Capítulo VIII

Nino, desesperado por la desaparición de Natalia, se adentró en la búsqueda de pistas que pudieran llevarlo hasta ella. Siguiendo el rastro del vestido mojado que encontraron en la orilla del mar, llegó hasta las cercanías de la cabaña de Lumy. Sin saber que se trataba del hogar de una hechicera, Nino se aventuró a entrar, guiado por una extraña intuición.

Al ingresar a la cabaña, Nino se encontró con un ambiente misterioso, lleno de velas encendidas y objetos curiosos. A medida que avanzaba, escuchó un suave murmullo proveniente de la habitación contigua. Siguiendo el sonido, llegó a un baño donde una tina rebosante de agua lo dejó perplejo.

—Natalia... ¿Estás aquí?

Sus ojos se abrieron con asombro y alegría al descubrir a Natalia, transformada en una hermosa sirena, sumergida en la tina de agua. Su cola de sirena brillaba con los destellos de la luz que se filtraba a través de la ventana.

—¡Natalia! Eres tú... eres una sirena. —sin querer, sus ojos se dirigieron al torso desnudo de la joven cubiertos por la larga caballera de la princesa—¡Dios mío! —se tapa la cara sonrojado—N-no vi nada, soy un degenerado. Lo siento, princesa.

Natalia dejo escapar una pequeña risa—Tranquila, ahora que estamos comprometidos no hay que ocultar nada.

De repente, Lumy entró a la habitación con varios recipientes—Naty, ya llegué- —miró a Nino y por poco se le cayó uno del susto—¿Q-qué haces aquí!? ¿¡cómo nos encontraste!?

—¡Ah! Buenas tardes, señorita Lumy. Jamás pensé que... vivieras aquí. —miró a ambas chicas—¿Puedo saber que esta ocurriendo? El rey está muy preocupado, piensa que estás muerta.

—¿¡Muerta!? ¡Eso jamás! Desperté así en la playa sin saber qué. Creo que me hechizaron...

—Lo más probable es que sí, ¿pero quién? —pensó Nino.

—No sé, pero olvidemos eso. Lumy, por favor te pido que encuentres una forma para yo volver a la normalidad. —suplicó la princesa.

—A tus órdenes, princesa. —se puso en marcha y se fue al comedor a trabajar, no sin antes llevarse al príncipe.

La joven hechicera se encontraba rodeada de libros y frascos llenos de ingredientes mágicos. Sabía que tenía que actuar rápidamente para devolverle a la princesa Natalia su forma humana. La joven sirena estaba en la tina de la cabaña, con su cola escamosa sumergida en agua, mientras que Nino observaba ansiosamente.

Lumy revolvía calderos y murmuraba palabras mágicas antiguas. Su cabello rosado pálido brillaba con un resplandor tenue a la luz de las velas mientras se concentraba en su tarea. Después de una serie de hechizos y movimientos precisos, Lumy alzó una botella de cristal con un líquido centelleante.

—Está listo. Esta poción debería devolverle a la princesa Natalia su forma humana.

Nino asintió con fervor y Lumy caminó hacia el baño donde la sirena yacía. Con mucho cuidado, vertió la poción en el agua. En el momento en que el líquido tocó la cola de Natalia, un destello mágico llenó la habitación y un resplandor dorado envolvió el cuerpo de la princesa.

Natalia comenzó a sentir un cosquilleo en su cola, y al mirar hacia abajo, se dio cuenta de que sus piernas estaban volviendo a la vida. Con un suspiro de alivio, se incorporó en la tina y finalmente, cuando el resplandor desapareció, quedó de nuevo como una joven humana.

—¡Mis piernas! Lumy, ¡lo lograste!

Lumy miró a su amiga, aliviada y feliz de haber tenido éxito en su hechizo. Era un momento de triunfo y celebración.

Natalia se levantó de la tina con gratitud en su rostro y salió del agua, envuelta en una toalla. Lumy, con rapidez, salió del baño y fue entre sus pocas pertenencias para luego encontrar un vestido sencillo pero hermoso.

—Princesa Natalia, aquí tienes un vestido. Lamento que no sea tan elegante como mereces, pero espero que sea útil por ahora.

Natalia asintió agradecida y se vistió con el vestido que Lumy le había proporcionado. Mientras tanto, Nino se acercó a Lumy con una expresión de gratitud en su rostro.

—Lumy, no puedo agradecerte lo suficiente por ayudar a Natalia. Tu magia y amabilidad son invaluables.

—Príncipe Nino, es un honor poder ayudar a la princesa. Estoy segura de que juntos superarán cualquier obstáculo.

Natalia y Nino agradecieron una vez más a Lumy y se dirigieron de regreso al castillo de Kincia, con la esperanza de un futuro en el que su amor pudiera florecer sin obstáculos y con la determinación de descubrir la verdad detrás de la magia oscura que posiblemente los había amenazado.

Cuando Natalia y Nino regresaron al castillo de Kincia, se encontraron con un rey Wasabi ansioso que los recibía en el vestíbulo. Su rostro reflejaba preocupación y alivio a la vez. Él a verlos entrar corrió hacía su niña.

—¡Natalia! ¿dónde has estado? Estaba muy inquieto. ¿Te encuentras bien? —le revisó toda la cara.

—Padre, todo está bien... tranquilo.

—Algo extraño ocurrió con ella, la señorita Lumy me contó que la encontró en la playa con una cola de pez. Sin embargo, gracias a esa hechicera pudo volver a la normalidad, pero... es raro. —Nino dijo con pensar.

—¿Sirena? ¿Cola de pez? Esto es preocupante... —suspiró exaltado—Voy a hacer un comunicado con los caballeros para vigilar más. Y tú señorita, ve a tu cuarto, necesitas descansar...

Natalia obedeció y uno de los caballeros que acompañaba al rey la acompañó hasta su habitación.

Nino se acercó al rey con una cara de preocupación —Su Majestad, ¿qué piensa hacer? ¿Sigue de pie mi boda con su hija?

Wasabi asintió con seriedad, reflejando sus inquietudes como padre—Sí, el viaje a Malconia continúa según lo planeado. Pero quiero que entiendas que me preocupa profundamente la seguridad de mi hija. Por favor, cuídala en todo momento y manténla a salvo.

—La cuidaré como si fuera un diamante rosa, Su Majestad. —Nino hizo una reverencia—Sí me disculpas, me retiro. —y se marchó a su alojamiento temporal.

Wasabi apreció la actitud de Nino y se sintió aliviado de tener al príncipe como compañero de viaje en un momento tan crucial. Con los preparativos en marcha y la promesa de Nino de cuidar de Natalia, continuaron con los planes para su viaje a Malconia.

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El día del esperado viaje a Malconia había llegado. El reino de Kincia estaba en efervescencia, mientras sus ciudadanos se preparaban para embarcarse en el majestuoso barco que los llevaría a tierras lejanas. La princesa Natalia estaba especialmente emocionada, ya que sería su primera vez viajando en barco.

—¡Padre, estoy tan emocionada por este viaje! Nunca antes he navegado en un barco tan grande y hermoso. Será una experiencia inolvidable.

Wasabi sonrió con debilidad—Me alegra verte entusiasmada, mi querida Natalia. Disfruta de cada momento en este viaje. Sé que será especial para ti.

Aunque Natalia estaba emocionada, no pudo evitar notar la tristeza que embargaba a su padre. El rey Wasabi, con la mirada perdida y la voz apagada, parecía decaído después de que su esposa, Linda, rechazara acompañarlos en el viaje a Malconia.

—Padre, ¿estás bien? Sé que la reina Linda no quiso unirse a nosotros en este viaje, pero...

El rey Suspiró—Sí, Natalia. Simplemente es una situación complicada. A veces las cosas no salen como uno espera, incluso en el amor.

Natalia se acercó a su padre—Padre, entiendo que estés triste por esto, pero recuerda que el amor y la felicidad están en muchas otras formas. No dejes que la tristeza te impida disfrutar de este momento conmigo y con nuestros seres queridos.

—Aah... Tienes razón, mi dulce niña. No permitiré que mi desilusión afecte nuestra celebración. Este viaje es para ti y Nino. Será un momento de alegría y amor.

Natalia sonrió, agradecida por las palabras de su padre. Sabía que él estaba pasando por un momento difícil, pero su amor y apoyo incondicional eran un bálsamo para su corazón. Juntos, caminaron hacia el puerto, donde el barco real los esperaba.

A medida que se acercaban al barco, Natalia pudo ver la majestuosidad de la embarcación. Las velas se alzaban orgullosas, y los marineros preparaban todo para el viaje. Una sensación de emoción llenó el aire.

Natalia contemplaba el barco con entusiasmo—¡Es tan hermoso, padre! Me siento afortunada de poder viajar en él.

—Eres una princesa valiente y aventurera, Natalia. Este viaje es solo el comienzo de las maravillas que te esperan en la vida.

Natalia abrazó a su padre con cariño, agradeciendo su amor y apoyo. Juntos, subieron al barco junto a los demás tripulantes, listos para emprender una nueva aventura llena de emociones y descubrimientos. A medida que el barco se alejaba del puerto, Natalia miraba hacia el horizonte con felicidad, sabiendo que momentos inolvidables la esperaban en Malconia.





















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