ESPECIAL EXTRA
¡Buenas tardes, gente bella! He vuelto y con lo prometido; muchxs comentaron que sí les agradaría leer algo como esto por aquí y en ocasión de vísperas de Navidad, les traigo este especial como obsequio.
¡Espero que les agrade!
¿Cómo sería gustar de alguien? ¿Qué se sentiría?
-¡Gracias por su compra, vuelva pronto!
Kyungsoo sonrió a la muchacha que salía de su tienda, creía haberla visto antes, pero no tenía muy buena memoria y su librería era bastante concurrida. Miró el reloj de pared frente al mostrador e hizo una mueca cuando su estómago rugió, moría de hambre y aún no podía cerrar. Dio un vistazo alrededor y no encontró a ningún otro cliente, quizás podría...
-¡Kyung!
-¡Rayos!- Saltó ante la sorpresa.
Baekhyun se le acercó con su usual brillante y entusiasta sonrisa. -He encontrado el libro que quería.- Le mostró.
Notó que tenía algunas telarañas viejas sobre su cabello negro. -¿Dónde te metiste?- Le cuestionó quitándoselas con suavidad. -Pensé que ya te habías ido.
-¡De eso nada! No hasta que obtenga lo que quiero. Tienes muchas cosas interesantes en la parte trasera, Kyung.
Lo observó mientras veía emocionado el libro polvoriento que traía en las manos. ¿Por qué Baekhyun siempre sonreía de esa manera por cosas tan pequeñas? No se consideraba un amargado sin emociones, pero había asuntos que ciertamente no entendía. Entre ellos estaba Byun Baekhyun. Al comienzo no había confiado del todo en él; recordaba la primera vez que había entrado a la tienda, lo había saludado como si fuesen amigos de toda la vida y después de inspeccionar cada recoveco de la librería, le había dicho con una gigantesca sonrisa que "era la mejor de todo Seúl". Internamente se había preguntado quién demonios era ese muchacho y supuso que sólo estaba jugando, pero al otro día volvió a visitarlo y más adelante le hizo pedidos, y de un día para otro se convirtió en su mejor cliente.
Siempre se presentaba igual, siempre sonreía y estaba feliz. ¿Quién en el mundo podía ser así?
Al parecer él...
Al final logró cogerle cariño debido a lo cotidiano que se volvió en su vida. Ahora hasta se preocupaba cuando pasaban días y no lo veía.
-¿Tienes hambre?- Preguntó Baekhyun con curiosidad.
Se sonrojó y posó una mano sobre su estómago ruidoso. -Bueno, yo...
-¿Por qué no visitamos el carrito cruzando la calle?- Curioseó a través de la ventana. -Se ha instalado hace un par de semanas, no he tenido tiempo de pasar debido al trabajo.
También se acercó a ver. -Creo que sólo venden café.
-Tendré que conocer.
Días más tarde se encontró atendiendo a la misma muchacha de antes, la de cabello café hasta los hombros. Ahora sí la reconocía porque se había vuelto habitual. El día anterior le había preguntado su opinión sobre libros de ciencia ficción y hoy le cuestionaba acerca del romance histórico. La diferencia entre los géneros era abismal, pero a Kyungsoo le agradaban las personas con gustos variados.
-¡Nos vemos!
-¡Claro! ¡Vuelve pronto!- La saludó con amabilidad. -Se nota que le gustan los libros...- Murmuró echándole un vistazo a la lista de los que se había llevado ese día.
-¡Kyunggie!- La campanilla de la puerta tintineó cuando Baekhyun entró.
-Buenos días.- Saludó sonriente y contagiado por su energía, era de las cosas que más disfrutaba de tenerlo consigo.
-Ya puedes salir, ¿verdad? Es tu tiempo libre, ¿no?- Se cernió sobre el mostrador, quedando muy cerca de su rostro.
Se alejó un poco. -F-faltan unos minutos...
-¡Qué va!- Baekhyun lo tomó de la mano y lo sacó a rastras de allí.
-¡Aguarda, aún no...!
-¡Sólo será un momento, así te distraes y luego vuelves a trabajar con más ganas!
Kyungsoo dejó de forcejear y se quedó callado por un momento. -¿Piensas que me faltan ganas?- Murmuró.
Baekhyun se detuvo y parpadeó en dirección al puesto de café. -¿Y la señora Kim?
-¿Eh?
El otro sonrió de forma extraña. -¡Tienes que probar el café que prepara la señora Kim! ¡Es excepcional!
Ya estaban a mitad de la calle así que no tuvo más remedio, echó una mirada apenada a su tienda detrás, al menos había llegado a voltear el cartel de CERRADO. Esperó encontrar a la ahjumma que había visto atender el puesto todos los días anteriores, pero en su lugar había un muchacho.
-¿Esta es la señora Kim?- Cuestionó con sarcasmo a Baekhyun.
-Debes estar hablando de mi madre.- Respondió el desconocido. Kyungsoo lo miró con recelo y recibió una suave sonrisa cortés que le incitó a esconderse tras la espalda de su hyung.
-¿Eres el hijo de la señora Kim?- Preguntó Baekhyun, el mismo entusiasmo gentil de siempre.
-¿Conoces a mi mamá?
Asintió, brillante. -Compro su café todas las mañanas.
-Eso es genial.- Dijo el otro, volviendo a sonreírle a Kyungsoo.
Parpadeó confuso, ¿por qué lo miraba a él si estaba hablando con Baekhyun?
-Mi nombre es Byun Baekhyun.- Lo observó detenidamente. -Supongo que soy tu hyung, ¿verdad? ¡Luces joven!
El muchacho se rio. -Soy Jongin. Mi madre ha conseguido otro trabajo y no puede cubrir el carrito, la ayudo.
-Ya veo.- Baekhyun vio de reojo y sonrió más grande. -¡Traje a un amigo! Su nombre es Kyungsoo.- Se corrió para dejar ver al otro escondido detrás.
-Hola.- Saludó impotente, haciendo una pequeña reverencia.
Baekhyun se dirigió a Jongin con entusiasmo. -¿No es lindo?
-¡Hyung!- Se sonrojó todavía más cuando oyó la pequeña risa del otro, lo miró con mucha vergüenza encima. ¿Por qué Baekhyun era tan impulsivo y acababa haciendo comentarios desafortunados?
-Pues...- Jongin pareció tomarse la pregunta en serio y Kyungsoo no lo pudo creer.
-¡Oh! ¡Miren la hora! Estoy llegando tarde a... Algún lugar. ¡Bien! ¡Asegúrate de prepararle un rico capuchino a Kyunggie, Jonginnie ssi!- Baekhyun palmeó su hombro y así como llegó, desapareció.
Kyungsoo sintió aumentar su malhumor. Era él quien lo había arrastrado hasta ese lugar y lo había metido en una especie de situación extraña para luego dejarlo solo.
-¡Okay! ¡Un capuchino para el chico lindo!- Exclamó repentinamente Jongin, poniéndose a trabajar.
-Olvida eso.- Balbuceó sin poder verlo a la cara.
-Tienes un hyung bastante curioso ¿eh?- Le sonrió con simpatía. -Una persona así... Da alegría.
Viéndolo con más detenimiento, podía decir que tenía una sonrisa bonita y que sus dientes eran tan blancos que contrastaban de forma atractiva con su piel acanelada. Levantó las manos y analizó sus propios dedos, su piel era demasiado blanca, ¿cómo se vería junto a la de él...? Agitó la cabeza para ahuyentar semejantes pensamientos sin sentido y afirmó que era verdad que Baekhyun era una persona brillante y divertida, de sólo verlo te llenabas de energía.
En cambio él...
-A su lado contrasto mucho, ¿no?
-¿Disculpa?- Jongin alzó sus cejas mientras le extendía un vaso caliente.
-A veces me apena un poco en público.- Aprovechó que sostenía el recipiente e intentó ocultar sus mejillas rojas tras este.
-¿Eres así de tímido, hyung?- Jongin se inclinó hacia adelante, sus ojos interesados. -Después de todo él tiene razón, eres lindo.
-¡Ah! ¡Mi-mira la hora, tengo q-que...!- La nerviosa perorata se vio interrumpida por el ruidoso sonido de su estómago vacío. -Ugh...
-¿Tienes hambre?- Pareció triste. -No vendemos comida, lo siento.
-¡Está bien, no te preocupes! ¡De-debo irme ahora!
-¿Trabajas en aquella tienda de libros?
Suspiró. -Sí...
-¡Genial! Entonces podré ver a hyung cada vez que venga a trabajar. Es aburrido estar todo el día solo, ¿sabes?
-Nos vemos, Jongin ssi.- Hizo una torpe reverencia mientras lanzaba unos cuantos billetes sobre la superficie del carrito, y se fue corriendo.
Cerró y se apoyó contra la puerta pesadamente, posando una mano sobre su pecho guardando un corazón enloquecido, sintió su rostro hirviendo y supuso que estaría tan rojo como un tomate. ¿Qué demonios acababa de pasar? ¿Por qué siempre acababa rodeado de gente tan rara y extrovertida? ¿Acaso era un imán para ellos? Dio un trago largo al capuchino y abrió los ojos con sorpresa.
Delicioso.
Cuando Baekhyun visitaba en general no charlaban mucho, más bien se la pasaba buscando y rebuscando entre las estanterías y sobre las mesas repletas de libros aleatorios, nunca sabía qué era lo que quería encontrar, pero conocía la librería mejor que él mismo así que lo dejaba manejarse con libertad. Sostenía un ejemplar nuevo que había entrado hacía poco y que no había tenido la oportunidad de leer todavía, pero se distrajo observando cómo Baekhyun hablaba con una desconocida, le sonreía con naturalidad y opinaba con la mejor actitud.
A diario se preguntaba cómo es que lo hacía, cómo lograba ser tan encantador y desinhibido; cada persona lo recibía con facilidad, Baekhyun siempre gustaba a todos, y luego estaba él... ¿Existiría alguien alguna vez que lograse encontrar su personalidad sosa y poco atractiva como algo digno de si quiera conocer? ¿Alguien a quien le gustase? ¿Qué era "gustar" de todos modos? Nunca tuvo una novia ni tampoco la oportunidad de conocer a alguien que pudiera despertarle tal sentimiento o interés.
-¡Kyungsoo ssi!
Salió de su ensueño ante el llamado de la muchacha que siempre iba a verlo, su clienta más habitual después de Baekhyun. Bajó de la silla y le sonrió.
-¿Cómo has estado?
-Muy bien.- Se removió ella de forma tímida, dejó cuatro libros sobre el mostrador. -¿Y tú?
-Tranquilo.- Echó un vistazo a la compra. -¡Cometas en el cielo! ¡Este libro es especial! Buena elección.- Asintió con satisfacción.
Debido a que estaba metiendo los textos dentro de una bolsa, no notó las mejillas sonrosadas y la mirada ilusionada de la otra frente a él.
-Parece... que tenemos los mismos gustos, Kyungsoo ssi.
-Así parece.- Comentó con alegría mientras hacía las cuentas.
-Me he tomado el atrevimiento de traerte esto.- Notó con sorpresa el vaso extendido en su dirección. -No sabía realmente si te gustaba el café... Quizás fue una mala idea, lo siento.
-¡No, no!- Lo aceptó. -Me gusta, gracias.
Sonrió y, por algún motivo, la muchacha ensanchó sus ojos y se sonrojó con más intensidad, las comisuras de sus labios se doblaron hacia arriba de forma incontenible y largó una pequeña risa. Le entregó la tarifa, pagó y se fue con otro amigable saludo. Le dio un sorbo al café y sólo por el sabor supo que era el que servían en el carrito de en frente.
Se sobresaltó cuando Baekhyun saltó para sentarse sobre el mostrador.
-Eres popular, Kyunggie.
-¿Eh?
Una sonrisa pícara llegó hasta sus retinas. -Esa chica te estaba coqueteando.
-¿Qué dices?- Desvió la mirada con nerviosismo. -Ella sólo fue amable, nada más.
-Como digas.- Se encogió el otro, bajó de allí y cogió otro libro, ojeándolo.
Se lo quedó viendo mientras apoyaba los codos sobre la mesa, reposando la quijada sobre las manos, miró hacia arriba, pensativo. -Baek...
-¿Sí?
-¿Qué se siente al gustar de alguien?- El otro lo vio con extrañeza y tragó saliva, rascando la madera de la mesa distraídamente. -¿Alguna vez te gustó alguien?
-¿Hablas de amar y cosas así?
-S-sí...
-Mmm...- Fue meditabundo durante varios segundos, entonces sonrió de una forma extraña. -Me pregunto.
Antes de que pudiera seguir cuestionando, Baekhyun tomó sus cosas y con una expresión encantadora, se despidió con la excusa de estar llegando tarde otra vez. Es un hyung impuntual, se dijo, y eso era inesperado. Justo en ese instante Jongin cruzó la puerta, sonriendo amigable a modo de saludo y se quedó petrificado de un momento a otro.
¿Por qué rayos reaccionaba de forma tonta?
-¡Kyungsoo hyung!- Su nombre fue pronunciado de manera adorable. -¡Ven conmigo, debes ver esto!
-Pe-pero...
-¡Ven, ven!
Debido a su insistencia tuvo que volver a poner el cartel de CERRADO para dirigirse a la acera de en frente. Observó el puesto intentando identificar qué había de nuevo y emocionante exactamente, todo se veía igual que el día anterior.
-¡Ta-dah!- Canturreó un Jongin sonriente cuando sacó de la nada un pedazo pequeño de tarta. -¿Qué tal? Luce bien, ¿verdad? Pregunté a una de mis hermanas sobre la tarta de canela y me han dado esta receta, se me da bien la cocina, creo.- Rascó su cabeza, algo apenado.
Kyungsoo observó el bocadillo. -¿Esto qué...?
-Es sólo que ayer me preocupó un poco que tuvieras hambre y no hubiera nada de comer cerca, así que pensé que sería una buena idea comenzar a vender algo comestible además de café.
Estaba completamente perdido y no en la sonrisa tonta y avergonzada de Jongin que lo hacía lucir como un niño encantador, sino en sus palabras, tan simples y tan significativas a la vez. ¿Había tomado una decisión como esa sólo pensando en el huraño vendedor de libros vecino que se había cruzado apenas una vez?
-¿Por qué?- Cuestionó, no fue molesto o brusco, sólo una suave pregunta llena de inocente intriga.
-Bueno, pensé que muchas de las personas que pasan por aquí a diario estarían en tu misma situación y sería agradable poder ayudarlas, es horrible tener hambre.- Se lo quedó viendo un momento antes de componer una mueca. -¿Hice algo innecesario, hyung?
-¡No, no! ¡No es algo como eso, sólo...! Sólo estoy feliz de que pensaras en mí.- Enseguida sintió cómo sus mejillas ardían y se arrepintió de decir algo tan bochornoso.
Jongin suspiró con alivio y se rio. -Pensé que te había ofendido o algo así.
A Kyungsoo le gustaba el sonido de esa risa tan rara y extrovertida.
-¿Y bien? ¡Vamos, come! Serás el primer cliente especial en inaugurar esta sección del carrito Kim.
Sonrió apenado. -Es que soy alérgico a la canela.
La expresión de Jongin reflejó tanta decepción que por primera vez en su vida detestó ser alérgico a algo.
Comenzó a agitar sus manos histéricamente. -¡No te preocu...!
-¡Intentaré de todo hasta complacer a hyung!
Parpadeó. -¿Eh?
-Lograré un bocadillo que a Kyungsoo hyung le agradará tanto que hasta llorará.- Decidió con las manos empuñadas.
-Creo que eso es algo exagerado...
-No te preocupes, no haré nada con cebolla.
Estaba siendo tan serio que no pudo evitar reír por primera vez. Jongin alzó las cejas, sorprendido, y su mirar reflejó cierta curiosidad, cuando Kyungsoo lo encaró con los ojos entrecerrados por la diversión, de la nada carraspeó y se cubrió un poco la cara, luciendo algo acalorado.
Sin darle mucha importancia, sonrió con suavidad. -Estaré esperándolo, Jongin.- Segundos después ladeó su rostro con intriga. -¿Tienes calor?- Preguntó después de todo. Vio hacia el cielo, estudiando el clima. -Supongo que está un poco caliente...
Algunos días después, Jongin dejó su puesto y fue a husmear a la librería. Fingía leer algo tras el mostrador cuando en realidad estaba empeñado en seguirlo con la mirada. Jongin se paseaba de aquí para allá y no parecía buscar ni querer nada en especial, aunque entendía su silencio y abstracción, también amaba pararse a observar libros y ya, no tanto como leerlos, por supuesto, pero... ¿Si quiera le gustaban? ¿Por qué estaba allí si no iba a comprar? Se estaba poniendo nervioso.
-¿No dejaste el carrito solo demasiado tiempo ya?
-Lo he cerrado por el momento, quería ver tu tienda, la última vez no pude pasar tiempo aquí contigo.
Se ahogó con el café que bebía y comenzó a toser, Jongin fue hasta donde estaba con un rostro inquieto.
-¿Qué sucede? ¿Está feo?
-No, no es eso.- Aclaró la garganta y clavó la mirada en sus manos sobre la madera del mostrador. -¿Hay algún libro que te interese?
-No realmente.- Respondió con honestidad. -La verdad es que estaba aburrido allí.- Sonrió como un bobo.
Su corazón volvió a latir rápido y sus mejillas se tornaron rojas. Este... Este mocoso, ¿cómo se atrevía a largar cosas tan desvergonzadas con un rostro tan ingenuo? Acababa de decir que no buscaba más que estar en su compañía, cerrando su puesto de trabajo deliberadamente y corriendo hasta esta vieja librería, y todo con una inocencia impune que le ponía los pelos de punta. ¡Qué descarado! Pero luego, cuando lo pensaba mejor, ¿qué parte era la descarada? Tal vez sólo él estaba buscando segundas intenciones en aquellas palabras que, al final, no fueron más de lo que en definitiva eran.
Sea como fuera, lo único que le salió hacer en el momento fue...
-¡Eso...! ¡Eso es muy irresponsable de tu parte!
...regañarlo.
-Quizás, pero...- Balbuceó con un mohín infantil. -¡Ah, estos libros sí me gustan!- Corrió hacia una pila y sin pensarlo cogió uno sobresaliente, terminó tirando todos al suelo. -¡Lo siento, lo siento!
Kyungsoo lo vio recoger el desastre mientras repetía una y otra vez que lo sentía y, tras una mano, ocultó una pequeña sonrisa incontenible. Carraspeando, intentó poner una expresión más seria.
-Jongin ssi.
-¿Sí?- Justo cuando alzó el rostro, lo golpeó con un libro en la cabeza. -Auch...
-Quiero que juntes todo y lo dejes como antes, ¿bien?
-Hyung es un mandón, quién lo diría...- Refunfuñó, pero le hizo caso.
Kyungsoo no podía dejar de sonreír por alguna razón y, sintiéndose extrañamente satisfecho, se alejó.
******
-¡Niños bellos! Que hermoso día hace, ¿no creen?
Que Baekhyun se acercara al puesto de café vociferando comentarios positivos como esos no era poco usual, sólo que en esa ocasión ninguno de los dos enfrascados en una extraña discusión le prestó atención. El mayor pareció exaltado al comienzo y estiró sus manos como si quisiera detenerlos, pero luego de reflexionar un instante, decidió hacer de espectador.
-¡Esto es absurdo!
-¡Tú pediste mi opinión en primer lugar, no tengo por qué estar de acuerdo contigo!
-¡Todo el mundo conoce el lemon pie! ¡No hay manera de que no les guste!
-¿El que sea un postre conocido amerita que le guste a todos?
Jongin infló sus mejillas como un mocoso. -No, pero... ¡Las frutillas son ácidas!
-¡Y el limón es agrio!
-Esto...- Se giraron hacia Baekhyun como un rayo a la misma vez, haciéndole pegar un respingo. Sonrió con cautela. -¿Puedo saber de qué...?
-¡Baekhyun hyung! ¿A ti te gusta el lemon pie?- Le cuestionó súbitamente con pasión.
-Sí, pero...
-¿Lo ves?- Miró a Kyungsoo con altanería.
-¡No seas infantil! Baek no representa al mundo. ¿Te gustan las tartas de frutilla?- Incluso después de decir que era infantil, aun así se volvió hacia él para preguntar.
-También me gustan esas.
-¡Ja!- Kyungsoo se cruzó de brazos, burlón.
Siguieron discutiendo bajo la interesada mirada de Baekhyun, quien, después de observar a Kyungsoo por un buen rato, sonrió enorme. -¡Pienso que el pie de naranja también es delicioso!
Ambos jóvenes alegaron al unísono: -¡Eso es una tontería, hyung!
En lugar de sorprenderse por semejante trato proveniente de sus menores, ahogó una carcajada. Luego de una acalorada pelea que pareció haber durado un buen tiempo, pararon para recobrar el aliento, logrando caer en una especie de silencio reflexivo.
-De todas formas, algo como eso sería muy costoso, necesitarías un gran margen de gastos.- Reflexionó Kyungsoo.
Jongin asintió. -Será complicado con el poco dinero que entra a casa, tienes razón, hyung.
-Como siempre...
-Querías un café amargo mediano, ¿no? Lamento la tardanza.
Kyungsoo le sonrió. -Está bien.
El espectador Baekhyun parpadeó con algo de confusión, ¿qué acababa de pasar? Empezó a reír sin poderse contenerse más, con las miradas extrañadas de los otros dos sobre él.
-¿Qué ocurre?
-Nada, nada.- Suspiró mientras secaba una pequeña lágrima de su ojo. -¿Podrías darme un café grande con edulcorante, Jonginnie?
-¡Claro! Ya sale.
Sin dudas volvería a ese carrito todas las mañanas de su vida sólo para presenciar cosas como la que acababa de ver.
******
-Kyungsoo ssi, ¿aceptarías salir a beber algo conmigo?
Se quedó estático, sus mejillas arreboladas eran el único indicio de que no se había convertido en una estatua. ¿Qué significaba esto? La muchacha que venía a comprar siempre estaba frente a él con un peinado bonito y ligeramente maquillada, luciendo más guapa que de costumbre.
Oh, Dios...
-Y-yo... Yo...- No tenía palabras. -¿Qué qui-quieres decir?
Ella rio de forma linda. -Amo eso de ti.
Pegó un respingo cuando la piel se le enchinó. -¿A-amar?
-Llegados a este punto, creí ya lo entenderías, Kyungsoo ssi.- Aludió con suavidad.
Kyungsoo agachó la cabeza y cerró los ojos con fuerza, sintiendo una pena de muerte. -Lo lamento.
Ella ladeó su rostro. -¿Qué lamentas?
La miró de reojo bajo su flequillo. -No entender sobre estas cosas.
-No importa, es parte de tu encanto.- Apretó su bolso entre los dedos. -¿Y bien? ¿Qué me dices?- Sus ojos estaban llenos de ilusión. -¿Saldrías conmigo un día de estos?
Su corazón latía como nunca antes. -Eso quiere decir...
-Que me gustas.
¿Qué se siente gustar de alguien? No tenía ni la más mínima idea de qué decir o de cómo actuar, así que sólo se mantuvo revoleando los ojos por todo el lugar con nerviosismo.
La muchacha aguardó un instante y luego tomó aire. -Mejor será que me vaya y que vuelva después, pero piénsalo.
Cuando la campanilla tintineó al cerrarse la puerta, cayó sobre la silla con pesadez y se echó aire agitando las manos frente al rostro, creía haber llegado del mismísimo infierno. ¿Qué fue eso? ¿Podía creer en semejantes palabras? ¿Alguien gustando de él? ¿Sintiéndose interesado por él? ¡Lo más ilógico! Además, ¿había llegado a gustarle sólo por verlo mientras compraba libros? Un montón de pensamientos vinieron como avalancha. Quizás por eso era tan habitual en la librería, quizás en realidad sólo buscaba verlo...
-¿A mí?- Sintió que se volvía todavía más rojo.
-Hyung, creo que le has roto el corazón a alguien.
-¡Jongin!- Se exaltó al verlo salir de la nada. -¡Pensé que te habías ido hace rato!
-Estaba en la parte de atrás, luce como un mundo diferente.- Explicó, ojeando por arriba un libro cualquiera.
-Santo cielo...- Sus hombros decayeron, abatidos. -Eso...
-He oído todo.
-Ugh...- Cubrió su rostro con ambas manos.
Jongin se apoyó sobre el mostrador y lo miró con curiosidad. -¿Por qué te incomoda tanto? Es normal que pasen estas cosas.
-Para mí no es así.
-¿Qué quieres decir?
-Que a mí no me pasan, Jongin. Yo no... No termino de entender del todo esa clase de sentimientos.
-Vives en libros, pero no entiendes lo que es sentirte atraído por otros.- Afirmó con simpleza, luego se encogió de hombros. -Bueno, a fin de cuentas no es algo que deba entenderse, sólo lo sientes y ya.
-¿Cómo sabes que... lo sientes?- Murmuró con dificultad.
Jongin le obsequió una sonrisa algo extraña y su corazón volvió a enloquecer de una manera distinta que con la muchacha, estos eran nervios bonitos... ¿Tenía eso algún sentido?
-Eso tendrás que averiguarlo tú mismo.- Caminó hacia la puerta dejando atrás a un Kyungsoo pensativo e intrigado, pero antes se frenó y pareció meditabundo. -¿Sabes? Sí es normal que pasen estas cosas, más si se trata de ti.
El sonido de los latidos de su corazón en los oídos era atronador. Jongin lo observó otro rato más y justo cuando se estaba volviendo realmente insoportable e iba a abrir la boca para decir algo (aunque no supiera con exactitud qué), el otro levantó un puño delante de su boca y se rio por lo bajo como si hubiera descubierto algo muy interesante.
-Todavía estoy tratando de decidir qué me gusta más, si tu risa o tus mejillas cada vez que te avergüenzas.- Dijo de la nada.
Se quedó viendo con los ojos enormes cómo Jongin le sonreía con una suavidad casi palpable, alborotando todavía más los pocos sentidos que aún no se habían visto afectados, antes de irse.
-Bendito Dios...- Volvió a blasfemar, ni siquiera la inesperada confesión de aquella clienta lo puso así.
¿Qué le gustaba más? Le habían preguntado. ¿Qué le gustaba a él? Se preguntó a sí mismo.
******
-Baek hyung.
El aludido se volteó con los ojos grandes, viéndose pasmado, cuestionó directamente: -¿Pasó algo?
Kyungsoo se puso de mal humor. -¿Por qué preguntas?
-Nunca me llamas hyung, debe ser algo serio.
-Claro que no.- Rascó su nuca con el ceño fruncido. -Sólo es una pregunta.
-Lánzala.
Se sintió estúpido de un momento a otro, tanto que supo incluso sin tener un espejo delante que su rostro se había teñido de rojo hasta el límite de su cabello. Encontrarse a sí mismo perturbado por cosas tan triviales como el amor era inaudito, pero ahí estaba, intentando hacerle preguntas al único amigo que tenía. No sabía si Baekhyun era el más indicado para aclarar sus dudas, pero al menos era mayor y tenía capacidades extraordinarias para entablar relaciones, de seguro entendería mejor que él. Le preguntó si deseaba pasear un rato por el parque que estaba a la vuelta de la estación y Baekhyun accedió con ganas.
Cosas seguían resonando dentro de su cabeza y liando su corazón con insistencia.
-Ya te he molestado antes con esto, pero continúo preguntándome cómo es... gustar de alguien.
-¿Hm? ¿Otra vez?
-Lo siento.- Eludió su rostro, abochornado. -¿Acaso no sales con ese chico alto y pelirrojo?
-¿Hablas de Chanyeol?- Baekhyun comenzó a reír. -Oh, claro que no, sólo es un conocido al cual ayudo.
-¿Él te gusta?
Su mirada volvió al frente cuando bebió un sorbo de su café. -Me pregunto...
Resopló, ¿acaso Baekhyun tenía un injustificado deseo por parecer un personaje misterioso todo el rato? Saliendo de la nada, dando respuestas ambiguas... Lo escuchó reír y lo miró con malhumor.
-Oh, Kyunggie, tan sabio que eres para ciertas cosas y a una tontería como esta no la comprendes.
-Pues, discúlpame por...
Sus palabras quedaron en el aire cuando Baekhyun se le abalanzó intempestivamente y retrocedió varios pasos hasta dar contra el tronco de un árbol. Parpadeó consternado cuando una mano aterrizó al lado de su rostro, acorralándolo sin escapatoria. Frente a él, su hyung estaba cerca, muy cerca, más que nunca antes, a Baekhyun le gustaba invadir el espacio personal, pero no a este extremo.
Rio con nerviosismo porque no sabía que otra cosa hacer. -¿Qué se supone...?- Tragó saliva cuando Baekhyun le sonrió de medio lado.
-¿Y bien, Kyunggie?- Le habló con una extraña voz. -¿Qué pasa ahora?
-N-no lo sé, dímelo tú...- ¿Qué demonios estaban haciendo?
-¿No te pasa nada mientras estamos así?
Bueno... Logró aquietar sus emociones un momento y se analizó por primera vez a fondo. Había algo. No podía negar que sentía cosas, Baekhyun era un hombre atractivo, dudaba que alguien no experimentara absolutamente nada en su situación, pero ¿era eso un gusto verdadero? No creía tener emociones románticas por su hyung, lo apreciaba y respetaba, claro, sin embargo no sentía ganas de estar con él todo el tiempo, su corazón no se volvía loco de la nada con sólo verlo y sus sentimientos sin dudas no provenían de una pobre y poco estable atracción física.
Alzó las cejas cuando se dio cuenta de algo.
Baekhyun ladeó su rostro. -¿Te gusto yo?
Lo miró a los ojos, ya no se sentía abrumado. -Claro que no, hyung, eres lindo, sólo eso.- Respondió con simpleza.
-Mmm...- Baekhyun se separó y se cruzó de brazos con un mohín. -Eso es decepcionante.
Kyungsoo le asestó un golpe en el hombro. -¿Qué tonterías dices?
Le sonrió divertido. -¡Tú también eres demasiado lindo, Kyung!- Posó una mano sobre su hombro. -Fighting!
******
Fue un día como otro cualquiera cuando cruzó la calle durante su descanso. Ya era costumbre pasar la mayoría del tiempo juntos, tanto que comenzó a esperar con ansias su tiempo libre para cerrar la puerta, voltear el cartel a CERRADO y correr hacia él. Siempre utilizaba la excusa de querer el café que vendían allí porque era delicioso, cosa que era cierta, pero en realidad lo que más deseaba era estar cerca de Jongin.
Adoraba charlar con él, la mayoría del tiempo era entusiasta y tenía ideas locas que solía discutirle sólo para llevarle la contraria en un juego tonto y molestarlo. Le encantaba cuando fruncía su ceño y balbuceaba como un niño pequeño intentando hacerse entender. No lo veía discutir con Baekhyun o con otros como lo hacía con él y de alguna loca forma se sentía especial por eso, más cercano.
Le agradaba esa sensación.
Observaron a Baekhyun correr desde la entrada de la estación hacia el auto de aquel muchacho alto y misterioso, ni siquiera deparó una mirada en ellos, estaba por completo fijo en aquel otro con una sonrisa gigante que lo iluminó. Desde hacía un tiempo lo rodeaba un aura distinta.
-Se ve feliz, ¿no crees?- Comentó con una pequeña sonrisa.
Jongin le extendió un vaso de café a una clienta. -¿Baekkie hyung? Pero él siempre luce feliz.
-No, ahora es diferente. Lo siento diferente, como más... real.
Jongin se quedó pensando. -Tendré que prestarle más atención.
-Eres tan poco observador.- Rodó los ojos.
-Pues discúlpame, señor audaz.- Gruñó molesto mientras servía otro vaso.
Kyungsoo se cubrió con su propio café para ocultar la tonta sonrisa que había surgido de la nada. Después de un instante de reflexiones, esta se borró. -Creo que está enamorado.
-¿Tú dices?
Elevó la mirada hacia el cielo, estaba nublado. Asintió sin una palabra. Jongin lo vio de reojo y después de atender a su último cliente, se sacó el delantal y lo arrojó dentro del carrito.
-¿Quieres caminar un rato?
Dirigió un vistazo a la librería. -Tengo que volver en unos minutos.
-Yo tendré mi descanso ahora mismo y de todas formas estarás conmigo.- Cerró todo y lo aseguró con llave, entonces le sonrió. -Porque pensaba cruzar para verte.
En esa ocasión no se sonrojó como de costumbre, le sonrió igual de suave y accedió, le vendría bien una distendida caminata.
Jongin le gustaba, lo comprendió cuando notó que le pasaban cosas con él que con otros no. ¿Lo amaba? No lo sabía, debería pasar más tiempo para eso, pero sí le gustaba. Cada vez que se moría de ganas por verlo, cuando en su lugar venía la señora Kim y lo echaba de menos, cuando usaba excusas como la de querer café o ver qué receta nueva había intentado sólo para complacerlo, cuando su corazón latía rápido cada que lo llamaba por su nombre, cuando se sonrojaba como un idiota al ver su sonrisa... Rayos, su sonrisa era tan bonita, y su risa, se llenaba de dicha cuando la oía.
En cada una de esas oportunidades reafirmaba sus sentimientos. Le gustaba tanto que lo volvía loco todo el santo día dando vueltas en sus pensamientos.
Nunca imaginó que la primera persona que le gustaría sería un hombre, pero allí estaba, caminando a su lado sin poder dejar de mirarlo. ¿A quién le importaba lo que era al final? Aquellos sentimientos siempre habían habitado dentro, ahora lo comprendía, tenían sentido todas las veces que lo trataron de iluso por preguntar qué era gustar de alguien y esperar alguna especie de respuesta lógica o un simple a, b, c para seguir.
-Hyung...- Habló Jongin, caminaba a su lado con ambas manos en los bolsillos, las hojas secas del otoño resonaban bajo sus pisadas. -¿Sigues con aquel dilema?
-¿Dilema?
-Ya sabes...- Pateó una roca pequeña, todavía le negaba la mirada. -El tema de gustar de otras personas y así.
-Oh, pues... Yo creo...- ¿Qué debería decirle? Si lo negaba tendría que explicar más de lo ideal.
-¿Puede ser que a Kyungsoo hyung ya le guste alguien?- Se frenó.
Se paró unos cuantos pasos más adelante y lo vio con sorpresa. -¿Por qué...?
Jongin se encogió, cabizbajo. -Es debido a tu insistencia que creí que quizás... había alguien que te confundía.- Le dio una tímida mirada. -Baekhyun hyung me ha dicho que también le has preguntado cosas parecidas.
Ladeó su rostro. -¿Te importa?
-No.- Respondió enseguida. -No, es...
-¿Qué piensas tú, Jongin?- Se acercó con una pequeña sonrisa. -¿Qué harías si yo te gustara?- Se atrevió a cuestionar con las mejillas prendidas fuego, no supo de dónde salió semejante osadía, pero suponía que no tenía nada que perder.
Lo miraba a los ojos a pesar de la vergüenza que sentía, de lo asustado que estaba. ¿Tal vez esperaba algo? Nunca se puso a pensar en lo que podría sentir Jongin porque, más allá de eso, estaba disfrutando de la sensación de añorar a alguien de esa manera por primera vez y pensaba hacerlo hasta el final, pasara lo que pasara.
De la nada, Jongin lo atrajo y le dio un cálido abrazo. Sus ojos se ensancharon en lo que intentaba procesar qué demonios estaba sucediendo. El ambiente era frío y no pudo evitar sentirse templado y a gusto entre sus brazos, cabía de forma perfecta en su pecho y eso hacía que su corazón latiera de forma inhumana. Su respiración era cada vez más pesada y no lograba reunir las fuerzas suficientes para alejarse sin embargo, y es que se sentía tan bonito allí...
-Esto. Supongo que esto haría con la persona que me gusta.- Murmuró Jongin sobre sus cabellos.
Tragó saliva con dificultad y sin pensarlo se aferró a su chaqueta con ambas manos. ¿Qué debería decir? ¿Debería decir algo? ¿Habría alguien viéndolos? No, el parque estaba desolado a esas horas. Rayos, Jongin olía muy bien, como a café y vainilla.
-Son cosas que hacen las personas que se gustan, ¿verdad?- Le preguntó Jongin.
-Ah, pues, yo... ¿Sí?- Balbuceó hundido en su pecho, aliviado de poder estar oculto y así no dar muestras tan obvias de lo avergonzado que estaba.
Justo entonces se separaron y casi se lamenta en voz alta, pero Jongin lo miró a los ojos y le acarició el rostro con la punta fina de sus dedos y se estremeció, vio cómo su manzana de Adán subía y bajaba lentamente mientras intentaba pasar saliva.
-También la acariciaría así.- Susurró, su mirada estaba un tanto perdida, parecía casi hipnotizado. -Tu piel es... tan blanca y suave.
Kyungsoo no dejó de verlo en ningún momento, tenía las manos empuñadas a los lados, incapaz de moverse, seguía preguntándose cómo fue que acabaron así, pero ¿a quién demonios le importaba ya? ¡Jongin lo estaba tratando como si le gustara! Y... eso dolía. Dolía tanto como le encantaba.
-¿Qué más?- Cuestionó presa de la imprudencia, corriendo el riesgo de que volvieran a la realidad y el otro notara que estaba sosteniendo entre sus manos al librero asocial y poco agraciado del frente. -¿Qué más harías con... la persona que...?
Su frase acabó inconclusa cuando sus labios se llenaron de la dulzura de aquellos ajenos. Abrió grande los ojos y por instinto quiso alejarlo, pero se cuestionó en qué rayos estaba pensando si en definitiva este era el chico que le gustaba y que, por algún loco motivo, seguía besándolo con ojos cerrados. Sus pestañas eran largas y acariciaban sus mejillas, Jongin era toda una oda a lo atractivo y carismático. Las manos que preparaban su café todas las mañanas descansaron alrededor de su cintura y el placer que le revolvía el estómago lo obligó a cerrar los párpados, su corazón volando por los cielos cuando Jongin lo acercó todavía más y ahuecó su nuca para profundizar el beso.
Ah... Qué bello era gustar de alguien.
******
-Gracias, que tenga un buen día.
Kyungsoo ni siquiera miró a quién acababa de atender, su mente estaba en cualquier lado.
¿En las nubes? Tal vez... ¿Las nubes tenían el rostro de Jongin? Ese niño era lo único que su cabeza era capaz de recrear después de aquel beso largo y lento, ¿quién no andaría así de idiota? Se cuestionaba qué sucedería a partir de ahora. ¿Continuarían siendo amigos? Eso sería extraño, pero... No le importaría. Apoyó ambos codos sobre el mostrador y sus mejillas fueron enmarcadas por sus propias manos, pensativo, vio hacia arriba. Qué difíciles eran esas cosas al final, bonitas, pero difíciles. Si fuera por él, pasaría cada minuto de su tiempo con Jongin, pero ¿y el otro?
En los libros que leía, a veces los besos no significaban nada... O algo diferente a lo que uno esperaba. ¿Cómo debería interpretar lo que pasó? ¿Debería siquiera interpretarlo?
-Uff...
-¿Hyung?
Se irguió al instante, en la puerta estaba Jongin a punto de entrar. ¿Cuándo abrió? Nunca oyó el tintineo.
-¿Puedo pasar?- Cuestionó este, casi lucía como un niño regañado.
-¡Claro!- Su voz fue un poquito más alta de lo normal cuando hizo un ademán.
Jongin ingresó lento y titubeante, enviándole miradas de reojo y, al final, se puso a ojear libros, pero hasta él pudo decir que no estaba prestándoles verdadera atención.
-Cerré... el carrito y bueno, quería pasar un momento con Kyungsoo hyung.- Lo miró por primera vez y con una pequeña sonrisa.
Ahí va, su corazón sufriría terriblemente mientras este muchacho estuviera en su vida. Abrió la boca para decirle algo, pero justo la puerta se abrió y...
-¡Kyungsoo ssi!
La muchacha que se le había confesado la última vez apareció igual de linda y sonriente y Jongin, a consciencia, se ocultó tras una enorme pila de libros, provocando que Kyungsoo lo viera con una ceja alzada. La otra vio alrededor procurando estar a solas con él y volvió a sonreírle.
-¿Todo bien?
Se encontraba inesperadamente ansioso, pero le devolvió la sonrisa. -Todo bien, ¿tú qué tal?
-También... Pensando en ti.
-Ah...- Dirigió un vistazo rápido al lugar donde Jongin se escondía, de verdad no quería que oyera nada de todo eso.
La chica rio un poco. -Discúlpame por eso.- Meneó la cabeza. -Tan directa...- Parecía estar regañándose a sí misma
-Está bien.
Quedaron en silencio un rato, ella cabizbaja y él observándola con las mejillas enrojecidas.
-Mentiría si te dijera que he venido a comprar más libros.- Lo miró a los ojos. -¿Pensaste en lo que hablamos la última vez?
En medio del silencio, se oyó claramente cómo Kyungsoo pasaba saliva. -Sí.
Ella tenía una pequeña sonrisa en los labios, aunque era trémula debido a su corazón agrietado. -¿Kyungsoo ssi?
-Lo siento mucho.- Esquivó su mirada, mordiéndose el labio con fuerza. -He pensado en ti, pero no puedo corresponderte. Lo siento.
La chica suspiró con pesadez. Intentó recomponerse al menos un poco antes de regalarle una última sonrisa y posar con suavidad una mano sobre su mejilla, ante este gesto, él alzó tímidamente su rostro.
-Por favor, mírame.- Le pidió con gentileza. -No debes sentir algo negativo, si al final no puedes corresponderme me basta con saber que has pensado seriamente en mí.
Kyungsoo estaba muy apenado, pensando con insistencia que en verdad estos eran temas demasiado complejos y espinados. -Yo...
-Gracias, Kyungsoo ssi.- Caminó hacia la puerta, antes de irse lo miró y rio de forma traviesa. -Suerte con esa persona.- Le guiñó un ojo y desapareció.
Ladeó su rostro sonrojado y se sintió apabullado por el repentino silencio. Llenó de aire los pulmones y lo largó lentamente por entre los labios. Vio hacia donde sabía que se encontraba Jongin y no pudo evitar pintar una expresión triste, ¿por qué todavía se escondía?
-Lamento que hayas tenido que presenciar eso.- Apresó entre los puños la tela de su sudadera.
Jongin tardó un par de segundos en aparecer y cuando lo hizo fue cabizbajo. -No es nada del otro mundo, hyung.- Murmuró. -Fue alguien gustando de otro alguien.
-Pero aun así...- Se calló la boca porque no sabía por qué insistía en realidad. Sonrió sin fuerzas. -Qué vergüenza.- Posó ambas manos sobre sus mejillas, buscando que la frialdad de estas lo templara al menos un poco
Jongin, a pesar de todo, rio mientras se acercaba. -Basta de actuar tan lindo.- Reprendió con suavidad.
-Yo no soy el lindo aquí.- Se atrevió a insinuar.
La mirada de Jongin cambió y pudo notar que ese momento estaba más serio. Sus ojos se habían entornado y emanaban cierto deseo que estaba transmitiéndose en oleadas a su piel, a todo su cuerpo. Su respiración se alteró.
-Kyungsoo hyung...- Llamó haciendo garabatos sobre la madera con un dedo.
-¿Sí?
-¿Podemos fingir como el otro día?
Alzó las cejas con sorpresa. -¿Fingir qué?
Lo vio directo a los ojos y su corazón se saltó un latido. -Que nos gustamos.
Kyungsoo sintió su rostro hirviendo, incluso más que antes, tanto que ahora hasta sus manos eran abrasadoras. -¿Por qué?- Preguntó con un hilo de voz.
Entonces Jongin se le acercó hasta casi juntar sus rostros y, ¡mierda!
-Porque quiero volver a besarte.
-¿Ta-tanto así?- Chilló como un idiota.
Jongin quiso traspasar eso feo mostrador que los separaba para tenerlo más cerca, en su lugar estiró una mano y acarició la suavidad de su mejilla, sonriendo con satisfacción cuando vio que Kyungsoo no se alejaría de sus toques. -Tanto así.
Se sostuvieron la mirada con ojos entornados. Kyungsoo sonrió tiernamente, dio vuelta al mostrador y se posicionó frente a él.
-Creo que...- Rodó los dedos lentamente hasta aferrarse a su hombro, fingió estar pensativo a posta. -En nuestro caso, Jongin, no habrá necesidad de fingir nada.
Amó la expresión de pura euforia en su cara, se le asemejaba a un niño al cual le decían que Papá Noel le había dejado mil regalos bajo el árbol, sus ojos incluso brillaban.
-¿En serio?- Cuestionó con ilusión.
Kyungsoo se rio, muerto de ternura. -¿Me besas ahora o...?
No se olvidó de voltear el cartel a CERRADO aquel día también.
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