✶ . ࣪ ׅ chapter two
RISING STAR

— Aquí las normas son muy sencillas, ni comer, ni beber, ni dormir, ni hablar, ni molestar, ni mandar mensajes. Si rompéis las normas, añado otro día de castigo, ¿está claro? Genial — explicó la profesora Reznick.

Éramos cinco castigados:

Alex Rodríguez, guitarra solista. Ravi Sharma, teclado. Stacey James, líder y cantante. Mason Thames, dios de la batería. Y yo, Evelyn White, bajo.

Fuimos este grupo de cinco desgraciados quienes empezamos todo esto.

— Vale, he decidido que en vez de dejaros de brazos cruzados la próxima hora, vais a hacer algo útil — habló la mujer mientras nos repartía un trapo a cada uno — ¡Vais a limpiar cada rincón, vamos a transformar este lugar en un aula de música! En fin, hay que aprovechar el tiempo, nos han exiliado en el sótano. ¡Si se hubieran gastado una mínima parte de lo que costó el nuevo gimnasio en mantener el programa de música...!

Se escuchó el ruido de un inodoro en el piso de arriba, el techo del aula estaba lleno de goteras, todo estaba lleno de polvo, la verdad es que sí que necesitaba un buen repaso.

— Voy a decirle cuatro cosas a Brenigan, y mientras lo hago quiero que empecéis a limpiar todo esto, o lo que sea — indicó la señorita Reznick, saliendo por la puerta y dejándonos a los cinco solos.

— No puede hacernos limpiar — se quejó Alex sentándose encima del escritorio de la profesora, mientras que Stacey se levantaba y empezaba a limpiar — Ese castigo está ya muy pasado.

— Bienvenida al instituto — se burló Mason, yo me levanté para ayudar a Stacey, seguida de Ravi.

— Esta aula da asco — masculló Alex, escuchando como caían las goteras del techo al cubo de agua en el suelo.

— ¿Podéis hacer lo que ha dicho Reznick y estar callados? — dirigí mientras levantaba una de las cajas del suelo — No pienso recibir otro castigo por vosotros.

Alex se levantó del escritorio y se unió a nosotros. Me llamó la atención su camiseta, ponía "Cuestiona la autoridad", supongo que por eso estaba aquí.

Mientras recogíamos, Mason taborrileaba con los dedos en su pupitre, haciendo que sonara especialmente bien con el sonido de las gotas de agua que caían del techo. Se le unío el sonido de unas llaves que Aryan movía de una mano a otra, y luego el de el spray que yo usaba para limpiar un violonchelo.

Cuando menos lo esperamos, yo acabé tocando el bajo, Ravi el teclado, Alex la guitarra, y Mason la batería, mientras que Stacey cantaba una canción que ella misma había escrito. No era la mejor, pero era bastante buena, "Turn up the music", la primera canción de Lemonade Mouth, y aún no teníamos ni idea.

Nos interrumpió la llegada de la profesora Reznick, haciendo que paráramos. Me senté de inmediato en el pupitre mientras todos nos disculpábamos, pero ella nos mandaba a callar.

— Esperad, debo pensar... — se giró y señaló a Stacey — Tú.

— Sí, ya voy a sentarme... — contestó la pelirroja nerviosa, y tomó asiento en el pupitre a mi derecha.

— Stacey, ¡Stacey! ¡Tú, tienes una voz increíble! — se emocionó, con una risa de felicidad y agitando las manos, Stacey me dio una mirada de reojo, confundida, yo me encogí de hombros — ¡Vuestra banda es don!

— No somos una banda — corrigió Alex rápidamente, dejando la guitarra a un lado.

— No siquiera nos conocemos — añadió Mason, y los tres se sentaron en los otros pupitres.

— Estáis hechos para tocar juntos, ¡es el destino! Oh, vamos, no pasa algo así y luego se ignora, la gente tiene que escucharos. Que aprenda Brenigan — rió y reflexionó por un momento, como si se le hubiera ocurrido algo — ¡Oh! ¡Ya está! ¡Rising Star!

— ¿Rising qué? — inquirió Alex, al ser nueva en el instituto no conocía Rising Star.

— Es un concurso de talentos, el ganador graba un disco — expliqué resumidamente.

Conocía perfectamente cómo funcionaba Rising Star porque Thomas y su banda, Mudslide Crash, pretendían ganar este año.

— Y lo ponen en la radio — añadió Mason.

— Chicos, pensad, ¡podéis demostrarle a todo el mundo que el deporte no es lo único que importa! Bien, ¿qué os parece? ¿Os apuntáis?

— Paso — contestó Alex y Reznick frunció el ceño.

— ¿Qué?

— Es ridículo — argumentó, cruzándose de brazos.

— ¿Y tú? — preguntó la profesora, mirándome a mí.

— Yo no puedo, entre clases avanzadas y el violín... — excusé.

— Yo tengo... cosas — mintió Mason.

— Vale, "cosas" — se burló Reznick y se dirigió al pupitre de Stacey — ¿Y tú qué dices, Stacey?

— Yo no canto — respondió la chica.

— Te he oído cantar — se cruzó de brazos.

— Bueno, sí, pero no iba en serio, en un escenario yo no podría — explicó la pelirroja.

— Oh, vamos, claro que puedes — intentó animarla, pero ella negó.

— No, no, créame, no saldría bien. Solo actúe en un escenario en primero, y a los cinco minutos vomité a Mike Nichols en la espalda — confesó avergonzada y puse una mueca de desagrado.

— Ya me acuerdo, fue graciosísimo — rió Ravi.

— No, fue humillante — reconoció Stacey — Lo siento no puedo.

— Bueno, supongo que todo esto me descarta, ¿verdad? — habló Ravi — No de puede participar con un solo miembro en la banda, si no es para una carrera en solitario... Creo que lo consideraré.

— Chicos, Mudslide Crash se presentan, no hay nada que hacer — estableció Mason detrás de mí.

— Es verdad, son alucinantes — reconocí, aunque con menos entusiasmo.

— No lo son tanto — murmuró Mason. Su tono era bajo, casi como si hablara para sí mismo, pero sus palabras me llegaron claramente. Sentí una breve conexión, una especie de entendimiento silencioso.

— Si no tenemos nada que hacer contra esos Mudslide Crash... ¿por qué molestarse? — se rindió Alex.

— Os merecéis ser oídos — nos explicó Reznick.

Y todos empezamos a replantearnos la idea.

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