XX
Aquella mañana Chanyeol no imaginó encontrar lo que encontró. Cuando no compartía tiempo con él, su tío solía pasar el rato encerrado en la habitación de arriba, entonces no había mejor plan que salir a aprovechar el extenso patio trasero. Había recorrido la mansión de arriba abajo incontables veces y conocía todos sus recovecos, por lo que ese día decidió explorar afuera. La casa de su tío era enorme, tanto que no podía ver a sus vecinos y sus terrenos eran tan extensos, que no sabía dónde acababan.
Caminaba con sus rodillas raspadas y un palo resistente en su mano derecha que le servía de bastón cuando el terreno parecía inestable. Se abría paso entre la maleza a golpes indiferentes hasta que uno de esos golpes fuertes desencadenó un chillido agudo e inesperado. Ladeó el rostro y se acercó, había un niño encogido en sí mismo mientras cubría sus oídos con ambas manos. Parecía bastante asustado y Chanyeol no supo muy bien qué hacer.
-Oye.- Posó una mano sobre su hombro y el otro respingó tan grande que lo hizo saltar también. -N-no voy a hacerte daño.
El niño lo miró con los ojos grandes llenos de lágrimas. -Pero eres muy alto.
¿Qué debía responder a eso? Se agachó a su lado con curiosidad. -¿Cómo llegaste aquí?
-Me perdí.- Sorbió por la nariz mientras se frotaba el rostro enrojecido. -Salí a caminar por el viñedo y...
-¿Un viñedo? Pero este es el patio trasero de mi tío.
Negó. -No, este es el viñedo de mi papá.
Chanyeol vio hacia atrás y se dio cuenta de que estaba tan lejos de la casa que apenas podía verla desde allí, ¿en qué momento había caminado tanto? Vio hacia adelante entonces, los prados se extendían indefinidamente. ¿Había un viñedo más allá de los terrenos de su tío? Observó al niño un momento antes de extenderle una mano.
-¿Quieres venir a lo de mi tío? No está muy lejos.
El pequeño volvió a sorber por la nariz, cogió su mano y lo siguió. Cuando llegaron, su tío estaba bajando las escaleras con premura.
-Chanyeol.- Lo llamó con su voz rasposa. -¿Dónde estabas? Te busqué por toda la casa.
-¡Encontré a un amigo!- Señaló sonriente.
Su tío enfocó al nuevo invitado con el ceño fruncido. -¿Cómo es eso posible?
-Estaba bajo un matorral caído cuando salí a jugar. Se perdió y no sabe cómo volver, ¿podríamos llamar a sus padres desde aquí?
Después de algunos segundos en silencio, el mayor chasqueó la lengua y se alejó, indiferente. -Mientras no hagan mucho ruido ni rompan nada.
Chanyeol estaba feliz de haber encontrado a alguien con su misma edad. No tenía muchos amigos en la escuela y en su vecindario había más que nada personas mayores, su tío era su mejor amigo, pero este también era un adulto. El niño se llamaba Sehun y su apellido era japonés, era tímido y de pocas palabras, aunque más que incomodarlo eso le pareció adorable. Su piel era blanca y su cabello muy negro, bastante lindo.
Un auto con vidrios polarizados estacionó fuera al cabo de un rato y de él salió una mujer esplendorosa que Chanyeol no olvidaría incluso años después. Su cabello era igual de oscuro que el de Sehun, largo y lacio; llevaba lentes de sol, pero imaginó que sus ojos debían ser igual de bonitos. Estaba ataviada de manera elegante con un largo abrigo color beis, su figura era esbelta y alta. Observó hipnotizado mientras se agachaba a la altura de Sehun para decirle algo que no alcanzó a oír y luego lo besaba en la frente, entonces su nuevo amigo le murmuró un gracias antes de subirse al auto e irse.
-Sehun, ¿por qué no vas a la escuela?
Luego de aquel encuentro se juntaron casi todos los días a jugar. Sehun tampoco tenía amigos y que se la pasaba, más que nada, encerrado en su casa, así que quiso conocerlo con más ganas que antes. Le gustaba pasar el rato con él aunque no hablara mucho, solía compensar su silencio rellenando los espacios vacíos que quedaban y cuando decía cosas graciosas, podía verlo reír. Sehun tenía una sonrisa bonita.
Sehun trazaba dibujos amorfos sobre la tierra con una rama seca. -Tomo las clases en casa.
-Pero entonces nunca harás más amigos.
-Mamá dice que es mejor así.
Frunció el ceño. -¿Por qué?
-Porque ella es famosa, ¿no lo sabías?- Por primera vez, Sehun pareció orgulloso. -Es cantante y todos la conocen y la quieren mucho. Si supieran que soy su hijo, no me dejarían tranquilo, me tratarían distinto.- Se volvió hacia sus dibujos. -Al menos, eso es lo que dicen todos.- Murmuró.
Chanyeol no estaba impresionado. -Para mí eres un niño común y corriente.
-¿Conoces a mi mamá?
-No.
-Ella es Rima Guk.- Antes su rostro inexpresivo, Sehun se rio. -¿En serio no la conoces?- Meneó la cabeza. -Por eso soy tan ordinario para ti.
Esa noche cuando volvió a casa, cambió canales en la televisión con la esperanza de encontrar algo acerca de la súper-mega famosa madre de Sehun. Se sorprendió de encontrar bastante de ella enseguida, muchos programas de música la mostraban. Esa mujer grandiosa de cabello negro que había visto aquella vez era en verdad una persona así de talentosa y reconocida. De repente, creyó haber oído alguna que otra de sus canciones en los supermercados, en la radio, en algún canal aleatorio o publicidad. De repente, entendió que Rima Guk era una estrella aclamada y que Sehun estaba unido a ella de forma irremediable, era parte de su fama aunque no lo quisiera.
Eso le pareció triste.
-Esa es una canción de mi mamá.
Chanyeol había estado tarareando algo por lo bajo sin darse cuenta mientras mojaba sus pies en el arroyo. Sehun le dio aquella sonrisa de ojos pequeños que tanto le agradaba.
-Sí la conoces.
Chanyeol asintió y quedó cabizbajo, viendo el agua correr sobre sus pies. -Sería lindo que fueras a la escuela, estaríamos juntos.
Sehun negó sentado en la orilla. -No podríamos, soy más pequeño.
Parpadeó confuso en su dirección. -¿Eh?
-Tengo diez y tu once, ¿no?
Chanyeol estaba sin palabras. Siempre había creído que tenían la misma edad, pero cuando pensó en la posibilidad de que Sehun lo llamara hyung, volvió a sentirse bien. Mejor que antes incluso.
-De todas formas, me gustaría que vinieras a clases. Podrías hacer más amigos allí, Sehunnie.- Hizo una mueca. -Sé quién es tu mamá, pero para mí sólo eres... Sehun, sólo eres tú. Seguro que los demás niños piensan igual.
Al año siguiente, Sehun pidió a sus padres asistir a una escuela por primera vez.
La gente supo quién era consecutivamente, parecía intimidado y asustado casi todo el tiempo, así que Chanyeol estuvo a su lado y lo protegió de todos los acosos o atenciones innecesarias. Una vez, Sehun incluso le dijo que no tendría más amigos porque la realidad es que con él le bastaba.
Eso no fue lo que originalmente quiso, pero debió admitir que se sintió bien al respecto.
Mientras crecían sin embargo, Sehun sí aprendió a sobrellevar las situaciones solo y maduró para conseguir fama en el instituto no tanto por ser el hijo de Rima Guk, sino por ser de los muchachos más guapos del lugar. No iba a mentir, cuando recordar a ese chiquillo asustadizo y tímido que encontró perdido en el patio de su tío y lo veía ahora rodeado de tantas personas como si nada, sentía mucho orgullo. Antes habría huido para esconderse tras él, ahora interactuaba con todos con naturalidad.
-Mis padres se divorciaron.
Eso pasó cuando cumplió diecisiete. Era la primera vez que lo decía en voz alta y, obvio, esa primera vez sólo la oyó Sehun camino a casa mientras volvían de la escuela.
Sehun había estado bostezando hasta que lo escuchó, entonces se giró a verlo con los ojos grandes. -¿En serio?
Asintió con la mirada en el suelo. -Viviré con mamá, papá volvió a Seúl.
Sehun apretó su hombro. -Lo siento, Yeol. ¿Estás bien?
Se encogió de hombros. Sólo hubo tres personas en aquella casa y la sensación inminente de que tarde o temprano sucedería siempre estuvo ahí. No era una situación que le significara la muerte en realidad, pero si tenía que ser honesto sí era... algo triste.
-Yo no sé qué haría si mis padres se separaran.- Susurró Sehun, más para sí mismo que para él.
Chanyeol miró hacia el frente sin expresión. -Nunca se sabe.
-Lo sé, sólo... No imagino mi vida sin ellos dos justo como están ahora, como estuvieron siempre.
-¿Preferirías que siguieran juntos a pesar de sentirse mal de esa manera?
Sehun no contestó nada.
Un día como otro cualquiera, la madre de Chanyeol se cruzó con el padre de Sehun, ambos saliendo de una junta entre tutores y docentes. El hombre se enteró de la situación complicada y, como cortesía dado que se trataba de la madre del chico al cual su hijo consideraba un hermano, la invitó a cenar en familia. Chanyeol se vio entonces parado frente a la puerta de la casa de su mejor amigo, un tanto incómodo puesto que era la primera vez que lo visitaba junto a su madre. Rima se disculpó a último momento debido a asuntos que atender y se fue.
Luego de cenar, mientras ellos estaban en el sillón mirando televisión, observó a los otros dos conversar entre tazas de café sobre la mesa de la cocina. -Se siente extraño.- Murmuró.
-¿Qué cosa?- Preguntó Sehun, pasando los canales con aburrimiento.
-¿Te imaginas si fuésemos hermanos?
-Ya somos hermanos.
Se le escapó una sonrisa. -Me refiero a...- Se detuvo a último momento. -Olvídalo.
Sehun alzó una ceja y también echó un vistazo a los mayores más allá. Frunció el ceño y se volvió hacia él con una mirada de recelo. -Espero que no sea lo que imagino.
-No lo creo, Sehun.
-Sería gracioso que estuvieses intentando unir a nuestros padres.
Se frotó la nuca con fastidio. -No es así, no inventes.
-Porque mi padre está casado y ama a mi madre.- Insistió. -¿Quién no podría amarla? Ella es hermosa y famosa.
-Ahora mismo no la veo por aquí.- No supo si fue el enojo de lo que Sehun estaba insinuando sobre él u otra cosa, pero no pudo evitar ser mordaz. -Tus padres ni siquiera conviven.
-Ellos se quieren igual y estarán juntos hasta el final.- Parecía seguro al respecto, pero distinguió el dolor en sus ojos.
-Lo mismo creía yo.
-Estaba bromeando antes, pero en serio, ¿la trajiste aquí a propósito? Qué demonios.
-Para ya, no tenía forma de saber que tu madre no estaría aquí hoy.
Sehun volvió a replicarle, pero en lugar de continuar decidió detenerlo todo allí porque nada de lo que decían tenía sentido.
Las juntadas en familia fueron cada vez más frecuentes. Rima nunca estaba presente debido a alguna gira, grabación, entrevista o compromiso en otro país. Chanyeol comenzó a notar a su madre feliz y a gusto a diferencia de antes con su padre y después de la separación, cuando había sido una mujer deprimida y sin motivación, movida únicamente por sus obligaciones. Aunque no fuera alguien demostrativo, él amaba a su madre, y no tuvo las fuerzas ni la autodeterminación para apagar aquella sonrisa. Sehun no era ignorante del interés que había surgido entre sus padres y empezó a mostrarse cada vez más impertinente con él y con su madre.
Chanyeol lo lamentaba, pero no había mucho que pudieran hacer.
Intentó hablar con él muchas veces, pero Sehun no atendía a razones y el inicio de un fuerte rencor hacia la mujer que había "seducido a su padre" latía con vehemencia. Chanyeol quiso ser tolerante al comienzo, pero eso fue su límite. Su madre no era una mala persona ni había hecho nada adrede y, en cualquier caso, el padre de Sehun era tan culpable como ella. Toda esa mierda era injusta y no podía soportarla incluso si venía de alguien a quien quería tanto como su mejor amigo de toda la vida.
Una noche, Sehun golpeó furioso la puerta de su casa. Cuando abrió, le espetó en la cara que sus padres también se habían divorciado al final. Quiso cogerlo para consolarlo, pero el otro se lo quitó de encima con brusquedad, se dio la vuelta y se fue.
Al otro día lo buscó por todas partes, pero no lo encontró. Intentó contactarlo, pero las llamadas no le llegaban y los mensajes no tenían respuesta. Sehun ya no quería dirigirle la palabra y cada vez que lo miraba, lo hacía con desprecio. Supuso entonces que lo culpaba en cierta forma por el fracaso de sus padres. Rima acusó a Arata de infidelidad, otra cosa sobre la cual estaba más que seguro que era una mentira. Su madre podría haberse enamorado sin quererlo, pero jamás intentaría algo con un hombre casado. Estuvo triste al comienzo por la amistad que perdió y que cada día parecía más rota, pero odiaba cómo todo el mundo se inclinaba, primero que todo, a blasfemar a una mujer por "destruir una familia". ¿Qué había de Kyoshi Arata? ¿Él no compartía nada de responsabilidad acaso?
Esa ferviente indignación lo mantuvo firme, de otra forma se hubiera deprimido para siempre.
El asunto salió a la luz y los medios se volvieron locos. Rima Guk se ocultó para no volverlo peor, pero no sirvió de mucho. Con el tiempo, desapareció por completo. Dejó de presentarse, no sacó nueva música y su contrato con la empresa que la representaba venció. Se dijeron muchos rumores, se habló de una seria depresión y más adelante, de drogas y alcohol.
Nunca más se volvió a saber de ella.
Y Sehun cortó todo lazo con él.
Le atribuyó gran culpa de todo lo que había pasado, incriminándolo de haber presentado a sus padres a propósito en pos del loco deseo de volverlos hermanos.
Chanyeol creyó que ya lo eran.
Pensó que Sehun estaba demasiado dolido por toda su vida desmoronada y que sería cuestión de tiempo para que se calmara y pudieran arreglar las cosas juntos, pero la graduación llegó en un parpadeo, las estaciones pasaron y tuvo que aceptar que esa relación tan especial que había mantenido y protegido, se había destruido más allá de lo reparable.
Su tío murió entonces, y tuvo que volver a decir adiós.
Durante el funeral le pareció ver a Sehun, pero nunca estuvo seguro.
Su madre, que una vez más se había recluido en casa con un rostro gris, de a poco volvió a salir al mundo ayudada por la mano de Arata, quien se acercó lento y discreto hasta que el amor entre ellos fue irremediable y evidente.
Lo vio pasar todo en silencio.
Sehun vivió con sus abuelos durante su último año de secundaria. Su padre lo intentó todo por llegarle de alguna manera, pero el chico era hermético. Por su parte heredó muchísimo dinero de su tío y alquiló un departamento. Nunca se opuso a aquel nuevo matrimonio, pero tampoco le causaba entusiasmo, así que al igual que Sehun, quiso seguir solo por su cuenta, lejos de todo eso. Vivió muchos años en la superficialidad de los placeres rápidos y sin sustancia, entonces se vio a sí mismo sin nada. Sin relaciones, sin aspiraciones, sin cosas importantes que sostener o por las cuales luchar.
Descubrió que a las mujeres les gustaba y terminó entre las sábanas con una diferente cada noche.
Al menos servía para eso.
Sabía dónde vivía Sehun y se preguntaba cada vez si debía o no tocar el timbre para verlo y decirle que lo extrañaba, que lo necesitaba a su lado porque la vida no tenía mucho sentido sin personas que lo quisieran y a las cuales querer.
Nunca se animó, sin embargo.
Su tío le dijo muchas veces que los logros saben mejor después de haber luchado por alcanzarlos, de esa forma podía degustarse el sabor del esfuerzo y sentir el encanto del sudor en la frente y el valor de las lágrimas, el cansancio y el tiempo vertido. En medio de una soledad insoportable, supuso que si Sehun había sido alguien tan querido e importante, bien podría trabajar para tenerlo de vuelta en su vida. Kyoshi Arata siempre negaría las incriminaciones contra su madre, así que consideró que Rima Guk era la única capaz de hacer entrar en razón a Sehun.
Retroceder hasta una época donde todo había sido bueno y había tenido algún significado se volvió su única razón de vida.
Cuando se mudó a Seúl para buscar a Rima, sintió que estaba haciendo algo útil por primera vez en mucho tiempo. Sintió que tenía un motivo para seguir y terminó haciendo que todo girara en torno a una única resolución.
Juró nunca desviarse de sus objetivos... Ni olvidar alguna vez.
Nunca.
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