CAPITULO 9. C DE CINCO Y DE COMPAÑEROS

El martes se mostró descubierto de nuevo, a excepción de unas pequeñas nubes, que daban al cielo un aspecto celestial. El sol brillaba con intensidad al igual que mi estado de ánimo. Hoy era el día en que Lena se mudaría  a mi casa. El dúo dinámico atacaría de nuevo. Estar con Lena era lo mejor. Lena era de esa clase de amigas a quien podías confiar todo secreto sin temer que se lo contase a otro. No obstante a pesar de la llegada de Lena, sentía un nudo en el estómago. ¿Qué pensarían de ella mis amigos? ¿Encajaría en el nuevo?. Lena era una mujer de carácter y directa, de esas que no tienen pelos en la lengua y que no temen decirte la verdad a la cara por muy dolorosa que esta pueda ser, y eso en ocasiones había hecho que tuviera algún que otro roce. A pesar de eso, era puro corazón. Era capaz de anteponer sus propios deseos por los de otra persona, sólo por ver feliz a otros.

Cuando me levanté de la cama, miré el móvil y vi que tenía 4 mensajes de Lena. Le di a la opción de oír mientras me vestía con un vestido de color rosa pastel de tiras  al cual le añadí una camisa vaquera por encima atada con un nudo y me calce con unas bailarinas de tonos color pastel de tiras que subían hasta mi rodilla

- Aria, hoy es el día/ Puedes creer que viviremos juntas bajo el mismo techo/ Estoy ansiosa por verte y abrazarte. No te imaginas las ganas que tengo de verte/Por cierto espero que cuando llegue estén las palomitas preparadas, te tomo la palabra.- Decidí contestarle con un “Yo también tengo muchas ganas de verte. Esto te va a encantar. Y por las palomitas no te preocupes." Lo que Lena no sabía era lo de la fiesta de bienvenida que le esperaba cuando llegase. Al acabar de vestirme, me dirigí al baño donde me peine, sujetando el pelo en una coleta alta, dejando dos mechones sueltos uno a cada lado de la cara. Una vez arreglada bajé a desayunar con mis padres. Me decanté por un poco de leche con chocolioto (un sustituto del antiguo cola-cao) y una manzana. Mi padre estaba en la cocina preparando unas pancakes para el y mamá, mientras esta tenía en su mano el periódico.

- ¿Algo interesante en el periódico?

- No mucho, lo mismo de siempre. Lo único que te puede interesar es que hay un espectáculo de baile en la ópera este sábado por la noche.

- ¿Qué obra?-pregunté con la esperanza de que fuera el cascanueces.

- Romeo y Julieta.- No era la respuesta que esperaba. Pero la historia del amor prohibido de Romeo y Julieta y de su lucha que derivó en un trágico final se había convertido en una de mis favoritas después de que mi adorada bisabuela materna me lo regalara por mi 15º cumpleaños, después de haber pasado mi 7° operación en tan sólo 4 años. Una que me había dejado una cicatriz que cruzaba una parte de mi costado derecho. Cualquier otra persona habría quizá aborrecido esa cicatriz, pero para mí era una marca que significaba que había sobrevivido una vez más a la muerte. Esa cicatriz se debía a un trasplante de riñón que había recibido como consecuencia de mis numerosos fallos hepáticos. Después de desayunar, me lavé los dientes y me despedí de mis padres. Me dirigí al colegio, con la esperanza de que mis amigos pudiesen venir a casa para celebrar la bienvenida de Lena y de que esta les cayese tan bien como a mí. A la hora del recreo nos reunimos todos en la cafetería. Durante este les di la noticia y les supliqué que viniesen a mi casa para realizar una pequeña fiesta.

- Porfavor chicos tenéis que venir. Sé que os aviso con poca antelación, pero me enteré ayer. Lena es muy amiga de este tipo de sorpresas por lo que me gustaría pagarle con la misma moneda.

- Bueno, pues no se hable más, cuenta conmigo miraditas. Tengo muchas ganas de ver esa hermosa casa que Tina dice que tienes.

- Gracias Kevin.

- Cuenta conmigo también Aria.

- Te quiero Tina. ¿Que me dices Jake?

- Me encantaría ir, pero tengo que cuidar de mi hermana, mis padres trabajan por la tarde y la niñera tiene hoy el día libra por un problema familiar.

- Pues trae a tu hermana pequeña. No hay ningún problema.

- ¿Estás segura de lo que dices?

- Claro. Además le debo una clase de baile a tu hermana-le dije guiñándole un ojo.

- Pues ya está todo solucionado. ¿A qué hora tenemos que estar y que tenemos que llevar?

- Tenéis que estar sobre las 18:00, Lena llegará sobre las 18:30. Muchas gracias chicos sois los mejores. Por cierto la dirección es Calle mayor nº 7- les dije abrazándolos. Las siguientes horas de clase me las pasé cogiendo apuntes y pensando sobre la fiesta. Al terminar las clases me dirigí a casa dispuesta a decorar la azotea en donde celebraríamos la fiesta. Coloqué unas luces por las paredes, para dar ambiente para cuando anocheciera, de manera que pusiera “Bienvenida Lena” preparé la mesa en donde coloqué diversos entrantes los cuales cubrí para evitar que alguna gaviota obtuviera algunos de mis aperitivos como premio. Después de adornar todo, me dirigí a la habitación en donde me puse a leer un poco. Cuando leía estaba tan concentra, metida en mi mundo que podían pasar horas sin percatarme del transcurso del tiempo. Un golpeteo en la puerta de mi habitación fue quién me hizo percatarme de la hora que era ya. Las 17:30. Abrí la puerta y vi a mi madre cargada de bolsas.

- Aquí llegan los refuerzos de comida. Mamá y papa food al rescate.

- Gracias mamá. ¿Que tal el trabajo?.

- Bien cariño. Estamos realizando grandes avances. ¿A qué hora llegan tus amigos?

- Sobre las 18:00

- Perfecto. Así me da tiempo a ducharme y cambiarme para que no me vean con esta pinta de loca

- Mamá pero si tú siempre estás guapa.

- Lo sé- con esa afirmación salió de la habitación al tiempo que me guiñaba un ojo. Bajé a la cocina para ayudar a mi padre con las restantes bolsas de comida que habían traído. Al llegar a la cocina pillé a mi padre en plena acción de baile, mientras guardaba la comida. Al verme me cogió y nos pusimos a bailar los dos como cuando era más pequeña y me subía a sus pies. Mis padres estaban igual de emocionados que yo por la llegada de Lena. Los entendía pues los padres de Lena eran sus mejores amigos. Los cuatro se habían conocido en su primer día de colegio y desde ese día se hicieron grandes amigos. Su situación era la misma que yo con Lena. En pleno baile sonó el timbre. Eran exactamente las 18:00. Me dirigí a la puerta y la abrí. Allí estaban los cuatro, esperando a que les dejase entrar. Estaba tan agradecida de que vinieran que tuvo que ser mi padre quien les dijera que entrase dado que se me había olvidado hablar. Los cuatro entraron a mi casa, y pude oír un silbido de parte de Kevin.

- Muchas gracias chicos por venir. No sabéis lo agradecida que estoy. Podéis pasar a la sala de cine abajo, Tina sabe el camino. Yo bajo en unos segundos, en cuanto acabe de preparar unas cosas. Sentíos como en vuestra casa- Los cuatro se dirigieron a la sala de cine, dirigidos por Tina. Mientras yo me dirigí a la cocina a preparar unos batidos de frutas helados. Una vez hechos bajé a la sala de cine en donde estaban los cuatro sentados en el sofá, Dafne sobre las piernas de Jake quién jugaba con él a las palmadas, mientras que Tina y Kevin parecían discutir por algo. Les ofrecí un batido a cada uno, que volaron rápidamente. Una vez que terminaron, subimos a la azotea, a la espera de que Lena llegase, no sin antes darle un pequeño tour por mi casa. Una vez que estuvimos los cuatro en la azotea sólo tuvimos que esperar. Eran las 18:30 ya, y Lena aún no había llegado por lo que decidimos contar pequeñas anécdotas vergonzosas de cuando éramos pequeños. Ganó la historia Tina, quien en un viaje con sus padres cuando era muy pequeña, llegó a decirle a un cocinero que la comida no sabía a nada y que prefería mil veces la comida de su madre y que no sabía porque había tanta gente en ese restaurante. Entre anécdota y anécdota sonó el timbre. Abajo estaban ya mis padres, quiénes eran los encargados de abrirle la puerta y dirigirla a la azotea. Estaba nerviosa. Deseaba que todo saliese bien. Poco después entró Lena seguida de mis padres. Tan pronto la vi no pude evitar salir corriendo y abrazarla. Lo hice con tanto entusiasmo que ni me acorde de mis otros amigos.

- Yo también me alegro de verte Aria, pero me asfixias. Necesito respirar y estar viva para que puedas presentarme a tus nuevos amigos y hacer que les caiga bien.-la solté disculpándome.  Hice las presentaciones y después de estas comenzó la fiesta. Pusimos algo de música de fondo y mientras comíamos fuimos hablando. Lena encajó en el grupo rápidamente. Su carácter hablador y chicharrachero consiguió engatusar a mis amigos. Después de comer, empezamos a bailar. Me acerqué a Dafne quién no se había separado de Jake y le ofrecí enseñarle mi estudio. Mereció la pena el ofrecimiento, sólo por ver como sus grandes ojos azules se volvían más grandes aún y una sonrisa se asomaba en su cara. Le cogí la mano para llevarla al estudio. Ella dirigió una mirada a su hermano quien asintió para darle permiso y movió los labios diciéndole que lo pasara bien. Ambas bajamos al estudio. Tan pronto entramos Dafne empezó a percorrer la sala, observando todo detalladamente, temiendo olvidar algo.

- ¿Te apetece bailar un poco?- Dafne asintió con fuerza y se dirigió  a una barra corriendo. Me coloqué enfrente a ella y juntas empezamos a hacer algunos movimientos básicos. Le corregí alguna postura y Dafne mostraba atención a todos mis movimientos intentando imitarlos y ejecutar los pasos correctamente. Estuvimos un buen rato bailando juntas. Dafne era una niña dulce, que hacía que estar con ella fuese muy fácil. Después de esa clase, volvimos a subir a la azotea. Mis amigos estaban sentados en círculo. Nos acercamos a ellos y nos sentamos.

- Así que das clases de baile. ¿Cuándo me darás una miraditas?

- Cuando quieras, pero avísame con tiempo. Estoy muy solicitada Kevin.

- ¿Y que tal son esas clases enana?- le preguntó Kevin a Dafne.

- No soy una enana. Tengo cuatro años- le dijo a Kevin enseñándole cuatro dedos levantados sobre su manos. Noté que a Dafne no le parecía caer muy bien Kevin, cosa que me extrañaba, pues a pesar de lo poco que conocía a Dafne, había comprobado que era una niña muy sociable.

- Perdona. ¿Cómo han sido esas clases? ¿Aria ha conseguido enseñarte algo?

- Sí. Pero tú no eres bueno. He visto como bailabas antes y no me gustaba como te movías.

- Dafne, eso no se dice- le dijo Jake en tono de reprimenda.

- Pero es la verdad hermanito

- Aunque la sea, no puedes ser tan directa y brusca porque puedes hacerle mucho daño a una persona. Tienes que decirle: Kevin lo siento pero el baile no parece ser lo tuyo.

- Gracias Jake, por amortiguar el golpe. Creía que éramos amigos.-Dijo Kevin con tono de tristeza fingido. Todos nos echamos a reír ante el puchero de Kevin.  Después de esa pequeña discusión encendimos las luces de la pared y realizamos una pequeña sesión de karaoke que puso fin a la fiesta. A las 21:30, todos se fueron a sus casas. Lena y yo después de despedirlos nos dirigimos a la habitación después de dar las buenas noches a mis padres. Una vez que nos cambiamos y nos metimos en casa en la cama nos pusimos a hablar.

- Así que Kevin, ¿Cuándo será la primera cita al final?

- Pero que cotilla eres hija. No lo hemos hablado aún.

- Pero tú quieres que sea pronto o me equivoco.

- Lena- Le dije en tono de reproche, al mismo tiempo que sentía que mis mejillas empezaban a arder.

- Te has puesto roja. Te gusta, y a él le gustas también. Así que poned rápido la cita para poder tener algo de qué hablar que sea picante- Tan pronto dijo eso, mi móvil sonó. Lo miré y vi que había un mensaje de Kevin “Me debes una cita. ¿Qué tal este sábado en la ópera? He leído que hay Romeo y Julieta”. Le enseñé el móvil a Lena- Parece que ya vamos a tener de qué hablar. Que empiece el juego del amor.

- Lena-le dije al tiempo que me empezaba a reír y le tiraba un cojín.- Ponte a dormir mujer que mañana no va a ver quién te levante. Y mañana va a ser un gran día- Al menos eso era lo que creía.

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