✶ . ࣪ ׅ chapter seven
FAMILY

Al día siguiente, salí del instituto y mientras caminaba hacia la puerta principal, vi a Mason apoyado contra una de las columnas de la entrada, como si me estuviera esperando. No pude evitar sonreír para mis adentros, parecía que esto ya estaba convirtiéndose en una costumbre.

— ¿Esperándome otra vez? — le pregunté en cuanto estuve lo suficientemente cerca para que me oyera.

Mason levantó la vista de su teléfono y me dedicó una sonrisa perezosa, como si no hubiera estado allí de pie, esperando, durante al menos cinco minutos.

— Claro, no quiero perder la oportunidad de otra caminata épica contigo — respondió, con ese tono que siempre dudaba entre la broma y algo más que nunca terminaba de decir.

Rodé los ojos, pero me detuve a su lado, sin tener prisa por irme.

— Vaya, estás convirtiéndote en mi guardaespaldas personal, ¿eh? — bromeé, cruzándome de brazos mientras lo miraba con una ceja levantada.

— Bueno, alguien tiene que hacerlo. Nunca se sabe con todas esas fans tuyas por ahí — dijo, señalando con la cabeza a un grupo de chicas que pasaban cerca, susurrando y mirando en nuestra dirección.

Me reí, sacudiendo la cabeza.

— Sí, seguro. Y tú serías el primero en salir corriendo si alguna me atacara, ¿verdad?

Mason fingió indignación, llevándose una mano al pecho.

— Oye, me estás subestimando. Tengo reflejos rápidos y soy bastante bueno esquivando... problemas — respondió, dándole un toque juguetón a la última palabra.

Lo miré durante un segundo, sintiendo cómo esa familiar comodidad entre nosotros volvía a surgir. Había algo en estar cerca de Mason que hacía que todo lo demás pareciera menos complicado.

— Está bien, héroe. ¿Cuál es tu excusa hoy para estar aquí? — pregunté, dándole un pequeño empujón en el hombro.

Él sonrió, como si estuviera esperando esa pregunta.

— No necesito excusas para querer pasar tiempo contigo, Eve — respondió, su tono ligeramente más serio, aunque la sonrisa nunca desapareció de sus labios.

Sentí un pequeño salto en mi pecho, esa respuesta me había tomado por sorpresa. No supe qué decir durante un momento, así que simplemente me encogí de hombros, tratando de no mostrar lo que sus palabras habían provocado en mí.

— Siempre tienes una respuesta, ¿eh? — dije finalmente, con una sonrisa.

— Siempre, especialmente cuando se trata de ti — replicó, y esta vez, el tono era más suave, casi íntimo.

El ambiente entre nosotros cambió ligeramente, y de repente, el bullicio de los otros estudiantes saliendo del instituto se desvaneció. Era como si, en ese momento, solo existiéramos nosotros dos.

— Hola chicos, ¿habéis visto a Stacey hoy? — saludó Ravi, llegando junto con Alex a nuestro lado, haciendo que saliéramos de nuestro trance, yo tosí un poco y Mason se llevó las manos a los bolsillos.

— Yo no la he visto — respondí, frunciendo el ceño, con todo lo que había pasado entre Mason y yo la noche anterior no había podido pensar en otra cosa.

Decidimos ir a casa de Stacey, solo para asegurarnos de que estaba bien. No era propio de ella faltar un día a clases, y sabíamos con certeza que no estaba enferma, porque la noche anterior estaba cantando en la pizzería con normalidad.

Llamamos a la puerta y su abuela nos abrió con una expresión triste, y nos indicó que la pelirroja estaba en el patio. También nos contó que la gata de la chica había fallecido, y que era lo último que le quedaba de su madre, quien también había fallecido años atrás.

Al salir la vimos sentada de espaldas en el césped, por el movimiento de su espalda se podía notar que estaba llorando. Ravi se adelantó y llegó a su lado.

— ¿Estás bien? — le preguntó, y Stacey se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.

— Has venido... — susurró.

— Hemos venido todos — aclaró Ravi, y la pelirroja se giró para vernos entrar.

La saludamos y nos sentamos alrededor de ella

— Oye, siento mucho lo de Nancy — expresó Ravi, mirando a la chica con pena.

— Yo también — murmuró ella, mirando al suelo.

— Eh, aquí se está muy bien — comentó Mason, cambiando de tema.

— Sí, a veces me gusta mirar arriba y descubrir formas en las nubes — admitió Stacey, aún con la voz temblorosa pero un poco mejor que antes.

Mason se tumbó en el césped y miró al cielo — Yo veo... una anciana gigante con falda y un paraguas.

Todos copiamos su acción y nos tumbamos en el césped, observando las formas de las nubes.

— Mirad, allí hay un jarrón con flores — señaló Stacey.

— Yo veo una mano — puntualicé.

— No, de eso nada. Es un alien llevando un cochecito de bebé — me corrigió Ravi, haciendo que rodara los ojos con una sonrisa.

— Yo solo veo manchas... — admitió Alex — A veces creo que soy estupida para estar en mi familia. Siento que yo los decepciono. No me extraña que mi madre pase de mí.

— Ojalá mi padre pasara de mí — reí — Jamás estaré a la altura de su idea de una "hija perfecta".

— Prueba a tener un hermano mayor perfecto — añadió Mason.

— Yo prefiero un hermano perfecto a la ridícula novia de mi padre — murmuró Ravi.

— Mi padre está en la cárcel — sollozó Stacey de repente, haciendo que todos nos sentáramos — Es que... me da mucha vergüenza hablar con él o sobre él. Bueno, me escribe, pero yo no le respondo porque no sé qué decir. Tomó malas decisiones desde que mi madre murió y... aún lo quiero pero... es un extraño o algo así.

Me acerqué a su lado y le pasé un brazo por el hombro, atrayéndola hacia mí y dejando que reposara su cabeza sobre mi hombro.

— Por eso me alegro de teneros a vosotros, de nuestra amistad — finalizó la pelirroja, con una pequeña sonrisa.

— Está bien — le susurré.

Alex agarró la guitarra que Stacey tenía tirada en el jardín y tocó las primeras notas de "More than a band". Los cuatro sonreímos, era la ocasión perfecta para cantar esa canción. Hablaba de nuestra amistad, de cómo todo había empezado siendo una banda pero que ahora era mucho más que eso.

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