EPÍLOGO | Fotografía
-Baek...
Chanyeol despertó con el sol en los ojos y no importaba la posición que adoptara, la luz seguía siendo igual de molesta cada vez. Bien podría correr las cortinas cada noche antes de irse a dormir, pero era más complicado desatender los deseos de tu novio cuando este era Byun Baekhyun: un ser astuto e inteligente más allá de que la mayoría del tiempo quisiera parecer ingenuo. Generalmente comenzaba con voz suave, luego utilizaba caricias tiernas aquí y allá, redoblaba la apuesta y se atrevía a robarle besos melosos y, después de pocos minutos (muy pocos), terminaban en la cama y al acabar, Chanyeol, aún inmerso en la neblina de placer, le decía que sí a todo sin darse cuenta, accediendo a lo que sea que le pidiera.
Siempre era el mismo modus operandi, lo sabía, pero caía de todas formas... Le gustaba caer.
Así, lo había convencido de dejar las cortinas descorridas porque insistía en que era maravilloso despertarse y descubrir que afuera hacía un bello día; según él, aquello lo revitalizaba y le daba ganas de salir de la cama con más energía. No lo compartía, claramente, en esos instantes sólo fruncía el ceño y maldecía que ya era hora de levantarse, Baekhyun por otra parte todavía reposaba a su lado con una plácida sonrisa y los ojos cerrados, así que se giró y descansó con pereza un brazo y una pierna sobre su cuerpo.
-Baekhyunnie...- Volvió a llamar con voz ronca, sin ganas de abrir los ojos aún.
El otro gruñó. -Mm...
-Ve a cerrar las cortinas.
-Mmm...- Meneó un poco la cabeza, dándose la vuelta para seguir durmiendo.
-Vamos, me molesta el sol.- Insistió.
-Hazlo tú, pesas mucho...
-No saldré de encima hasta que cierres las cortinas.
Baekhyun resopló y salió de la cama para obstruir los rayos del sol rápidamente y dar un saltito hacia el colchón otra vez, cayendo sobre Chanyeol y provocando que este se quejara, todavía demasiado adormilado como para amagar a quitárselo de encima. El más bajito se removió para acomodarse sobre él como si fuera el propio colchón, reposando la cabeza sobre su pecho con gusto. El más alto lo rodeó por inercia con sus brazos y continuaron dormitando varios minutos más en aquella linda posición, hasta que un pensamiento llegó a colarse en el cerebro de un casi inconsciente Baek y frunció el ceño.
-¿Qué hora es?
Vio el reloj en la mesita de noche. -Las once.
-¡Santo Dios!- Saltó el otro, abriendo sus ojos de golpe y saliendo de encima con rapidez.
-¿Qué es?- Se estiró a sus anchas.
-¡Tonto!- Lo acusó mientras buscaba los pantalones que la noche anterior habían quedado tirados en cualquier sitio. -¡Falta poco para que llegue tu familia y...!- Frenó para vestirse a los saltos. -¡Ve a darte un baño rápido y luego...!- Se cayó al suelo con un gemido.
Chanyeol se asomó por el borde, todavía sobre la cama. -Cuando anoche insististe en que estuviésemos despiertos hasta tarde no parecías muy preocupado.- Comentó divertido.
Baekhyun se paró con los pantalones puestos, fingiendo que no había oído nada. -Levántate y prepárate.- Fue lo único que dijo antes de marcharse.
Logró cogerlo del brazo a tiempo y lanzarlo sobre la cama una vez más, atrapándolo en un abrazo. Baekhyun se removió con impaciencia.
-Si no nos apuramos...
-Te olvidas de algo.- Le recordó, el otro dejó de protestar y lo miró con suspicacia hasta que señaló sus labios.
Baekhyun frunció un poco el ceño. -Pero me prometes que harás lo que te digo.
-Claro.- Sonrió con pereza.
-Y rápido.- Avisó. -Que no hay tiempo y tú te mueves como un oso.
-Todo lo que quieras.
Baekhyun suspiró como si aquello fuera un martirio, pero la pequeña sonrisa que era incapaz de contener delataba que tan sólo estaba siendo exagerado para jugar. Tomó el rostro de su novio delicadamente y se elevó para darle un tierno y muy largo beso de buenos días. Casi estuvo una eternidad atrapado entre aquellos labios, y la hubiera pasado por completo y con gusto si no fuera porque tenían cosas que hacer. Se apartó, pero Chanyeol volvió a atraparlo.
-¿No quieres decirme nada?
Parpadeó un par de veces antes de sonreírle más suave. -Te amo, Chanyeol.
-Ahora sí.- Se apartó satisfecho.
Baekhyun se mantuvo ordenando un poco la habitación mientras Chanyeol se duchaba. Cuando acabó, bajó las escaleras de aquella gigantesca mansión, aún no se acostumbraba del todo a su tamaño. Todavía no había llegado a la cocina cuando percibió en el aire el olor a comida casera característico de cualquier hogar que se precie de bueno. Cuando llegó a dicha habitación, encontró a su madre tarareando una canción mientras revolvía la comida en una olla, invadida entre más recipientes con comida cociéndose, entre vapores y aromas sumamente exquisitos que abrían el apetito.
-Eomma...- Se acercó apenado. -¿Qué haces? Te dije que lo haríamos.
-¡Baekkie!- Lo recibió ella con una extensa sonrisa. -¿Cómo durmieron? ¿Dónde está Chanyeollie?
-Deberías habernos esperado, has hecho todo tú sola.- Protestó.
-Oh, querido, esto no es nada. Además estaban descansando muy profundo y no quise molestarlos.
-¡Eomeoni!- Chanyeol apareció con el cabello rojo completamente mojado. -¿La llevo al supermercado? ¿Qué necesita?
-Buenos días, pequeño.- Lo saludó ella con el mismo cariño. -Hice las compras anoche para poder encargarme de la comida por la mañana. Ya casi estamos.
-Oh...- Pareció igual de disconforme que su novio. -No debería trabajar, se supone que está aquí para descansar.
Ella chasqueó la lengua con un ademán, restándole importancia a sus comentarios. -Es lo menos que puedo hacer por dejarme disfrutar de un lugar tan maravilloso como este.- Mencionó, volteándose a vigilar que sus platillos no se quemaran.
Baekhyun lo vio con rostro rendido. -Es demasiado terca, no se le puede hacer nada.- Se encogió de hombros mientras veía cómo grandes cantidades de agua se escurrían de su cabello recién lavado, mojando toda su camiseta. -Ven aquí.- Chasqueó.
Tomó la toalla que llevaba colgada en sus hombros y la usó para secarle el cabello con cuidado. Chanyeol tan sólo se agachó un poco y se dejó hacer, sonriéndole con cariño entre sus cabellos revueltos y húmedos y aquella toalla blanca que rodeaba su cabeza. A Baek se le hizo demasiado tierno y no pudo evitar robarle otro beso a escondidas.
-Ahora que lo pienso... He olvidado el postre.- Se giró la otra con un dedo sobre su quijada. -¿Podrías acompañarme a comprar, Chanyeollie?
Provocó que los más jóvenes se separaran en un parpadeo y no pudo evitar sonreír con diversión por su pudor. No le molestaba en lo más mínimo verlos quererse como sabía que lo hacían desde hacía años, al contrario, eso la emocionaba. El más alto se le acercó y le rodeó los hombros con un brazo.
-Eomeoni, la llevaré al supermercado con la condición de que no olvide que aquí usted es una invitada y no debe trabajar.
La madre de Baekhyun rio y negó con la cabeza. Si no fuera por ella, a estos dos jóvenes adultos se los comerían vivos, seguían siendo unos niños. Accedió a sus condiciones sabiendo que al otro día se levantaría igual de temprano para prepararles el desayuno otra vez, algo inherente a ella, no podía evitarlo.
Baekhyun vio con una media sonrisa cómo su novio desaparecía junto a su madre, ambos conversando e incluso susurrándose confidencias, a veces creía que Chanyeol la adoraba más que a él incluso. Divertido ante sus propios pensamientos, se movió por la gigantesca residencia, procurando que todo, o al menos la mayoría de las cosas, estuvieran en orden antes de que llegaran las visitas. Le había insistido reiteradas veces a Chanyeol en contratar a una o dos empleadas domésticas para que mantuvieran todo en su lugar cuando ellos no podían, pero este seguía siendo bastante reacio a los desconocidos y se negaba o lo ignoraba a posta, aunque tenía la certeza de que tarde o temprano acabaría cediendo dado que durante las vacaciones tenían siempre el mismo problema.
Chanyeol era (y siempre había sido, de hecho) dueño de la mansión de su tío; al parecer este no sólo le había dejado una enorme fortuna, sino que también había escrito en su testamentos que tales aposentos debían pertenecerles a Chanyeol y sólo a él. Cuando Baekhyun conoció el lugar, reconoció la belleza y el potencial del mismo por sobre todo el polvo y la suciedad propios de un lugar abandonado hace años, y le sorprendió que su novio no hubiera hecho uso de semejante propiedad. Chanyeol le confesó que, durante años, había preferido mantenerse alejado de la casa de su tío porque el recordarlo sólo lo hacía sentir más solo. Baekhyun lo entendió, pero no salió del estupor inicial, más bien este se incrementó a niveles impensados cuando el más alto le dijo que aquella mansión era su regalo de cumpleaños número veinticinco.
Aún se negaba. Es decir, el gesto era precioso, maldición, no todos los días recibes un regalo así, y seguramente era por la dimensión del mismo que le incomodaba sobremanera saber que aquellas paredes y lo que estaba dentro era en verdad suyo. Puesto que todos los fines de año viajaban a Daejeon para disfrutar de la tranquilidad de aquel lugar apartado, prefería convencerse de que, más bien, era de ambos, de Chanyeol y de él. En un principio fue bastante complicado remodelar todo, Chanyeol había contratado a un sinfín de empleados que limpiaron, ordenaron, reconstruyeron lo irreparable y redecoraron con el mejor gusto moderno. "Sólo para él" solía decir.
Varias veces le había advertido ya que no gastara semejantes sumas. Sus ojos provenientes de una familia de clase media-baja se desorbitaban cada vez que veía las cuentas, pero Chanyeol se encogía de hombros con indiferencia y le replicaba que "por fin tenía algo en lo cual gastar todos esos papeles de colores". Fue este mismo quien propuso que aquellas vacaciones llevaran a su madre también para que conociera otros sitios y no se sintiera tan sola ahora que vivían juntos. Ella al principio no había estado muy segura debido a que creía que violaría cierta privacidad, pero su yerno insistió en que había espacio más que suficiente y que no sería un problema, así que terminó aceptando y allí estaban.
Subió para darse una ducha y al bajar la escalera minutos después, se encontró a su madre y a Chanyeol recibiendo a los demás.
-¿Dónde está Mi-chan? ¿Todavía está en el auto?- Los sorteó Chanyeol luego de saludarlos.
-Sabemos que estás enamorado de tu hermana menor, Channie, pero al menos disimula un poco mejor tu indiferencia por nosotros.- Dijo la madre de este con un brillo de diversión en sus ojos.
Baekhyun se acercó a recoger sus abrigos con una carcajada mientras Chanyeol se quejaba. -¿No la trajeron?
-Akemi quiso quedarse con su hermano ayer, fueron a ver películas y se durmió. La traerá más tarde.
-Sehun idiota.- Maldijo Chanyeol entre dientes.
Baekhyun obligó a su madre a tomar asiento en el salón junto al resto, quería que se quedara tranquila después de haber estado yendo y viniendo toda la mañana. En la cocina, se encargó de preparar el té con algunos bocadillos junto a Chanyeol, oían la conversación amortiguada de los mayores y sus risas de fondo como un sonido agradable que completaba la escena. Alzó la mano y tiró de las orejas de su novio, aprovechando aquella oportuna soledad para regañarlo por ser descortés con su suegra y el marido de esta, Chanyeol se quejó un poco, pero no protestó demasiado.
-Ellos saben que sólo bromeo.
-No importa, sé educado. Akemi vendrá consecutivamente.
Chanyeol hizo un mohín ofendido. -A veces, extraño al Baek que sonreía y decía cosas cursis.- Posó ambas manos sobre el mármol de la mesada y lo acorraló entre sus brazos, se agachó para quedar a su altura. Baekhyun le alzó las cejas, divertido. -Dime algo bonito.- Pidió.
-Algo bonito.
Chanyeol quiso enfadarse y al final se rio. -Vamos.- Insistió con ternura y Baekhyun casi se derrite.
-Te amo, mucho.- Susurró con los párpados entornados.
El otro negó con su cabeza, sin dejar de verlo a los ojos. -Algo como las cosas de antes.
-¿Algo como "sonreír y ser positivos"?- Sonrió con ironía.
Pero Chanyeol pareció entusiasmado. -Exacto.
Enredó los brazos alrededor de su cuello y lo atrajo más cerca, vio hacia arriba pensativamente un momento y sonrió. -¿Qué te parece "desde que entraste en mi vida ya no recuerdo lo que es estar sin ti"?- Lo miró a los ojos, extrañamente satisfecho. -¿Cómo se vive sin ti?- Agregó luego.
Aunque bastante cursi, debía admitir que nada de todo eso era una mentira al final.
Sabía que a Chanyeol le encantaba que le hablara así a pesar de su temperamento algo frívolo e indiferente, en el fondo seguía siendo un sensiblero. Se removió con gusto y le besó la esquina de los labios. -Sube la apuesta.- Volvió a pedir con los ojos cerrados y una sonrisa plácida.
-Cualquier palabra o frase emotiva que se me ocurra ahora mismo se quedaría corta para todo lo que siento por ti.- Fue hasta su boca y susurró sobre esta. -Mejor, bésame.
Chanyeol rio bajito. -Eres como un poeta. Un poeta cursi.
Baek negó con diversión. -Soy un artista, por mis ojos las cosas pasan diferente... Por eso tú siempre fuiste diferente para mí.
Chanyeol rozó la suavidad de sus labios y se ocupó de besarlo con lentitud. Sabía que no era el momento, el agua en la tetera ya había hervido, el té dentro de las tazas ya había reposado el tiempo suficiente y a los bocadillos sobre los platos sólo les quedaba ser devorados, pero aun así se colgó de sus hombros y se pegó más a su cuerpo con necesidad. No importaba cómo, cuándo o dónde, nunca tendría suficiente de este hombre frente a él que abrazaba su cintura y sonreía sobre su boca con consciencia, entendiendo bien lo que sentía y lo que deseaba.
-Oh, no, no, Mi-chan. Por ahí no, tu hermano y tu cuñado están... preparando el almuerzo con esmero.
Chanyeol se despegó al instante y ambos vieron hacia la puerta semiabierta de la cocina.
-Ya llegaron, anda.- Alentó Baek con suavidad.
Sehun y Akemi iban de camino al salón y Chanyeol fue con sigilo por detrás para coger a la pequeñita y cargársela al hombro, haciéndola girar varias veces para luego tomarla por debajo de los brazos y estamparle un sonoro beso en la mejilla.
Akemi pataleó con alegría desde las alturas. -Ya, oppa.- Rio apenada.
-¿Cómo que ya? Oppa te extrañó demasiado. Me has traicionado y te has ido con ese otro más feo, ahora tendrás la venganza.
Ella sonrió hacia Baekhyun. -Me dijeron que no fuera entrometida.
-Eres bienvenida cuando sea, Mi-chan.- Le acarició el cabello con gentileza y asintió hacia su cuñado. -Me alegra que nos acompañes esta vez, Sehunnie.
-¡Baekkie oppa!- Akemi se lanzó hacia sus brazos.
-Hyung.- Sehun se le acercó con una sonrisa encantadora. -Estoy feliz de verte.- Se removió de forma linda.
-Ya, ya.- Chanyeol lo tomó de la oreja. -Primero secuestras a mi hermana y ahora tonteas con mi esposo.
-No soy tu esposo.- Contestó Baekhyun impasible, besando una de las manitas de la niña.
-Algún día lo serás.
Sehun sabía cuánto le molestaban a su hermano ese tipo de bromas y su sonrisa se volvió pícara. -Prometo ser más discreto la próxima ¡aw!
El otro tiró más fuerte de su oreja y dijo de forma insidiosa: -Mejor ocúpate de otras personas, Sehun, ¿mm?
El instinto de Baekhyun se encendió. -¿Qué tanto insinúan?- Cuestionó con interés.
-¡Nada!- Exclamó Sehun con nerviosismo. -Nada, hyung, Chanyeol dice tonterías.- Se zafó de su agarre y escapó, llevándose a Akemi como excusa.
Baekhyun parpadeó con sorpresa, Chanyeol tenía una sonrisilla de suficiencia vengativa en su cara.
-¿Está saliendo con alguien?
-Nadie nunca ha sido tan perspicaz como tú.
-Es un hombre, ¿no?
-Ya me estás asustando, cariño.- Chanyeol le besó la sien y fregó su hombro, yendo hacia la cocina para coger la bandeja con el té y los bocadillos.
-Sus nervios lo delataron.
-Es un sunbae de la universidad... Supuestamente es "el hyung más hermoso que alguna vez el mundo podría ver".- Bromeó imitando la mirada tonta que solía tener Sehun cada que mencionaba al chico que le gustaba.
Lo siguió, divertido a su pesar. -Más te vale que le aconsejes como se debe.
Chanyeol le dio una sonrisa torcida. -Soy un buen hyung, sólo me gusta molestarlo.
Compartir comidas durante las vacaciones se había vuelto una costumbre. Ese día la madre de Baekhyun se había encargado de realizar un almuerzo increíble, con postre para el final y todo. Otras veces, era la familia de Chanyeol la que organizaba las cosas. Algunas otras, cuando nadie tenía ganas de cocinar, salían a comer afuera. La mansión contaba con un extenso patio trasero lleno de espeso y bien cuidado césped verde, hacía un precioso día soleado de verano y nadie se opuso a la idea de disfrutar al aire libre. Baekhyun llegó último y no pudo evitar detenerse un segundo para observar la imagen frente a él; ya estaban todos sentados alrededor de la mesa, repartiendo cubiertos y sirviéndose un poco de aquí y allá entre conversaciones entrecruzadas, muy ruidoso y ameno, colorido y reconfortante.
Súbitamente comprendió que aquella era su propia familia y los ojos le picaron.
Chanyeol vio de inmediato en su dirección como si un sexto sentido le advirtiera que algo sucedía con él y, después de observarlo por un momento, sólo sonrió con dulzura. Supo entonces que era comprendido, Chanyeol podía leerlo fácil, rápido y a la perfección.
Ocupó el sitio a su lado y la caricia sobre sus cabellos terminó de aquietarlo. Su madre y la madre de Chanyeol charlaban sobre quién sabe qué mientras Kyoshi Arata cuestionaba a su hijo sobre cómo le iba en la facultad, Sehun tenía las mejillas sonrosadas mientras le contaba sobre la nota brillante de su último examen y que últimamente había estado viendo a alguien, Chanyeol ponía un poco de carne dentro del tazón de arroz de su hermana mientras tanto.
Eran pequeños pedazos unidos, un rompecabezas, cada uno una figura diferente, pero que lograron encajar con el tiempo... Una familia.
Después de comer, Sehun y Chanyeol llevaron a Akemi al riachuelo ubicado detrás de la arboleda alejada que descubrieron por accidente cuando eran más pequeños, sin ningún motivo más grande detrás que el de compartir recuerdos especiales con ella. Junto a Choi Mi y Arata, vio cómo se alejaban con una sonrisa incontenible, sostenían tazas de café humeante frente a sus rostros mientras su madre repartía la tarta de frutas que había horneado más temprano.
A la hora de despedirse, el sol ya estaba desapareciendo. Cuando ofrecieron a Sehun llevarlo hasta su hotel, este estaba demasiado concentrado en la televisión y sólo les respondió que no luego de un corto agradecimiento. Prometieron otra tarde de juegos a Akemi y la madre de Baek se excusó para ir a su habitación a descansar. Chanyeol y Baekhyun ordenaron y limpiaron a la par, agotados, pero satisfechos y con el corazón en paz.
Chanyeol se paró al lado de Sehun, todavía pegado al programa que transmitían, y se apoyó perezosamente sobre el palo de la escoba mientras observaba con interés. Sonrió al notar de soslayo el entusiasmo en los ojos de su dongsaeng ante todo lo que veían y decían.
-¿Lo está haciendo bien?- Preguntó con suavidad.
Sehun no lo miró cuando le contestó, sus ojos estaban pegados en su madre tras la pantalla. -Lo está. Hablamos justo antes de que grabe este programa.
Del otro lado, Rima Guk resurgía de sus propias cenizas para convertirse en el fénix ardiente y apasionado que siempre había sido. A diferencia del pasado, su música ahora se trataba de acordes suaves, variados y relajantes, letras profundas que hablaban de toda una vida. Comparado con la estrella de pop que fue alguna vez, nadie nunca se habría imaginando a Rima Guk como una cantante de baladas indie, pero debía admitir que el estilo le sentaba. Su voz se oía clara y bonita, y ella lucía lista para volver a enloquecer al mundo con su talento contra viento y marea, hubiera sido un desperdicio de otro modo.
-Es genial.- Dijo luego de estar un buen rato prendado de lo que oía y veía. -Recuerda felicitarla de mi parte.
Sehun sonrió con ternura a la pantalla. -Todos en algún momento debemos perdonarnos y dejar ir nuestro pasado... De otra manera no creo que pudiésemos seguir adelante.
Chanyeol lo miró a él en frente suyo y luego dirigió la vista a Baekhyun detrás, acomodándo los almohadones del sillón mientras tarareaba por lo bajo... Y sonrió.
Sí... Definitivamente estaba en lo correcto.
Quiero agradecer a una de mis lectoras que en el capítulo anterior me recomendó oír esta canción bellísima de Ed Sheeran porque para ella identificaba al fic, y bueno... Le hice caso. ¡Muchas gracias! ❤.
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