VI
Varios días después del incómodo viaje a Suwon, Chanyeol se encontró con Baekhyun para continuar con la búsqueda. Pensó que, dadas las circunstancias, ya no lo ayudaría o al menos se tomaría un tiempo antes de volver a hablarle, no pensaba inmiscuirse demasiado en sus procesos mentales, luego de volver a casa esa mañana y reflexionar por todo un día, concluyó que no había hecho algo tan malo como para merecer semejante actitud, así que se escudó tras esa excusa y un enfado infantil para obviar la creciente culpabilidad que lo atormentaba.
-Creo que estaría bien ir por aquí.- Comentó mientras veía el mapa en su teléfono, como no recibió respuesta se giró para encontrar a Baekhyun viendo en la otra dirección con la cabeza en cualquier sitio. -Oye.- Chasqueó los dedos frente a su rostro.
El otro parpadeó. -¿Sí?
-No sé muy bien hacia dónde ir.- Le enseñó la pantalla.
Baekhyun lo ojeó. -Es hacia allá.
Frunció el ceño, confuso. -Creí que era para el otro lado.
-Entonces hagamos eso.- Se encogió inexpresivo.
Suspiró y bajó los brazos, resignado y muy desconcertado. Bien, quizás había hecho mal yéndose a divertirse con una extraña en medio del lugar de trabajo de Baekhyun, pero ¿realmente era para tanto? En lugar de ignorarlo, bien podría hablarle al respecto y maldecirlo tanto como quisiera si estaba tan molesto porque no soportaba este cambio de actitud tan rotundo. Más que encontrar la residencia perdida del exrepresentante de Rima, lo que deseaba era saber qué demonios pasaba por su cabeza.
-Si...- Carraspeó. -Si nos perdemos, no será mi culpa.- Refunfuñó antes de seguir.
Estaban en medio de los suburbios, alejados de los altos edificios del centro bullicioso. El vecindario era remoto y viejo, no tan conocido como otros, rodeado de pequeñas casas y un ambiente familiar. No estaba tan seguro sobre lo que hacía, había dejado Seúl como un niño y el resto de su vida la hizo en Daejeon, no conocía la capital tan bien como Baekhyun.
-Yo... No sé lo que estoy haciendo.- Se volvió con torpeza. -¿Podrías cooperar un poco más?
Baekhyun pareció abatido cuando cogió su teléfono con suavidad para echar un vistazo más profundo a aquel intrincado enramado de calles y pasajes ocultos, miró alrededor antes de avanzar hacia el siguiente cruce y ubicarse mejor, entonces le devolvió el aparato.
-Estamos bien.- Dijo sin más.
Chanyeol ya no podía tolerarlo más. -Disculpa, ¿hay algo sobre lo que quieras hablar?- Fue directo.
Baekhyun se encogió sin mirarlo a la cara. -No.
-¿Por qué actúas así? Yo no te estoy obligando a esto.
-No... No es eso.
-¿Te he hecho algo?- Se acercó más a él. -¿Estás molesto conmigo?
Baekhyun lo miró a los ojos con timidez. -¿Te importa eso?
-No me gusta pasar el rato con una persona que odia estar conmigo.
-Yo no odio estar contigo.
-¿Entonces qué es? Dime.
Baekhyun entreabrió los labios y en ese momento, teniéndolo así de cerca y viéndolo con más atención, más que enojo, lo que percibió en él fue una especie de melancolía que sólo logró confundirlo más. Al final, Baekhyun cerró los ojos y tomó aire con profundidad, cuando volvió a mirarlo, lucía entero y hasta logró que su sonrisa pareciera natural.
-Me comprometí a ayudarte hasta el final y eso es lo que haré.
-Genial.- Asintió, ahora el que estaba molesto de verdad era él. -No me dirás nada entonces.
Como el otro sólo hizo una mueca y se calló, se dio la vuelta y continuó caminando.
Dieron con una casa poco pintoresca, incluso venida a menos. Verificó más de una vez que aquella fuera la dirección correcta, no vaya a ser que estuviera dentro de algún tipo de cruel ilusión, y volvió a sentir en su estómago la misma sensación de antes, esa que aparecía ante la certeza de estar cada vez más cerca de lo que anhelaba: conseguir perdón. Con una sonrisa temblorosa, cruzó el endeble enrejado y tocó la puerta.
-Por fin, por fin...
-Me siento feliz por ti.- Habló Baekhyun por primera vez en un largo tiempo.
Lo miró de soslayo. -Díselo a tu rostro.
Incluso cabizbajo, logró ver cómo su rostro se retorcía con angustia. -No seas así.- Le susurró.
-¿Qué tendría que decir yo entonces?
Pareció muy nervioso. -Estás levantando la voz.
-¿Me estás diciendo que no puedo estar molesto?- Insistió. -Después de tratarme con tanto desdén.
Baekhyun lo miró con los ojos temblorosos y su corazón se inquietó ante semejante expresión. -No es desdén.- Negó con una voz pequeña.
Revolvió su cabello con brusquedad. -No tiene sentido si no me explicas qué pasa.
Él tan sólo se encogió como un niño pequeño regañado. -No alces la voz, por favor.- Cerró los ojos con fuerza.
Sólo entonces se dio cuenta de que había sido un poco rudo en sus maneras y se adelantó para decir algo, pero el rechinido de la puerta lo interrumpió. El rostro de un hombre ojeroso con la barba crecida apareció por la abertura, entrecerrando un poco los ojos ante la claridad del día, habló con la voz raposa como la grava.
-¿Sí?
-¿Usted es Bae Dong Yul?
-Ajá.- Fregó una mano pesada sobre su rostro.
-Mi nombre es Park Chanyeol y él es Byun Baekhyun, sabemos que usted alguna vez fue el representante de Rima Guk.
El tipo se hizo hacia atrás con el ceño fruncido. -¿Son periodistas, ratas sensacionalistas?
-¡Nada de eso!- Agitó las manos. -Tengo... algunos problemas personales y en serio, en serio necesito saber dónde se encuentra ella.
El hombre vio de uno a otro con detenimiento y negó. -No sabes nada, niño. Rima desapareció hace años, nadie sabe dónde está.
-Pero yo...
-No molesten más.- Fue a cerrar la puerta, pero antes les dio una seria mirada. -No remuevan el pasado, hay cosas que deben quedarse como están.- Y con un portazo desapareció.
Luego de meses buscando, de tomar trenes, de conducir kilómetros, de mudanzas y ampollas en los pies por caminatas eternas, Chanyeol se vio ante un muro de impedimentos y constantes condenas mentales, reproches reales e imaginarios. ¿Hasta allí llegaría? ¿Con todo lo que tenía que arreglar y que parecía nunca compensar? Le faltaba el aire, lo único que quería era largarse de allí lo más rápido posible sin mirar atrás.
Días después, bajo la lluvia torrencial, sólo una persona recorría las calles desoladas protegiéndose del agua con un paraguas extenso.
Chanyeol se dio cuenta tarde de que no tenía comida y tuvo que salir cuando no era el mejor momento. En cierta parte del camino un pequeño amigo desconocido había comenzado a seguirlo, caminando a su lado con total confianza. Miró confuso al cachorro con la lengua afuera que le devolvía la mirada con dicha, como si estuviera agradecido de que alguien lo resguardara al menos por unos minutos de la lluvia. Vio alrededor tratando de encontrar al dueño, pero sólo un loco como él saldría con semejante clima, estaban solos.
Cuando llegó al complejo rodeó las bolsas con un brazo y con la otra mano abrió la puerta mientras veía de reojo al animal.
-No sé si podrás quedarte aquí, compañero.
El cachorro ladeó su cabeza. Chanyeol entró rápido y cerró, plegando el paraguas mientras lo observaba a través del vidrio de la puerta. Subió dos escalones antes de echar un vistazo sobre el hombro y verlo allí sentado empapado por el agua, esperando algo con esperanza... Con un gruñido se volvió y lo dejó entrar, recibiendo un ladrido feliz como recompensa.
Lo señaló con un dedo. -Si te vas a quedar debes guardar silencio, ¿oíste?
El cachorro estornudó de forma graciosa.
Mientras subían volvió a rememorar las veces que había ido a ver a Bae Dong Yul esa semana y cómo en cada ocasión lo habían rechazado sin lugar a réplicas. Por otra parte, Baekhyun no le había vuelto a hablar y él no había encontrado valor para tomar la iniciativa tampoco. Estaba exhausto y lo único que deseaba era que sus complicaciones cesarán al menos un poco, pero la vida volvió a demostrarle el poco control que tenía sobre el destino y sus acontecimientos.
En la puerta de su casa había una persona que no veía hacía años, pero que recordaba como si fuera ayer.
Quedó petrificado y con el corazón agitado, de la impresión casi deja caer todo lo que traía: las compras, el paraguas, sus miedos, todo. El perro ladró llamando la atención de aquel viejo conocido, sus ojos fríos se le clavaron en la piel como garras filosas.
-Tú...- Avanzó varios pasos titubeantes hacia él. -¿Por qué...?
El otro, lejos de parecer tan sorprendido como él, se le acercó con un rostro lloroso desencajado de furia, lo empujó rudo con una mano y supo que no estaba allí para hacer las paces.
-¿Tengo que venir hasta aquí para pedirte que dejes de llamarme?- Espetó con los dientes apretados.
-¿Estás en Seúl?- A pesar de todo no pudo disimular su estúpida emoción.
-No te importa, déjame en paz, ¿quieres?
-Estoy intentando arreglarlo todo.- Incluso con la mente alborotada, Chanyeol sabía que tenía que dejarlo claro. -Y estoy logrando cosas, tienes que creerme, hace poco yo...
-No seas idiota.- Escupió. -Nada puede arreglarse, ¿no lo entiendes, hyung? Ella... Ella está muerta, nada servirá.
-Rima está desaparecida.
-¿Qué diferencia hay? Ella ya no existe y por tu culpa.- Largó con desprecio mientras se iba.
Chanyeol dejó caer lo que traía y corrió para tomarlo del brazo. -Yo no tuve la culpa, maldición.- Tembloroso y con los nervios a flor de piel, aun así se defendió. -Voy a encontrarla y te lo demostraré, lo arreglaré y todo será como antes.
El otro se zafó de su agarre con brusquedad. -¿Será como antes dices?- Sonrió con ironía. -¿Qué consuelos te dices por las noches?- Negó abatido. -Deja las cosas como están. Pasaron los años, ya no hay más, se acabó.
Quiso cogerlo de nuevo con desesperación, pero el otro se alejó con rapidez. -Yo...
-Ya no me llames, Chanyeol, sé que eres tú.- Advirtió cada vez más lejos.
-¡Sehun!- Le gritó con el corazón en la boca, pesadas exhalaciones saliendo de sí. -No voy a rendirme con esto.- Le aclaró.
Lo escucharon, pero fue ignorado.
Tardó en reaccionar parado en el mismo lugar donde lo habían dejado, el agudo ladrido del perro lo despertó, juntó su compra desperdigada por el suelo y entró en el frío, silencioso y oscuro departamento. A pesar del ambiente deprimente el pequeño animal saltó por todas partes con gran ánimo mientras ladraba y lo miraba con ojos brillantes. Dejó las bolsas sobre la mesada y se sentó en la cama con pesadez, tenía un enorme vacío en su interior y sentía cómo estaba perdiendo de vista sus objetivos en un mar atestado de decadencias.
El perro inspeccionó el que pensaba ya era su nuevo hogar antes de pararse en medio y sacudirse el agua, ensuciando todo en el proceso. Se le acercó con la lengua afuera y se lo quedó viendo con lo que él creía era una sonrisa, le ladró dos veces más y posó ambas patas delanteras sobre su pierna, moviendo la cola con alegría. De alguna manera, le dio la impresión de que estaba intentando decirle que no estuviera triste y se rio ante sus propios pensamientos, acariciando el húmedo pelaje.
-¿Ahora serás mi Baekhyun personal?- Le cuestionó de la nada, dándose cuenta después de lo que había dicho.
Realmente no lo conocía demasiado, pero creía que ante una situación de este tipo, Baekhyun mantendría su ánimo y le diría que no estuviera triste, que todo estaría bien. Sostuvo la cabeza del cachorro entre sus manos enormes y sólo entonces notó cuánto lo echaba de menos.
-Mierda...
Baekhyun se había convertido en una presencia constante y ahora, en cada una de sus búsquedas, caminatas y viajes en metro, no podía evitar sentir que le hacía falta algo. Una risa constante, una catarata de palabrería sin sentido, muchos comentarios inusuales y misteriosos.
Una sonrisa brillante.
******
-Y cuando las cosas no salen como uno espera, a veces la gente se esconde porque le da miedo fallar otra vez.
Baekhyun caminaba entre los altos expositores y varias mesas con pilas de libros encima. Escuchaba lejana la voz de Kyungsoo como una segunda consciencia más prudente y sabia, un Jiminy Cricket personal. Este estaba ordenando los libros de arriba, subido a una escalera que casi llegaba al techo.
-No quiero esconderme.- Murmuró mientras ojeaba algunas páginas.
-Entonces no lo hagas, sal allí y haz lo que debes.- Respondió Kyungsoo, dando un pequeño salto para bajar.
Suspiró. -Deberías ordenar un poco mejor tu liberaría.
-Lo sé.- Se detuvo a observar el desorden con fastidio. -Las entregas llegan y llegan y el depósito ya no tiene espacio. Acomodaré antes de abrir.
Baekhyun se asomó por la ventana. -¿Dónde está Jongin?
-Si no me equivoco hoy tiene turnos en el supermercado, el puesto de café lo atiende su mamá.- Lo miró con una ceja alzada. -Es inusual verte así, ¿sabes?
No pudo evitar hacer una sentida mueca de desagrado. -Algo se siente... mal.
-¿Qué piensas que es?
-Lo conozco hace nada y sin embargo... Siento que lo extraño, de alguna manera.- Su voz se hizo más pequeña al confesar, se rio. -¿Tiene sentido?
-Bueno...- Kyungsoo vio hacia afuera. -Hay gente que conoces de toda la vida y cuando falta es como si nada, pienso que estas cosas son relativas.
Baekhyun asintió quedo. ¿Qué tan relativas podían ser?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top