|O1| Lev Haiba - Deijī
[Margaritas]
𝐵𝑒𝓁𝓁𝒾𝓈 𝓅𝑒𝓇𝑒𝓃𝓃𝒾𝓈, 𝒸𝑜𝓂𝓊𝓃𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒 𝓁𝓁𝒶𝓂𝒶𝒹𝒶 𝓂𝒶𝓇𝑔𝒶𝓇𝒾𝓉𝒶 𝑒𝓈 𝓊𝓃𝒶 𝓅𝓁𝒶𝓃𝓉𝒶 𝒽𝑒𝓇𝒷𝒶𝒸𝑒𝒶 𝓅𝑒𝓇𝓉𝑒𝓃𝑒𝒸𝒾𝑒𝓃𝓉𝑒 𝒶 𝓁𝒶 𝒻𝒶𝓂𝒾𝓁𝒾𝒶 𝒹𝑒 𝓁𝒶𝓈 𝒜𝓈𝓉𝑒𝓇𝒶𝒸𝑒𝒶𝓈 𝓂𝓊𝓎 𝓊𝓉𝒾𝓁𝒾𝓏𝒶𝒹𝒶 𝒶 𝑒𝒻𝑒𝒸𝓉𝑜𝓈 𝒹𝑒𝒸𝑜𝓇𝒶𝓉𝒾𝓋𝑜𝓈 𝓂𝑒𝓏𝒸𝓁𝒶𝒹𝒶 𝒸𝑜𝓃 𝑒𝓁 𝒸𝑒𝓈𝓅𝑒𝒹, 𝓅𝑜𝓇 𝓈𝓊𝓈 𝒸𝑜𝓁𝑜𝓇𝑒𝓈 𝓎 𝓈𝓊 𝓇𝑒𝓈𝒾𝓈𝓉𝑒𝓃𝒸𝒾𝒶 𝒶 𝓁𝒶 𝓈𝒾𝑒𝑔𝒶.
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Era principios de verano. El equipo de la preparatoria Nekoma había decidido juntarse ese fin de semana en un parque para pasear por la ciudad, planeaban hacer un campamento durante el fin de semana en el 'camping zone' del parque.
—Lev, llegas tarde. Si estuviéramos en entrenamientos harías 50 recepciones –reprochó Yaku–.
El de mayor altura suspiró aliviado de pensar que se había salvado de semejante castigo.
—Lo siento chicos, pero mi hermana me retuvo más de lo esperado. En fin, ¿que esperamos?
—Solo falta Yamamoto –murmuró Kenma sin despegar su vista de su consola–.
—Aún no se como accediste a venir –rió el libero–.
—Kuroo me obligó.
—¿Me hablaban? –dijo acercándose pues se había alejado por una llamada–. En fin, Yamamoto dice que tardará aún más de lo esperado, que nos adelantemos –se encogió de hombros–. Yo voto a ir por un helado.
Todos estuvieron de acuerdo, en especial el miras ruso que moría de la calor que hacía ese día. Después de haber comprado sus helados decidieron sentarse en unas bancas que el parque tenía.
—Chicos, ¿quien tiene mi teléfono? –preguntó Lev–. No es gracioso, si Alisa me llama y no contesto, estaré en problemas.
Los restantes se vieron entre sí, negando tener el dispositivo del chico, esté angustiado se empezó a desesperar.
—Tal vez se te cayó después de comprar los helados –expresó el colocador–. Si vas a buscarlo, puede estar tirado por allí.
Inmediatamente el peliplateado se puso de pie y después de agradecerle, se echó a correr en la dirección de la cual habían venido. Miró detenidamente a su alrededor, no encontraba por ninguna parte su celular y se empezaba a preocupar que alguien lo hubiese tomado.
—Mar-ga-ri-ta, como Deijī en español.
La voz de una chica le llamó la atención, haciéndole olvidar su problema principal. Al ver a la dueña de aquellas palabras, su mirada aguamarina se encontró con una canela.
La chica estaba agachada tratando de explicarle algo a un niño que aparentaba tener apenas cinco años. Al conectar miradas, la chica le sonrió dulcemente con un leve sonrojo en sus mejillas, aquella imagen hizo que los colores en el rostro del medio Ruso subieran.
—Gracias Mar-ga-ri-ta –pronunció con dificultad el niño separando las sílabas como le había mostrado la chica–.
La chica le dió un beso en la cabeza después de despeinarlo un poco y el niño sonrojado corrió hacia algún lugar con un balón de soccer en manos. Involuntariamente, Lev se acercó hacia la fémina que poseía una estatura incluso menor a la del libero de su equipo.
—Hola –saludó ella mientras reía un poco–. ¿Necesitas ayuda con algo? El día de hoy hago de heroína.
—Ayudaste a ese niño, ¿no? –preguntó algo tímido–.
—Si, su balón de había quedado atascado arriba de ese árbol, en aquella rama –apuntó hacia el árbol a su lado y a una rama que estaba lejos incluso para Lev–. Me he tenido que subir, me recordó a los viejos tiempos. En fin, mi nombre es Margarita como... –pero antes de que dijese algo, Lev la interrumpió–.
—Como Deijī en español –concluyó–.
—Oh, ¿sabes español? –preguntó interesada–.
—De hecho, te escuché mencionarlo recién –rascó su nuca en acto de nerviosismo–. Pero si necesito tu ayuda, ¿has visto un teléfono con una funda color turquesa? Más o menos de este tamaño –empezó a explicar con sus manos–. Tiene un llavero de un león albino.
—¿Hablas de este? –de su bolsillo trasero sacó el teléfono antes descrito–. ¿Es tuyo? Iba a llevarlo a una comisaría o algo, lo encontré cerca de la heladería que está cruzando la calle.
—¡Si, es ese! –tomó el dispositivo que la chica de ojos canela le entregaba–. ¡Eres mi heroína! –de emoción la abrazó–.
Entre risas la chica trató de hablar.
—Un placer, solo cumplo con mi deber –una vez siendo liberada de los brazos del mayor, hizo pose de victoria–. Otra misión completada con éxito por Lady Margarita.
Ambos rieron, se miraron a los ojos por unos segundos, Lev no quería que eso terminara allí, la chica le producía un sentimiento agradable.
—Mis amigos y yo estamos paseando por el lugar y si no tienes nada que hacer, me gustaría presentarles a mi heroína... –dijo algo nervioso apartando la mirada–. Por supuesto si no quieres está bien, yo entiendo...
—Me encantaría, mi trabajo por hoy está hecho. Pero me gustaría saber el nombre del extraño que me llevará a conocer a otros extraños.
—Lev, Haiba Lev.
—Bueno, ¿que esperas? Andando, yo no se donde estén.
Entre risas, chistes y comentarios bobos llegaron a donde estaba el resto del equipo de Nekoma, Yamamoto ya había llegado hace no mucho, todos se quedaron boquiabiertos con la imagen frente a ellos.
—Así que el poste ya tiene novia –se burló el libero–.
—Buena jugada leoncito, que linda chica –habló el capitán–. ¿Cómo te llamas?
—Margarita co...
—Como Deijī en español.
—Oh, ¿nuestro querido e ingenuo Lev sabe español? –agregó Kuroo–.
—¡Cásate conmigo! –gritó Yamamoto tomando la mano de la chica–.
Antes de que ella pudiese decir algo, Lev apartó de un golpe al atrevido chico y escondió a su nueva amiga detrás de él.
—Aléjate de ella pervertido.
—¿Celoso? –metieron leña al fuego Kuroo y Yaku–.
—No... –dijo con un puchero–.
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Extra
—Margarita... Margarita...
—¿Que tanto murmuras Levyochka?
—Hay un lenguaje de las flores ¿no? Me lo enseñaron en alguna clase, pero no logro recordar en cuál.
—Siempre puedes buscar en internet –se encogió de hombros Alisa–.
—¡Eres una genio!
Inmediatamente el chico buscó en su computador el significado de las margaritas en el idioma de las flores.
—El color blanco representa pureza, inocencia e ingenuidad. Vaya, el nombre si le queda bien –sonrió para sí mismo–. Margarita como Deijī en español...
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