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Jueves, 6:22am.

—Noticia de última hora, el cuerpo de un joven fue hallado cerca del río Han luego de que su auto haya colisionado contra un autobús, se cree que el muchacho estaba bajo los efectos del alcohol.

Doyoung rodó los ojos viendo esa noticia, siempre por las mañanas veía la televisión y decían cosas como esas.

—Qué imbécil ese tipo.– dijo su compañero de casa, Ten. Doyoung asintió.

—La verdad no me sorprende...me pregunto porqué habrá manejado tomando, y porqué nadie lo detuvo...

—Son cosas que pasan, vives y al final mueres.– respondió Ten, mientras hacía su tarea.

Ambos vivían juntos desde que habían echado a Ten de su hogar por algunos problemas. Doyoung solamente tenía a su madre, que vivía en otro país, trabajando.

Mientras veía la televisión, sintió escalofríos. Miró hacia la ventana y vio que estaba abierta.

—¿Cuántas veces tengo que decirte que cierres la ventana?– preguntó Doyoung frunciendo el ceño.

—¡Yo la cerré!

—Claro, y un fantasma vino y la abrió.

Doyoung la cerró, entonces volvió a su asiento a seguir desayunando mientras Ten terminaba su tarea, como siempre las hacía hasta última hora.

—Ya es hora de que nos vayamos, Ten. ¿A qué hora vas a terminar?– preguntó tomando su plato para lavarlo.

—¡Ya casi! ¡Espera! ¡Espera!– dijo levantando una mano en señal de que lo esperara, Doyoung rodó los ojos.

Doyoung subió al baño de su habitación y cepilló sus dientes, luego tomó su mochila con todo lo necesario y bajó nuevamente.

—¿Ya?– preguntó. Ten corrió y tomó su mochila, guardó sus cuadernos, tomó un pan y empezó a comerlo mientras asentía hacia Doyoung. El mayor solo rodó los ojos y caminó hacia la puerta.

—Te me vas a desmayar por no desayunar un día de estos y yo no te voy a ayudar.– dijo al salir.

—Así dices, sé que lo harás.– soltó una risita.

Caminaron hacia la escuela tranquilamente, hasta cuando llegaron y tuvieron que separarse. Las clases pasaron como de costumbre, hasta que en receso, Doyoung se sintió extraño, una punzada en su estómago, justo como el día anterior por la noche.

—Tengo náuseas, solo eso.– dijo Doyoung al ver a Ten preocupado.

—¿Estás embarazado? ¡Solo tienes 15 años!– Doyoung gruñó hacia Ten por aquél chiste, este solo soltó una risita.– ¿Fue por la comida?

—No sé porqué habrá sido...

—Ayer te pasó lo mismo...debe ser la comida, talvez debemos revisar la fecha de vencimiento.

—Siempre la reviso al comprar.

—Entonces... realmente no sé, compremos una pastilla.– tomó la mano del mayor pero este negó.

—No, me duele más si me levanto.– hizo puchero sin darse cuenta, Ten asintió y se fue corriendo a comprar una pastilla.

Cuando el menor volvió, Doyoung ya se sentía mejor.

—Entonces la tomas si es que te vuelves a sentir así.– dijo Ten, Doyoung asintió.

Pronto terminó el receso, volvieron a pasar las clases hasta terminar. Salieron exactamente a las 12:45 de la tarde. Cuando llegaron a casa, Ten se fue a tirar al sofá con su teléfono para jugar con sus amigos mientras Doyoung cocinaba algo para almorzar.

—Serías de gran ayuda, ¿Sabes?– dijo Doyoung con el ceño fruncido.

—Sí, sí, no quiero ensalada.

Doyoung rodó los ojos, ni siquiera le estaba prestando atención. Siguió cocinando y luego de un tiempo, finalmente terminó, así que sirvió la comida y llamó al menor para comer.

Todos los días eran así, era una rutina diaria, y él estaba bien con eso. Su vida no era la mejor, pero la apreciaba mucho.

La noche cayó finalmente cuando Doyoung estaba terminando de hacer sus tareas, mientras Ten tomaba una de sus siestas.

Doyoung bajó a la sala y se sentó en el sofá para descansar un momento antes de lavar su ropa.

Sintió escalofríos de nuevo, miró hacia la ventana, nuevamente estaba abierta. Rodó los ojos, se levantó para ir directamente a cerrarla.

—¡Ten! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que...?!

Paró de gritar justo cuando vio una especie de sombra pasar por la ventana. Se había asustado, tenía que cerrar la ventana rápido, pero estaba inmóvil.

La supuesta sombra ya no era sombra, entonces se quedó frente a la ventana, mirándole.

Doyoung quiso gritar, ¿Quién era ese tipo que le miraba así? Entonces fue cuando frunció el ceño, tomó un cuchillo cercano y lo apuntó hasta el otro frente a la ventana.

—Acércate y te mataré, imbécil.

—¿Matarme?– preguntó el otro, justo sonrió. Doyoung frunció el ceño.

—¡Sí!

—Ya estoy muerto.

Doyoung bajó la mirada para ver si había algo que pudiera identificar como muerto en el hombre, pero no había nada, parecía completamente vivo.

—Estás borracho, ¿No es así? Vete de aquí.

—No me iré, quiero hablar contigo.– dijo el hombre. Doyoung bajó el cuchillo y le miró expectante.

—Ni siquiera te conozco.

—Lo sé, yo tampoco.

Doyoung estaba confundido, ese hombre estaba loco.

—¿A qué estás jugando? No tengo tiempo para estupideces.

—Es algo muy importante...

—¿Qué es entonces?– preguntó ya cansado.

—Préstame tu cuerpo.

Jueves, 10:22pm.

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