CAPITULO 19. LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

Cuando salí de casa de Kevin no tenía ganas de dirigirme a la mía, dado que seguramente sería ese el primer lugar al que me irían buscar. Como alternativa me dirigí al único lugar en el cual podía sentirme resguardada de la lluvia, caliente y sobre todo a gusto. Ese lugar era el bar "Cofeeandbook". Era un bar encantador que ofrecía un lugar para leer y tomar algo caliente. En ese rincón se encontraban libros de ahora y libros antiguos, de épocas pasadas así como de pequeñas mesas y sillas que recordaban a una tetería. Subí a la planta de arriba en la cual se encontraba el espacio de lectura y me senté en una de las mesas en donde dispersé todos los apuntes que me había traído para estudiar, ya que los primeros exámenes del trimestre se avecinaban. Al poco rato subió un camarero para recogerme el pedido. Se notaba que era joven y que estaba en prácticas por la forma en la que se dirigió a mí.

- Muy buenas tardes señorita. ¿Que desearía tomar?

- Quiero un café con leche semidesnatada y con sacarina y si tenéis una tostada de tomate natural con aceite y un poco de sal.

- Muy bien en un rato le traigo el pedido.

- Muchas gracias.-Tan pronto se marchó vi como mi móvil empezaba a vibrar. No vi de quien era la llamada, simplemente lo apagué pues en aquel momento sólo quería estar sola. Me puse a mirar los apuntes y a subrayarlos por colores resaltado los puntos más importantes en amarillo, los apartados en rosa oscuro, los subapartados en azul y los apartados dentro de los subapartados de color verde claro. Siempre utilizaba ese mismo sistema para estudiar pues me ayudaba a ver que iba dentro de que cosa. Mientras estaba subrayando el temario, el joven camarero se acercó con mi pedido.

- Espero que disfrute de su estancia, aunque viendo lo que tiene montado en la mesa no me parece muy divertida.

- Es lo que toca supongo. Los exámenes se acercan y es el último año, así que tengo que dar lo mejor de mí para entrar en la carrera que quiero.

- ¿Te puedo dar un consejo sin que te parezca mal como estudiante?

- Claro. Todo consejo es bien recibido.

- No te centres sólo en los estudios y disfruta de la vida de vez en cuando. Es cierto que el último año de entrar en una carrera es estresante, pero de vez en cuando está bien salir con tus amigos para despejarte. Te lo digo por experiencia. El año pasado me pase mucho tiempo enfrascado en los estudios, y esto hizo que me distanciara de mis amigos. Conseguí entrar en lo que quería, eso es cierto pero por un precio demasiado alto, la amistad. Así que sal con ellos de vez en cuando.

- Gracias. Es un buen consejo, pero de hecho acabo de estar con ellos hasta ahora.

- Oh en ese caso me alegro. Te dejo para que sigas estudiando. Por cierto mi nombre es Diego por si necesitas o quieres algo más sólo tienes que gritarlo.

- Gracias por todo- Luego de esa pequeña conversa me dejó de nuevo sola con los apuntes. No sabría determinar el tiempo que estuve estudiando anatomía e historia, pero cuando noté que necesitaba otro café, sentí el olor de este de nuevo. Levanté la cabeza dispuesta a darle las gracias a Diego, quien me dirigía una sonrisa.

- Supuse que necesitarías otro. Llevas aquí como 3 horas sin parar de estudiar.

- ¿Qué? ¿Ya es tan tarde? ¡Oh dios mío! Debería irme a casa. Mis padres deben estar preocupados y mi amiga también. Gracias por el café en serio y por todo- Empecé a recoger las cosas con rapidez para salir del café y coger el bus con destino a casa.

- Si quieres puedo llevarte yo, no es molestia. De hecho me sentiría más seguro que dejarte ahora sola por la noche.

- Eres muy amable, pero no quiero molestarte.

- No es molestia alguna. De hecho termino el turno ahora. Así que si esperas un poco ya te llevo a casa- Al final acabé aceptando, pues no me apetecía para ser sinceras coger el autobús. A los pocos minutos salimos del bar y nos dirigimos por una pequeña calle, que apenas estaba iluminada. Estaba empezando a coger miedo, y las palabras de mi madre venían a mi cabeza una y otra y otra vez "nunca salgas con extraños ". Encendí el móvil y vi que la última llamada era de Jake por lo que señalé su número en marcación rápida con la esperanza de no tener que recurrir a este. Estaba cada vez nerviosa.

- ¿A dónde vamos?No me suenan estas calles y apenas hay luz en estas.

- Confía en mi preciosa no va a pasarte nada malo si me haces caso- Fueron esas las palabras las que me hicieron reaccionar.

- ¿Sabes qué? Prefiero coger el bus. Vivo lejos y no quiero molestarte. Seguro que estás cansado del trabajo.

- No te preocupes por eso- Dijo al tiempo que se acercaba a mí, haciendo que retrocediera y tropezara con un bloque suelto y le diera así vía libre para actuar. Me encontraba en el suelo, con el encima de mí, forcejeando por deshacerme de él y gritándole que me dejara. En medio del forcejeo conseguí deshacerme un instante de él lo que me permitió llamar a Jake a través de la marcación rápida y del manos libres- Desee que pudiese oír aquella llamada y que viniese a ayudarme. En medio del forcejeo Diego consiguió robarme un beso, el cual yo respondí mordiéndole, haciéndole algo de sangre y haciendo que se alejase un rato de mí.

- Me has mordido puta. Esto no se va a quedar así- Vi el odio en sus ojos, y vi mi vida pasar por delante. Al parecer la enfermedad no acabaría conmigo, sino que sería aquel chico. Me agarró fuertemente las manos y me subió el jersey, dejando al descubierto mi cicatriz y mi sujetador de color azul celeste con topos dorados.-Tienes un cuerpo muy lindo para despreciarlo, por lo que vas a tener suerte y no te voy a hacer daño todavía. Antes quiero probar este cuerpo y ver hasta donde aguanta. -Empezó a tocar mi cuerpo lentamente al mismo tiempo que lo olía. Intenté forcejear con él para liberarme pero era más fuerte que yo, por lo que lo único que conseguía eran arañazos y pequeñas rozaduras sobre mi piel. Justo en el momento en el que estaba a punto de quitarme los pantalones, se oyó a lo lejos las sirenas de la policía. Grité pidiendo ayuda, pero Diego consiguió taparme la boca, haciendo que poco a poco me costase respirar. En un momento en el cual me encontraba más inconsciente que consciente escuché mi nombre a lo lejos. Alguien me estaba buscando.

- ¿Pequeña dónde estás? Si me oyes responde por favor- Jake había venido a ayudarme, por lo que tenía que darle una pista. Tenía que luchar y no rendirme. Tenía que intentar liberarme de Diego como fuese. Conseguí darle un rodillazo en la entrepierna, el cual hizo que liberara su mano de mi boca, permitiéndome que gritara por ayuda.

- Jake-Grité con todas las fuerzas que me quedaban. Al poco oí como unos pasos se acercaban y vi unas luces aproximándose. Ante esto hecho, Diego salió corriendo, mientras que yo me encontré sentada en suelo tiritando de frío y al mismo tiempo de miedo. Al poco vi a Jake, que se aproximó y me abrazó. Me tendió su chaqueta con la cual me cubrió.

- O dios Aria, no sabes cómo me alegro de verte. Cuando recibí tu llamada y escuché lo que estaba pasando me temí lo temor y llamé a la policía. ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?

- No. No consiguió hacerme nada, pero se ha escapado. Siento mucho preocuparte Jake. Fui una idiota por confiar en un desconocido.

- Tranquila pequeña no es tú culpa.

- La hemos encontrado. El atacante se ha escapado solicito que busquen por los alrededores.-El mismo poli que había hecho esa llamada se acercó a mí.- ¿Te encuentras bien? Tu novio estaba muy preocupado por ti, no ha aceptado un no por respuesta para venir por nosotros.

- Estoy bien. Gracias por acudir tan rápido, no sabría que pudiese haber pasado si llegaran más tarde- Sólo de recordar las intenciones de Diego hicieron que me estremeciera.

- Estás heladas pequeña, vámonos de aquí- Jake me ayudó a llegar hasta el coche del policía y me acompañó hasta el cuartel en donde permaneció a mi lado mientras hacia la denuncia. La enfermera de la policía consideró que mis heridas no eran graves por lo que no requeriría ir al hospital. A las 21:30 en punto salí del cuartel junto a Jake.-Te acompaño hasta casa, deberías revisar los mensajes de los demás. No les he contado lo que ha sucedido, pero como te fuiste de casa de Kevin sin avisar están preocupados.- Encendí el móvil de nuevo y vi varios mensajes de Lena, Tina y Jake. Ninguno de Kevin, lo cual me entristecía. Decidí contestar primero.el.de Tina diciéndole que estaba bien, que me dirigía ahora a casa y que había estado estudiando y que no había respondido porque tenía el móvil apagado. Luego me dirigí al mensaje de Lena, en el cual me preguntaba qué había pasado y porque me había marchado sin avisar; luego de eso me indicaba que se quedaría en la casa de Tina para estudiar unas materias en las que compartían tutor. Le conteste con un "Estudia mucho, mañana hablamos de todo. Ha sido un día muy largo". Después de contestar a los diferentes mensajes llegó el autobús que nos llevaría a mi casa. Una vez que llegamos a ella invité a Jake a entrar. No había nadie en cas sólo Balto que me recibió con un gran lametón. Mis padres no llegarían hasta mañana por la mañana.

- Hola pequeñín ¿Me has echado de menos o es que tienes hambre?- Me dirigí a la nevera en el cual tenía un poco de paté para perros y se lo heche en su pequeño recipiente de comida. Este duro menos de lo que canta un gallo-¿Jake quieres tomar algo?

- Aria ¿No quieres hablar de lo qué ha pasado?

- Yo...prefiero no hacerlo. Prefiero olvidar este día. Ahora mismo no me encuentro preparada para hacerlo- Le dije mientras intentaba verter un poco de leche en un tazón para los dos, fracasando en el intento pues mis manos no paraban de temblar. Sentí como las manos de Jake me quitaban el cartón y lo posaban sobre la encimera de la cocina, para luego posarlas sobre las mías, las cuales no paraban de temblar.

- Está bien pequeña. No te preocupes, puedes contármelo cuando estés preparada no voy a forzarte a ello- ¿Por qué horas atrás Kevin no había tomado la misma decisión. Si hubiera sido de esa forma, no nos habríamos enfadado ni distanciado.- Ahora quiero que te sientes y te relajes. Yo acabaré de preparar el chocolate para los dos o si no toda la leche acabará desparramada por la encimera.

- Tengo pajitas en el primer cajón. Siempre podemos usarlas para sorberla de la encimera.

- Eres increíble. Incluso después de lo que has pasado consigues mantener el sentido del humor.

- Al mal tiempo, buena cara ¿No?- Me dirigí al salón en donde me tumbé en el sofá, mientras aguardaba a que Jake terminase de hacer el chocolate. Al poco tiempo llegó con las dos tazas humeantes.

- Ten, con esto conseguirás entrar en calor y dormir bien. Mi abuela siempre me lo daba con nubecitas y nata por encima, pero no he encontrado las nubecitas.

- Eras un niño mimado.

- Sí. Era el ojito derecho de mi abuela hasta que llego Dafne. Esa pequeña terremoto hizo que ambos fuésemos los ojitos derechos de mi abuela.

- ¿Quieres mucho a tu hermana no?

- Sí. Daría todo por ella. No se cómo explicarlo pero en cierto sentido me recuerda a ti. Las dos sois sinceras, inteligentes y buenas personas y os apasionan el ballet cosa que ha hecho que te admire.

- Parece una niña muy dulce y al que le espera un gran futuro.

- Si. Se merece lo mejor- Estuvimos hablando un largo tiempo mientras tomábamos el chocolate hasta que noté que el sueño me vencía.- Será mejor que vayas a acostarte. Me quedaré aquí hasta que lleguen tus padres

- Hoy trabajan toda la noche, estamos Balto y yo-Dije.

- ¿Estás sola entonces?

- Sí. No te pediría esto nunca, pero podrías quedarte hoy a dormir aquí por favor. No quiero quedarme sola. Si no puedes lo entenderé, no quiero forzarte a ello.

- Está bien pequeña, de hecho me siento más seguro y tranquilo si me quedo contigo también.- Tomada la decisión, recogimos las tazas y las lavamos. A continuación subí a mi cuarto seguida de Jake.

- Voy a traerte un pijama de mi padre y unas toallas para que puedas ducharte si quieres.

- Gracias.- Salí de la habitación en busca del pijama y de las toallas y cuando entré en mi habitación vi a Jake observando una foto mía y de Raúl.

- Ese era Raúl- Le dije- Aquí tienes las toallas y el pijama. Puedes ducharte en mi baño o en el de invitados, yo voy al de mis padres.

- Parecía un gran chico. Siento mucho todo por lo que has tenido que pasar.

- No es tu culpa Jake. La gente vive llena de cicatrices, algunas de las cuales las hace más fuertes aunque parezca mentira. La muerte de Raúl me afectó, mentiría si dijera lo contrario pero también me hizo más fuerte, porque me hizo valorar cada momento del día a día como si fuera el último.

- Eres muy inteligente Aria.

- Lo mismo se puede decir de ti. Y ahora vamos a ducharnos, que mañana toca madrugar-Dicho esto, me dirigí al baño de mis padres, en donde me di una ducha intentando olvidar el día de hoy, pero lamentablemente a igual que otros momentos no se olvidan a pesar de que lo intentas con todas las fuerzas del mundo. Al salir de la ducha me sequé el pelo y me puse mi pijama de manga corta y pantalón de color azul cielo con pequeños adornos de encaje en los laterales del pantalón el cual contaba con pequeños lunares de color dorado. Luego me dirigí a mi habitación en donde se encontraba Jake junto a Balto.- Estás intentando robar el amor de mi perro.

- Intentándolo por lo menos.-Balto al verme se acostó en su cama.- Creo que es hora de dormir también. Buenas noches pequeña- Me dijo Jake al tiempo que depositaba un suave beso en mi cabeza. No sé cómo reaccioné de la forma en que lo hice, pues yo no era así. Encontrarle una explicación a las palabras que salieron de mi boca era una tarea incluso difícil para el ser más inteligente del mundo.

- ¿Puedes quedarte aquí?-Le dije mientras bajaba la mirada. Noté como Jake asentía y me dirigía a mi cama. Luego de eso nos acostamos uno al lado del otro. Era la primera vez que me encontraba con un chico en la cama a solas, por lo que estaba nerviosa. Los brazos protectores de Jake que me rodearon desde atrás, consiguieron relajarme y con esto que el sueño de Morfeo venciera a la vigilia. Al poco tiempo nuestras respiraciones se compaginaron, dando a aquella habitación la paz que tanto había deseado desde aquella tarde.

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