CAPITULO 18. MARTES SE ESCRIBE CON M DE MIERDA
Aquel martes de octubre se mostró lluvioso y fresco, junto con un incipiente catarro por mi parte. El frío se había colado el día de ayer por mi cuerpo y ahora estaba demostrando su lado más negro, bueno más bien amarillento y en forma de mocos y de un leve dolor de garganta. Salí de mi casa acompañada de Lena cargada de pañuelos y bien abrigada para que el frío no hiciese mella en mí de nuevo. Con mi enfermedad cualquier infección por muy pequeña que fuese podría desembocar en algo muy grave, por lo que como se suele decir “Mejor prevenir que curar”.
Las dos nos dirigimos al colegio en el bus en el cuál fuimos conversando.
- Aria de verdad, si vas a salir con la bufanda y los guantes voy a hacer que no te conozco. Sé qué hace fresco pero ¿Eso no es exagerar?
- Lena, ahora mismo no estoy capacitada para darte una respuesta coherente, sólo soy capaz de producir mocos y más mocos. Odio el frío y sus consecuencias.
- Ay amiga sólo a ti se te ocurre enfermar a poco de la fiesta de Tina. Ya te puedes ir cuidando si no sé de alguien que va a tener que rezar mucho para que no la maten
- Gracias por los ánimos amiga. Yo también te quiero- Me acerqué a ella para darle un beso pero se alejó de mí.
- Aléjate de mi Satanás, máquina productora de mocos. No quiero verme en tu aspecto cuando el sábado tengo mi cita con Pamela
- Espera espera ¿He oído bien?¿Vas a salir con Pamela, el sábado?
- Amiga, ¿Los mocos te están taponando los oídos también o qué?
- Deja de meterte con mi estado moquil y compadécete de mí y responde a la pregunta sin hacer evasivas.
- Sí. He quedado con Pamela este sábado- Solté un i que sonó a caballo desbocado por culpa de mi afonía, lo que hizo que la gente del autobús se girase a vernos.
- Lo siento chicos todavía estamos en fase de doma- Dijo Lena a los curiosos del autobús- Y hoy con el día de tormenta que se avecina se ha puesto nerviosa- Le pegué de broma en el brazo.
- Con amigas así es mejor no tener enemigas-Dije al tiempo que me empezaba a sonar.
- Habla la que me está poniendo en riesgo antes de una cita.
- Touché-Con eso pusimos fin a la conversación y bajamos del autobús en donde nos esperaban los demás. Vi como Kevin se levantaba y se dirigía a mí dirección.
- Kevin si fuera tú me alejaría de esta máquina de gérmenes por el día de hoy.
- ¿Qué te ha pasado miraditas?
- Mocos a granel y dolor de garganta y un tiempo de mierda que no ayuda a nada.
- Ahora entiendo lo de la bufanda. Si te duele es mejor que la protejas y te abrigues para no empeorar la situación.
- ¿Ves? Jake me entiende Lena, no cómo tú, mala amiga- Le dije sacándole la lengua.
- Ay dios, ya te puedes ir recuperando para mi cumpleaños o te mato.
- Eso mismo le dije yo, que justo escoge el peor día para enfermar. Como me contagie antes de mi cita la mataré con mis propias manos. Me has oído bien.
- ¿Sabéis qué? Una no escoge cuando enferma, o si quiere o no enfermar. Esto es impredecible y no se puede controlar. Ojalá fuese así. Ojalá pudiésemos elegir la opción de estar sanos tan sólo pulsando un botón, pero la vida no es así.- Me alejé del grupo, notando como mi ira junto con las ganas de llorar se mezclaban, dando lugar a un estado de impotencia. Si existiese ese botón yo sería de las primeras en pulsarlo, eliminando así de mi cuerpo el Genar13. En mi peculiar e impreciso estado llegué a clase y me senté esperando a que el profesor y el resto de alumnos llegasen ya. Quería olvidarme de todo lo que acababa de pasar, y si para eso tenía que pasar por clases soporíferas entonces bienvenidas sean estas. En mi estado de trance noté como alguien me tocaba el brazo.
- Aria ¿Estás bien?- era Jake
- He hecho un drama ¿verdad?
- Si me permites mi opinión, no lo creo. Creo que tienes razón. Los amigos están para apoyarse y cuidarse los unos de los otros y Lena y Tina no han mostrado ese aspecto hoy por lo que entiendo tú reacción. No obstante ellas son tus amigas y estoy seguro de que el fondo están preocupadas igual y de que ahora mismo deben estar las dos muy apenadas por sus comentarios. Así que pequeña lo que debes hacer ahora mismo es cuidarte.
- Me has llamado pequeña
- Sí. Lo siento, ¿Prefieres Aria?
- No. Pequeña está bien por lo menos no es Piecito.
- Si te sirve de consuelo en eso yo soy BigFoot- me enseñó sus pies levantando uno de estos sobre la mesa-. No veas lo que cuesta encontrar un 44
- Lo mismo que un 35- Ambos nos reímos.
- Gracias. Eres un buen amigo.
- Y como buen amigo te ofrezco un caramelo de menta.
- ¿Siempre vienes preparado para todo?
- Para casi todo- Me tendió el caramelo que cogí de manera agradecida. Luego se sentó a mi lado.
-¿No tienes miedo de que te contagie?
- Vivo con una hermana de 4 años, la cual es más propensa a contraer todo tipo de virus y transmitirlos, así que, no te tengo miedo.- Luego de esa charla comenzaron las clases que no resultaron ser tan soporíferas, y luego llegó en recreo.
- Dios Aria sentimos mucho lo que te dijimos. De verdad que no nos importan más nuestra cita o cumpleaños que tú y tu salud. Tú estás por encima de todo eso. Además una amiga está para apoyar a otra en los buenos y malos momentos.- Dijo Tina
-Creo que podias ser escritora.
- ¿Por qué?
- Porque tienes un don para expresarte.
- Aria eres un genio- me dijo abrazando.
- ¿No te importa que te contagie?- le dije a Tina
- Miraditas, no nos preocupa en absoluto- me dijo Kevín plantándome un beso en la mejilla y cogiéndome de la mano- Hueles a menta.
- Eso es gracias al caramelo de menta de Jake.
- Siempre preparado amigo. ¿Qué traes? Un kit que preparaste de una lista elaborada con minuciosidad. ¿Cómo haces?
- Eso es alto secreto.
- Como sea. Parece que Lemniscata ha superado su 1º momento de crisis en tiempo récord y para celebrarlo os invito a mi piso- Espera, espera ¿Kevin, mi novio nos estaba invitando a su casa?
- Tengo ganas de ver los cimientos sobre los que se sustenta tu piso. Pero sobre todo tengo ganas de ver tu cuarto y comprobar si es verdad lo que se dice.- Dijo Lena
- ¿El qué?
- De que una habitación refleja la persona que en ella habita.
- Pues ya te desvelo que sí Lena. Su habitación es un desastre. La 1º vez que fuimos Jake y yo a su casa encontramos un calcetín sucio en la moqueta tirado, la 2º vez tenía la ropa sucia tendida sobre la cama, la 3º tenía todavía los restos de la cena del día anterior sobre el escritorio, la 4º…
- Vale vale, demasiada información Tina. No me quiero imaginar lo que nos podamos encontrar. Ya puedes ir recogiendo los calzoncillos sucios.
- Qué bonito, os invito a mi hogar y aún por encima os metéis conmigo.- En medio de esa discusión sonó el timbre que daba lugar a las siguientes clases.- Ya veréis como al llegar la encontráis perfecta.
- Más te vale mustachito, porque voy a querer encontrar la papelera para tirar mis virus.
- Que romántico, iros a un hospital para que os miren.-Dijo Lena
Las siguientes horas las pasé entre caramelos de menta y pañuelos. Después de finalizar las clases todos nos reunimos para quedar a una hora en concreto en el piso de Kevin, el cual quedaba justo enfrente del hospital de la ciudad. Quedamos de ir sobre las 17:30 por lo que me daba tiempo a hacer algunos deberes antes. Al llegar a casa, me preparé una sopa, mientras que Lena se hacía unos San Jacobos. Luego de comer subimos a la habitación, en donde Lena se fue a dar una ducha y yo me quedé a hacer los deberes junto a Balto. A las 16:15, cuando Lena por fin salió del baño, me di una ducha rápida de agua caliente. Al salir de la ducha pude oír como Lena cantaba a pleno a pulmón, bueno más bien lo intentaba.
- Lena ¿No crees que ya llueve demasiado?- Le dije asomando mi cabeza por la puerta del baño.
- ¿Y tú no crees que es mejor que te seques ya el pelo para no empeorar el catarro?
- Hoy andamos inspiradas para las contestaciones. Será Pamela la causante- Vi como cogía el cojín y la intención que tenía de lanzármelo a la cara por lo que antes de sentirlo en mi cara cerré la puerta de nuevo del baño y me puse a secar el pelo. A las 16:45 salimos de la casa camino al piso de Kevin. Iba a conocer el piso de mi actual novio, por lo que más le valía que limpiara la habitación.
Llegamos a la dirección a las 17:24. El edificio se veía majestuoso al tener grandes ventanales que lo llenaban de la luz natural de fuera. Contaba en total con 21 pisos, y el de Kevin se encontraba en el piso 16. Llamamos al timbre y poco después oímos la voz de Kevin seguida del sonido de una puerta al abrirse. Cogimos uno de los teletransportadores que te permitían desplazar al piso que deseabas siempre que el inquilino te diera permiso; para hacernos una idea podrían ser como los polvos flu de Harry Potter. Aparecimos justo en el salón de la casa de Kevin, quien ya nos estaba esperando.
- Bienvenidos a mi morada- El salón era amplio y daba al exterior el cual mostraba vistas de la ciudad y del océano al fondo. En el se encontraba dos sofás pequeños y en medio de estes uno familiar. Justo enfrente había una mesa de cristal y madera teñida de color negro, encima de una alfombra de color blanca y roja. Enfrente de los sofás estaba un amplio armario en el cual se encontraban una televisión, varios libros, retratos familiares y decoraciones que iban desde jarrones con flores hasta figuras. En las paredes revestidas de papel decorado con adornos florales habían colgados varios retratos familiares que representaban varias etapas de la vida de Kevin y de sus padres. Me quedé observando una de cuando era un bebé, admirando esos hoyuelos que aún tenía hoy en día.-Sí. Ese bebé tan bonito soy yo.
- Sigues manteniendo los hoyuelos.
- Si y espero mantenerlos por muchos años-Al poco llegaron Tina y luego Jake que tenía el día libre en su trabajo de prácticas.
- Bueno ya estamos todos, ahora es hora de que les enseñes tu habitación a Lena y Aria y las asustes con tu desorden.
- Para tu información Tina, Aria va ha conseguir encontrar la papelera- Dijo al tiempo que me agarraba la mano y me sonreía.
- Si eso es verdad tendré que agradecértelo- Nos dirigimos a su habitación, la cual se encontraba a mano izquierda y al final del pasillo. La habitación se mostraba limpia y ordenada lo cual derivó en sorpresa por parte de Tina y Jake. En ella se encontraba una gran ventana, un gran escritorio en el cual tenía un ordenador portátil, así como los libros de las clases, y el resto del material escolar, contaba también con un gran armario en donde se podían ver en la 1º tanda varios libros, en la 2º varias películas en la 3º varios videojuegos de realidad aumentada. En las paredes tenía varios cuadros de edificios famosos, así como fotos de el y de Jake y Tina juntos y la nuestra del mostacho la cual me quedé observando.
- Veo que tienes todo ordenado y muy limpio.
- Ahora tienes que agradecérmelo.
- Esto sólo a sido el primer vistazo. Me pregunto que habrá dentro de ese gran armario que tienes cerrado y del cual te has colocado delante como si tratases ocultar algo- Me dirigí a el dispuesta a darle un beso, pero mi verdadera intención era abrir el armario. Fue un gran error hacerlo, pues tan pronto lo hice una gran cantidad de ropa se me vino encima, catapultándome bajo una gran montaña de ropa que iban desde camisas a, oh dios ¿eso eran calzoncillos? Sentí unas manos agarrándome para sacarme de esa montaña.
- Dios Aria ¿Estás bien?
- Creo que te has quedado sin premio mustachito. Sabía que ocultabas algo en ese armario, pero no me esperaba recibir en plena cara toda tu ropa, espero que al menos estuviera limpia, pero ¿Sabes qué? prefiero no saberlo. Ahora si me disculpas voy a salir un momento a tomar el aire fuera de esta habitación.-Salí de la habitación y me dirigí al salón, en donde al poco llegaron los demás
- Creo que lo tuyo Aria se lleva la medalla de oro en cuanto a visitas a la habitación de Kevin- dijo Tina.
- Dios miraditas no sabes cuánto lo siento.
- Está bien Kevin, pero sinceramente prefería no saber la marca de tus calzoncillos, ni los colores que sueles usar en ellos. Menos mal que no hay toros cerca- Le dije guiñándole el ojo, el cual hizo que se sonrojara más de vergüenza-Igual de roja me puse yo debajo de toda tú ropa- Su rojez fue en aumento. Podía notar hasta el calor abrasador que debían estar desprendiendo sus mejillas en ese momento. Al poco notamos la carcajada de Jake, era tan raro verlo reírse, que nos llamó la atención.
- Jake, amigo no deberías reírte de mis desgracias
- Lo lamento pero deberías ver la cara que pusiste después del comentario que te hizo Aria.- Luego se dirigió a mí- Pequeña sí que sabes sacarle los colores al chico y borrarle esa faceta de chico engreído. Eres todo un enigma y un gran descubrimiento.
- Oye, te ha llamado pequeña y no le dices nada y cuando yo te dije Piecito me quisiste matar.
- Ahora que lo mencionas me prometiste no contarle a nadie eso y lo acabas de soltar delante de todos, así que ¿Qué tienes que decir en tu defensa mustachito?
- Que se me ha escapado sin querer.
- Al igual que tu ropa del armario- Dijo Lena, lo que provocó de nuevo más carcajadas.
- Ya. Parad de meteros conmigo y concentrémonos en hacer algo de tarea si queréis que luego os enseñe una sorpresa.
- Esperemos que esa sorpresa no sean más armarios de ropa.
- Tina, ya se acabó la broma- dijo Kevin en tono cortante, lo cual derivó en un momento de tensión.
- Creo que deberíamos ponernos con la tarea antes de que esto vaya a más-Dijo Jake, que sacó sus apuntes y se sentó en uno de los sofás, los demás lo imitamos.
- Voy a mi habitación a por mis apuntes, ¿Queréis que os traiga algo de beber o comer?
- Si puedes traer algo para beber te lo agradecemos- Le dijimos al mismo tiempo
- Ok. Vuelvo en un rato.
- Espera, te acompaño- le dije a Kevin. Ambos salimos de la sala y nos dirigimos a su habitación.
- Siento lo de antes.
- Tranquilo, no tienes porque disculparte, aunque hubiese preferido que no pasase. Soy una maniática del orden, sin llegar al nivel de obsesión, pero me gusta tener las cosas ordenadas.
- Eso es porque eres doña perfecta.
- Nadie es perfecto Mustachito. Todos tenemos nuestros defectos, solo que algunos no se ven a simple vista.
- Pues tú y Jake parecéis tan perfectos que me hacéis preguntarme cuáles son vuestros defectos.
- Eso es un secreto, que quizás descubras con el tiempo.
- Entonces no confías en mí lo suficiente para contármelo.
- No. No es eso
- Entonces miraditas ¿Cuál es tu defecto? Como puedes ver el mío es el desorden.
- El mío quizás lo descubras con el paso del tiempo, pero ahora no estoy preparada para decirlo.
- Ya veo, no te fías de mí lo suficiente para abrirte. Seguro que con Jake te encuentras mejor para contárselo dado que parecéis compartir muchas cosas en común. Sois perfectos el uno para el otro.
- ¿De qué diantres me hablas Kevin? No entiendo a donde se dirige esta conversación.
- Pues se reduce al hecho de que por lo visto no te gusto lo suficiente para confiarme tu defecto.
- Kevin, claro que me gustas. Si no, no saldría contigo.
- Dos personas pueden salir sin llegar a gustarse realmente Aria y te lo digo por experiencia. Mis padres están separados porque mi padre prefirió a otra, pero antes de decidirse salía con las dos.
- Yo no soy así Kevin.
- Entonces ¿Por qué no me dices cuál es tu defecto?
- Porque no puedo, ¿vale? Este defecto es algo que llevo acarreando desde hace mucho tiempo y que lo único que ha causado es que la gente de mí alrededor me mirase de forma distinta a pesar de ser la Aria de siempre. ¿Era eso lo que querías oír? Es cierto que una relación se basa en la confianza pero también se basa en el respecto y ahora no lo has demostrado conmigo al forzarme a contarte esto. Esto que he intentado ocultar durante tiempo.- Sentí las lágrimas correr por mi cara y a continuación la mano de Kevin intentando tocar mi cara para limpiar mis lágrimas. Le aparté el rostro, no por el hecho de que no quería que me tocase en ese mismo instante, sino porque me había hecho daño. Salí de su cuarto, despidiéndome de él, triste y dolida por lo que acababa de suceder. No tenía ganas de ver a los demás ni de que estos me vieran en este estado por lo que me fui sin despedirme. Sin duda aquel martes se escribía con la misma M que la palabra mierda.
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