Capítulo IV

Natalia se encontraba en su habitación, en medio de sus quehaceres diarios como princesa. Ordenaba sus libros y estudiaba un poco, pero su mente se desviaba constantemente hacia su amiga Lumy y los momentos maravillosos que habían compartido juntas últimamente.

Mientras recogía algunos objetos, Natalia sintió una inesperada chispa de emoción al pensar en Lumy. Su amiga era una de las pocas personas con las que podía ser completamente ella misma, sin las restricciones y formalidades que su posición como princesa imponía. Y en ese momento, decidió que era hora de visitar a Lumy, aunque tuviera que hacerlo a escondidas

Con determinación en sus ojos, Natalia dejó a un lado sus quehaceres y comenzó a prepararse para su visita "clandestina". Se puso una capa oscura y ajustó una amplia capucha sobre su cabeza para ocultar su identidad. Sabía que no podía permitirse ser reconocida mientras estuviera fuera del castillo.

Empacó algunas frutas y dulces en una pequeña bolsa y la colgó de su hombro. Sin embargo, sin que Natalia lo supiera, su  gata Alice, siempre curiosa, había encontrado refugio dentro de la bolsa mientras ella la preparaba.

Una vez lista, Natalia se deslizó por los pasillos del castillo, evitando la mirada de los sirvientes y guardias. Se sentía emocionada como una niña que se escapa para tener una aventura prohibida. El bosque, donde Lumy vivía en su cabaña mágica, estaba a solo unos kilómetros de distancia.

Con pasos sigilosos y corazón acelerado, Natalia salió del castillo y se adentró en el espeso bosque. El aire fresco y el canto de los pájaros la envolvían, creando un ambiente de libertad y misterio.

A medida que avanzaba entre los árboles, Natalia se sorprendió por una sensación cálida y vibrante en su hombro. Al mirar dentro de la bolsa, se encontró con los grandes ojos amarillos de Alice mirándola fijamente. La gata parecía emocionada y curiosa por la inusual excursión de su dueña.

—Nunca te cansarás de las aventuras, ¿verdad, Alice? —susurró Natalia, acariciando suavemente la cabeza de la gata—Parece que también quieres visitar a Lumy. Bueno, creo que podemos permitirte unirse a nosotros en esta ocasión.

Alice ronroneó en respuesta, como si estuviera de acuerdo con la idea. Juntas, la princesa y su fiel compañera de cuatro patas continuaron su camino hacia la cabaña de Lumy, con la anticipación creciendo en sus corazones.

A medida que se acercaban al lugar de encuentro, Natalia no podía evitar sonreír al recordar las travesuras y risas compartidas con Lumy. Sabía que su amiga la recibiría con los brazos abiertos y que juntas crearían nuevos recuerdos para atesorar.

Lumy estaba ocupada arreglando los libros en su pequeña biblioteca cuando escuchó el sonido de una voz conocida. Levantó la vista y vio a su amiga Natalia entrar en la cabaña con Alice en sus brazos. Una sonrisa iluminó el rostro de Lumy mientras dejaba de lado su tarea y se acercaba a abrazar a su amiga.

—¡Natalia! ¡Qué sorpresa tan maravillosa! Me alegra verte aquí. —exclamó Lumy emocionada.

Las dos amigas se sentaron en unos cojines cerca de la chimenea, disfrutando del cálido ambiente de la cabaña. Mientras Lumy hablaba de sus últimos experimentos mágicos, Natalia compartía las historias de los eventos recientes en el castillo y las ansias de aventura que había estado experimentando.

De repente, el gato de Lumy, un felino elegante y astuto llamado Sr. Pelos, entró corriendo a la habitación, interrumpiendo la conversación.

El gato se detuvo frente a Natalia y, con un tono de desconfianza, preguntó—¿Quién es ella y qué hace aquí?

Natalia miró al gato sorprendida por su actitud, pero Lumy rápidamente intervino.

—Sr. Pelos, este es mi amiga Natalia. Es la princesa de Kincia y ha venido a visitarme. —explicó Lumy con una sonrisa tranquilizadora.

El gato observó a Natalia con curiosidad, sus ojos verdes brillantes en la tenue luz de la cabaña. Después de unos momentos de evaluación, Sr. Pelos pareció relajarse y se acercó a Natalia, frotando su cabeza contra su mano en un gesto de aceptación.

—Me alegra conocerte, Sr. Pelos. —dijo Natalia acariciando suavemente al gato—Parece que eres tan protector con Lumy como Alice lo es conmigo.

Lumy rió mientras observaba la interacción entre su amiga y su compañero felino—Estos dos siempre tienen una forma especial de mantenernos en línea. —comentó Lumy divertida.

La tarde continuó con risas y conversaciones animadas mientras Lumy mostraba a Natalia sus nuevos libros y pergaminos mágicos. Natalia, fascinada por el mundo de la magia, hacía preguntas y expresaba su asombro ante los poderes que Lumy había adquirido como aprendiz de hechicera.

Natalia y Lumy se encontraban sentadas frente a la chimenea en la acogedora cabaña, disfrutando de una tarde llena de risas y confidencias. Lumy, con una sonrisa traviesa en el rostro, comenzó a relatar una divertida anécdota.

—Sabes, Natalia, una vez estaba practicando mis hechizos en el lago cercano a mi cabaña. Estaba intentando conjurar un hechizo de transformación, pero algo salió mal.

Natalia, intrigada, se inclinó hacia adelante, ansiosa por escuchar la historia—¿Y qué sucedió? Cuéntame más.

—Pues resulta que le otorgué a un pez dos piernas. ¡Imagínate! De repente, el pez comenzó a caminar de una manera muy extraña, moviendo sus piernas como si estuviera corriendo por el agua. Fue una escena muy graciosa, pero también me asusté un poco.

Natalia soltó una risa contagiosa, imaginando la escena de un pez con piernas. Lumy aguantó la risa y soltó una carcajada.

—¡Me asusté tanto! Dejé al pobre pez con sus piernas nuevas en el lago. Aunque, sinceramente, espero que haya vuelto a su forma original. ¡Imagínate un pez caminando por tierra firme!

—Ya me lo imagino. —habló la princesa entre risas.

Al finalizar su visita, Natalia se despidió de Lumy con un cálido abrazo y una promesa de volver muy pronto. Con el corazón lleno de alegría, emprendió el regreso al castillo, llevando consigo el recuerdo de ese día especial.

👑

El día amaneció soleado en el reino de Kincia, y los ciudadanos se preparaban para una jornada llena de actividades y responsabilidades. Mientras tanto, en el castillo, la princesa Natalia se encontraba en su habitación, ocupada con sus quehaceres diarios.

La tranquilidad del día se vio repentinamente interrumpida por gritos y alboroto provenientes de las calles del reino. Preocupada, Natalia se asomó por el balcón y vio una escena que la dejó perpleja.

En medio de la plaza del pueblo, un pez corría velozmente sobre el suelo, moviéndose con unas piernas sorprendentes. Los ciudadanos observaban atónitos, algunos corriendo despavoridos y otros tratando de entender lo que sucedía. El pez con piernas se había convertido en una verdadera fuente de pánico.

Natalia se apresuró a bajar al pueblo, decidida a averiguar qué estaba ocurriendo. Al llegar, encontró a los ciudadanos en un estado de agitación y temor, intentando mantener una distancia segura del extraño fenómeno acuático.

—¡Por favor, tranquilícense! ¿Qué está pasando aquí?

Uno de los ciudadanos, visiblemente alterado, señaló hacia el pez con piernas yendo a un lado—¡Princesa Natalia, este pez ha invadido nuestras calles! ¡Es un peligro para todos!

Natalia se acercó al borde de la plaza y observó al pez con piernas, que corría con gracia entre las piernas de las personas, causando alboroto y asombro a su paso.

"Parece que este pez se ha vuelto el centro de atención. Debo hacer algo para controlar la situación...", pensó la princesa nerviosa.

En ese momento, Dae, el fiel caballero de Wasabi, se acercó a Natalia corriendo—Princesa Natalia, ¿cómo podemos enfrentar a este inusual intruso?

Natalia reflexionó por un momento, recordando la historia de Lumy y su hechizo accidentado.

—Quizás haya una explicación mágica detrás de esto. Debo... irme, ¡Tú encárgate del pez ese y encuentra una forma de atraparlo!

Decidida, Natalia se dirigió nuevamente al castillo por su caballo y emprendió el camino hacia el bosque, donde Lumy vivía en su cabaña.

Al llegar, Natalia encontró a Lumy practicando hechizos en el exterior. Sin perder tiempo, Natalia le contó sobre el pez con piernas y su impacto en el reino.

—¡Oh, no! Eso es un problema serio. Debo encontrar una manera de revertirlo y devolver al pez a su forma original. —Lumy comenzó a revisar los libros que traía en la mesa de jardín.

Las dos amigas se sumergieron en la búsqueda de una solución. Después de varios intentos, Lumy finalmente encontró el hechizo adecuado para deshacer la transformación.

—Natalia, creo que puedo revertir el hechizo. Pero necesitaremos encontrar al pez y aplicar la magia directamente sobre él.

—¡Excelente! Seguro los caballeros han conseguido atrapar al pez, ¡vamos!

Juntas, Lumy y Natalia se dirigieron de regreso al pueblo, seguidas de cerca por Dae y un grupo de guardias. Tras una búsqueda exhaustiva, finalmente encontraron al pez con piernas nadando en una fuente del centro de la plaza.

Lumy pronunció las palabras mágicas mientras Natalia sostenía el pez en sus manos. Una luz brillante envolvió al pez, y gradualmente las piernas desaparecieron, dejando solo a un pez nadando con su elegante aleta.

—Listo, ¡misión cumplida! —sonrió Lumy.

—¡Lo hicimos! —Natalia abrazó a su amiga super contenta. Al final, sacaron al pez de la fuente y lo regresaron en su hábitat natural.

👑

El rey Wasabi estaba sentado en su imponente escritorio, absorto en la lectura de informes y documentos reales cuando la puerta de su oficina se abrió de repente.
El caballero Dae, entró apresuradamente, con una expresión de sorpresa y fascinación en su rostro.

—Mi rey, ¡debo contarle algo extraordinario! —exclamó Dae emocionado.

Wasabi levantó la mirada, curioso por la urgencia en la voz de su caballero—Dime, Dae, ¿qué ha sucedido?

El caballero tomó una breve pausa para recuperar el aliento antes de continuar—Hemos tenido noticias sobre el pez con piernas, mi rey. Resulta que ha sido avistado en varias partes del reino, pero lo más sorprendente es que la princesa, su hija, ha estado acompañando por una chica misteriosa que logró volver a la normalidad al pez.

El rey frunció el ceño, intrigado por esta nueva información—¿Una chica misteriosa?

Dae asintió emocionado—Exactamente, mi rey. Parece que esta chica y la princesa han forjado una hermosa amistad.

Wasabi se levantó de su silla, sintiendo una mezcla de alegría y curiosidad—Esta noticia me llena de alegría, Dae. Parece que mi hija ha encontrado una verdadera amiga en esta chica misteriosa. Es reconfortante saber que Natalia tiene a alguien con quien compartir su felicidad. —miró en la pared una de las pinturas de su difunda esposa—Ella... desde que su madre falleció, dejó de ser sociable con todos los del reino hasta que llegó su dama de compañía por suerte. —hizo una pausa recordando los viejos tiempos—Estoy contente que haya encontrado la felicidad, y espero poder conocerla algún momento...

—Concuerdo contigo, señor. Bueno, seguiré con mi trabajo, permiso. —el caballero se despidió con una reverencia y se largó de ahí dejando solo al rey.

Antonio se recostó en su silla, reflexionando sobre varios asuntos y  continuando con el papeleo que había en la mesa.


















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