CAPÍTULO 24.LA VERDADERA CÁRCEL ES EL MIEDO.
Después de haberme enfrentado al miedo de hablar con Kevin, uno nuevo se apoderó de mí. Ese miedo lo provocaba Diego. Era un miedo que no conseguía sacar de mi cabeza por más que lo intentase, pues ya había echado raíces en esta. Unas raíces profundas y fuertes que sólo se cortarían cuando Diego fuese sometido a un juicio justo.
Ante la incapacidad de descansar, me levanté de mi saco de dormir y salí del cuarto de Tina, con cuidado de no despertar a nadie, sobre todo a sus padres que habían llegado algo tarde de su trabajo. Me dirigí al salón, en donde me cubrí con una manta y me puse a leer un libro con el móvil. Los libros, al igual que el baile siempre conseguían relajarme y evadirme de mis problemas. Era por ello que ahora me encontraba leyendo uno. Mientras me encontraba en mi lectura, vi una pequeña sombra por el pasillo, y luego sentí la nevera abrirse, seguido de un ¿Dónde estás pastel de cumpleaños? Sin duda aquella voz era la de Kevin. Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina.
- ¿Pensando ya en comer mustachito?- Vi como Kevin se giró sorprendido al oír mi pregunta. Me encontraba apoyada en el marco de la puerta y con mi móvil en modo linterna para iluminar algo la zona.
- Miraditas ¿Qué haces despierta?
- No era capaz de dormir. Por cierto el pastel está aquí- Le dije al tiempo que abría una puerta de la nevera y sacaba el pastel.
- Que haría yo sin ti.
- Encontrar el pastel más tarde.-Le dije al tiempo que sacaba un plato y buscaba un tenedor para comer el pastel.
- ¿Tú no vas a querer?-Negué con la cabeza.- ¿Cómo puedes decirle que no al señor chocolatcake?
- ¿Le has puesto nombre al pastel?
- Pues claro. Algo tan delicioso no puede quedar sin nombre.
- Tina tiene razón, vives para la comida.-Le dije al tiempo que le robaba un pequeño trozo de pastel.
- Sólo para la que merece la pena. Y este pastel lo merece.
- ¿Y por eso te levantas a las 2 de la mañana?
- Si. Tenía la esperanza de no encontrarme con nadie.
- Si quieres comer sólo con el señor chocolatcake te dejo. Os doy intimidad.
- Prefiero que te quedes. Me importas más que chocolatcake.
- Me alegra saberlo. Es bueno saber que estás por encima de una tarta.
- Tú estás por encima de todas las tartas del mundo. Ninguna tarta sabe tan bien como uno de tus besos- Luego de eso me besó-Prefiero mil besos como este a la tarta de Tina.-Aquellas palabras consiguieron hacerme sonreír de nuevo.
- Yo también lo prefiero.
- ¿Y que estabas haciendo antes de descubrirme infraganti?
- Estaba en el salón leyendo, intentando dormirme.
- ¿Qué es lo que te preocupa? Puedes confiar en mí.
- Lo sé. Ahora lo sé. Mañana tengo que ir a comisaría a declarar y ver si alguno de los sospechosos que tienen retenidos se trata de Diego. Supongo que eso es lo que no me deja dormir. He intentado sacarme eso de la cabeza pero no soy capaz. ¿Qué pasa si nunca lo encuentran? ¿Y si el me encuentra a mí de nuevo?-Los brazos de Kevin me abrazaron una vez más.
- No voy a dejar que nada malo te pase. Mañana iré contigo a comisaría. No quiero que vayas sola.
- Jake me iba a acompañar.
- Pues ya somos dos quienes vamos a estar a tu lado. Ahora vamos al salón que te voy a cantar una nana para que duermas.
- Eres un idiota.
- Eso ya me lo has dicho con anterioridad.-Nos dirigimos al salón, en donde nos arropamos con mi manta. Junto a Kevin, todo el miedo que tenía se desvaneció. Gracias a eso junto con las suaves caricias de Kevin en mi brazo, conseguí dormirme.
El ruido de un pequeño carraspeo fue lo que nos despertó a mí y a Kevin. Al final ambos nos habíamos quedado dormidos en el sofá. Yo encima de su pecho y el abrazando mi cintura.
- Buenos días chicos. Me alegra saber que estáis bien y que el pastel de chocolate os gustó tanto para acabarlo esta noche-Dijo Tina.
- Buenos días Tina-Dijimos Kevin y yo a la vez.
- Los tortolitos están en el nido- Gritó Tina, supongo que para avisar a Lena y Jake. Al poco aparecieron por la puerta del salón.
- Gracias por avisar de que ibas a dormir con Kevin. Si lo llego a saber robaba tu saco de dormir que era más grande-Dijo Lena.
- ¿Qué hora es?-Pregunté
- La hora del desayuno-Respondió Kevin, dándome un beso en la mejilla, y levantándose del sofá.
- Voy a preparar la masa para las tortitas. ¿Quién va a querer?-Preguntó Jake. Todos respondimos que queríamos- Pues marchando una de tortitas.-Acto seguido se fue directo a la cocina.
- Vosotros dos es mejor que os vayáis a cambiar. Pero cada uno en su habitación-Comentó Lena, al tiempo que nos guiñaba el ojo.
Salí del salón seguida de Kevin camino a la habitación de Tina para vestirme. Una vez dentro de esta me quité el pijama y me puse un jersey azul cobalto con unos pantalones vaqueros a juego con unos botines de color marrón. Decidí recoger mi pelo en un moño bajo y echarme un poco de brillo de labios de sabor fresa. Al terminar me dirigí a la cocina, en donde se encontraban ya todos preparando las tortitas y el café. Me puse a pelar unas frutas y a trocearlas, con el objeto de hacer una macedonia con estas. Una vez preparado todo desayunamos junto a los padres de Tina. Tina sin duda era el vivo reflejo de sus padres. No sólo tenía el aspecto físico de estos, sino también los mismos gustos. Ambos eran historiadores del arte, y trabajaban en el museo de la ciudad como restauradores. Actualmente estaban restaurando una obra llamada el "Guernica" de Pablo Picasso, la cual se había perdido después de que nuestros antepasados llegaran al nuevo planeta. Se encontraban muy animados ante el descubrimiento y al oírlos hablar se podía apreciar el gusto que tenían por el arte. Después del desayuno nos despedimos de sus padres, quienes se iban a trabajar. Quedamos los cinco solos de nuevo, hablando al tiempo que ayudamos a Tina a limpiar algo la casa. A las 12:00 nos despedimos definitivamente de Tina. Antes de salir tanto Jake como Kevin, me informaron que me esperarían frente a la academia para ir a declarar. No sabían cuánto les agradecía aquel detalle. Para ellos era algo insignificante, para mí era una muestra de su cariño, de nuestra amistad.
Lena y yo llegamos a casa sobre las 13:00, en donde se encontraban mis padres pelando unas verduras para hacer una sopa de verduras.
- Buenos días chicas. ¿Qué tal os lo habéis pasado?
- Buenos días ma-Le dije plantándole un pequeño beso a mi madre-Todo ha ido muy bien.
- Y tanto que ha ido bien. Has dormido con Kevin- Sólo tres segundos fue lo que tardó mi padre en reaccionar ante esa noticia que mi mejor amiga había soltado sin pensar.
- ¿Cómo que has dormido con Kevin?
- No es lo que piensas pa. Ambos nos despertamos en medio de la noche y nos fuimos al sofá de la salita del piso de Tina, en donde estuvimos hablando. No pasó nada más, solo hablamos y nos debimos quedar dormidos.
- Ya sabes la norma Aria.-Como no saberla. La había oído varías veces, nada de relaciones sexuales hasta cumplidos los 18 como mínimo. Mi padre en ese sentido era muy protector, dado que yo era su única niñita. Aunque estaba segura de que si mi padre se enterase de que perdía mi virginidad antes de los 18 no se iba a poner en plan basilisco. Ante todo mi padre siempre me apoyaba en todas las decisiones que tomaba.
- Sea lo que sea hija recuerda usar protección- Y esa era mi madre, la cual era de las que prefería hablar abiertamente sobre este tema conmigo que decirme que esperase hasta los 18.
- Amor, se supone que tienes que apoyarme-Dijo mi padre.
- Cariño, tienes que darte de cuenta de que nuestra hija ya no es una niña, y de que está creciendo. Así que en vez de estarle diciendo lo que no debe hacer, no es mejor que le des consejos y la prevengas para evitar todas esas enfermedades que tienes en la cabeza ahora mismo.-Le dijo mi madre.
- Vale, vale. Cambiemos de tema, por favor-Como toda adolescente, hablar de este tema con mis padres me daba vergüenza-Esta tarde he quedado con Kevin y Jake para estudiar.
- Pero ¿No acabas de estar con ellos?
- Papá, vamos a estudiar. Los primeros exámenes empiezan para la semana. No tienes por qué preocuparte de nada. Ahora me voy a duchar. Os quiero.-Con eso subí hasta mi habitación, seguida por Lena, quién se estaba conteniendo la risa.-Vamos Lena, dilo, en voz alta.
- ¿Eres un vampiro?-Le lancé un cojín, ante la broma que había hecho, partiendo de un libro/película llamada Crepúsculo-Oye es mejor que te diga eso a lo de "Usa protección" o "Hasta los 18 nada de nada".
- Ya cállate. ¿Qué te vas a poner para la cita?-Si, hoy era el gran día de Lena con Pamela.
- Ya lo tengo todo pensado. Así que ahora vete a duchar para que luego pueda ir yo.
- Que mandona te has puesto. ¿Vas a actuar así ante Pamela?
- Aria coge una toalla y la ropa o entraré yo primero-Después de aquellas palabras, entré en el baño, en donde me du una ducha rápida. A continuación me vestí con: una blusa de color azul cielo con pequeños dibujos de pájaros en color rojo, una falda de cuero de tubo de color marrón oscuro, unas medias de color marrón claro transparente junto con unos botines rojos con adornos dorados. Una vez preparada salí del baño, para darle a Lena su tiempo. Bajé a la cocina para ayudar a mis padres con la comida. Estaba revolviendo la sopa cuando oí mi teléfono. Vi que se trataba de un video llamado de Kevin, por lo que la acepté.
- Hola miraditas.
- Hola mustachito. Me pillas cocinando. Le dije al tiempo que acercaba el móvil a la pota.
- ¿Dónde están las hamburguesas?
- Me imagino que unas cuantas están en tú barriga.-Vi como simulaba un apuñalamiento hacia sí mismo-
- Eso ha dolido.
- ¿Para qué has llamado?
- Para decirte que sobre las 16:00 paso a por ti. Jake al final no puede venir tiene que ir a la clínica veterinaria, por lo visto hay una baja y lo llamaron para cubrirla.
- Puedo ir sola, no hace...
- Prefiero recogerte yo. Así podemos vernos antes y pasar más tiempo juntos-
- Pero si acabamos de estar juntos como quién dice.
- Pero ya te echo de menos. Perdimos dos días de estar juntos por la pelea. Así que tenemos que recuperar el tiempo de donde sea.
- Pues ya te digo que no vayas buscando entre las piedras. Nunca encuentras nada interesante entre ellas.
- Nunca se sabe. A lo mejor si buscas bien encuentras un diamante. Así que me paso por ti a las 16.00. Te dejo con esa espantosa sopa.
- Está bien. Nos vemos luego. Adiós mustachito.
- Hasta luego miraditas.- Con eso pusimos fin al video llamada.
Una vez que Lena se acabó de arreglar, comimos todos juntos. Tenía que admitir que Lena estaba guapísima con aquel vestido de color vino tinto a juego con una chaqueta militar de cuero y unos botines negros. Poco después de la comida, Lena se fue con Pamela, quién había venido a recogerla. Ojalá todo les vaya bien. A las 16:00 en punto, llegó Kevin. Antes de salir me puse una chaqueta de punto de color marrón que tenía un broche de una rosa en color rojo. Era la hora de la verdad. Por fin sabría si mi agresor estaba entre los sospechosos. Estaba nerviosa, nunca antes me había sentido así. La mano cálida de Kevin, era lo único que conseguía calmarme de vez en cuando.
Al llegar a la comisaría, la policía me interrogó de nuevo. Se supone que el año antes de graduarte, debes estar eufórica, viviendo el día a día, buscando huecos para pasar más tiempo con tus amigos, para ir a fiestas. En cambio, yo me encontraba en una comisaría, rodeada por cuatro paredes de un color blanco pálido y triste, en las cuáles habían fotografías de desaparecidos, de delincuentes, que hacían que aquel lugar aún fuese más deprimente. Después del interrogatorio me llevaron, junto con Kevin a una sala, en la cual había una gran cristalera y detrás de estas 5 personas. Los sospechosos.
- Necesito que los mires bien. Si reconoces al que te agredió nos lo dices. No debes preocuparte, ellos no pueden verte.-Asentí nerviosamente.
- Estate tranquila miraditas. No va a pasar nada.-Me dijo Kevin al tiempo que me abrazaba por la cintura acercándome a la cristalera. A la orden de los guardias, los sospechosos se fueron moviendo.
Ninguno de los cinco resultó ser el que me agredió. Esa persona todavía estaba libre. Era libre para seguir engañando a otras chicas, libre para encontrarme y acabar con lo que había empezado. Salimos de la comisaría, tras la promesa de la policía para encontrar al agresor. Luego de eso Kevin me invitó a tomar un chocolate caliente con nubecitas. Una vez en local nos sentamos en una mesa en donde nos pedimos los chocolates.
- Miraditas, no debes preocuparte. No voy a permitir que vuelvas a pasar por eso. No voy a dejar que nadie te haga daño-Me dijo Kevin al tiempo que apartaba un mechón de mi cara.
- ¿Y quién te protege a ti?
- Mi habilidad en las artes marciales-Dijo al tiempo que me guiñaba un ojo, lo cual consiguió sacarme una sonrisa-Esta es la miraditas que me gusta ver, la risueña.
- No sé qué haría sin ti ahora mismo.
- Salir adelante. Eres más fuerte de lo que crees. Has tenido el valor de denunciar el caso a la policía y de ir hoy a comisaría para ver si tenían a tú agresor. Además solo un valiente se terminaría este chocolate a la temperatura en la que se encuentra-Miré mi vaso viendo que ya se encontraba vacío. No me había dado cuenta de que lo había terminado hasta que él lo dijo.
- No me había dado cuenta de que lo había terminado.
- Me lo imaginaba. Ahora tu mente es como una cárcel. En ella tienes retenidos los recuerdos de aquel día y del agresor y no eres capaz de percibir nada más. Debes liberar eses pensamientos y llenar tú mente con otros más bonitos y yo y los demás te ayudaremos. No vas a estar sola en esto.
- Lo sé. No sabes cuánto te agradezco todo esto. Eres mi fortaleza, eres quién consigue hacerme olvidar por momentos de aquel suceso.
- Pues conseguiré hacerte olvidar aquello por completo como sea-Acto seguido giré mi cabeza, para verlo a los ojos. Poco después junté mis labios sobre los de Kevin que sabían a chocolate con un toque de canela. Aquel beso, se había convertido para mí en el más duce que había recibido, no por el hecho de que supiera a chocolate, sino porque sabía a libertad, fortaleza y sobre todo apoyo.
Después de aquel chocolate, Kevin me acompañó a casa. Nos despedimos justo enfrente de la puerta con un beso, que fue interrumpido por el carraspeo de mi padre.
- Creo que ya va siendo hora de que esos labio se separen-Mi cara se tornó colorada ante el gesto tan protector de mi padre. Kevin sonrió y se disculpó. Luego de eso se despidió de mí con un beso en la mejilla.
Mi padre y yo entramos en la casa, yo hecha un pequeño basilisco.
- Papá ¿Cómo se te ocurre hacer algo así? ¿Es que nunca fuiste joven? Dios que vergüenza me has hecho pasar.
- Lo siento hija. Pero no pude evitar sacar mi lado protector.
- ¿Qué has hecho esta vez?-Dijo mi madre que se aproximó a nosotros desde la biblioteca.
- Ha interrumpido mi despedida con mi novio-Resalté la palabra novio para que se diera cuenta de que lo mío con Kevin era en serio.
- Una despedida consiste en un adiós, dos besos, no en un intercambio salivar.
- Cariño, ¿De qué hemos hablado antes?-Preguntó mi madre.
- De que debemos dejarla crecer y que haga su vida
- Muy bien. La teoría la tienes, ahora aplícala.
- Está bien. Lo siento hija y para ver que lo siento dile a tu noviecito que lo invitó a comer para el fin de semana que viene.
- Eso me suena más a una evaluación que a una disculpa papá, pero se lo diré.-Con eso me subí a mi habitación a la espera de que llegara Lena y me contase su cita con Pamela. Tenía unas ganas enormes de oír algo chismoso que consiguiese que mi mente por un momento no fuese una cárcel. A las 21:00 llegó Lena con una gran sonrisa en la cara, y a esa misma hora empezó mi interrogatorio.
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