✶ . ࣪ ׅ  chapter eight
MIDNIGHT

Eran las 2 de la mañana cuando el sonido de mi teléfono me sacudió del sueño. Con los ojos aún cerrados, deslicé el dedo por la pantalla para contestar, maldiciendo en voz baja.

— ¿Qué quieres, idiota? — susurré, tratando de mantener la voz baja para no despertar a mis padres.

Del otro lado de la línea, escuché la voz de Ravi, que parecía más entusiasta de lo que uno esperaría a esa hora.

— ¡Evelyn, qué bien que contestaste! Tengo algo importante que contarte, y no podía esperar hasta mañana.

Me senté en la cama, frotándome los ojos, tratando de despejarme.

— ¿Es urgente o solo una excusa para no dormir? — pregunté, con un toque de sarcasmo.

— Es una emergencia emocional, en serio. Los consejos de Mason no ayudan porque es un chico, y me da miedo despertar a Alex, ya sabes cómo es — dijo Ravi, con un tono que no dejaba lugar a dudas de que estaba completamente despierto — Mira, no puedo dormir porque tengo que confesarte algo. Y necesito tus sabios consejos.

— ¿Qué pasa ahora? — pregunté, un poco más despierta ahora, sintiendo que la conversación iba a volverse interesante.

— Bueno, es sobre Stacey — comenzó, y sentí un ligero cosquilleo en mi estómago. Me preparé para lo que venía — Creo que me gusta. Y necesito saber qué hacer al respecto. No sé cómo decírselo, ni siquiera sé si debería.

Mis ojos se abrieron de golpe, y por un momento, no supe qué decir.

— ¿Tú... qué? — logré decir finalmente, tratando de procesar la información.

— Sí, lo sé. Soy un desastre total. Y otra cosa, tengo que decirlo, Mason no ha dejado de hablar de ti últimamente. ¿Qué pasa? — preguntó, riendo con una nota traviesa en su voz.

— ¡Oye, para de cambiar de tema! — le contesté, sintiendo cómo me ponía nerviosa por la mención de Mason — Primero, hablemos de ti y Stacey. ¿Qué quieres hacer?

— Bueno, pensaba en hablarle mañana, pero no quiero parecer un completo idiota. ¿Tienes alguna sugerencia que me ayude a no arruinarlo todo? — preguntó, con un tono de sincera preocupación.

Suspiré, dándome cuenta de que Ravi estaba completamente fuera de su zona de confort. Tragué saliva antes de responder.

— Piensa en algo personal, que le enseñe que realmente te importa. No hagas una gran declaración, solo sé tú mismo — aconsejé, tratando de sonar más segura de lo que me sentía.

— ¿Algo personal? — repitió Ravi, pensativo — Como, ¿"Hola Stacey, me gustas y creo que deberíamos salir juntos"?

Me reí, a pesar de la situación.

— Algo así, pero con más suavidad. Piensa en algo que te permita expresar cómo te sientes sin que parezca una propuesta en una película romántica — dije, tratando de ayudarlo a visualizar el escenario.

— No veo el problema en eso, pero ¿sabes qué? Tienes razón. Pero necesito más que consejos. ¿Cómo lo harías tú si estuvieras en mi lugar? — insistió Ravi.

Me quedé en silencio un momento, pensando. La verdad es que nunca había estado en una situación exacta como la de Ravi, pero sí sabía lo importante que era ser sincero.

— Bueno, si fuera yo... intentaría encontrar un momento tranquilo para hablar, algo que no sea forzado. Tal vez en un lugar que os guste a ambos, como su jardín. Le diría que me doy cuenta de que lo que siento ha cambiado y que me gustaría ver si ella siente lo mismo — sugerí, tratando de darle un consejo práctico.

— Vale, eso suena bien — dijo Ravi, con un tono de alivio en su voz — Lo haré. Gracias, Evelyn. Y, en serio, ¿qué pasa con Mason? ¿De qué habláis tanto?

No pude evitar sentir un pequeño rubor en las mejillas por la mención de Mason. Estaba claro que Ravi estaba tratando de cambiar de tema para hacerme hablar sobre algo que él ya sabía que me incomodaba.

— Mason y yo no estamos hablando de nada en particular. Simplemente él está, ya sabes, siendo Mason — respondí, tratando de sonar casual.

— ¿Ah sí? — insistió Ravi, con un tono juguetón — Porque últimamente parece que solo habla de ti. Algo me dice que hay algo más que una simple amistad ahí.

Mi corazón dio un vuelco. Sentí cómo la incomodidad y la intriga se mezclaban, y traté de mantener mi voz firme.

— Mason es solo un amigo, Ravi. No hay nada de qué preocuparse — dije, aunque no estaba del todo convencida de lo que acababa de decir.

— Si tú lo dices — dijo Ravi, sin dejar de sonar intrigado — Pero si alguna vez necesitas hablar sobre eso, ya sabes dónde estoy.

— Gracias, Ravi — le dije, con un toque de sinceridad en mi voz — Ahora, por favor, ve a dormir antes de que termines de hablarme hasta el amanecer.

— Está bien, está bien. Gracias por los consejos y por escucharme a esta hora — dijo Ravi, sonando un poco más relajado — Te cuento cómo me va mañana.

— Espero escuchar buenas noticias — respondí, mientras escuchaba el sonido de Ravi despidiéndose.

Colgué el teléfono y me recosté en la almohada, intentando calmar mi mente agitada. La conversación con Ravi me había dejado con más preguntas que respuestas, especialmente sobre lo que realmente sentía por Mason.

Me giré varias veces en la cama, mirando al techo, tratando de ordenar mis pensamientos. La situación con Mason me confundía. No podía negar que había algo especial en cómo me sentía cuando estaba cerca de él, pero también me preguntaba si lo que sentía era simplemente la consecuencia de la cercanía y la complicidad que compartíamos.

Recordé cómo Mason había estado a mi lado en los últimos días, cómo nuestras conversaciones se habían vuelto cada vez más personales y significativas. Cada broma, cada momento compartido, había comenzado a tener un peso diferente. Me preguntaba si él también estaba sintiendo lo mismo o si todo era una proyección de mis propias inseguridades.

Respiré hondo, tratando de relajarme, pero mi mente seguía corriendo en círculos. ¿Debería hablar con Mason sobre lo que sentía, o sería mejor esperar y ver cómo evolucionaban las cosas? Y, lo más importante, ¿cómo manejaría mis propios sentimientos sin complicar demasiado la situación?

Finalmente, me di cuenta de que, a pesar de todo el caos mental, lo más importante era ser honesta conmigo misma. Tenía que encontrar una forma de entender mis propios sentimientos antes de tomar decisiones sobre cómo actuar con Mason, o cualquier otra cosa.

Con un suspiro profundo, me arropé e intenté de vaciar mi mente, esperando que el sueño viniera pronto. Necesitaba tiempo para procesar todo y, con suerte, la claridad vendría con el nuevo día.

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