megan, disfrutando de su calor, de su piel suave contra la suya. El pensamiento de estar realmente dentro de ella lo llenó de euforia, y su cuerpo respondió a esa visión con una necesidad aún más intensa. Moviendo las caderas con más fervor, Jungkook empezó a restregarse contra la cama, buscando fricción y placer. La tela de sus pantalón y bóxer se ajustaba fuertemente a su erección, cada roce lo llevaba más cerca de la explosión que tanto deseaba. El sudor empezaba a acumularse en su frente, y su respiración se volvió errática mientras las imágenes de él y Megan juntos lo consumían.
—Sí, grítalo. Grita mi nombre —ordenó sintiendo cómo el clímax de ella se acercaba rápidamente. La urgencia en su voz se mezclaba con la necesidad de que lo reconociera, de que supiera que era él quien la estaba llevando a esa cima.
—¡Jungkook! ¡No pares, por favor! —su voz era un lamento, cargada de deseo, mientras su cuerpo se arqueaba, buscando más de él, buscando más del placer que le daba con el dildo.
Esa combinación de su nombre y el placer que la atravesaba era como un fuego para Jungkook. Su propio deseo se intensificaba, y sintió que estaba al borde de perderse por completo. Cada empuje del dildo lo acercaba más a la explosión. La fricción contra la cama lo hacía jadear, y la conexión entre ellos se volvía intensa. Finalmente, el pelinegro sintió que estaba a punto de alcanzar su clímax. Con cada movimiento, se movía más rápido, su cuerpo temblando de deseo. La presión en su entrepierna alcanzó un punto crítico, y en el mismo instante en que Megan dejó escapar un grito desgarrador, él se unió a ella, dejando que el placer lo arrastrara.
—¡Jungkook! —gritó, su cuerpo estallando en olas de placer, mientras él sintió que su propio clímax lo inundaba. Fue como si el mundo entero se desvaneciera y solo quedaran ellos, perdidos en el momento, gritando el uno por el otro.
El aire se llenó de gemidos y susurros, y Jungkook, incapaz de contenerse, se entregó a la satisfacción compartida. Con cada pulso de placer, se sintió más conectado a Megan, sabiendo que, en ese instante, eran uno.
(...)
Después del intenso momento de intimidad, ambos sabían que necesitaban refrescarse. Jungkook se levantó primero, sintiendo cómo el sudor y la tensión se deslizaban de su piel. Sin embargo, se dio cuenta de que su bóxer y pantalón también sufrieron el impacto de la situación. Megan permitió que él se diera primero una ducha, y agradeció que ella le devolviera el bóxer. Era uno que le prestó hacía semanas, durante la cita en la que ella se duchó en su departamento. La imagen de ella envuelta en la suavidad de ese bóxer le provocó una mezcla de vergüenza y calidez. No podía evitar recordar cómo se sonrojó al devolvérselo, riendo nerviosamente al mencionar lo mucho que le gustó. Después de salir de la ducha, se sintió un poco más fresco, pero también algo expuesto al darse cuenta de que solo contaba con el bóxer que Megan le devolvió. Pero usarlo, que fue nuevo antes de pasar por las manos de ella, le daba una sensación de cercanía, como si su energía aún estuviera presente.
Cuando salió, Megan entró al baño, lista para ducharse también. Se despojó de la camiseta que llevaba puesta y se metió bajo el agua caliente, dejando que el vapor la envolviera. Mientras se enjuagaba, su mente viajó a los momentos que compartidos, sintiendo un sonrojo en sus mejillas al recordar la intensidad de su conexión.
Después de que se duchó, se sintió renovada. Al regresar a su habitación, encontró a Jungkook esperando, con una sonrisa en su rostro. Las horas pasaron entre risas, bromas y una comida ligera, compartiendo historias y disfrutando de la compañía mutua. Ambos estaban ahora en la cama de ella, sumidos en un ambiente cómodo y cálido. Megan llevaba puesta una camiseta grande que le llegaba a los muslos, mientras que Jungkook solo contaba con el bóxer. Se acomodó, colocando su cabeza en su pecho, adorando la sensación de sentirse seguro y protegido, aferrándose a su cuerpo, disfrutando del calor que emanaba de ella. Lo abrazó suavemente, jugando con su cabello mientras charlaban. El roce del suave tejido de su camiseta contra la piel de él era un recordatorio constante de la cercanía que compartían. Jungkook, sintiendo el latido de su corazón, no podía evitar sonreír, disfrutando del momento que parecía perfecto en su simplicidad.
—A partir de ahora, creo que tendré que dejar de prestarte mis bóxers, porque me estoy quedando sin ellos —mencionó, tratando de mantener un tono serio, pero sin poder ocultar su sonrojo.
Soltó una risilla, disfrutando de la timidez que él mostraba.
—¿Y qué harías si no me los hubieras prestado? Ahora no tendrías nada que usar, más que tu camiseta —bromeó, disfrutando de la forma en que su comentario lo incomodó.
Se rascó la nuca, sintiéndose avergonzado.
—Es cierto... pero esto se está volviendo un poco ridículo —admitió, riendo entre dientes, tratando de ocultar su sonrojo por lo que diría—. Siento que estoy en la secundaria otra vez, demasiado hormonal y manchando mis bóxers
Megan se echó a reír, disfrutando de la chispa entre ellos.
—No te preocupes, no es tan malo. Pero quizás deberías ser más cuidadoso la próxima vez —sonrió mientras le daba un ligero toque juguetón en el hombro, mientras que él se cubrió su rostro con una de las manos, tratando de ocultar su sonrojo, riendo nerviosamente.
—Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente con una situación como esa.
Aferrado a su cuerpo, notó de inmediato el cambio en su postura. Levantó la cabeza y la miró con curiosidad, frunciendo el ceño.
—¿Qué sucede?
Un poco nerviosa, desvió la mirada hacia la ventana. Su mente comenzó a girar con una idea que la hizo sentir un poco inquieta.
—Se me ocurrió una idea...
—¿Cuál es la idea? Dímela.
La expresión en el rostro de Megan cambió sutilmente. Su rostro se sonrojó mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas. Se sentía vulnerable al compartir lo que estaba pensando.
—Es solo que... No sé si debería...
La miró atentamente, sintiendo su nerviosismo. La tensión en el aire era evidente y él se preguntó qué pasaba por su mente.
—Vamos, puedes decírmelo. ¿Es algo malo? —preguntó, intentando sonar más tranquilizador de lo que se sentía.
Megan respiró hondo, sintiendo que la calidez en sus mejillas aumentaba.
—No, no es malo... Solo pensé que... quizás deberíamos intentar algo diferente... —respondió, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Pero eso solo hizo que se sintiera más intrigado y un poco preocupado por la forma en que ella se estaba comportando.
—Dime, ¿de qué hablas? —insistió, con una mezcla de emoción y curiosidad, notando cómo su nerviosismo solo aumentaba. Viendo la lucha interna de Megan, se inclinó un poco más hacia ella, ofreciendo confianza—. No hay nada de qué preocuparse. Puedes decírmelo, realmente quiero saber.
—Bueno... pensé que quizás la próxima vez... podría yo darte placer a ti. Así no tendrás que mancharte de nuevo —confesó, su voz apenas un susurro mientras su rostro ardía.
La confesión hizo que Jungkook sintiera un cosquilleo recorriendo su cuerpo. La idea de que Megan, estuviera dispuesta a tocarlo de esa manera lo dejó atónito. Su mente comenzó a imaginarla haciéndolo, la visión de ella acariciándolo, llevándolo al borde del placer. Su corazón latía con fuerza, y una oleada de deseo y anticipación lo invadió. La idea de que ella podría masturbarlo lo hizo sentir una mezcla de emoción y un intenso anhelo.
—Megan... —logró articular, la voz un poco más profunda de lo normal, mientras su rostro se encendía con un rubor propio. No podía evitar que la imagen de ella, con sus manos delicadas, recorriendo su piel, llenara su mente.
Al ver su reacción, se sonrojó aún más, nerviosa pero emocionada por haber revelado su pensamiento.
—Solo... es solo una idea...—dijo rápidamente, pero Jungkook pudo notar la chispa de curiosidad en sus ojos.
—Megan, si no te sientes preparada, no tienes que presionarte. No quiero que sientas que tienes que hacer algo por mí.
—No, Jungkook. No es justo. Tú siempre me das placer, y yo siento que... debería poder hacer lo mismo por ti —insistió, su voz firme a pesar de la timidez que la envolvía.
La sinceridad de sus palabras hizo que sintiera una punzada en el pecho. Sabía que lo que ella decía era cierto, pero aún quería asegurarse de que no se sintiera obligada.
—Lo hago porque te deseo y realmente me gusta hacerlo. No lo hago solo por ti —aclaró, su mirada intensa y honesta. Las palabras salieron de su boca sin pensarlo, llenando el aire con un nivel de intimidad.
Megan se sonrojó aún más ante la confesión, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. La sinceridad de Jungkook la tocó de una manera profunda, y una mezcla de emoción y deseo la invadió.
—Siento que puedo estar lista para darte placer.
—Si realmente te sientes así, entonces estoy aquí para ti, siempre —respondió, su voz suave, pero con un destello de necesidad en sus ojos.
La atmósfera entre ellos se tornó más densa, cargada de posibilidades y un nuevo entendimiento que ambos estaban empezando a explorar.
Jungkook sintió que su mente empezaba a divagar hacia un momento reciente que marcó su relación. Recordó la conversación en la que Megan mencionó la necesidad de un tiempo. La angustia que sintió al pensar que podría abandonarlo lo rompió por dentro. Se sintió avergonzado de sí mismo por haberse dejado llevar por el miedo y la inseguridad, un torrente de emociones que lo desbordaron. Miró hacia abajo, incapaz de mantener contacto visual con Megan por un instante.
—¿Sabes...? Cuando mencionaste lo del tiempo... Me rompí —confesó, su voz apenas un susurro—. Me asusté tanto. No quería perderte. Y no sé por qué me dejé llevar por eso.
—No quería que te sintieras así. Solo estaba llena de inseguridades y no podía pensar con claridad en ese momento.
Se pasó la mano por el cabello, sintiéndose aún más avergonzado por haber dejado que sus inseguridades lo dominaran.
—A veces me siento como un idiota. No sé cómo manejar esto —admitió, su voz un poco más baja. La vulnerabilidad se sentía pesada en el aire—. Me gusta mostrarme contigo, pero no quiero que pienses que soy débil.
—No eres débil, Jungkook. Todos tenemos momentos así. Me importa lo que sientes —su voz suave y comprensiva mientras lo miraba fijamente, sus ojos llenos de empatía—. No tienes que avergonzarte de lo que sientes. Todos tenemos nuestros miedos.
Asintió lentamente, agradecido por su comprensión. La conexión entre ellos se sentía más fuerte, incluso a través de la vulnerabilidad. Jungkook tomó aire, como si buscara el valor para expresar algo que guardó.
—Megan... hay algo que quiero decirte —empezó, y luego la miró a los ojos con una seriedad que le hizo contener la respiración—. Quiero que sepas que jamás deberías compararte con Keira... ni con nadie.
Megan bajó la mirada, y Jungkook pudo ver que todavía había algo de duda en sus ojos, esa sombra de inseguridad que le dolía a él también. Con un suspiro, trató de encontrar las palabras adecuadas, sintiendo cómo un leve sonrojo comenzaba a invadir sus mejillas. Respiró hondo, fijando sus ojos en ella. Sabía que había algo en su relación que aún no resolvieron del todo, algo que les pesaba en el corazón a ambos. Con un tono suave y lleno de sinceridad, se atrevió a comenzar.
—Sé que hoy te has sentido... insegura —continuó, su voz casi un susurro—. Y que lo que pasó con Keira te hace pensar que sigo atado a algo de mi pasado, como si tuviera algún sentimiento por ella que no puedo soltar.
Asintió, pero él notó el nerviosismo en su expresión, como si temiera hacia dónde iba esa conversación. Pero siguió, determinado a ser completamente honesto.
—Keira fue importante para mí en su momento, y me duele el daño que le causé. Esa culpa es real, pero no hay nada más —aclaró, pausando un momento, buscando sus palabras—. Lo que siento por ti es algo que jamás había sentido. Es diferente, Megan. Estar contigo... es lo que realmente quiero.
Megan apartó la mirada, y Jungkook sintió el cambio en el ambiente, la tensión sutil en sus manos entrelazadas. Se armó de valor y tomó aire, como si el peso de una confesión que llevaba tiempo evitando cayera finalmente sobre sus hombros.
—Creo que me sentí hipócrita al decirte algo... cuando yo sigo teniendo sentimientos por Heather —admitió en voz baja, su voz temblando mientras trataba de mantener la calma.
El corazón de Jungkook dio un vuelco. No era una sorpresa. Sin embargo, escucharlo en este momento, en esa intimidad tan vulnerable, hizo que una punzada de dolor y comprensión lo recorriera. Sintió que algo en su pecho se contrajo, pero decidió escucharla en silencio.
—No quiero que te sientas mal por eso —se apresuró, apretando su mano con más fuerza—. Pero me duele que esa parte de mí siga atada a ella, incluso cuando sé que estoy aquí contigo. Sé que no debería reclamarte por Keira... cuando sigo tratando dejar atrás lo que sentí por Heather.
Jungkook sintió que las palabras de Megan lo envolvían. Cada confesión removía una mezcla de emociones en su interior: el dolor de saber que ella aún llevaba a Heather en su corazón y la comprensión de que los sentimientos no se desvanecen solo porque uno quiera. Sentía la distancia emocional que ella mantenía, ese rincón en su alma que no le pertenecía, y aunque lo entendía, no podía evitar que lo afectara.
Respirando hondo, le dio un apretón en la mano, como si quisiera transmitirle todo el apoyo y cariño que sentía por ella.
—No tienes que disculparte, Megan —murmuró, mirándola a los ojos—. No deberías pedir perdón por lo que sientes. Nadie puede decidir a quién amar o cuándo dejar de hacerlo.
Sus palabras la sorprendieron, y él notó cómo sus mejillas se sonrojaban. Jungkook sintió un calor suave en el pecho al verla así, vulnerable y sincera, porque sabía que ella no acostumbraba mostrarse de esa forma. Decidió ser aún más claro con sus sentimientos.
—Sé que, si pudieras elegir, dejarías esos sentimientos en el pasado. Y estoy seguro de que, si las cosas fueran así de fáciles, tú misma querrías sentir todo esto solo por mí.
Lo miró con un leve temblor en sus labios, procesando sus palabras. Jungkook sabía que, en su complejidad, ella lo quería a su manera, aunque las sombras del pasado aún la alcanzaran.
—Gracias, Jungkook —murmuró finalmente, envolviéndolo con una mezcla de gratitud y alivio, sintiendo que había sido entendida y aceptada por completo.
Jungkook sonrió suavemente, sintiendo que, a pesar de las complicaciones, había algo entre ambos que superaba cualquier duda. Ella lo dejó entrar en su vida y él estaba dispuesto a darle el tiempo y el espacio necesarios. Apretando su mano, apoyó la cabeza en su pecho en silencio, disfrutando de la calma de saber que estaban juntos en ese momento, siendo honestos el uno con el otro.
Acarició la mano de Megan con ternura, levantando la mirada, notando la pequeña incertidumbre en sus ojos. Sabía que ese tema la hacía sentir vulnerable y, en el fondo, también a él. Pero, aun así, estaba decidido a hacerle sentir que él sería constante, que estaría a su lado mientras ella encontrara su propio camino.
—Megan, no te preocupes —murmuró suavemente, su voz cálida—. Estoy seguro de que algún día voy a lograr ocupar todo tu corazón —sonrió sonrojado—. Solo necesito esforzarme un poquito más. Un día, Heather será solo un recuerdo lejano y, cuando eso suceda, quiero que sea mi nombre el único en tu corazón. Así como el tuyo es el único en el mío.
Megan sintió una mezcla de emociones al escucharlo. Aunque una parte de ella estaba emocionada y agradecida por su dedicación, no podía evitar sentir una pequeña inseguridad, al saber cuánto tiempo llevaba Heather en su corazón. Pero cuando Jungkook alzó más la cabeza y la miró con una sonrisa que iluminaba sus ojos, aquella duda se desvaneció, al menos por un instante. El brillo en su mirada la llenó de esperanza, haciéndola creer que, quizá, él tenía razón.
Sonriendo, no pudo evitar corresponder a ese momento de ilusión. Jungkook se acercó, juntando sus labios en un beso suave y lleno de promesas. Cuando se separaron, él mantuvo su frente apoyada en la de ella.
—Vamos por el camino correcto, Megan. Solo tenemos que seguir.
Asintió levemente, sin decir nada, dejándose envolver por sus palabras y sintiendo cómo el consuelo de su presencia hacía que las dudas fueran reemplazadas por la esperanza de que, tal vez, pudieran construir algo solo para los dos.
(...)
Jungkook estaba profundamente dormido, envuelto en la calidez de Megan. Su respiración era lenta y tranquila, sintiéndose cómodo en el abrazo protector de ella, algo a lo que se acostumbró con el tiempo. Ya no le molestaba que fuera quien lo rodeara con sus brazos; de hecho, esa cercanía era lo que más le gustaba de quedarse en su cama. Pero un sonido incesante comenzó a filtrarse en su sueño, haciéndolo gruñir bajo su aliento. La molestia lo despertó lo suficiente como para removerse, sin abrir del todo los ojos. La vibración persistía, interrumpiendo el silencio de la noche. Se levantó ligeramente, con cuidado de no perturbar a Megan, quien seguía profundamente dormida a su lado, y miró hacia la mesita de noche de dónde provenía el sonido.
Al voltear, notó la tenue luz de una pantalla iluminada, proyectando un brillo que cortaba la oscuridad. Frunció el ceño, intentando enfocar la vista. La vibración seguía, y entonces se dio cuenta de que era una llamada. Sin embargo, en su somnolencia, no estaba seguro de si se trataba de su propio celular o el de Megan.
Se estiró con cuidado, intentando tomar el celular sin hacer ruido para no despertarla. Al mirar la pantalla, frunció el ceño al ver que no era su celular el que sonaba, sino el de ella. Un número desconocido aparecía en la pantalla, y, por un momento, dudó si debía contestar. La idea de invadir su privacidad lo hizo vacilar, pero la llamada siguió insistente. Finalmente, optó por responder en voz baja.
Al poner el celular cerca de su oído, escuchó la voz del otro lado, y algo en su interior se tensó al instante.
—¿Meggy? —Era una voz que escuchó antes, aunque hacía meses que no la oía. La familiaridad de esa voz lo hizo detenerse por un momento, dándose cuenta de inmediato quién era. Heather. La voz que había estado rondando en su cabeza durante mucho tiempo, la figura que fue parte de su paso y que, en su mente, representaba todo lo que Megan aún no cerraba por completo.
Sintió cómo el aire se le atoraba en los pulmones, y por un momento, su mente quedó en blanco. Una mezcla de sorpresa y un peso incómodo le cayó encima. No había forma de evitar la reacción que esa llamada le provocaba, una punzada de inseguridad y el eco de todas sus dudas. Sabía que Megan aún tenía sentimientos por Heather, horas atrás lo escuchó de sus propios labios, pero enfrentarse a esa realidad en ese instante lo dejó paralizado, casi incapaz de respirar.
Sin darse cuenta, apretó el celular ligeramente. La llamada seguía, recordándole la presencia de esa otra persona que aún ocupaba una parte del corazón de ella. La respiración seguía entrecortada, su corazón golpeando en su pecho. Pero entonces, sintió cómo Megan se removía a su lado, su cuerpo cambiando de posición.
—¿Jungkook...? —murmuró adormilada, intentando enfocar sus ojos en él.
Con un sobresalto, reaccionó y rápidamente, con manos temblorosas, colgó la llamada y dejó el celular de vuelta en la mesa de noche, como si fuera una prueba de que nunca ocurrió. Se giró hacia ella, su pulso acelerado aún reverberando en sus oídos, y la rodeó con sus brazos, apretándola contra su pecho.
—No... No es nada, Megan —susurró en un tono bajo, su voz apenas controlando el temblor—. Sigamos durmiendo, ¿sí?
Aún medio dormida, se acomodó en su abrazo, dejando escapar un suspiro y volviendo a rodearlo suavemente con sus brazos. Para ella, su presencia era reconfortante, y al parecer, se estaba dejando llevar de nuevo por el sueño. Pero para Jungkook, cada segundo era una prueba de autocontrol. Se obligó a calmarse, aunque el pensamiento de Heather buscándola no dejaba de girar en su cabeza, recordándole que seguía ahí, como una sombra en medio de la paz que él trataba de construir con Megan.
Cerró los ojos, respirando hondo, intentando concentrarse en el calor de ella contra su pecho. A pesar de sus esfuerzos, sentía el nudo en su estómago y el peso de esa llamada resonando como una inquietud persistente, pero decidió aferrarse al momento, sosteniéndola en sus brazos mientras esperaba que el sueño la envolviera una vez más. Podía sentir el ritmo regular de la respiración de Megan a medida que se hundía de nuevo en el sueño, su cuerpo relajado en el abrazo, mientras él luchaba por mantener la calma. Cada minuto que pasaba, la inquietud en su interior crecía, casi palpitante, y sentía su respiración acelerarse de nuevo. No podía seguir así, no mientras esa llamada de Heather quedaba en su mente, sin saber qué significaba ni qué quería de Megan a esa hora.
Con un impulso imparable, sintió cómo sus músculos se tensaban. Lentamente, comenzó a deshacer el abrazo, moviéndose con cuidado mientras observaba su rostro, asegurándose de que no despertara. Ella murmuró algo inaudible, pero siguió dormida. Aprovechando el momento, se deslizó fuera de la cama, sintiendo la frialdad del suelo bajo sus pies descalzos, que parecía reflejar el escalofrío que le recorría la espalda. Alargó la mano temblorosa hacia el celular de Megan, sintiendo cómo sus dedos titubeaban apenas al cerrar sobre él. Sostener el aparato entre sus manos le resultaba extraño, como si estuviera cruzando una línea que no debería, pero no podía ignorar el peso de esa llamada sin respuestas. Con el celular en la mano y el pulso resonando en sus oídos, salió de la habitación en silencio, lanzando una última mirada para asegurarse de que seguía dormida, antes de cerrar la puerta suavemente detrás de él.
Llegó a la puerta de entrada, donde la oscuridad se extendía ante él, casi como un abismo que lo llamaba. La luz del celular seguía brillando, iluminando su rostro y arrojando sombras en las paredes. Se detuvo un instante, su mano temblorosa aún sosteniendo el celular, luchando contra el impulso de volver a la cama, de abrazar a Megan y dejar que el mundo exterior desapareciera. Pero la posibilidad de que Heather estuviera buscándola lo mantenía en el lugar, la preocupación como un peso en su estómago. Tenía que averiguar qué quería; no podía dejar que esa inquietud lo consumiera.
Sabía que, al cruzar ese umbral, no solo estaba alejándose físicamente de Megan, sino que también podría estar abriendo la puerta a una confrontación que cambiaría las cosas entre ellos. La incertidumbre lo envolvía, pero la necesidad de protegerla y entender lo que estaba sucediendo era más fuerte que cualquier miedo que pudiera sentir.
Sostuvo el celular con fuerza, su mente acelerada mientras pensaba en qué hacer. Antes de marcar el número con el que Heather llamó, decidió revisar el contacto en el celular. La pantalla brilló levemente en la oscuridad mientras buscaba, y al ver que estaba bloqueada, sintió una ligera sensación de alivio. Megan siempre fue sincera con él, pero confirmarlo de esa manera lo tranquilizó, al menos por el momento.
Con una ligera sensación de alivio, pero sin poder sacudirse la inquietud que la llamada le provocaba, marcó finalmente el número desconocido.
—¡Meggy! —exclamó con entusiasmo—. No esperaba que me llamaras después de colgar... Discúlpame por la hora, no quiero molestarte, pero no puedo soportar más sin hablar contigo...
Sintió una ola de desagrado y protección inundar su ser. La forma en que hablaba, esa calidez en su voz, lo hacía sentir como si un cuchillo le atravesara el pecho. No podía dejar que esa conversación continuara. Megan estaba allí, a su lado, y no iba a permitir que Heather interrumpiera su momento.
—No soy Megan —interrumpió, su voz dura y cargada de tensión.
La frialdad en sus palabras fue como un golpe, y sintió que el aire se volvía pesado entre él y la mujer al otro lado de la línea.
—¿J-Jungkook? —titubeó, claramente sorprendida—. ¿Por qué tienes su celular?
—¿Por qué estás llamando a Megan a estas horas?
—Es... Es algo entre nosotras.
La evasiva de Heather no hizo más que encender su irritación.
—¿Qué es lo que tienes que hablarle a mi novia a estas horas? —la afirmación de "mi novia" salió de sus labios con tal intensidad que era casi como un grito silencioso.
Heather titubeó al otro lado de la línea, la incomodidad de la situación era evidente incluso en su silencio. Jungkook podía imaginarla nerviosa mientras buscaba las palabras correctas, como recordó en algunos momentos en Stowe.
—Yo solo quería... —comenzó a decir, pero balbuceó quedándose en silencio.
Sintió que su corazón se detenía por un instante al escuchar la risa nerviosa al otro lado de la línea. Esa risa, en lugar de calmarlo, encendió aún más su rabia.
—No es necesario que finjas más, Jungkook —volvió a hablar, su tono un tanto burlón esta vez—. Megan me contó que no están juntos de verdad. Todo fue parte del plan para sus padres.
La sangre de Jungkook hirvió al descubrir que Megan compartió ese secreto con Heather, algo que él creyó que quedó entre ellos. ¿Cómo se atrevió a hablar de su relación, aunque fuera un plan, con alguien como Heather? La traición se sentía como un puñal en su pecho.
Sin embargo, tomó una profunda respiración, intentando tragar su rabia. No podía dejar que sus emociones lo dominaran.
—Eso ya quedó atrás —aclaró, su voz tensa pero controlada—. Cuando regresamos a Filadelfia, Megan se dio cuenta de sus sentimientos y decidimos darnos una verdadera oportunidad.
Heather se quedó en silencio por un momento, probablemente intentando procesar lo que acababa de escuchar. Su reacción era lo último que necesitaba, pero Jungkook se mantuvo firme, seguro de que su decisión era la correcta.
—¿Cómo? ¿Ahora es real?
—Es real. Megan y yo estamos construyendo algo genuino, algo que no tiene nada que ver con lo que pasó antes.
Sintió una profunda satisfacción al decirle que lo que él y Megan tenían era real. Su voz firme y segura le dio la sensación de estar protegiendo lo que había construido con ella, reafirmando su lugar en la relación y dejándole claro que no tenía nada que ver con el pasado.
—Así que no tienes ningún motivo para llamarla a estas horas de la noche. Si tienes algo que decir, dímelo a mí.
El tono de su voz era claro, autoritario. Se sentía en control, pero una parte de él se retorcía por la inseguridad de saber que ella aún tenía un lugar en el corazón de Megan.
En su mente, el eco de las palabras de Megan resonaba: "Solo quiero que seas feliz". La felicidad de Megan significaba protegerla de cualquier toxicidad, incluso de las sombras de su pasado.
—Jungkook, solo quiero hablar con Megan. Es importante —recalcó, su voz ahora más suave, casi suplicante, sintiendo que la conversación se tornaba más intensa, trató de cambiar el rumbo. Pero Jungkook ya no podía soportar más. La idea de que quisiera acercarse lo llenaba de una ira incontrolable.
—No vuelvas a buscarla —masculló con firmeza—. Megan está bien, y ahora está conmigo. La quiero de verdad.
Pudo sentir cómo las palabras se deslizaban de su boca, cargadas de una mezcla de desafío y protección. No podía permitir que interfiriera en lo que comenzaron a construir. Megan era todo lo que quería, así que estaba decidido a defenderla a toda costa.
—No quiero que la llames de nuevo. Ya no hay nada entre ustedes, ni siquiera una amistad —continuó, sintiendo cómo la tensión en su pecho aumentaba—. Ella ha tomado su decisión, y tú no tienes ningún derecho a perturbar su paz.
Heather guardó silencio, sorprendida por la intensidad de su respuesta, mientras él sintió que la respiración le faltaba y su corazón latía desbocado.
—Así que, por favor, mantente alejada de ella. Megan merece estar con alguien que realmente la quiera, que le dé lo que necesita, alguien que esté dispuesto a brindarle estabilidad y felicidad. Y todo eso, te lo aseguro, lo encontrará conmigo —su voz salió baja pero firme, como un juramento que estaba dispuesto a cumplir—. No tengo intención de ceder en esto, así que, por favor, no la contactes más.
La línea quedó en silencio, y se sintió un poco más aliviado, aunque la incertidumbre sobre lo que Heather podría hacer en el futuro seguía pesando en su mente. Sin embargo, sabía que tenía que estar listo para cualquier cosa, porque Megan era su prioridad, y estaba decidido a demostrarle que él podía ser la persona que necesitaba.
Sintió cómo la tensión en su pecho comenzaba a disiparse, aunque aún podía escuchar el eco de la voz de Heather resonando en su mente. Sin permitir que la duda lo abrumara, decidió que no podía permitir que esta conversación continuara.
—No quiero volver a hablar contigo —dijo, su voz más controlada que antes, aunque su interior estaba lleno de furia. Se despidió con un tono frío—: Adiós, Heather.
Sin esperar respuesta, colgó la llamada. En ese momento, el aire se sintió denso, como si la presión de su decisión lo aplastara. Pero no podía quedarse ahí, perdido en la confusión. La desesperación lo invadió, y tomó una profunda bocanada de aire, tratando de calmar su agitación. Con manos temblorosas, rápidamente regresó al historial de llamadas del celular de Megan. Sabía que necesitaba actuar rápido. Cada segundo que pasaba sentía que su corazón latía más rápido, como si se estuviera preparando para un enfrentamiento.
Una oleada de histérica determinación lo invadió. Con un movimiento decidido, bloqueó el número, sintiendo una mezcla de alivio y adrenalina al hacerlo. Sin pensarlo dos veces, eliminó las llamadas, limpiando cualquier rastro de contacto que pudiera dejar una puerta abierta para futuras interacciones.
Esa acción era un paso necesario para proteger a Megan y a su relación. O eso pensaba él.
Una vez que todo estuvo hecho, se recargó contra la pared, cerrando los ojos por un instante. La sensación de control lo llenó, pero no podía ignorar el nudo de preocupación que aún habitaba en su interior. Sabía que eso no terminaría ahí, pero estaba decidido a proteger lo que estaban construyendo.
Dirigiéndose a la habitación otra vez, sentía como si la presión del mundo cayera sobre sus hombros. Su mente estaba en un torbellino, recordando la conversación con Heather, la forma en que defendió a Megan, y cómo, al mismo tiempo, destruyó la confianza que tanto trabajó por construir. Sabía que si llegaba a enterarse de lo que hizo, eso podría provocar el fin de todo.
Tembloroso, dejó el celular bloqueado junto al suyo en la mesa de noche. La habitación se sentía fría, y un escalofrío recorrió su cuerpo al meterse en la cama. Aquel instante de vulnerabilidad lo envolvió como una manta pesada, el miedo de perder a Megan apretando su pecho. Se movió con cuidado para no despertarla, pero algo dentro de él no pudo evitarlo. Con un leve murmullo, se giró hacia ella y, en un momento de desamparo tocó su brazo.
—¿Megan? Por favor... abrázame.
Ella, entre sueños, sintió su presencia y, como si su instinto la guiara, se acercó a él. Su abrazo era cálido, pero también un recordatorio de la frialdad que él sentía en su interior. Al acercarse más, Megan se percató de que Jungkook estaba más frío de lo habitual.
—Estás muy frío...
—Lo sé...
Sentía cómo su corazón se desgarraba. Megan se apegó a él, buscando su calor, y Jungkook sintió su propio temblor. En su mente, luchaba con la culpa y el miedo.
—¿Estás bien? —preguntó , y aunque su voz sonaba tranquila, Jungkook podía notar la preocupación en ella. Asintió, intentando mantener la calma. Pero a pesar de su respuesta, hundió su rostro en el pecho de Megan, dejando que el calor de su cuerpo lo envolviera, aunque su corazón estaba lleno de desesperación. La realidad de que hizo algo que podría costarles su felicidad le pesaba como una losa. Se sentía atrapado entre el deseo de protegerla y la ansiedad de que, en algún momento, la verdad saldría a la luz y todo se desmoronaría. Y ella, sin saber la tormenta que se desataba dentro de él, lo apretó más fuerte, y por un momento, en medio de su vulnerabilidad, Jungkook se permitió soñar con un futuro donde nada de eso existía.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les va gustando cómo Megan va avanzando en su relación con Jungkook? ¿Ya quieren leer cuando le toque complacerlo? ¿Se esperaban la aparición de Heather? ¿Les gustó que Jungkook de alguna manera al fin la enfrentara? ¿Será que Megan se va a enterar?
Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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