XXII

-Lo siento, quizás no querías verme.

Baekhyun se abrazó a sí mismo como si sintiera frío, giró y le sonrió, cruzando la calle hacia él sin fijarse a los lados.

-Está bien.- Negó con suavidad.

Chanyeol metió las manos en sus bolsillos y clavó la mirada en el suelo, sacudiendo sus hombros un poco. Estaba avergonzado. Baekhyun no parecía molesto, pero seguía martilleando su cabeza con pensamientos culposos por haber sido tan irreflexivo. No tendría que haber venido a su casa sin avisar, eso no estaba bien, ¿en qué pensó cuando se adelantó? Baekhyun lo miró fijo un momento antes de parecer igual de apenado.

-Lamento que hayas visto eso.

Chanyeol frunció el ceño. No estaba contento con lo que se encontró, pero Baekhyun no tenía la culpa de eso, así que se tragó los reproches. -Fui a buscarte al estudio, pero ya te habías ido. Minha ssi me dijo... Que te habías ido con Wu Yifan.- Baekhyun puso una expresión extraña, como si estuviera molesto. Comenzó a frotarse la nuca con nerviosismo. -Les pregunté si no podían darme la dirección de tu casa porque descubrí tarde que no sabía dónde vivías, yo... No tengo idea de por qué vine. No me hagas caso, me iré ahora.

-Yeol.- Lo frenó. -¿Quieres pasar?- Ofreció con una sonrisa.

Asintió sin palabras.

Ni bien entró sintió cierta aura de calidez y seguridad que no experimentaba hacía mucho. Era similar a la sensación que le daba Baekhyun. La casa con sus padres siempre había sido fría, luego a solas con su madre había sido triste y la de su tío, a pesar de su perfecta compañía, había sido grande y solitaria. Luego había vivido solo y ya no tuvo oportunidad de entender y resignificar el concepto de hogar. Allí sin embargo, con las fotos familiares en la pared, los portarretratos en el recibidor, el olor a comida casera recién hecha, el calor de la estufa...

-Mi familia es modesta.- Advirtió Baekhyun de repente.

Él lo miró con extrañeza. -No podría importarme menos.

-¿Baek?- El rostro de una mujer apareció por el borde de la puerta de la cocina y Chanyeol pudo ver cómo Baekhyun se iluminaba por completo.

-Eomma.- La saludó con un apretado abrazo.

-Ya estabas preocupándome, ¿por qué siempre llegas tan tarde?- Lo reprendió antes de ver en su dirección con sorpresa. -¿Un amigo?

-Es alguien importante para mí, eomma. Su nombre es Chanyeol.

-Es un gusto, eomeonim.- Hizo una torpe reverencia, inclinándose e irguiéndose rápido con todo su cabello despeinado removiéndose de forma graciosa.

Baekhyun lo observó con una tonta sonrisa. -¿No es lindo?- Cuestionó emocionado.

La madre de Baekhyun recibió su exagerado saludo con una sonrisa. -¿Han cenado ya?- Los dos asintieron. -Entonces, ¿qué tal si tomamos algo caliente antes de ir a la cama?

Aceptó la propuesta ante el asentimiento emocionado del otro. La mayor le preguntó si quería té o café y le compartió sin cuestionar de una torta casera que había horneado esa misma tarde. La mujer hablaba muchísimo, su conversación era amena e interesante y no pudo esperar más tratándose de la madre de Baekhyun. Lo llenó de preguntas sobre cuál era su pasatiempo favorito, a qué se dedicaba e incluso cuál era su color favorito. Si bien ser atacado a cuestionamientos era algo a lo que estaba acostumbrado ya, se sintió ansioso a la hora de responder. Quería sorprender a esta ahjumma, quería caerle bien y crear una buena impresión.

Lamentaba no ser tan interesante como le gustaría.

Le enseñaron una caja llena de fotografías, algunas tomadas por Baekhyun cuando todavía no era profesional. Había de muchos tipos y todas eran impresionantes a su modo. Había paisajes, días de campo en familia, el patio trasero de su casa, el parque cercano, y sus favoritas fueron sin duda alguna las de Baekhyun cuando era pequeño. Observó cada una de estas con detalle extremo. Al contrario de la típica respuesta, el otro no pareció para nada avergonzado y dejó que husmeara con libertad hasta que la señora Byun sacó un arma secreta: una foto de él a los cuatro años ataviado con un vestido rosa y un moño en la cabeza.

Baekhyun se atragantó con el té mientras él cubría su boca para retener las carcajadas.

-¡Eomma!

-Baek era muy llorón de pequeño, sólo se calmaba cuando lo vestíamos así o le poníamos moños en la cabeza.- Continuó ella, ignorando por completo a su hijo.

-¡Eso es privado de la familia!

-Pero es que te ves tan bonito, cariño, es un desperdicio.

Baekhyun quiso arrebatarle la foto, pero Chanyeol se alejó a tiempo.

-¿Cuál es el problema, cariño?- Cuestionó burlón.

Baekhyun trató de parecer serio, pero al final no pudo evitar reírse. -Ya verás, le diré a Choi Mi eomeonim que me envíe fotos tuyas también.

La señora Byun parpadeó con sorpresa. -¿Conoces a su familia ya?

-La conozco un poquito.- Contestó Baekhyun con pena, ocultando un ligero sonrojo tras la taza de té.

Chanyeol, todavía sosteniendo la fotografía contra su pecho, notó cómo la madre de Baek ponía una mano alrededor de sus labios y gesticulaba algo similar a "te dejaré quedarte con una". Entonces, ahora eran dos los sonrojados.

-Oh, mira.- La mujer sonrió con nostalgia. -Este es mi esposo, Chanyeol.- Enseñó.

Cogió la imagen con ambas manos en un gesto respetuoso y observó a la persona que le hubiera gustado conocer alguna vez. El hombre estaba parado sobre un tejado, un puño sobre su cadera mientras sonreía a la cámara. Le recordaba mucho a Baekhyun, sobre todo la parte de sus ojos.

-Eomeonim, ¿podría pasar a saludarlo?- Miró a Baekhyun. -Quiero darle una plegaria.

Baekhyun asintió cabizbajo, la otra sonrió con los labios apretados y los ojos brillantes.

-Claro. Por aquí.- Lo guió.

La habitación estaba al lado de las escaleras, había un pequeño altar con un portarretrato del hombre, un poco de incienso y algunas flores. Se arrodilló cuando estuvo a solas y juntó las palmas frente a su rostro, cerró los ojos y encomendó una oración para el padre que Baekhyun había amado tanto. Habló con él y pidió que cuidara de su hijo y le brindara calma, que le hiciera saber de alguna manera que había podido sentir sus agradecimientos pendientes y que todo estaba bien. No tuvo idea de cuánto tiempo pasó allí. Cuando salió, Baekhyun estaba esperándolo.

-Eres muy parecido a él.- Dijo.

Baekhyun sonrió. -¿Vamos a mi habitación?

Chanyeol se estiró para dar un vistazo a la cocina. -¿Tu madre?

-Se ha ido a dormir. Pidió disculpas por eso ya que hoy fue un día agotador. La próxima te atenderá mejor.

Chanyeol curioseó alrededor de la habitación. Todo estaba ordenado y bien posicionado, había una estantería con discografía, libros, cámaras de diferentes antigüedades y tamaños y varios instrumentos de fotografía. Observó las imágenes colgadas en la pared y supo al instante que fueron capturadas por el mismo Baekhyun. Había aprendido a reconocer su estilo propio con el tiempo. Sobre la cama, había tendeles con fotos instantáneas colgadas, en varias aparecía con sus compañeros de trabajo, todas eran bonitas.

Había varias fotografías esparcidas de forma caótica sobre el escritorio, ese debía ser el único sitio desordenado. Sonrió como un idiota al ver que la mayoría se trataba de imágenes suyas. Baekhyun lo había capturado en varias ocasiones, pero jamás imaginó que fuera a mantener esas fotos en serio.

Baekhyun reía con nerviosismo a un lado. -Hum, e-es... Fueron buenos trabajos, me gusta imprimir las fotos que salen bien, así que por eso...

-Está bien, no me molesta.- Negó. -En comparación, que yo viniera hasta aquí sin preguntar es...- Ah, ¿por qué estaba sacando tal tema a colación? Arruinaba el momento.

-No me molestó, Yeol, en serio. Sólo quiero saber, ¿fue por algo en especial? Siempre sueles llamar primero.

Se encogió sin mirarlo a la cara. -Tuve miedo de la nada.

-¿Por Yifan?

Apretó sus labios. -Pensé... No sé qué buscaba, qué quería encontrar. Me di cuenta tarde, incluso viniendo hasta aquí, no tengo derecho a reclamarte nada y eso es... Eso me...

-Chanyeol...

-No somos nada y tú puedes estar con quien quieras, salir con quien quieras y querer a quien quieras.- Dejó escapar en un susurro doloroso porque aunque le escocía, era la pura verdad.

-Oye.- Baekhyun intentó alcanzarlo de nuevo. -Ven, mírame.

-Odio verte con él, no sabes cuánto.- Cerró los ojos con fuerza, sintiendo el calor de la palma de su mano contra la mejilla. -Pero no puedo decir nada, Baek, nada.

-Quédate conmigo.- Pidió el otro, poniéndose de puntillas para unir sus frentes. -Sólo durmamos juntos, mi madre nunca entra a mi habitación, estaremos bien. Quédate conmigo.

La voz de Baekhyun se oía ansiosa y preocupada y frunció el ceño. Lo que menos quería era causarle angustia y malestar, y al final era lo único que acababa haciendo siempre. Lo besó en un impulso, apresándolo contra su cuerpo para sentirlo más cerca. Terminaron sobre la cama, enredándose con las sábanas mientras sus labios se devoraban y sus lenguas se probaban. Intentaban tocarse, pero no podían lograrlo, no estaban llegando al otro y sólo se sentían cada vez más lejos.

No estaban conectados esa noche.

Se separó de él con un gemido. Baekhyun se estiró para alcanzarlo con inquietud.

-No, ven.- Le pidió.

-Algo... No se siente bien.

-Espera.

-Me iré por hoy, ¿sí? Luego hablamos.

Se fue con un portazo, sin escuchar nada más.

******

Baekhyun estaba decidido a descubrir qué exactamente estaba funcionando mal.

La noche anterior con Chanyeol le había afectado. A decir verdad y, por muy extrovertido que fuera y a pesar de la cantidad de relaciones pasajeras que el otro había mantenido, ninguno contaba con la experiencia suficiente. Sólo seguían corriendo en círculos, intentando averiguar qué sentían y qué les pasaba mientras chocaban entre ellos como torpes. Cuando pensaba en Chanyeol se sentía feliz y perdido, las cosas que experimentaba dentro no tenían explicación.

Lo único que funcionaba cuando su mente era un lío era salir a tomar fotografías aleatorias por ahí. Un tiempo a solas siempre esclarecía su cabeza aunque no solucionara mucho, al menos estaba menos estresado.

-¡Eomma, me voy, volveré luego!- Exclamó en el camino hacia la puerta.

Su madre apareció apresurada. -¿Vas a trabajar?

-No, caminaré un poco.

-¿Podrías ayudarme con las compras de la semana entonces? No puedo sola con todas las bolsas.

Baekhyun asintió con una sonrisa.

Fueron caminando hasta el supermercado más cercano que quedaba cruzando el parque en el que solían pasar el rato cuando era pequeño. Su madre era muy parecida a él, a ambos les gustaba caminar y disfrutar de los alrededores y del día en lugar de coger el transporte. Cruzar el puente de piedra le causó escalofríos debido al último pensamiento que había tenido en ese lugar. Apuntó la cámara hacia cosas un poco más lejanas mientras su madre se cercioraba de haber llevado el dinero justo, enfocándolas con el lente para poder verlas. Halló a una pareja de jóvenes que caminaban tomados de la mano sonriéndose con cariño.

Bajó la cámara, pensativo.

-Eomma, ¿cómo estás seguro de lo que siente la otra persona?

-¿Mm?- La otra dejó de buscar en su cartera para verlo con curiosidad.

Ladeó el rostro, todavía viendo a los enamorados. -¿Cómo se llega a eso?

Su madre achicó los ojos hacia la pareja en la distancia que desaparecía entre risas cómplices. Se encogió luego de un "hm". -Supongo que se trata de crecer.

-Hay cosas que deseo mucho, eomma, pero no sé cómo obtenerlas ni qué camino es más conveniente.

-No lo sé, ¿la conveniencia es algo importante en asuntos de este tipo?

-Claro que sí.- Respondió con obviedad. -Nadie quiere lastimar al otro, por eso algunas decisiones son más convenientes que otras.

Su madre miró pensativa hacia el horizonte. -Siempre deberás tomar decisiones que no te gusten, sobre todo cuando se trata de objetivos que quieres alcanzar no importa qué. ¿Qué camino tomar? Se recorre cualquiera, Baekkie.

No supo qué decirle.

-Si el amor es intenso y vale la pena, no hay barreras ni distancias ni palabras que alcancen. Entonces es cuando puedes ver sólo un camino delante tuyo. Ya no importa nada más.

-Pero...

-Baekhyun.- Se le acercó con un dedo índice en alto. -El deseo muere poco después de ser cumplido porque estás satisfecho. El amor, en cambio, es un eterno ambicioso, siempre querrás más y más.

-A veces me siento mezquino por eso.- Confesó.

-No sientas culpa, a todos nos pasa, solcito mío. Cada amor es distinto y nace de diferente forma, por eso no deberías basarte en otros, ya verás tú cómo encaras tu propio amor.

De repente, esa palabra que de alguna manera había dado por hecho inconscientemente, pero que nunca había verbalizado y que su madre seguía repitiendo, lo hizo reaccionar. La miró con los ojos enormes.

-¡Ajá! Mira, sí la traje.- Su madre enseñó su billetera. -Vamos antes de que se haga más tarde.

Baekhyun no pudo dejar de sonreír durante todo el camino de regreso. Su corazón latía rápido y, por mucho que lo intentó, no pudo calmar sus impulsos, sus ganas y todas las cosas que anhelaba hacer.

El verlo a él.

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