XVI

Amo este lugar, pero está embrujado sin ti.
Mi cansado corazón late muy lento,
nuestros corazones cantan menos
de lo que queremos,
nuestros corazones cantan porque
nosotros no sabemos hacerlo.
Para iluminar la noche,
para ayudarnos a crecer,
y no se dice:
"siempre lo he sabido".
Por favor, no armes un escándalo
porque no se acabará.

Estoy aquí para quedarme.


El golpe de instintos previsores que atacó a Chanyeol esa tarde lo envió a uno de los sitios favoritos de Baekhyun.

Los pasados días había estado buscándolo por cielo y tierra sin resultado, pero la diferencia en esa ocasión fue que algo en su sangre le dijo que estaba cerca. No podía explicarlo, simplemente lo supo; tantos días a su lado bastaron para conocerlo mejor de lo que se conocía a sí mismo. Caminando por el parque que alguna vez le había oído nombrar, debía admitir que no tenía muchas esperanzas, pero tampoco quería rendirse. Casi sufrió un ataque al corazón cuando descubrió que, en efecto, sus instintos no le habían fallado y que Baekhyun de verdad estaba allí sentado sobre el puente de piedra.

Quedó petrificado por un instante, hacía mucho que no lo veía y cuando por fin lo hacía era de esta forma: solitario, decaído, opaco... Tal imagen le quitó el aliento, pero volvió a sus sentidos enseguida y se le acercó con valor, intentando parecer casual para ignorar sus nerviosos deseos. Le asustó lo mal que se veía, lo apagado que estaban sus ojos y la delgadez de su cuerpo. El pánico vil lo atenazó y fue contundente, pero resistió ahí porque en esos momentos no importaba lo que él sintiera, importaba lo que sintiera Baekhyun.

Lo escuchó decir que ya no quería existir y por dentro rio a carcajadas desafinadas llenas de pesadumbre. ¿Qué quedaría de él entonces? Si Baekhyun no estaba, se llevaría una parte extinta que nunca más recobraría. Incluso cuando sabía que no haría nada tan loco como acabar con todo, no era gracioso. Se estiró hacia él con urgencia, haciendo un gran esfuerzo por aparentar tranquilidad, pero la mano que tanto deseaba apretar se escapó lejos en una tonta y cruel jugarreta de la vida y, sin poder hacer nada al respecto, vio a Baekhyun caer.

Porque la vida no tenía lógica y tan sólo era un montón de reacciones y momentos desencadenados a raíz de otras reacciones y momentos, como capricho decidió que aquello no fuera grave y, después de todo, Chanyeol se sentía aliviado de llevar a Baekhyun en sus espaldas con tan sólo un tobillo doblado.

-Nada... Nada sale bien.- Lo oyó susurrar al lado de su oído. -Todo es una mierda. La lista sólo se sigue acrecentando.

Chanyeol avanzaba lento por la acera, abrazando con firmeza sus muslos por debajo. -¿Qué lista?

Baekhyun se hundió sobre su hombro. -La de cosas malas.

-¡Pff! ¿Quién lleva una lista como esa?

-¿Por qué no?- Su voz sonó ofendida.

-Porque la vida está llena de momentos de mierda, Baek.- Sonrió sobre su hombro. -Y no se puede vivir recordando cada pequeña cosa que falla.

Ninguno dijo más nada en el lento camino hasta su departamento. No lo dejó caminar ni siquiera cuando ingresaron al complejo, lo sostuvo con fuerza no sólo porque no quería que la lesión empeorara, sino también porque no quería apartarse y volver a dejarlo ir. Su mascota los recibió con saltos y ladridos de alegría. Le sonrió de camino a la cama donde recostó a Baekhyun con suavidad; este se quedó allí tirado con la mirada perdida mientras le apretaba los vendajes que le habían hecho en el hospital. Le preguntó si quería algo de beber, pero no recibió respuesta. Se lo quedó viendo antes de agacharse y besar su mejilla, entonces el otro cerró los ojos y se durmió.

Se recostó a su lado y lo observó descansar. Baekhyun tenía el sueño profundo, no se movió ni hizo ningún sonido, sólo respiró profundo y pausado. Le acarició el cabello con suavidad hasta que volvió a abrir los ojos y, en la misma posición, se leyeron como libros abiertos, explícitos y sin secretos.

-Sé lo que sientes.- Fue lo primero que dijo.

Los ojos de Baekhyun se llenaron de lágrimas y su labio inferior tembló.

-¿Recuerdas que te dije que vivo de la herencia de mi tío?- La voz de Chanyeol sonaba entrecortada y más grave de lo normal. -Él lo era todo para mí... Prácticamente vivía con él, era un tipo genial.- Le sonrió con más ganas. -Nadie estaba cerca suyo porque era muy excéntrico, sólo me tenía a mí. Y cuando...- Se atragantó con las palabras que estuvo a punto de decir. -Cuando él murió,- Susurró. -Sentí que la tierra en donde estaba parado se abría y yo caía... Y caía...- Siguió con una mirada perdida hasta que volvió a verlo a los ojos, también dejando caer lágrimas por sus mejillas sin darse cuenta. -Por eso te entiendo.

-Mi appa...- Gimió Baekhyun con la nariz congestionada y las mejillas sonrojadas de tanto llorar. -Nunca pude decirle gracias, Chanyeol... Nunca podré agradecerle, nunca más, nunca.- Fue entonces cuando comenzó a llorar con gritos agónicos, sin contenerse para nada, aferrándose a las sábanas como si fueran las únicas que lo mantenían allí.

Chanyeol no pensó en nada cuando se acercó para meterlo entre sus brazos y apretarlo contra su pecho con fuerza, con los ojos cerrados mientras lloraba junto a él y se dejaba ir, porque cuando se había enterado de la muerte del padre de Baekhyun, instantáneamente se había llenado de recuerdos de su tío, aquella persona que para él había sido casi como un héroe... Y que también se había ido para siempre.

Sosteniéndose el uno al otro, se vaciaron por completo, y cuando Baekhyun estuvo parado otra vez en el umbral de la puerta de su departamento, se sintió un poco más entero debido a la forma en que se habían aferrado al otro antes. No hicieron falta palabras, no hicieron falta preguntas, el entendimiento mutuo sucedió a otro nivel, uno más intenso y espiritual.

-Viajemos.- Le propuso. -Te llevaré a algún lugar bonito para que pierdas tus dedos sacando fotos.

Baekhyun lo miró y no le contestó nada.

Lo entendía, así que no siguió, sólo prometió: -Estaré en el café de la esquina que está por la primera avenida. ¿Recuerdas que allí tuvimos nuestra primera reunión? Te esperaré allí a las doce en punto, ¿está bien?

Mientras Baekhyun se alejaba sin una palabra, el corazón de Chanyeol latía con fuerza. Anhelaba poder ser aquel que le devolviera algo de luz, así como Baekhyun había hecho con él sin darse cuenta, agregando colores que no sabía que existían a su vida.

Quería recordarle por qué todo era más bonito cuando él estaba cerca.

Esperando sentado frente a la mesa del café, se preguntó si había hecho bien empujándolo de esa manera a que mejorara su ánimo. Pensaba que la vida seguía a pesar de todo y a la vez comprendía que cada quien tenía sus tiempos para procesar las cosas. Meditó sobre su forma de actuar, pero al final decidió que había sido algo sentido y con buenas intenciones y se tranquilizó a sí mismo imaginando que Baekhyun, en otras circunstancias, lo animaría por estar haciendo lo que quería.

Sin embargo había pasado media hora de las doce y todavía estaba solo. Comenzó a sentirse histérico moviendo la pierna de arriba abajo, el café dentro de la taza temblaba. Dirigió la vista hacia el par de boletos de avión entre sus dedos: Daejeon... ¿Hacía cuánto no visitaba su lugar? Sería bonito mostrárselo a Baekhyun, le emocionaría saber que estaba dispuesto a mostrarle más de su vida. Había paisajes y lugares interesantes para fotografiar además, era una buena idea.

Sus ojos se paseaban por todo el lugar de forma frenética. -Vamos, Baek, vamos. Ven a mí.

Deseaba fervorosamente ser alguien importante para él y que buscara y quisiera estar a su lado en los momentos más difíciles, pero pasó media hora más y Baekhyun seguía sin aparecer. Aguardó otro cuarto de hora y con un suspiro, rompió con tristeza los boletos por la mitad. Bebió el café frío de un solo trago y cogió su chaqueta para irse.

-¿Esperas a alguien, guapo?

Baekhyun ocupó la silla frente a él.

-Espero que me hayas comprado muchos dulces.- Dijo mientras apoyaba la quijada sobre una mano.

Chanyeol sólo pudo suspirar.

Amó que Baekhyun volviera a ocupar el asiento del acompañante, sentía que aquel lugar ya le pertenecía. Su semblante todavía era pálido y deprimente, pero en sus ojos había un ligero brillo, un resquicio de algo que le aseguraba que estaba allí por voluntad propia, porque le gustaba la idea de viajar a algún lugar sorpresa. Baekhyun siempre sería Baekhyun después de todo. Para ese momento, ya perderían el vuelo antes de llegar al aeropuerto, así que tuvo que improvisar y decidió que el mar era una buena opción también. Siempre sintió que el océano le hablaba al alma y esperaba que aquel día susurrara palabras de aliento para su chico.

Condujo hasta Incheon. Baekhyun pegó la nariz a la ventanilla con entusiasmo cuando se adentraron, sacó la cabeza cuando bajó el vidrio, dejando que el aire de mar golpeara sus mejillas, cerró los ojos y sonrió con el sol besándole la piel. Sintió regocijo de verlo así. Antes de bajarse, Baekhyun se quitó las zapatillas y corrió hacia la playa con una enorme sonrisa. Rio cuando se internó en la arena caliente y dio pequeños saltitos para no quemarse. Se dio la vuelta y le gritó.

-¡Rápido! ¡Rápido que pica, Yeol!

Chanyeol lo siguió con deleite, degustando su tono elevado al hablar, el mote que usó y sus ganas de vivir el momento. Adoraba poder volver a verlo así una vez más, aunque sea por un segundo y a pesar de todo. Baekhyun se internó en el agua sin importarle nada y extendió los brazos como si quisiera abrazar al mundo, gritó con todas sus fuerzas, sacándose todo de adentro.

-Siempre que estás en el mar, ¿no sientes que cabe un mundo dentro tuyo, que eres tan profundo como el océano mismo?

Chanyeol sólo pudo observarlo. Baekhyun fue hacia él y lo tomó de ambas manos para que se metiera al agua también. Tampoco le importó que su ropa se arruinara.

-¡Las olas te besan suavemente porque eres tú!- Le dijo de la nada, Baekhyun se volteó a verlo, todavía sosteniendo sus manos con muchísima fuerza. Chanyeol sentía como la sangre se le drenaba de lo fuerte que lo apretaba. -¡El sol brilla porque tú sonríes!- Siguió exclamándole sobre el sonido permanente de las olas rompientes. -¡Yo estoy feliz porque tú te ves feliz! Así que... Así que...- Baekhyun le sonrió con los labios apretados y el cariño en sus ojos le apresó el corazón. Apoyó la frente sobre su hombro y le susurró sin aliento: -Así que nunca dejes de mostrarte así, por favor... La vida continúa. Sé feliz, vive ligero. Has todo lo que me has enseñado, Baekhyun.

Baekhyun lo soltó para ahuecar sus mejillas y buscar sus labios en un beso que tuvo gusto a sal de mar y lágrimas. Mezclados. Chanyeol cerró los ojos con fuerza y lo abrazó mientras intentaba beber de sus labios toda la tristeza y trasmitirle felicidad, incluso si era la suya propia, no le importaba. Baekhyun enredó los brazos en su cuello e intentó ponerse de puntillas, aunque al hundirse en la arena mojada no podía y rio sobre sus labios, provocando que Chanyeol sonriera y se agachara un poco más para continuar haciéndolo. Si hubieran podido seguir besándose de aquella manera toda una vida lo habrían hecho, pero al final rompieron el contacto para salir del agua. Chanyeol iba por delante sosteniéndolo de una mano, Baekhyun lo soltó para dar toda la vuelta y treparse a él para continuar besándolo.

Chanyeol dio algunos traspiés, pero logró estabilizarse, aferrándolo a su cuerpo para que no cayera y prolongando aquel contacto tan dulce y deseado. Ningún beso de los tantos que había dado en su vida había sido tan hermoso y espectacular como ese. Baekhyun lo mordía, lo lamía, jugaba con su lengua en sus dientes y cosquilleaba en su paladar. Su interior estaba todo revuelto en una amalgama de sentires que no lograba controlar.

Pasearon el resto del día, mojados, con los pies llenos de arena, la piel algo quemada por el viento salado y tomados firmemente de las manos.

-Háblame sobre tu tío.- Le pidió Baekhyun mientras recorrían la orilla con lentitud.

-Era algo intimidante, tenía carácter fuerte y siempre hablaba con ese acento extraño...- Rio ante los recuerdos. -Me divertía cuando fingía cojera y asustaba a los demás niños. Descubrió un yacimiento petrolero junto a un amigo del que fue socio años después, así se llenó de dinero. Oh, le gustaban las piedras preciosas, solía convertirlas en collares o pulseras bonitas, era su pasatiempo, supongo.- Apretó su mano. -Me decía a diario que yo era su única compañía... Era malhumorado, pero era una buena persona, me enseñó muchas cosas. Entre ellas a tocar la guitarra y a cantar sin parecer un gallo desafinado.

Baekhyun lo oía con atención. -Siempre me pregunté sobre eso.

-Conmigo tenía mucha paciencia, ¿sabes? Una vez le oí decir que era su persona favorita.- Ambos sonrieron. -Ahora, ¿qué tal si me cuentas sobre tu appa?

Baekhyun inhaló y exhaló profundo, le costó sonreír, pero intentó hacerlo de todas formas. -También era un buen hombre. No tan extravagante como tu tío, pero...- Compartieron una risa. -Se preocupaba mucho por mí y por mi mamá, trabajó duro e intentó ser lo más comprensivo posible, incluso... Fue un gran padre hasta el final. Yo... Tenía que decirle gracias, Yeol.- Ahora fue él quien apretó su mano, bien fuerte. -Pero lo dejé estar pensando que podría hacerlo más tarde, él se fue al cuartel temprano ese día y al final, al final...

-Está bien.- Lo atrajo hacia su pecho para abrazarlo.

Baekhyun lloró de nuevo, mojando su camiseta con lágrimas esta vez, y él lo sostuvo firme.

-Mamá le dijo miles de veces que se pensionara pronto.- Sollozó. -Y por no dejarlo a tiempo, un edificio en llamas se le vino encima y él no pudo soportarlo. ¿Por qué no fue alguien más? ¿Por qué él? Maldita sea, ¿por qué?- Se ahogó con sus palabras y comenzó a toser.

Palmeó y acarició su espalda en silencio mientras se recomponía. Sabía que era difícil, había pasado por lo mismo. De hecho, la imagen de Baekhyun en esos momentos se le hacía tan similar a la de él mismo hace algunos años que le daban escalofríos. Se sentaron sobre unas rocas grandes y lejos del sonido del mar pudieron escucharse mejor.

-Lo siento.- Murmuró Baekhyun entre hipidos, fregando su rostro para hacer desaparecer los rastros de tristeza.

Negó. -¿Sabes? Creo que aquel gracias pendiente... Tu padre debió sentirlo, Baek, él ya lo sabía. Quizás no lo escuchó de tus labios, pero... De seguro esté diciendo tonterías, lo siento.- Agachó la cabeza. Baekhyun no dijo nada, pero cubrió su mano con suavidad. -Es mejor recordarlos como grandes personas que pasaron por nuestras vidas. Si no nos arrepentimos de haberlos conocido, entonces el dolor vale la pena.

Volvieron a Seúl cuando el sol había caído por el horizonte y cambiaron sus ropas en su departamento.

-¿Comiste?- Preguntó.

-¿Qué?

-Te estoy preguntando si comiste algo.

-No te oigo muy bien.- Baekhyun prefirió hacerse el tonto.

Terminó arrastrándolo a un restaurante cualquiera de comida rápida con el soborno de que le compraría todos los dulces que quisiera si comía como debía. Baekhyun fue reticente al comienzo, pero pudo engullir bien su orden sin sentir náuseas. Pasearon en un parque cercano hasta que Baekhyun quiso usar los columpios.

-¡Yeol!- Habló entre jadeos. -¿Conoces la teoría de la relatividad?

-¿Albert Einstein?- Mencionó igual de agitado, meciéndose con energía.

-Exacto. ¿Sabes lo que dicen? La gravitación no puede ser la causante de que la gente se enamore... Relatividad, Yeol.- Se impulsó de tal manera que salió volando del asiento y cayó entre carcajadas sobre el pasto. Rodó un poco mientras seguía riendo. -Una hora al lado de alguien que te gusta parece un minuto, mientras que un minuto dentro de un horno caliente te parecerá una hora...

Chanyeol lo imitó y aterrizó a su lado de forma poco elegante, pero graciosa.

-¿Por qué será?- Se preguntaba el otro. -¿Por qué será que a pesar de conocerte hace poco, siento que te descubrí hace años?

Se alzó de donde estaba y se elevó sobre él con ambas manos a los lados de su rostro, lo miró de lleno a los ojos. -La única razón por la cual seguí pasando el tiempo contigo es porque nunca me fue suficiente. Siempre quise más.- Susurró acercándose cada vez más. -Incluso que las paradas se volvieran lejanas...

Lo besó con tranquilidad, tomándose todo el tiempo del mundo. Baekhyun acunó sus mejillas con suavidad, acarició sus orejas y se enredó entre sus cabellos, abriendo los labios y permitiéndole entrar con su lengua. Chanyeol se sentó y Baekhyun no dejó de besarlo. Abrazado a sus hombros, terminó sobre su regazo mientras él apretaba su cintura con posesividad, acariciándolo hasta su espalda y metiéndose bajo el bordillo de su propia sudadera, perdiéndose en aquella piel oculta.

Baekhyun se separó después de minutos eternos. Minutos que parecen horas, horas que parecen minutos. Se miraron a los ojos con el pecho agitado y los labios rojos e hinchados por aquella sesión que estaba comenzando a gustarle más de lo ideal para estar en un parque al aire libre.

-¿Cuánto más?- Le cuestionaron sin aliento.

Chanyeol negó quedamente. -Ya no más.


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