Beyond his eyes


Catorce


<<Beyond his eyes>>


Anteriormente


—Estaremos bien...


Las palabras de Allen terminaron por convencerla, desistiendo de querer controlar el timón y en vez de eso, aferrándose con fuerza a la capa del omega.


Moviendo con dificultad su rostro a causa del viento, vio como el leviatán estaba a nada de saltar y hundir el barco. Pero algo lo detuvo, otro animal con brillantes escamas turquesa salió del agua y envistió al monstruo; era de un tamaño menor al de la bestia, con extraños cuernos y símbolos en su cuerpo. Así ambos comenzaron una encarnizada lucha, dejando a la fragata escapar casi intacta hacía donde el viento la arrastrara.


Al final sí confió, sintió que debía hacerlo...


El viento cada vez se iba calmando, la tormenta se iba quedando atrás. Era hora del recuento de daños en la nave.



—Sigo sin creer que después de tanto tiempo el príncipe Kanda se comprometa —murmuró la joven algo sorprendida, leyendo el periódico con las nuevas de la capital. Road miró a sus alrededores; los arreglos se comenzaban a notar en las calles y casas superficiales, mientras que luces de varios colores comenzaban a adornar las aguas cristalinas. Ellos estaban sobre un montículo de roca, con vista amplia de la ciudad acuática. Tyki se la pasó buscándola perdido por todo Atlas con su fachada de extranjero Lemuriano hasta dar con ella. Ahora estaba al tanto de las órdenes del Conde, y siendo una residente de la zona, sería una excelente guía para el pelimorado.


—Yo pensaba que estabas más al tanto de eso, Road. Qué... ¿has vivido bajo una roca? —dijo Tyki, fumando otro cigarro.


—No realmente. He vivido en el puerto de Ginnabrio desde hace un par de años, pero lo único que escuché recientemente fue que estaban preparándose para la llegada de unos nobles de Lemuria.


—Es el grupito de soldados de juguete que llevan al príncipe al palacio —exclamó con tono de molestia tras otra calada al tabaco—. Una vez se reúnan con los Guerreros Sagrados de la Rama Sur, no podremos acercarnos lo suficiente. La seguridad del palacio y sus alrededores se duplicará y pronto llegarán más barcos con invitados a la ceremonia de compromiso.


—Aun así, si queremos encontrar al oráculo debemos infiltrarnos. Si usamos a los akumas perderemos el factor sorpresa... además, el Conde quiere que seamos lo más discretos que podamos para lanzar su ataque cuando sepamos dónde está su ubicación. Nos necesitará a todos para su plan.


—¿Qué me dices del clan de Loto? —el pelimorado termina su cigarro y lo apaga en el suelo, sentándose y apoyando su cabeza sobre su mano con semblante pensativo—. Según Sheryl y Wisely, tenemos a un par de aliados ahí, pero son betas de menor rango en el clan. Ellos pueden ser de ayuda para ingresar y escondernos antes de que lleguen a Pargas.


—De nada servirá, Allen ya está en el puerto listo para que lo recojan. No tenemos mucho tiempo, diría que un día o dos antes de la ceremonia. Si logramos llegar al área logística o la biblioteca de los Bookman obtendremos la información.


—Entonces... —Tyki la miró con duda— ¿qué hacemos?


—Tengo un mejor plan, y un objetivo de mayor rango —la alfa relamió sus labios. Road dejó el periódico para verlo con malicia, siendo su rostro de inmediato interpretado por el pelimorado. Parecía que ambos tenían en mente la misma idea. Docenas de mariposas de energía oscura se comenzaron a materializar y extrañas velas aparecieron en el aire, al tiempo que los ojos dorados de ambos brillaron más que las luces de algarabía en la ciudad.


El periódico cayó al suelo con las páginas abiertas y la foto de un alto diligente Atlante en portada.



El cielo de Hollow Earth era bastante inusual, más aun con la carencia de noche, luna y estrellas. Aun así, auroras boreales se hacen presentes a casi toda hora debido a las fuertes corrientes electromagnéticas, tiñendo el cielo y las nubes de diversos colores.


Allen había perdido la cuenta de las veces que había suspirado. Sin notarlo, su vista se tornaba triste al ver desde la ventana en su habitación los estragos de la tormenta de días atrás y el remanente del daño en las velas y la cubierta de la fragata. Había más movimiento de lo normal dentro de la nave y no era de esperar, ya que en cuestión de minutos la costa de Atlas y el puerto de Ginnabrio les darían la bienvenida en el horizonte.


En sus manos tenía una carta de característico olor a sales y comida, enviada por Miranda junto a los saludos de Jerry contándole la rutina en el palacio después de su partida y lo inusual que Cross estaba actuando últimamente al pasar encerrado en su estudio atiborrado de licor y documentos protegidos por los Bookman. Su extrañeza era notoria, sin lograr pensar en el motivo por el cual su maestro se hundiría en libros y papeles en vez de pasar en burdeles y bares, terminando Allen con un ligero dolor de cabeza luego de tanto analizar lo escrito por la omega.


Unos minutos después Lavi estaba apoyado en la puerta, con los brazos cruzados y su típica sonrisa burlona viendo cómo el albino se perdía en sus pensamientos. Allen tardó un poco en notar su presencia y percibir su aroma, dando un respingo al voltear a verle.


—Nunca te cansas de soñar despierto, Allen —criticó con tono suave, caminando sin prisa hasta lanzarse de espaldas a la cama, no sin antes lanzar un saco que fue atrapado enseguida por el albino, soltando la carta en sus manos.


—Buenos días. ¿Y esto es...? —pregunta dudoso de abrirlo y ver su contenido.


—Si vamos a Atlántida debemos mezclarnos con el entorno ¿no? —responde burlón, bostezando por haberse levantado temprano para ayudar con algunas reparaciones menores en cubierta—. Según dice Panda, los lemurianos destacan bastante al haber muy pocos en este reino... ellos no están acostumbrados a nuestras vestimentas y además, con estas ropas solo seríamos lastre en un entorno casi acuático.


—Creo que yo nunca me acostumbraré a esto —añadió al ver con resigno su atuendo del día, siendo este un traje real Atlante y diversas joyas con los símbolos de la casa real.


—Deberías —dijo el pelirrojo— después de todo, el palacio de Pargas será tu nuevo hogar. A todo esto... ¿no has pensado en el príncipe Kanda en todo este tiempo? No sé, digo porque él será tu futuro esposo —le cuestiona, rodando hasta apoyar ambas manos sobre su mentón y levantar una ceja con picardía al ver el nerviosismo de Allen.


—¿De qué hablas? C-claro que he pensado en él, pero no es lo que piensas —respondió, tratando de ocultar lo nervioso que esa pregunta le puso, a lo que el ojiverde respondió con una risa lúdica, fastidiando al omega que se había sonrojado sin querer—. Nunca he estado con un beta o un alfa, mi maestro no permitía que nadie se acercara a mí. Sé que era para protegerme, pero me siento algo inseguro. Mi celo estará cerca para el momento de la ceremonia.


—Te conozco demasiado —le interrumpió—, y sé que buscas excusas. Tú piensas en qué dirá el príncipe o su hermano cuando te vea, o si serás aceptado por el rey —esta vez la actitud que Lavi adoptó fue un poco más seria, dejando de lado las bromas. Allen recogió la carta y caminó hasta dejarla junto con el pequeño saco en una mesa de madera y tomar asiento en una silla cercana, apretando las manos en puño.


—Te equivocas... sólo me preocupa mi pueblo, no las miradas de los demás y lo que piensen de mí, o lo que el príncipe piense de mí. Suficiente tengo ya con que la corte y los nobles me juzguen por ser omega y pensar que no soy capaz de hacerme cargo del trono —respondió cabizbajo.


—Hee... —Lavi suspiró—, eso terminará por hacerte más daño, aunque no soy yo quien debería darte este consejo —volvió a tomar asiento, dándole la espalda a Allen—. Los Bookman debemos mantener todo rastro de emoción alejado de nosotros, porque interfiere con nuestro propósito en el clan y los reinos. Pero mírame, jamás había estado más ansioso por volver a Atlántida después de tantas décadas, no sé cómo se tomarán los del clan la llegada de mi abuelo y yo. Después de todo, él sigue siendo el líder.


—No recuerdo que me hayas contado sobre tus aventuras aquí ¿eh?... cuéntame sobre los Bookman en Atlántida —preguntó dudoso, buscando cambiar el tema.


—Af... esa será una historia para otro día. Es demasiado complicada de contar —Lavi se puso de pie con cierto tono cortante, Allen hizo lo mismo, extrañado de ver el cambio de ánimo en su amigo.


—Oigan, par de holgazanes, será mejor que salgan rápido y con sus trajes puestos. Llegaremos al puerto en minutos —fue la voz de Link, asomándose ya con su vestimenta puesta, causando el asombro de Lavi y Allen.


—Wow, te ves diferente, Link —Allen exclamó asombrado, era la primera vez que veía a Link con otra cosa que no fuera su Sherwani largo y su gran capa cubriéndole.


—No es la gran cosa, príncipe Walker. Deben salir pronto, madame Anita quiere a todos afuera —terminó de hablar y caminó a paso rápido buscando la salida.


Lavi llevó ambas manos tras su cabeza y miró a Allen con gracia mientras salían de la habitación—. De seguro el viejo Panda ya se nos adelantó. Vamos a los vestidores de una vez, sino tendremos más sermones de Link. Además, ya quiero llegar a tierra y ver a las lindas señoritas Atlantes con sus cortos y hermosos trajes —fantaseó el alfa, siendo seguido por Allen, riendo por las ocurrencias del pelirrojo.



—Y bien, ¿qué tal me veo? —Lavi preguntó, viéndose frente a un espejo mientras hacía gestos y poses cómicas. Fue el primero en salir del vestidor con su vestimenta tradicional Atlante; un conjunto en tonos tierra y verde musgo, con cinto marrón, una pequeña daga de oro a un costado, y mangas separadas color beige.


—Eeh... te ves bien —Allen se asomó por la cortina que separaba su propio vestidor para ver al alfa alardeando con poses coquetas frente al espejo. Rió bajo, ya que le resultaba graciosa la actitud de su amigo, siendo este el más animado de deshacerse de sus gruesos trajes y capas para usar ropa más ligera y fresca.


—No sólo me veo bien... ¡Soy todo un galán! —Alegó con reproche tras escuchar la risa de burla del albino—. Este traje me hace ver más alto y musculoso —dijo, levantando sus brazos en una nueva pose, pero cuando miró hacia donde estaba Allen, este ya había cerrado nuevamente la cortina para terminar de vestirse—. Oye, no me ignores — Lavi reclamó en un puchero infantil.


Allen miró dentro de su propio vestidor, se sentía extraño al mostrar un poco más de piel de lo usual. Suspiró para sí y continuó con la labor de adivinar cómo colocarse esas extrañas mangas dejando su Sherwani a un lado, aunque al final Lavi terminó por ayudarle con ellas.


Se sentía ansioso y al verse al espejo se quedó en shock por unos segundos sin poder reconocerse. Era la primera vez que usaba un traje Atlante; del tono blanco más puro haciendo juego con el color de su cabello, tenía también un cinto azul marino y decoraciones del mismo color en la tela que resaltaban sus ojos y su piel pálida, zapatillas azules y como toque adicional, una de las tiaras que Miranda había empacado. Al menos el brillo de los diamantes púrpuras era un ligero recuerdo de su tierra natal.


—Eh, al verte así nadie pensaría que eres de Lemuría. Aunque tu brazo rojo y tu cicatriz resaltan mucho, pero no creo que sea un problema —Analizó el pelirrojo, llevando una mano al mentón y viendo de arriba abajo a Allen, que se sentía demasiado expuesto y cohibido por lo corto del traje que mostraba parte de su abdomen y sus piernas—. Quizás si llevas un velo podemos arreglar lo de tu cicatriz —, sugirió con gracia.


—No es que me vaya a casar en este instante, tonto —Allen rió en respuesta—, déjalo así. Debemos apresurarnos antes de que Link nos vuela a regañar —golpeó el hombro del alfa y ambos salieron hacia la cubierta entre risas y bromas sobre cómo se veían cada uno.


En la plataforma de cubierta, los últimos preparativos se llevaban a cabo. Fue un verdadero milagro que sobrevivieran al ataque del leviatán, pero luego de eso se enfrentaron a un par de tormentas que amenazaron con hundirlos nuevamente. Gracias a la increíble habilidad de navegación de Anita y su tripulación, lograron evadir muchos problemas, aunque el daño de la fragata era considerable, motivo por el cual muy pocos marineros se aventuran a cruzar el océano.


—Buenos días, príncipe Walker. Esa ropa le sienta bien —saludó Johnny, también vestido con un sencillo traje atlante sin mangas, estaba sentado junto a Mahoja mientras le ayudaba a coser los remiendos de una de las velas pequeñas; todos habían cambiado sus ropas por las tradicionales Atlantes. Al omega le pareció asombroso el cambio, regresando el saludo y ayudando luego a Lavi y unos hombres a jalar una cuerda para tensar un asta. Mientras se escuchaba la bulla de las campanas de los barcos pesqueros a su alrededor.


—No está tan mal —Lavi señaló el daño en la madera haciendo que Allen le viera curioso un par de garras marcadas en la parte principal del mástil—. Un leviatán adulto hubiera destrozado el barco sólo con su cola —dijo sin preocupación, bajo la mirada atónita del omega.


—¡¿Osea q-que esa cosa era una cría?! —el albino articuló aterrado de sólo pensar que ese monstruo era enorme, no queriendo imaginar cómo sería el tamaño de un adulto.


Lavi se asomó a la orilla, viendo la costa con una sonrisa impaciente—. Ciertamente, los adultos son, junto al Cracken, las criaturas más poderosas de Aquabóreas. Fue un milagro de Gea que en el momento más crítico apareciera un Avi... —se calló al recibir un inesperado golpe—. Oye, viejo Panda, ahora no hice nada malo. ¿Por qué me pegas? —el ojiverde se quejó. Bookman apareció de la nada con un papiro enrollado en sus manos.


El viejo alfa estaba tan sereno como siempre, arreglando las arrugas del papel—. Esos seres son sólo leyendas de los viajeros que afirman que salieron de Hollow Earth... al igual que los dinosaurios, no existen. Lo que atacó a ese leviatán fue otra bestia marina o un leviatán más joven.


—¿Avi? —Allen preguntó de inmediato, con curiosidad de saber por qué Bookman golpeó a Lavi.


—Ignora a mi nieto, príncipe Walker. Cuando abre la boca sólo es para decir tonterías —añadió con tono fingido de molestia, Lavi sacaba su lengua en reproche.


—¡Tierra a estribor.... Tierra a estribor! —gritaron desde la copa de la fragata, interrumpiendo la charla del grupo. De inmediato una cuerda se balanceó alto hasta llegar al área del timón, siendo la capitana. Anita sonrió satisfecha de haber cumplido con la misión encomendada por el general y luego hizo señas con su brazo para llamar la atención de todos—. Estamos a unos minutos de tocar la costa, preparen las rampas, nos quedaremos una semana en el muelle para las reparaciones y reabastecimiento —su tripulación asintió en respuesta, comenzando todos a moverse de un lado a otro.


—¿Nos esperan allá? O serán ustedes quienes nos lleven hasta el palacio del rey —preguntó Allen, siendo interrumpido por Link.


—No, seremos escoltados por algunos soldados enviados por el rey, guerreros sagrados de la Rama Sur y un miembro del clan de Loto, la familia real atlante —añadió, leyendo el itinerario restante tan pronto llegaran a tierra—. Los grifos en Atlántida no son muy comunes, ellos suelen usar hipocampos. Pero no te preocupes, que tienen medios especiales para nosotros, ya que no podemos aguantar la reparación bajo el agua como ellos.


—Además, el acceso a Pargas es únicamente a través de un túnel submarino —dijo Bookman en respuesta, a lo que Allen asintió recordando las clases sobre la cultura y características de los atlantes cuando era un cachorro.


—¿Qué harán con los grifos? —esta vez fue Johnny el que preguntó temeroso de incluirse en esa conversación.


—Se quedarán en el barco mientras el transporte especial viene. En dos días los grifos estarán en el palacio. Además, otros barcos arribarán en una semana para la ceremonia de compromiso, todo el consejo real y los generales de nuestro reino se harán presentes, pero el príncipe Walker debía venir antes para comenzar el cortejo —Link terminó de explicar, dejando claras la mayoría de dudas. Ellos también debían prepararse para el arribo, así que sin tiempo que perder, terminaron de empacar el equipaje que podían llevar a la mano y el resto lo dejaron junto a los grifos.


Una vez llegados al muelle del puerto, impresionantes estructuras acuáticas les dieron la bienvenida. Allen observaba maravillado la extraña mezcla de plantas y árboles mangláricos sin ninguna raíz en el suelo, casas que más parecían esferas de piedra, rieles magnéticos o jalados por extraños peces equino transportando personas en burbujas de un lugar a otro, y todo un enramado de luces y estructuras bajo el agua cristalina le daban al puerto de Ginnabrio una sensación de calidez increíble.


La fragata se movió con algo de turbulencia al ser arrastrada por una corriente que la guiaba sin necesidad de aire en las velas. En la parte alta del timonel, la capitana terminaba de maniobrar la nave, mientras desde uno de los muelles, los hombres atlantes lanzaban cuerdas para el anclaje y aseguraban las rampas para el descenso.


—El palacio no está muy lejos de aquí... y por lo que veo, creo que todos en la ciudad ya están al tanto de tu llegada, Allen —Lavi apoyó su mano en el hombro del ojigris, que no dejaba de ver atónito a su alrededor las decoraciones festivas. La ciudad era inmensa, y sus ojos sólo podían contemplar una parte, el castillo que brillaba a la distancia, siendo ese el palacio y su nuevo hogar.


—La ciudad es muy hermosa... Atlas es demasiado grande para ser contemplada desde aquí —respondió anonadado y abrumado por la mezcla de aromas y el aire salado—. Cuargeo no es ni la mitad de grande que la capital de este reino.


—Y eso que no has visto lo que hay bajo el agua —añadió el alfa pelirrojo con gracia, ansioso de dar un salto y sentir en su piel el agua salada de mar. Todos bajaron del barco luego de despedirse efusivamente de Anita y su tripulación, pues no sería la última vez que los verían. Anita, con invitación de Allen, aceptó ir a la ceremonia de compromiso.


Llegaron hasta una plaza con enormes fuentes que lanzaban chorros de agua de almenos cinco metros. Los ciudadanos los miraban curiosos, aunque otro cierto grupo los miraba con recelo, en especial a Allen que caminaba de prisa ignorándolos.


—No se alejen, ahí viene nuestra escolta —menciona Bookman, levantando su mano para detenerlos justo frente al canal acuático que los llevaría a la zona residencial de los nobles y el palacio. Todos vieron cómo dos extraños carruajes dorados emergían del agua, jalados por hipocampos.


—Increíble —admitió Allen, con algo de temor por las bestias marinas que relinchaban y los salpicaban de agua.


La puerta del carro se abrió y de inmediato reconocieron los trajes con el emblema real y a los Guerreros Sagrados que acompañaban al integrante del clan de Loto; un hombre alto y fornido con una amplia sonrisa amable en su rostro, con un extraño par de cascos en sus orejas y un elegante traje atlante de mangas sueltas.


—Bienvenido al reino de Atlántida, príncipe Walker, señor Bookman y joven sucesor Lavi —saludó el hombre, Allen y los demás respondieron con una reverencia—. Por favor suban rápido, que mi tío, el rey Tiedoll los espera en Pargas. Mi nombre es Noise Marie, tercer rango dentro del clan de Loto y Guerrero Sagrado.


Mientras Lavi, Bookman y Allen ingresaban al interior del carruaje principal, Link, Johnny y los solados lemurianos que los acompañaban subían a un carruaje secundario, un tanto más pequeño para la escolta, ya que en Atlántida las clases estaban más divididas, siendo alfas y sus familias los que ocupan las zonas más exclusivas de la ciudad o los cargos nobles.


Se sumergieron, dejando ver bajo la superficie una inmensa maravilla acuática; cientos de peces nadando, estructuras complejas y calles submarinas, varias personas nadaban con una agilidad inhumana, los hipocampos maniobraban con jinetes o jalaban hermosos carruajes y extraños elevadores en forma de burbuja subían para llevar a las personas a la superficie.


Cada vez más profundo dentro del canal de acceso, el encuentro de Allen con el rey y los príncipes era casi inminente. Marie les hacía mención de los preparativos y datos sobre los nobles y la ciudad interna mientras Bookman y Lavi se ponía al tanto de los movimientos de su clan en el reino. Conversación que Allen ignoraba por completo, prestando más atención a la magnífica ciudad escondida bajo el agua que se proyectaba tras el cristal protector.



Fue una semana de preparativos ridículos que para Kanda no tenían sentido alguno más allá de una burda excusa para armar una gran fiesta en el palacio. Sintiéndose cada vez más frustrado y asqueado de ser acosado por los sirvientes que le rogaban para que se vistiera y su padre chillando infantilmente al encerrarse en su habitación.


Alma había llegado a tiempo para la fiesta del palacio y a pesar de que Kanda intentó negarse absolutamente a una sola interacción y a participar de los arreglos de la celebración, el beta se las había ingeniado para de alguna forma, lograr que se vistiera; Kanda tenía puesto un hermoso traje de mangas separadas color azul profundo con acabados blancos que le daban un aire bastante atractivo e imponente. Se encontraban en la habitación de Alma, listos para bajar hasta el salón del trono.


—¡Listo! El azul te queda muy bien, el sastre hizo un muy buen trabajo —Alma añadió contento. Él también vestía un traje de gala de color púrpura oscuro con detalles rojos en el cinto y azules en la parte baja de su pantalón y mangas.


¿Por qué, maldita sea, me tuve que dejar convencer? —pensaba, gruñendo bajo cuando su hermano arreglaba su cabello en una pequeña cola recogida, dejando gran parte del resto de su cabello lacio caer en cascada por su espalda. "No te quitara nada de tu valioso tiempo, solo es parte del protocolo" fue de la excusa que Alma usó al final, acompañado de otras más que a esas alturas había olvidado.


—¿Nervioso? Hoy es un día especial —el beta preguntó lúdico, crujiendo los dedos de sus manos mientras salían de su habitación—. Supe por Marie que también viene el líder del clan Bookman. Él fue en busca de ellos, deberían estar aquí en un par de minutos.


—No me interesa —bufó en respuesta— sólo quiero terminar con este circo rápidamente y luego regresar a mi habitación.


—Pero Yuu... el príncipe Allen ha atravesado el mar entero para poder conocerte, sería de mala educación que lo dejes plantado, ya que ahora es tu prometido.


—Te equivocas... ese mocoso llorón no es mi prometido. Nunca aceptaré eso.


Alma se paró frente a Kanda, deteniendo su avance bajo su mirada molesta—. Se acabó. Eres un tonto desconsiderado. Piensas que todo esto es un juego y sólo te enfocas en ti mismo cuando alguien ha llegado hasta el punto de perder su libertad de escoger a su pareja con tal de salvar a su reino. Eso es ser egoísta. Traté de ayudarte y comprenderte todos estos años, pero no haces más que esconder tu corazón tras un muro de piedra. —regañó cruzado de brazos. La vista de Kanda se había ensombrecido, fijándose en la marca del tatuaje que apenas sobresalía de las ropas en el hombro de su hermano.


—No me hables de egoísmo cuando tú no entiendes nada. ¡Yo ya tengo a mi pareja! —gritó en respuesta, haciendo que la mueca de Alma fuera de sorpresa y luego de enojo.


— Esto ha llegado demasiado lejos... ¿Quieres que te lo recuerde? —Alma preguntó seco, herido por las palabras del ojiazul. Lo que menos quería era traer a cuento algo del pasado, un tema demasiado delicado para todos, sobretodo para Kanda.


—Yo mismo te lo recuerdo... ella está muerta ahora, por culpa del clan —respondió tajante, comenzando a caminar y golpeando el hombro de Alma a su paso.


Caminaron en silencio por el corredor hasta llegar a la zona principal; las puertas de cristal fueron abiertas por los guardias, dejando ver un salón repleto de personas invitadas a la celebración: música suave y cientos de luces reflejándose por las ondas del agua en los canales cercanos a los tronos y la decoración de cristales o piedras preciosas daban el toque final de elegancia.


Los aplausos no se hicieron esperar cuando hicieron acto de presencia. La mirada de Kanda se endureció al estar frente al rey, que hacía halagos de cómo estaba vestido—. ¡Yuu, Alma... han llegado justo a tiempo! —Tiedoll abrazó a Alma y trató de darle un abrazo al ojiazul, que logró esquivar en el momento—. Pensé que no podrías convencerlo, ayer envié a Lenalee para que hablara con él pero no fue efectivo—, le susurró a Alma cuando se alejó lo suficiente, pero este negó con desanimo las palabras de su padre.


—No pude convencerlo del todo... —respondió cabizbajo y un tanto dolido por la discusión previa. Luego de saludar a Lenalee y a Komui en el área de comida. Después se sentó en su silla al igual que Kanda y observó a las personas bebiendo y los nobles conversando amenos, transcurrieron un par de minutos de saludos que se sentían falsos y miradas curiosas por doquier.


Kanda estaba plantado en su silla manteniendo su postura estoica, sin demostrar que estaba atento a las palabras del recibidor al anunciar la llegada del príncipe—. Si esto no se termina pronto yo me largo en este instante de aquí —pensaba ya a punto de ponerse en pie cuando las grandes puertas nuevamente se abrieron, la música cesó y se escucharon los murmuras de todos en la sala, con la vista fija en un solo lugar.


Lo que las puertas dejaron ver a su apertura no tuvo nombre o descripción a su parecer.



El carruaje finalmente emergió mientras los portones les dieron paso al interior del palacio. Cuando se bajaron, se quedaron admirando la belleza de la edificación y los carísimos detalles de piedras preciosas y esculturas rodeadas del más claro cristal. El palacio de Pargas se veía frágil, pero al mismo tiempo imponente para cualquier extranjero.


—No nos podemos quedar contemplando el exterior, debemos ingresar al salón principal en donde los esperan todos con ansias. Luego tendrá tiempo de recorrer todo el palacio, principe —añadió Marie, extendiendo su brazo para indicarles el camino.


—Aquí vamos —añadió impaciente Lavi, mirando a Allen, este parecía contener sus nervios, pero la mueca en su rostro lo delataba—. No será nada nuevo, te lo aseguro —trató de calmarle.


—Sí, sólo los mismos nobles y aristócratas analizándome y juzgándome de pies a cabeza... vaya que no me pierdo de nada —contestó irónico, mientras se adentraban al palacio y observaban la gran puerta al salón abrirse con lentitud pesarosa.


Los ojos grises de Allen vieron por primera vez en mucho tiempo al avejentado rey de Atlántida, sentado en un espléndido trono de jade. Pero lo que más llamó su atención fue el que le acompañaba en lo más alto del salón; el príncipe Kanda lo miraba atento.


Los ojos de Kanda vieron a un joven albino, no muy alto y de aspecto debilucho a su parecer; vestía la ropa tradicional de Atlántida, pero a diferencia suya, el atuendo del príncipe de Lemuria era de color invertido al de su propio ropaje; blanco con detalles azules.


Allen tragó con dificultad y luego caminó por el largo pasillo con porte elegante y mirada decidida. Su temor no tardó en hacerse real cuando todos los presentes no dejaban de escanearlo de pies a cabeza al tiempo que los murmullos iban aumentando de tono con respecto al silencio sepulcral, Lenalee miraba por primera vez al príncipe de las tierras lejanas desde el fondo del tumulto de personas y Alma buscaba recordar la actitud del joven cuando visitaron su reino la última vez para el funeral de los reyes.


Finalmente, después de atravesar la sala llena de personas, el príncipe extranjero y sus acompañantes se presentaron frente al rey, terminando así una gran travesía por dos continentes.


Cerró los ojos por un instante, mentalizando sus palabras y analizando cualquier posible malentendido o escenario—Mi nombre es Allen Walker, primogénito del rey Mana Walker y príncipe heredero del reino de Lemuria —exclamó sin titubear, tratando de que su voz no se quebrara por los nervios que lo invadían. Se sentía pequeño a comparación de Kanda, quien se puso de pie junto a Tiedoll y Alma—. Es un honor estar finalmente en el palacio de Pargas.


—¡El honor y el placer es todo mío, príncipe Allen! Tu presencia aquí es bienvenida —dijo Tiedoll, expresando una sonrisa de alegría verdadera—. Ah, qué recuerdos me trae el volverte a ver. Te pareces mucho a tus padres, y además tienes los ojos de tu madre. Es una pena que no puedan ver la hermosa joya que eres ahora, mi niño—. Añadió nostálgico, aminorando el ambiente tenso al colocar una mano en su hombro. De pronto todos retomaron el ambiente de festejo y la música comenzó a sonar.


—Sé que ellos estarían orgullosos, su majestad... —respondió un poco menos nervioso—, pero hoy he venido a concretar el acuerdo que unirá a nuestros reinos para reforzar nuestros lazos—. Recordó al mayor, que asintió seguro.


—Claro, pero en primer lugar —guiñó su ojo, mientras levantaba un dedo—. Nada de "su majestad"... a partir de ahora somos familia. Así que puedes llamarme papá o sólo Tiedoll si quieres—. Se puso a reír al ver el sonrojo apenado del omega.


—C-creo que eso es aún demasiado precipitado, ¿no cree?


—Para nada, lo que me recuerda que hay quienes aún no se han presentado —miró de reojo, refiriéndose a los que estaban atrás de Allen.


—Un viejo amigo no necesita presentarse. Tenía mucho tiempo sin verte, Froi —Exclamó Bookman acomodando las mangas de su traje—. Pero no sé si aún recuerdes a mi nieto—. Dijo, empujando un poco a Lavi para que diera un paso al frente.


—Hola, su majestad. Soy Lavi Bookman, el futuro sucesor del mi clan —se presentó.


—Oh, pero qué tenemos aquí —saludó el rey, recibiendo una reverencia por parte del pelirrojo—. Tú eras el que jugaba todo el tiempo con mi pequeño Alma. Mírate, eres todo un alfa ahora—. Exclamó, llamando la atención del peliazul.


—¿Lavi? —Alma cuestiona sin poder creer lo que veía, analizando con detalle al alfa y el parche en su ojo, siendo algo que no recordaba de él cuando eran cachorros. Lavi, igual de sorprendido, se acercó hasta estar frente a él.


Su expresión era de sorpresa y alegría— ¡¿Eres tú?! —confirmó que no era una ilusión, el rostro de Alma se veía diferente, con una pequeña cicatriz en la nariz y el cabello un poco más corto.


Alma dio un salto y se lanzó para abrazar a Lavi, casi tirándolo al suelo bajo la inesperada sorpresa de todos—. ¡No puedo creerlo! Después de tanto tiempo, pensé que te habías olvidado de nosotros —dijo casi al borde del llanto, sintiendo que su corazón saltaba de alegría. Nunca pensó que Bookman trajera a Lavi y que regresara a Atlántida después de muchísimos años.


—Yo jamás haría eso —Lavi correspondió el abrazo, cerrando sus ojos al sentir en sus brazos a su amigo de infancia— Soy un Bookman después de todo, y nunca podría olvidar mi tierra natal—. Confesó, haciendo que ambos comenzaran a reír amenos hasta escuchar el alboroto que ciertas personas estaban causando a unos pocos metros.


Era, como no, el gruñido de molestia de cierto alfa peliazul y la nerviosa voz de Allen.


Fue cuando apenas ingresaban al salón que a causa del característico aroma del omega, Kanda de inmediato dio un respingo. No paraba de pensar que ese joven debilucho e inocente era su "prometido". Pero desafortunadamente, el porte de Allen y su voz no le impresionaron en lo absoluto. En su mente no era más que sólo una jodida broma, sobretodo el inusual brazo rojo que tenía, o la enorme cicatriz en el rostro del albino.


Lavi de inmediato sintió el desagrado y rechazo del azabache en su postura altanera y reacia para con su amigo, pero Kanda aún se mantenía estoico.


Este tenía la mirada afilada hacía su padre por el descaro de organizar todo ese alboroto sólo por el príncipe de Lemuria. No lo quería ni si quiera ver, le provocaba náuseas en demasía su olor, además de las ganas de golpear su fino rostro por su mera existencia, esa que reusaba a mezclar con la suya propia a futuro.


Allen se sintió intimidado con las fuertes feromonas que Kanda liberaba y su rostro fúrico. Eran de clara advertencia, pero no se dejaría someter tan fácil, así que dio un par de pasos y levantó su rostro para encararlo.


Sus ojos de inmediato se conectaron, era la primera vez que ambos podían notar cada detalle del rostro ajeno. Pero lo más extraño ocurrió al momento en el que, tanto alfa como omega sintieron su cuerpo estremecer por una extraña sensación.


De pronto Allen se dio cuenta de aquello de lo que hablaba Anita días atrás... "míralo a los ojos y pregúntate que verás más allá de ellos"


Y sí, pudo notar una chispa de intenso color azul en lo profundo de los ojos contrarios; una hipnótica belleza y un universo estrellado, lleno de nuevas sensaciones totalmente desconocidas para él.


De igual forma, Kanda se sintió asombrado al notar el brillo lila en los ojos de aquél príncipe y también una extraña sensación de mareo que atribuyó al cansancio de días de desvelo y estrés.


Pero el momento mágico duró menos de lo que Allen hubiera deseado, pues seguían sin presentarse como era debido—. H-hola... —no pudo evitar sentirse nervioso, sin saber siquiera cómo tratar con el azabache—. Es un gusto conocerte, príncipe Yuu.


—No menciones mi nombre con tus sucios labios, maldito Moyashi —al reaccionar, el alfa espetó en respuesta. Nuevamente el ambiente tenso se hacía presente. Tiedoll trató de intervenir pero su acción fue detenida por Bookman.


—Es un asunto en el que no te puedes meter, deja que lo resuelvan. Pronto deberán acostumbrarse —dijo sabiamente el Bookman mayor.


—¿Moyashi?... mi nombre es Allen —musitó un tanto consternado por la actitud de Kanda. De pronto sintió molestia al pensar que tendría que soportar a otro alfa orgulloso y altanero, destruyendo toda ilusión que tenía en mente al venir hasta el palacio.


—Me importa una maldita mierda cómo te llames o lo que hayas hecho para llegar aquí. Yo no te reconozco en absoluto, y no mereces estar en mi presencia —contestó con voz fría.


—¡Yuu! —Alma le reclamó con el ceño fruncido, pero el mencionado no le prestó atención.


La paciencia que Kanda había tenido estaba llegando a su límite. Consciente de que cientos de miradas estaban puestas en ellos, decidió sabiamente retirarse antes de decir algo que sólo haría empeorar más las cosas o siquiera escuchar una vez más al omega.


Se dio la vuelta dispuesto a salir del salón, pero la manga de su traje fue sujetada para detenerlo.


—¿Quién te crees con esa actitud tan altanera? Nunca me habría sometido a este acuerdo de no necesitar la ayuda de ustedes para luchar contra el Conde— Allen finalmente confesó, esta vez molesto por la gran descortesía. No tenía tantas expectativas de los nobles de este reino, pero el príncipe Atlante sin duda se llevó el trofeo a idiota del año.


Aquello fue cómo recibir un impulso directo a su nula paciencia pues el agarre en sus ropas era fuerte. Lentamente giró su cabeza encontrándose con dos orbes plateados que le miraban decidido. De un tirón de su brazo se deshizo del agarre, encarando al contrario con aires realmente amenazantes.


—La pregunta aquí es: ¿quién te crees tú? —el ojiazul murmuró con voz gutural, manteniendo contacto visual sin parpadear siquiera—. No creas ni por error que tenemos algo de qué hablar—, dio un paso que hizo eco en todo el salón, haciendo retroceder a Allen.


—T-tu... —Allen trató de contestarle, pero fue un grave error.


¡Cállate! —vociferó, haciendo uso de su voz de alfa. Cosa que encendió los ánimos, porque estaba prohibido usarlo como bien se sabía para suprimir o doblegar a otros. Pero esto a Kanda poco le importó, ya que estaba totalmente enfurecido. Allen por primera vez se sintió sometido a la voz de un alfa tan fuerte; no pudo más que bajar la cabeza, morder sus labios y apretar sus manos en puño para dejar de temblar ante el efecto del mando. Los demás en el salón callaron por completo, de igual forma sometidos a la orden del príncipe—. No quiero escucharte, no quiero verte, ¡y no te quiero cerca de mí! No me voy a casar contigo, entiéndelo muy bien—. Estuvo a punto de arremeter contra el omega, pero no pudo.


Alma se había movido ágilmente, deteniendo las intenciones de su hermano con la mano portadora de su inocencia, logrando sujetar el brazo de Kanda a nada de golpear a Allen. El alfa se había dejado llevar por la presión y su odio... eso no le extrañaba, entendía perfectamente, más no lo justificaba.


—¡Contrólate! —le demandó, haciendo presión en su agarre, aunque Kanda fuese un alfa jamás titubearía para controlarlo.


—No habrá un compromiso... esto es algo que me rehúso a hacer. Me importa poco que se haya acordado desde antes de nuestro nacimiento. ¡No me importa! —respondió, bajando su brazo para que Alma lo soltara—. Si quieres ayuda para tu reino la tendrás, sin necesidad de este estúpido circo— musitó con desdén, observando a su padre para después a Alma y finalmente a Allen—. No te quiero cerca de mí—, sentenció tras una última mirada que Allen no supo mantener, aún con el efecto de su voz por todo lo alto antes de salir dando zancadas fuera del salón.


Allen no pudo más y cedió ante su peso, cayendo de rodillas mientras hiperventilaba y calmaba el temblor de su cuerpo. Los que estaban cerca los ayudaron a ponerse en pie, pero el daño estaba hecho ya. Había una enorme brecha que debía ser superada, ya que el trato seguía vigente. Kanda no podía rechazar el compromiso, sólo el rey podía hacerlo.


El alfa lanzó las cosas que tenía a su alrededor, rompiéndolo todo. Se había encerrado en su habitación al no poder salir del palacio aun sin el permiso del rey, limitándose a caer sentado de espaldas a la puerta cuando no había nada más que destruir, con el ruido de su respiración agitada y el tormento de los recuerdos de su pasado.


¡¿Que podrían ellos entender?! ¡Sólo les importaban sus estúpidos tratos y leyes más viejas que los dioses en sí. No había forma de que aceptara siquiera compartir el aire con ese omega en una habitación. Kanda lo aborrecía por ser alguien que le pedía lo que alguna vez quiso para sí y alguien más.


No había forma de quererlo, ni siquiera como un amigo.


¿Morderlo? ¿Crear un vínculo?... ¡¿Procrear?!... ¡Al diablo con todo eso!



Traducción del título: <<Más allá de sus ojos>>


Capítulo con dedicatoria a: Moyariet moyashisa16, LotusCrownH LotusCrownH y Aerea_Sparda Aerea_Sparda


Hola hola, minna-san. Ha pasado mucho tiempo ¿no?

Se suponía que este capítulo sería un regalo de navidad... pero con mi poco tiempo libre al final terminó siendo un regalo de año nuevo o reyes ja.. ja.. je *llora*

*Parejas destinadas: Las parejas destinadas no necesariamente serán de un lazo alfa-omega, como es en el caso de Cross y Anita u otros que verán más adelante. En resumen, hay tres tipos de lazos:

- Lazo de mordida alfa-omega

-Lazo de compromiso/matrimonio

-Lazo de parejas destinadas.

En donde el primero responde a meros instintos del universo Omegaverse, el segundo es el ritual que une a dos personas de por vida aunque no sean destinados, y el tercero (y más lindo) es en donde el amor sobrepasa los límites y el tiempo se encarga de unirles, sin necesidad de que la pareja sea alfa-omega.

*Road: La descripción de casta de Road es un poco diferente y es un miembro crucial de clan de los Noah en este fic. Ella cumplirá un papel fundamental a futuro... por ahora diré que, al igual que el manga/anime, ella aparenta a una adolescente de 80 o 95 años a pesar de tener más de 200 años ;)

*Imagen del símbolo real Atlante:

Casta y edad de los personajes presentados:

*Marie: (Alfa) 183 años / 29 años humanos

*Road: (Alfa) 218 años / 35 años humanos

Una vez más, perdón por desaparecer. Les traigo como compensación algo que sé que les gustará... *inserte redoble de tambores*

¡BOOKTRAILER DE LEMURIA! cortesía de Moyariet moyashisa16 y sus amigos. Les agradezco desde el fondo de mi kokoro este regalo tan lindo.

https://youtu.be/wxivm3txa3M


Tambien un nuevo ¡Fanart de Alma! con su traje atlante, de igual forma el crédito es para Moyariet moyashisa16 Muchísimas gracias.


Para ver más fanarts de esta increíble artista, les dejo los nombres de sus redes sociales:

FB: Yukariet

INSTA: yukariet

Estaré respondiendo sus lindos comentarios como es usual. Ahora se vienen las típicas preguntas:

¿Les gustó el capítulo?

¿Qué les pareció el encuentro de Kanda y Allen?

¿Cómo creen que Road y Tyki obtendrán la información que buscan sobre el Oráculo?

¿Qué secretos esconde el Clan de Loto?

¿Creen que V-chan algún día actualice más seguido? *V-chan le pregunta a la caracola mágica: "Probablemente..."*

Y con esto me despido de nuevo, no sin antes recordarles que el siguiente fic por actualizar es Pole Rabbit ;)

**(^ᴗ^)**

Los dejo con un Bye Bye Dango... y nos leemos (espero) en unos cuantos días ^^

レムーリャ By: Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。

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