Capítulo OO7: your delicate tongue
Sana la había invitado a su casa y no era quién para decirle que no, así que al instante que le llegó un mensaje la aceptó con una gran felicidad, además de qué se encontraba bastante cerca de la casa de esta porque había ido a hacer algunas compras y parece que la vida le estaba dando la señal de que debía ir, entonces aceptó sin pensarlo dos veces porque sabía que si lo hacía probablemente duraría demasiado tiempo en poder tomar una decisión y no era lo más adecuado porque resultaba que la mayor necesitaba que fuera.
Era tanta su voz desesperada que incluso le dio bastante miedo porque no sabía que era lo que le estaba pasando, tal vez necesitaba ayuda y ahí va a estar ahí para poder hacerlo porque a pesar de que no son muy cercanas, considera que sería una excelente amiga y sabe muy bien que esta tiene un gran corazón así que se podría decir que ha encontrado a una persona que puede sumar más que restar.
Sana, no es muy cercana a ella y la razón es porque cuando se conocieron esta estaba teniendo una especie de relación pero al final no surgió nada de eso, según Jeongyeon, puede que ahora las cosas hayan culminado con la persona con la que estaba y por esa razón es porque la necesita en su casa, en su cabeza solo está que solamente piensa en relaciones sexuales pero también es sincera consigo misma y sabe muy bien que las chicas están cerca de ella única y exclusivamente por eso, convirtiéndola en una gran experiencia y haciéndole saber que puede disfrutar de todo con una mujer.
Se podría decir que cada vez está más cerca de saber lo que es, alguna parte de ella está bastante segura pero le gustaría probarlo con todas porque esa había sido el trato y no es quién para salirse de las reglas las cuales han cumplido el día de la letra cada una de ellas entonces no puede ser la que lo hace.
Es por eso que no siente algún tipo de pudor o vergüenza frente a la casa de Sana sabiendo que probablemente lo que ocurra sea por lo que ha estado con todas, incluso agradece internamente que la ropa interior que está utilizando sea la negra que tanto le gusta como se le ve con el contraste de su piel, y no las que tanto quería usar que eran demasiado cómodas haciéndola ver como una persona que prefería la comodidad de que cualquier cosa que tampoco estaba mal pero en casos como este definitivamente sí que lo estaba.
Luego de tantos pensamientos y algunas risas internas por todo lo que le estaba pasando por la cabeza, caminó por el lindo lugar que era la casa de Sana, esta tenía hermosos árboles y plantas las cuales se notaba que cuidaba con mucho amor porque cada una de ellas estaba hermosa, no tenía ni idea que una de las aficiones de la mayor era cuidar plantas porque aunque sea demasiado aburrido para algunas personas para ella es lindo, al fin y al cabo está haciendo algo bueno por la naturaleza y no puede negar que le da un toque hermoso a la casa.
La casa es la típica coreana que a muchas personas le encanta y que aunque a ella le parezca una arquitectura muy linda y cuidada no considera que sea una de las mejores que hay, aún así se nota que es demasiado hogareña y que hay paz en ella además de la felicidad que es obvio que es de la japonesa porque todas las veces que ha sabido de ella por sus amigas se da cuenta que cuando hablaban de ella al instante sonreían.
Se nota que es el sol de el grupo y quién lleva el mando de la felicidad en ellas, algo que es obvio que hace falta en cualquier grupo ya sea laboral, amistoso o lo que sea, para Mina siempre debía existir una persona que hace que los demás sientan que la vida no es tan mala como parece y la mayor se notaba que era esa clase de persona que por más que tienes un día malo hace que sonrías con una simple mirada porque eso era lo que transmitía y fue lo que le transmitió la primera vez que la vio, sin importar que fuera un pocos minutos porque ese día se fue con Chaeyoung.
Ella no va a olvidar la primera y última vez que la vió.
Al tocar el timbre unos pasos a toda velocidad llegaron a la puerta y no pude evitar reír porque esa explosividad, energía e hiperactividad que tenía Sana era demasiado adorable para ella como si se tratara de un pequeño hamster al que le acaban de dar de comer y está tan feliz que te lo agradece dando vueltas en su casa.
La puerta se abrió y la chica de cabellos negros la recibió con un enorme abrazo como si fueran amigas de toda la vida, se sorprendió pero recordar cómo se sintió cuando Jeongyeon la abrazó al instante le devolvió el abrazo, estuvieron un rato así hasta que se separaron y la sonrisa de la contraria fue suficiente como para hacerle saber que podía entrar y que se encontraba demasiado feliz de que estuviera ahí.
Casi sintió sus mejillas arder cuando Sana miró de arriba hacia abajo, pero logro controlarse a tal punto en el que parecía que ella también estaba tranquila y que no pasaba nada, aún seguía sintiéndose bastante intimidada por las chicas sin importar cuáles fueran y todo lo que pasó, había algo en ellas que la hipnotizaban de tal manera que no podía evitar sentir cosas solo con verlas.
Tal vez era por la belleza despampanante que tenía cada una o por la mirada que compartían una muy parecida demasiado penetrante para ser de una persona normal, es como si la estuvieran inspeccionando y comprobando que estaba lo suficientemente bien como para poder tener sexo.
Y si podía ser una estupidez el hecho de que ella también pensar en eso pero no podía evitar hacerlo, cada una de ellas tenía esa mirada de que acaban de ver la mejor comida que podrían llegar a servirse en su vida y en vez de sentirse avergonzada u ofendida por eso, lo que hacía era engrandecerse más porque sabía muy bien que iba a disfrutar de cada cosa que ya vayan a hacerle y ya sabe muy bien que cuando lo aceptó firmó un acuerdo verbal donde aceptaba todo lo que ella pudiera acceder.
En este caso está más que feliz de acceder a lo que sea que Sana quiera, hace seis meses que no hace nada y se podría decir que está al borde de querer morir por no poder hacerlo, por más que ha estado con todas esas chicas no ha encontrado la libertad o más bien la valentía de poder invitar a una chica a su casa que no sea ninguna con las que ya ha estado.
Todavía tiene una pared frente suyo que le dice que debe esperar un poco más o más bien a probar a cada una de ellas para luego saber cómo es que se debe hacer para poder estar con una persona.
Ha experimentado con las que ha estado que puede llegar tanto activa como pasiva y que se disfruta de la misma forma, porque alguna está siendo controlada por una persona que quiere hacerte sentir tan bien que olvides todos los males que tienes en tu vida y en la otra estás viendo como una persona puede llegar a sentirse dominada por ti sabiendo que en cualquier momento tú puedes parar sin importarle nada, tanto sentirse controlada como el control le encantaba, así que se podría decir que es versátil y no podía evitar preguntarse.
¿En esta ocasión que voy a ser?
— En esta ocasión quería citarte para que estés conmigo —. Asintió porque sabía muy bien que era para eso. — Quiero ser sincera contigo, nunca en toda mi vida he llegado a ser activa y quiero probarlo —. Se le encendieron las mejillas al instante. — Al no tener la valentía de poder hacerlo quise que tú me concedieras el poder hacerlo contigo —. Myoui por unos instantes sintió el control de la situación y por primera vez iba a experimentar estar con una chica que le iba a hacer sentir bien pero a la cual podía manejar como ella quisiera.
La respiración comenzó a ser pesada y podía sentir como su pecho sube y bajaba lentamente haciéndole saber que quería que pasara todo en esos momentos, había sido una propuesta demasiado buena para ella y era obvio que le iba a aceptar sin rechistar, para ella no había mejor cosa que experimentar y ser libre, justo en este caso estaba rebasando todo lo que ella se pudo haber llegado a imaginar fantasear mientras estaba frente a la casa de la mayor.
— ¿Quieres que te guíe? —. La chica tímida frente suyo asintió levemente y al poco tiempo hicieron contacto visual, en sus acciones pareciera ser una persona completamente diferente a lo que sus ojos le estaban diciendo y no entendía muy bien eso porque nunca había llegado a estar con una persona que fuera así. — Si no te incomoda voy a sentarme en tus piernas.
Dicho esto lo hizo y se impresionó al ver como la peli negra posaba las manos en su cintura, acariciando la tan despacio que podría llegar a ser tortuoso pero que a su vez le daba el toque de saber que estaba haciendo demasiado tímida y que podía llegar a tener un poco de miedo.
Cuando Sana entre abrió los labios pudo ver como la lengua de esta se asomaba y tuvo una magnífica idea.
— ¿Le haz hecho sexo oral a alguien? —. Se sorprendió gratamente al ver la negación en su rostro. — Este es un buen momento para hacerlo.
Mina rápidamente se quitó el pantalón al igual que la ropa interior y sin por alguno abrió las piernas esperando a que Sana se diera cuenta que ya debía actuar.
— Hazlo como te lo han hecho —. Asintió decidida a las palabras que le había dicho y colocó ambas manos en sus muslos separándolos de tal forma que estaba completamente expuesta.
Los ojos de la japonesa mayor se iluminaron al instante y sacó un poco la lengua, Mina no pudo evitar sonreír al verla así, era demasiado adorable para ser verdad y mucho más cuando sus ojos color avellana se abrieron impresionados al ver como los labios vaginales de la rubia estaban cubiertos con una leve capa de fluidos que brillaban ante su mirada.
— Me estás haciendo esperar y eso provocas en mi —. Le dijo, dejando de lado la personalidad tímida que tiene.
Pero es que decía la verdad, con cada roce involuntario de la piel cálida de Sana contra la suya le hacía sentir de esa forma, esta vez no estaba para nada impresionada de tener esa relación porque sabía que su intimidad actuaba de esa forma cuando estaba cerca de las chicas y Minatozaki no iba a ser la excepción, mucho menos ahora que sabe que puede llegar a traer el control de ella y aún así sentirse satisfecha.
En su cabeza solo estaba la imaginación de poder correrse en los labios tan delicados que tenía la mayor y ver cómo sus fluidos empapaban a estos, iba a hacer una imagen que nunca olvidaría.
La mirada de la pelinegra se volvió un poco tímida pero aún así se acercó, cuando la lengua de Sana hizo tacto con el clítoris hinchado de Mina, esta puedo saber lo que era realmente estar en el cielo y volver.
Ni siquiera le dio tiempo de asimilar todo porque la mayor estaba devorando la de la forma más deliciosa que había llegado a experimentar, se movía con destreza y con ambos pulgares abría su feminidad para poder devorarla de la forma que a ella le gustaba.
Movía la lengua con destreza y de vez en cuando la introducía en el pequeño agujero de su entrada la cual palpitaba mientras segregaba fluidos los cuales salían a una cantidad inimaginable, Sana sabía lo que quería y parecía que estaba disfrutando de un delicioso pastel cubierto de almíbar.
Lo que estaba experimentando Mina no tenía sentido, gimió y se retorció tantas veces que quería que iba a terminar en muy poco tiempo, pero es que la agilidad que tenía la contraria era demasiado impresionante, es como si supiera qué punto tocar y que no para poder hacer que termine rápido, tal vez se tomó el consejo muy en serio de que debía hacerlo como se lo hacían a ella y definitivamente necesitaba el número de la persona con la que había estado.
Porque si así se lo había hecho quería experimentarlo.
Cuando Mina arqueó la espalda y colocó la mano en la cabeza de la mayor acercándola para que pudiera hacerlo con más profundidad, fue cuando se dio cuenta de que estaba con una persona que sabía muy bien cómo hacer las cosas.
Cada vez que jadeaba o salía algún tipo de sonido de su boca el cual no podía evitar, se sentía sumamente agradecida de por haberse encontrado con las chicas ese día, porque no había mejor cosa en el mundo que tener sexo y llegar al orgasmo, era mucho mejor que comer tu comida favorita o que disfrutar de una noche de películas, iba más allá de todo y podía llegar a hacer la mujer más feliz del mundo simplemente con un toque o aquel roce que Sana tenía en sus muslos.
Mantener relaciones sexuales se está volviendo una de las cosas por las que daría la vida y aunque le está dando un poco de miedo el hecho de parecer que estaba volviéndose adicta, le daba completamente igual porque si encontraba personas que lo hicieran como con las que ya había estado entonces estaba más que feliz de sentirse adicta.
— Dios —. Lo pronunció con dificultad y su cuerpo se sacudió un poco cuando pudo sentir el roce del pulgar de la mayor contra su clítoris mientras la penetraba con la lengua a una velocidad que ni ella sabía que podía llegar a ser humana. — Sana —. Soltó gemido al aire y posteriormente un grito, la nombrada estaba haciendo un excelente trabajo y se lo iba a agradecer para toda la vida.
Tanto así que podía sentir cómo estaba tocando las nubes con la yema de los dedos y comprendió que definitivamente necesitaba hacerlo más veces con la mayor porque si no la se iba a sentirse completamente avergonzada y arrepentida de sí misma.
— ¿Te gusta? —. Preguntó con inocencia y a Mina ni siquiera le dio tiempo para poder responder, estaba con la cabeza vuelta un lío, estaba apoyada en el espaldar del sofá, viendo como una chica guapísima estaba haciendo excelente trabajo entre sus piernas y de vez en cuando agitaba las caderas contra el hermoso rostro de la contraria porque quería más.
Estaba por llegar y parecía que Sana lo sabía porque el ritmo comenzó a cambiar a uno que ella podía sentir a la perfección, cada roce y estímulo la estaban volviendo completamente loca, tanto así que los gemidos cambiaron a gritos y nunca le habían portado tampoco que los vecinos la escucharon.
Además de que era obvio que le iba a dar igual porque no los conocía en lo absoluto y sabía muy bien que nunca se iba a cruzar con ellos, y si eso llegaba a pasar ninguno de los dos sabía quién era quién porque no se habían visto la cara, así que la vergüenza se ha vivido completamente de su cuerpo para convertirse en única y exclusivamente placer, le daba completamente igual todo lo demás porque lo único que quería era llegar al orgasmo y disfrutar de un excelente noche con Sana, porque yo también la quería probar y enseñarle que también puede llegar a hacer ese tipo de cosas.
No tan magnífica como lo estaba haciendo la mayor pero si lo suficiente como para poder hacerla gritar.
Escuchó un gemido que la alertó porque no venía de ella y cuando bajó la mirada pudo ver como la contraria estaba tocándose de una forma tan desesperada que eso fue suficiente para orillarla al clímax, apretó los muslos contra las mejillas de Minatozaki y pudo ver cómo esta se ponía roja hasta que no pudo más.
Terminó y vio como la lengua de Sana estaba completamente empapada de sus fluidos, los cuales seguían saliendo porque sentía como lo hacían y estaba por cerrar los ojos para poder dejarse llevar por completo pero le era imposible porque quería ver como la contraria también terminaba.
A esta le bastaron unos cuantos movimientos para apoyarse en su muslo y gemir tan alto que la impresionó, esta temblaba tanto que parecía gelatina y Mina no tuvo de otra que alzarla para que estuviera sobre sus piernas.
La mayor se acurrucó en su cuello y dijo algunas cosas inentendibles, ahora ya entendía porque nunca había llegado a ser activa pero sí que lo hacía bien así que de vez en cuando definitivamente debía hacerlo con las personas con las que estaba.
— Eres demasiado buena —. La japonesa no dijo nada, simplemente se quedó así e incluso ni siquiera se movió o parecía que estaba respirando, al parecer se encontraba demasiado relajada y lo demostró con un largo suspiro antes de separarse para verla a los ojos.
— Eso me encantó —. Ambas rieron y sin decir nada comenzaron a besarse.
Era obvio que ninguna de las dos quería separarse porque si lo hacían estaban completamente locas.
Tenían que disfrutar la una de la otra lo suficiente como para que se les olvide que en algún momento se tienen que separar.
— Tu lengua es muy delicada y ágil —. Dijo al separarse.
— Tengo otras cosas así.
Y Mina estaba dispuesta para poder descubrir cada una de las partes que también tenía así.
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