XIV

Después de la charla que había tenido con su padre, Baekhyun había podido dormir algunas horas. Cuando despertó estaba más tranquilo, pero aún no se sentía lo suficientemente preparado para tratar con el mundo, así que mintió a Dee Na diciéndole que estaba enfermo y que no asistiría al trabajo. En realidad lo que quería era pasear un poco para aclarar su cabeza y respirar al aire libre. Llevaría su cámara y recorrería Seúl, usaría su pasión como cable a tierra.

Antes que nada, necesitaba un tiempo a solas.

Había bajado la escalera preparado para aquella tarde, cruzó rápido hacia la puerta, pero oyó la televisión encendida, así que dio marcha atrás para ver a su madre en el salón viendo su telenovela.

-¿Papá ya se fue?

Ella asintió. -Madrugó más que de costumbre.

-Ya veo.- Titubeó un poco, pero al final se le acercó. -Mamá, sí sabes que te amo, ¿verdad?

La mujer lo vio sorprendida antes de sonreír. -Lo sé, cariño. Yo también te amo.

Baekhyun la besó en la mejilla con cariño. -¡Soy una persona feliz!- Exclamó mientras se iba. -¡No se preocupen!

-¡Confío en ti!

Pensó en decirle que le transmitiera a su padre el mismo mensaje de su parte cuando lo viera, pero consideró que sería más sincero si lo hacía él mismo, así que guardó en su corazón esas palabras de amor y agradecimiento para más tarde.

Se calzó y salió hacia el mundo.

Su lenta y complaciente caminata lo llevó hasta la Universidad. Quedaba bastante lejos de su casa, pero se había entretenido tanto en el camino que ni cuenta se dio de la larga distancia. Estaba satisfecho, la arquitectura de la institución era preciosa y los espacios verdes compensaban aquel sentimiento de elegante rigidez. Fotografió varias cosas atractivas y se detuvo a observar a la gente con interés. Las personas eran curiosas, siempre le había gustado observarlas e intentar adivinar qué pasaba por sus mentes. Sonrió al recordar los primeros encuentros con Chanyeol.

No se arrepentía de haberse acercado a él.

-¡Baekhyun!

Volteó con sorpresa justo cuando estaba enfocando a un pájaro sobre una de las estatuas luciendo majestuoso. Yifan se le acercó con una sonrisa emocionada poco usual en él, pero no por eso menos genuina.

-Hey.- Saludó de vuelta con un movimiento de su cabeza.

-Qué bueno poder verte una vez más.- Yifan largó sus palabras con una suavidad casi palpable, Baekhyun ladeó su rostro.

-Paseo un poco. ¿Qué haces tú?

Alzó el pulgar hacia una dirección incierta. -Me llamaron para inaugurar una nueva sección de cátedra.

-Oh, eres alguien importante, Yifan ssi.

-Toda una celebridad al parecer.- Asintió conspicuo, aunque era evidente que fingía afectación.

Se rio y aclaró la garganta mientras veía alrededor. -¿Te gustaría acompañarme?- Propuso, no estaría mal algo de compañía.

-De hecho, estaba pensando, si está bien para ti... ¿Quieres venir conmigo? Tengo mi auto, podría llevarte a pasear a otros lugares donde puedas fotografiar cosas bonitas. ¿Qué opinas?

Baekhyun abrió la boca, pero no dijo nada, no sabía muy bien qué contestar. Ya no sentía tanta animosidad hacia Yifan, pero por alguna razón se sentía inquieto y nervioso cerca de él. La culpa purgaba dentro suyo a decir verdad, más allá del tema con el estudio, el hombre no le había hecho nada malo.

Pensó que estaba siendo prejuicioso y que bien debería conocerlo mejor antes de tener una idea tan parcial sobre su persona, así que iba a contestarle que sí, pero justo se giró y lo vio, y cada pequeña cosa en el mundo además de él, dejó de existir.

-Hola.- Dijo Chanyeol cuando se acercó. -Baek, te eché de menos.

Su corazón se aceleró tanto que terminó quedándose sin aire. Aun así, estaba paralizado por el sonido de esa voz que fue como un somnífero. ¿Que lo echó de menos decía? ¿Qué le quedaba a él entonces, que lo pensó cada maldito segundo de su tiempo? Sus pies se movieron solos en su dirección y su cabeza se inclinó para mirarlo a los ojos.

¿Qué me has hecho, Chanyeol?

Chanyeol le sonrió con suavidad. -¿Cómo estás?- Susurró, estirando una mano para acomodarle un mechón de cabello detrás de la oreja.

-Bien.- Respondió por inercia aunque luego dudó. No había estado en su mejor forma, ni antes ni ahora, pero al menos estaban juntos de nuevo y eso lo hacía feliz. -Estoy bien.

Por primera vez, Chanyeol dirigió una mirada de reojo al otro entre ellos. -¿Tenías planes?

Baekhyun parpadeó, cayendo en cuenta de que aunque lo parecía, en realidad no estaban a solas, y se volteó hacia Yifan.

-¿Sabes?- Ladeó este su rostro. -Recordé que tengo una reunión dentro de muy poco, no hubiésemos podido pasear mucho así que...- Se encogió un poco, una sonrisa más débil ocupando sus labios. -Nos estaremos viendo, Baekhyun ssi.- Pronunció esto viendo a Chanyeol antes de darse la vuelta e irse.

Chanyeol miró a Yifan hasta que este desapareció entre la multitud. Baekhyun estaba demasiado ocupado regocijándose en el hecho de tenerlo cerca una vez más como para prestarle atención. Hundió la nariz en su sudadera y aspiró su aroma con los ojos cerrados, tenía tantas ganas de ser sostenido entre sus brazos...

Chanyeol le acarició el cabello. -¿Vendrías conmigo?- Preguntó.

Asintió al instante y justo cuando caminaban hacia el auto, un tipo encapuchado apareció de la nada y con la agilidad propia de un delincuente, arrebató la cámara que colgaba de su cuello, empujándolo con brusquedad dentro de la fuente de agua que bordeaban. Jadeó con pasmo mientras sentía el agua helada y apenas captaba lo que acababa de pasar, se paró para ver al tipo alejándose a gran velocidad.

Cuando pudo reaccionar, corrió tras él con desesperación.

-¡Que alguien lo detenga, por favor!- Gritó luchando por alcanzarlo aunque ya estaba demasiado lejos.

Se detuvo cuando ya no pudo divisarlo y sus pulmones comenzaron a arder. Chanyeol lo pasó y continuó corriendo en su lugar, pero hasta él lo sabía, era en vano. Lo siguió y cogió su mano para detenerlo, frustrado, indignado, pero sobre todo cansado.

-Déjalo.

-Pero...

-Déjalo, ya ni siquiera lo vemos.- Ya no importa.

Chanyeol pareció inquieto. -¿Baekhyun?

-Nada está funcionando de todas formas.- Susurró con la voz trémula.

Chanyeol guardó silencio, cogió su mano de vuelta y se lo llevó. Dentro del auto había un cachorro que dejó en el asiento trasero para que él pudiera sentarse en el del acompañante. Le abrochó el cinturón y arrancó el motor sin una palabra extra. El perro ladraba sin parar y chocaba sus patas contra su asiento, así que giró para sonreírle y acariciarlo.

-Hola, perrito. No puedo alzarte ahora, estoy todo mojado.- Hizo una mueca y miró a Chanyeol. --¿Ya tiene nombre?

El más alto se ahogó con su propia saliva y tardó casi minutos en contestar. -¿Qué tal si se lo pones tú?- Se apresuró a contestar con nerviosismo.

-¿Me dejarás nombrarlo?- Preguntó con emoción. -Veamos...- Observó al animal con detenimiento mientras lo acariciaba detrás de las orejas. -Te diré Chan porque eres tan bonito como mi amigo aquí al lado.

Chanyeol largó una pequeña risa al escucharlo, él lo miró con curiosidad. El más alto había enfundado su expresión de tal manera que le fue imposible adivinar lo que pasaba por su mente. Alzó una ceja al discernir el pequeño sonrojo en sus mejillas, era adorable y toda la cosa, pero ¿en qué estaría pensando?

Cuando llegaron al departamento, lo primero que hizo luego de descalzarse fue abrir todas las persianas para que entrara algo de luz. Notó que había dejado charcos de agua por todo el camino, así que corrió hacia la cocina y se sentó sobre la isla de mármol con un saltito. Chanyeol observó todas sus acciones en silencio y de brazos cruzados.

-¿Qué haces?

-Me quedaré aquí quieto para no seguir ensuciando más nada.

-Tienes que cambiarte de ropa primero, vas a enfermarte por andar empapado.- Tuvo una expresión complicada. -Lamento lo que pasó con tu cámara. Te compraré otra, la misma o una mil veces mejor, pero no... No pongas esa expresión tan triste, ¿sí? Me rompe el corazón.

De repente le fue imposible sentirse angustiado ante tales palabras. Fue sorpresivo, pero lo hizo sentirse a gusto y muy conmovido. Pensó que en lugar de causar más malentendidos, bien podría intentar ser honesto con lo que le pasaba.

-No es sólo la cámara, es... todo.- Se encogió con un suspiro. -Será mejor que limpie lo que ensucié primero.- Se bajó de donde estaba, pero Chanyeol lo cogió de la cintura con sus manos amplias y volvió a sentarlo allí.

-Yo me ocuparé, tú mejor háblame, quiero escucharte.

Baekhyun no se contuvo. Mientras Chanyeol secaba el agua desparramada por el salón con su perro siguiéndole los talones creyendo que quería jugar, le contó todo. Le dijo sobre el embargo del banco, sobre cómo ninguno sabía qué hacer y que por eso la mayor parte de la responsabilidad recaía en él como líder, causándole una gran presión; mencionó que Wu Yifan había estado buscando comprar el estudio desde hacía meses, pero que su jefa se negaba debido a su apego creando un ambiente de puro estrés; también le dijo que ese hombre había estado molestándolo al comienzo, que lo había extrañado a él como loco y que se sentía culpable por preocupar a sus padres en ese triste estado. 

-Oh, y para sumar a la lista, robaron mi cámara más preciada y me arrojaron a una maldita fuente con agua sucia y fría. Arruinaron mi ropa y quien sabe si mañana no acabaré cogiendo un resfriado por andar empapado.- Resopló con furia.

Chanyeol había estado silencioso mientras lo oía descargarse, limpiando, ordenando un poco y cogiendo algo de ropa seca. Cuando terminó de vomitar todo lo que traía dentro suyo desde hacía semanas, se le acercó para entregarle las prendas.

-Todo suena como a una mierda.- Comentó con sinceridad.

Baekhyun suspiró. -Dios, lo siento por eso, pero realmente lo necesitaba.- Estiró sus brazos con una sonrisa satisfecha. -Se sintió bien.

Chanyeol hizo una mueca, evitando su mirada por alguna razón. -Me gustaría poder hacer algo más que sólo escuchar.

-No hay nada que hacer, descuida. Dejarme hablar mierda es más que suficiente.- Ladeó el rostro intentando encontrar sus ojos. -¿Hay algo mal? Tal vez fui desconsiderado...

-No es eso.- Negó enseguida. -Es...- Chanyeol frotó su cuello con el ceño fruncido, Baekhyun sabía que había algo en la punta de su lengua, así que aguardó paciente. -Ese tipo, ¿Yifan, era? No me... Hay algo en él...

Baekhyun tardó en entender lo que estaba pasando, pero cuando lo hizo, sintió un cosquilleo adictivo en el pecho. Quizás estaba interpretando la información a su conveniencia porque en el fondo deseaba que así fuera, pero ¿de qué otra manera podría tomar esta actitud molesta tan adorable? Incluso cuando lo miró de vuelta en el campus de la Universidad fue evidente.

-¿Qué es?- Insistió, intentando acallar la emoción que lo movía.

-Sólo... Dijiste que te molestaba.

-Ajá, ¿y?

-Parecen llevarse bastante bien a pesar de eso...

Baekhyun trató de contenerlo, pero una risita se le escapó. -Bueno, al principio sí que era pesado.- Arrugó la nariz. -Pero en realidad no es tan malo.

Chanyeol lo miró de reojo, su cara estaba seria. -Probablemente sea yo, pero él te mira... Raro.

Eso fue inesperado. Se hizo hacia atrás con un parpadeo. -¿Raro? ¿Cómo así?

-Le gustas.- Dijo sin rodeos. -Y no sé, tú... tal vez... ¿Puedas sentir algo parecido hacia él?- Su voz fue apagándose.

Baekhyun frunció el ceño. -¿De qué hablas, Yeollie? No pasa nada de eso, no imagines cosas.

Vio como el más alto entrecerraba los ojos y se alejaba un poco para cruzarse de brazos. -¿Acaso coleccionas gigantes o algo así?- Pareció ofendido.

Ahora se carcajeó con ganas. -¿En serio?

Continuó riendo hasta que notó que Chanyeol seguía serio, entonces se detuvo. Este hombre frente a él cruzado de brazos como un niño pequeño era la única persona con la cual había podido hablar sin ningún problema... ¿Por qué? ¿Por qué Chanyeol seguía siendo diferente al resto? ¿Por qué era tan especial en su corazón? No se conocían hace mucho y sin embargo, en ocasiones hasta podía decir que lo resignificaba todo. Había estado deprimido hasta que Park Chanyeol apareció con su taciturna forma de ser y su sonrisa mal hecha y le pidió que le hablara, arrasando así de fácil con su melancólica ansiedad.

Las cosas malas seguían ahí. Cuando volviera a casa nada cambiaría y los problemas lo esperarían sentados, pero ahora que había visto a Chanyeol, sentía que había recobrado algo de fuerza para encargarse.

Este hombre que tan loco lo volvía estaba allí, mostrándose abiertamente celoso incluso cuando no eran nada, sin saber que él no era el tipo de persona que se brindara a cualquiera en las formas que estaba suponiendo. Su confianza, su emoción, su predisposición, su deseo, eran todas cosas que hoy en día sólo le pertenecían a Chanyeol. Pero mantendría ese pequeño secreto para sí mismo algún tiempo más, sólo para ver cómo se sucedían las cosas.

Ya todos sabían que era curioso por naturaleza.

Y justo por eso y porque era consciente de la atracción que había entre ellos y que nunca se había manifestado en palabras, pero que había sido obvia desde el primer momento, quería ver qué tan lejos llegarían en las actuales circunstancias.

-Quítame la ropa, Chanyeol.

Chanyeol se quedó estático. Sonrió con diversión a su pesar, se echó un poco hacia atrás y entornó los ojos, bastante excitado por ver lo que sucedería al instante siguiente.

-¿Qué?- Fue lo único que pudo proferir el otro.

-Que me quites la ropa mojada.- Repitió sin titubeos. -Quiero que lo hagas tú.

Chanyeol seguía sin tener ningún tipo de reacción. Pasaron segundos hasta que lo oyó pasar saliva con la garganta seca, su manzana de Adán moviéndose de arriba abajo con nerviosismo. Se le acercó lento y se posicionó perfectamente entre sus piernas abiertas, apoyando las manos sobre el frío mármol negro. Ahora fue Baekhyun quien tragó con ansias. Chanyeol lo miró a los ojos un momento antes de mover sus dedos hacia el cuello de su camisa húmeda, deshaciendo cada botón con torpeza. Observó sus acciones con anhelante quietud, sorprendido por su comportamiento, estaba más que seguro de que Chanyeol había desprendido sostenes y bajado cremalleras de vestidos con maestría miles de veces.

¿Estaba temblando así por él?

Tal vez se estaba emocionando demasiado.

-Te mandé mensajes. Te llamé.- Susurró Chanyeol con la voz ronca.

-Dejé el celular en silencio.- No fue hasta que habló en un jadeo vergonzoso que se dio cuenta de lo afectado que estaba. -Quería escapar un momento.

Chanyeol se detuvo y volvió a mirarlo a los ojos. Ambos estaban respirando pesado con los ojos empañados en un sensación cálida de añoranza. Baekhyun se lamió los labios, entendieron que estaban en un punto común.

Eso significaba que no era el único afectado de manera anormal por algo tan tonto y simple como desprender un botón.

Cuando acabó con eso, Chanyeol vio fijamente a la piel que asomaba por entre los dos retazos de tela. Baekhyun esperó su siguiente movimiento con agitación, no pensaba hacer nada, quería que fuera el otro quien tomara la iniciativa de desvestirlo, quería experimentar qué se sentía, quería tenerlo cerca. Con sus manos calientes, Chanyeol hizo un lento recorrido por su torso hasta sus hombros, haciendo la prenda hacia atrás y dejándolo desnudo de la cintura para arriba. Baekhyun se mordió los labios con fuerza.

Antes se había preguntado qué tan relativo era el tiempo, pues, cinco segundos cruzando la calle pasaban en un abrir y cerrar de ojos, y cinco segundos esperando a que Chanyeol terminara de deslizar sus dedos por toda su piel eran como mil horas.

Mil horas perfectas.

La camisa cayó pesada a un lado con un sonido acuoso y Chanyeol volvió a tomarlo de la cintura, el calor de sus dedos quemándole la piel, y lo bajó de allí para ponerlo de pie frente a él. Se agachó un poco y oyó sus jadeos cerca del oído, se le puso la piel de gallina por todas partes. Chanyeol le acarició el cuello e inclinó su cabeza para besarlo, fue imposible contener el pequeño gemido que se le escapó. Su piel estaba tan fría y esa lengua hervía como el infierno, era demasiado bueno. Chanyeol lo saboreó con ganas y le quitó las fuerzas en el proceso, sentía los brazos pesados como plomo a los lados, no podía hacer más que dejarse degustar. Le besó los hombros y le dejó marcas dolorosamente placenteras sobre el pecho. Baekhyun tiró la cabeza hacia atrás con los párpados entornados y los labios entreabiertos, dispuesto a que ese hombre hiciera lo que quisiese con su cuerpo, no pensaba negarle nada.

Chanyeol expandió la palma sobre su abdomen, la punta de sus dedos rozó el bajo de su vientre y sus caderas se hicieron hacia adelante por instinto, buscando calmar el placer de más abajo. Baekhyun se abrazó a sus hombros mientras Chanyeol jadeaba en la curva de su cuello y deshacía el cinturón de sus pantalones, Baekhyun tembló cuando deshizo el botón y bajó el cierre con una lentitud delirante. Chanyeol se coló tras el bordillo y apretó su trasero sobre la ropa interior mojada, bajó sus pantalones sin despegarse de la piel de sus muslos en ningún momento.

Ya no había ninguna prenda más por quitar exceptuando su ropa interior. Chanyeol pareció dudar, pero Baekhyun quería seguir hasta el final y se frotó descaradamente contra él para darle una pista, Chanyeol gruñó y se aplastó contra él con la misma necesidad, pero más allá de eso siguió en el molde hasta que logró apartarse y se alejó un par de pasos, dejándolo en una nebulosa inconsciente entre el cielo y la Tierra.

-Ponte la ropa seca ahora mismo.- Chanyeol jadeó con los ojos llorosos, cubriéndose la mitad del rostro con una mano.

Baekhyun se negaba a salir de donde estaba y volvió a acortar la distancia, deslizando las manos desde sus hombros hasta su nuca, enredándose entre sus cabellos despeinados. Chanyeol contuvo la respiración y elevó las manos, pero en lugar de tocarlo como tanto necesitaba, estas se quedaron dudando en el aire. Al final, se hicieron puños y se contuvieron.

-Baek...

-Si quieres besarme, Chanyeol, puedes hacerlo.- Le gimió al oído. -Porque yo no voy a resistirme, no a ti.

Sosteniéndolo con firmeza de los antebrazos, lo alejó y lo miró a los ojos con intensidad. Baekhyun apenas logró reaccionar, parpadeando quedamente.

-No ahora, Baek, no ahora.

Tomó una profunda respiración y se mordió el labio, haciendo un esfuerzo grandísimo por no volver a lanzarse sobre él. -¿Cuánto más?

Chanyeol agachó la cabeza. -No lo sé.

Baekhyun gimió de frustración. -Vamos, Yeol, no me hagas esto, estoy muriendo aquí.

-Yo también, maldición.- Negó con agitación. -Sólo... No quiero que seas uno más, ¿entiendes? No quiero que... Desaparezcas cuando salga a pasear el perro.

Eso lo descolocó un poco, pero pudo entenderlo de alguna manera. Chanyeol quería lo mismo que él, pero tenía su propia perspectiva sobre las cosas y, por ende, sus propios tiempos.

Porque Baekhyun a sus ojos no era uno más.

Eso lo tranquilizó y, antes de faltar el respeto a sus límites una vez más, cogió la ropa y huyó hacia el baño con rapidez.

Hundió su rostro en agua helada y empapó de nuevo su nuca, cuello y brazos en un desesperado intento por calmar la agitación de más abajo. Tomó varias respiraciones con los ojos cerrados y cuando más o menos se ubicó en tiempo y espacio, se vistió lento, distrayéndose con otras cosas en el proceso. Cuando salió, Chanyeol estaba tirado sobre la cama con ambas manos sobre la cara mientras su perro saltaba sobre su estómago con una impunidad hasta graciosa. Se levantó ni bien lo oyó salir y lo miró con silencioso embelesamiento. A Baekhyun se le hizo adorable esa expresión perdida y se rio con algo de timidez.

-Ahora soy un mini-tú.- Sonrió. -Oh, falta...- Vio alrededor y tomó la gorra que estaba sobre la mesa, despeinó su cabello y se la puso. -¿Y bien?

Chanyeol se rio y lo cogió de la mano para sentarlo a su lado sobre la cama, luego se agachó y arremangó el largo de sus pantalones. Baekhyun sonrió mientras lo observaba, siendo consciente de lo delicado que fue y era cada vez que ponía sus manos sobre él. Usaron como pretexto su ropa que todavía tenía que secarse para pasar más tiempo juntos. Se sentaron en el sillón y conversaron sobre muchas cosas diferentes.

-Hay algo que ha estado molestándome todo este tiempo.- Confesó Chanyeol.

-¿Qué es?

-Antes te grité.- Agachó la cabeza. -Estaba enojado y eso, pero no debí... No te veías muy bien.

-Ah, eso.- Sonrió con pena. -No me gustan las peleas y los gritos. Me recuerdan a cuando mis padres discutían todo el tiempo cuando era pequeño.

-Lo siento mucho.- Lo miró a los ojos. -Prometo nunca más alzarte la voz.

Baekhyun asintió con una sonrisa y se le acercó más, sólo el cojín que abrazaba separaba sus cuerpos. Sin poder contenerse, extendió las manos y jugó un poco; tocó sus orejas, pinchó su nariz, enmarcó sus mejillas, peinó el cabello de su frente... Incluso si no era con segundas intenciones, luego de lo que había pasado minutos atrás, ya no podía pensarse lejos de él ni de su cuerpo. Chanyeol se dejó mimar sin réplicas.

-Yo prometo no volver a presionarte, ¿sí?

Chanyeol lo miró con profundidad antes de acercarse y besarlo en la frente, largo y con dulzura. Baekhyun cerró los ojos, se removió y besó su cuello, frotándose cariñosamente contra él como un gatito en busca de calor. Chanyeol acarició su cabello y continuaron mimándose un rato hasta que el cachorro los interrumpió saltando entremedio de los dos en busca de atención. Se rieron y jugaron con él hasta que Baekhyun pudo volver a utilizar su ropa.

A punto de irse, no quería que aquello se sintiera como una despedida otra vez.

-Bueno...- Chanyeol se apoyó contra el marco de la puerta. -Nos estaremos viendo.

Baekhyun se adelantó y lo abrazó fuerte. Se aferró a su cintura, cerró los ojos y se recostó sobre su amplio pecho. Chanyeol dio un traspié, pero no tardó en rodearlo de vuelta, descansando la barbilla sobre su cabeza y apretándolo contra su cuerpo con posesividad.

-No importa qué pase en el futuro, nunca más vuelvas a estar lejos de mí, Yeol.- Le pidió en un susurro.

Sintió cómo el abrazo de Chanyeol se apretaba aún más. Iba a dejarlo sin aire, pero le gustaba porque parecía que era incapaz de dejarlo ir.

-Es como si una parte de mí se hubiera quedado contigo.- Confesó.

-Para mí es igual.- Susurró Chanyeol. -A estas instancias, no creo poder dejarte ir bajo ningún punto de vista.

Baekhyun volvió a sonreír. Se soltaron después de eternos minutos sosteniéndose, sólo porque debían, de otra manera, hubieran seguido así una eternidad más.

Ya era entrada la noche cuando Baekhyun decidió volver a su hogar con las energías renovadas. Sin dudas, se sentía más como sí mismo que nunca.

-¡Eomma, appa!- Exclamó con entusiasmo.

Le pareció extraño que nadie contestara, su voz reverberó en el vacío de una forma que le causó escalofríos y una sensación tensa en el estómago. Se detuvo un segundo en la entrada, pero luego chasqueó la lengua con una negación y se adentró con pasos tranquilos. Sólo era su cabeza traidora llenándolo de negatividad, por fin se había recuperado, no perdería el buen ánimo de nuevo.  La luz de la cocina estaba encendida y se asomó con una sonrisa, imaginando que sus padres estarían allí bebiendo el té o mirando la televisión, pero una vez más, no encontró nada. Subió las escaleras con aquella sensación pesada acrecentándose, haciendo un gran esfuerzo por ignorarla. La puerta de la habitación de sus padres estaba entreabierta.

Se asomó en silencio y sólo encontró a su madre. Estaba sentada en el borde de la cama del lado en el que su padre acostumbraba dormir. La habitación estaba a oscuras, las luces de las farolas de la calle se colaban a través de la ventana abierta, dándole algo de visión. Se adelantó con pasos titubeantes, la pesadez de antes volviéndose desesperante, ahogándolo sin piedad.

-¿Eomma?



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