La mañana del miércoles se mostraba soleada, por lo que abrí las cortinas automáticas  de mi habitación con el objetivo de que entrase más luz a esta. A mi lado, Lena se revolvió bajo las sabanas ante el repentino golpe de luz. No era muy amiga de los madrugones que digamos, y el hecho de que yo la despertase hizo que pusiera un gesto fingido en su cara de enfado. Al poco, ambas bajamos de la habitación ya vestidas y nos preparamos el desayuno. Decidimos poner algo de música de fondo mientras hacíamos cada una nuestro desayuno. Mis padres ya se habían marchado a trabajar por lo que estábamos solas las dos lo cual nos permitía cantar a todo pulmón sin miedo a ser escuchadas por ellos. Quien dice cantar, dice intento de canto.Aquello, más bien parecía una invocación a la lluvia o una llamada al diablo dado que había fragmentos de la canción que inventábamos con frases que parecían un tanto satánicas para ser sinceras. Después de desayunar, lavarnos los dientes ambas nos dirigimos al instituto en donde los demás ya nos estaban esperando con un periódico en la mano.

- Hola chicos ¿Que estáis leyendo?- preguntó Lena

- Buenos días Lena, miraditas. Pues estábamos mirando esta noticia- Kevin nos acercó el periódico y nos señaló la noticia, la cual produjo un nudo en mi estómago. El Genar13 se había llevado a otro joven, joven que yo había conocido porque habíamos compartido habitación juntos. Se trataba de Raúl, un muchacho un año mayor que yo el cual había conocido a los 14 años y del que me había hecho amigo durante mi estancia en el hospital. Juntos nos habíamos prometido luchar por nuestros sueños: yo ser doctora y el científico, experto en enfermedades raras. Jamás llegaría a cumplir ese sueño. No pude evitar sentir como me faltaba el aire, y como todo a mi alrededor se tambaleaba al mismo tiempo que los sonidos del entorno se iban desvaneciendo. Por suerte Lena pareció percatarse de lo que me ocurría porque me sujetó y me obligó a sentarme. Con este gesto todos se giraron a verme con cara de preocupación.

- Aria ¿Estás bien? ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que llame al enfermero?- No era capaz de hablar. Ningún sonido salía de mi boca a pesar de que intentaba que mi cerebro diera una señal a mis labios para que se moviesen. Todos estaban a mí alrededor esperando a que hablara, preocupados. No quería que más gente se preocupase por mí, por lo que hice un esfuerzo por hablar.

- Sí, estoy perfectamente. Lo siento, debió de ser un bajón de azúcar, pero ya estoy mejor- Era otra mentira que se acumulaba a mi lista. Durante estos años había aprendido a guardar el dolor para mí misma para no preocupar a la gente de mí alrededor. Me levanté del césped del jardín del centro en donde nos encontrábamos para mostrar que me encontraba bien. A continuación el resto se levantó, y cada uno se dirigió a sus clases despidiéndonos hasta la hora de recreo. No fui capaz de concentrarme en ninguna de las clases. Lo único que quería era que aquella pesadilla terminase ya. ¿Por qué tenían que pasar cosas así? Raúl era un buen chico que se merecía vivir una larga vida, al igual que Annie y otros que habían perecido en esta lucha y acabarían pereciendo. A la hora del recreo me dirigí con Lena al comedor en donde nos estaban esperando los demás. La noticia de la muerte de Raúl estaba por todos lados, y esta me hacía sentir como si mi cuerpo fuese atravesado por un cuchillo invisible. Parecía que no había más noticias, incluso aquí en Paradise Beach donde creía que podía olvidar mi pasado, el Genar13 estaba en boca de todos. Lena intentó cambiar de conversación, cosa que consiguió al final. Al terminar las clases Lena y yo fuimos de camino a casa.

- Dime que es lo que te pasa Aria. Te conozco lo suficiente bien para saber que no tuviste un simple mareo. Aquello era similar a un ataque de pánico. Tiene que ver con la noticia ¿verdad?

- Era Raúl, el Raúl del que te hable una vez.

- Oh dios mío Aria, lo siento- me dijo mientras me abrazaba.

- Nos habíamos prometido que lucharíamos por nuestros sueños Lena. El ya no puede cumplir el suyo, y yo, yo no sé si viviré lo suficiente para cumplirlo, es más estoy completamente segura de que no lo conseguiré. Que ahora estea sana es como un pequeño milagro. No sé, quizás debería decirle que no a Kevin. Yo no podré darle nunca lo que quiere.

- Aria eso no es justo. Te mereces también una historia de amor de esas que te gustan tanto leer. Mereces tener tu momento de felicidad. No renuncies a Kevin por ello, porque eso no te llevará a ningún lugar. A veces vale más a ver amado un poco que no haberlo hecho nunca- A veces cuando oía a Lena me sorprendía la madurez que desprendía, pues en teoría la más madura y responsable de las dos era yo. Eso era lo que decían siempre, y que debido a nuestro carácter diferente nos complementábamos. Era por eso que quería a Lena como una hermana. Una vez en la casa hicimos la comida y luego al terminar subimos a la habitación en donde estuvimos hablando de Raúl. Hablar sobre el me ayudaba a superar su muerte. Su entierro tendría lugar mañana a las 18:00 de la tarde en Costa Duna, su lugar de nacimiento, vivienda y muerte. Quería asistir a ese entierro y despedirme de Raúl y prometerle a el y a sus padres que yo lucharía por los dos para cumplir nuestros sueños para mantenerme viva.

A las 15:30 Lena y yo salimos de casa, yo para asistir a la academia y Lena porque había quedado con Tina para dar una vuelta. Ambas habían compaginado muy bien, lo cual no era de extrañar pues su carácter era muy similar. Al llegar a la academia vi una nota pegada en el cristal de clase avisando de que no había clase dado que a la profesora le había surgido un compromiso de última hora. Decidí entrar de todos modos. Necesitaba bailar para poder despejar mi mente. Puse algo de música y me puse a bailar como si el mañana no existiese. En ese baile puse toda mi rabia, mi miedo, mi tristeza, con el objetivo de que estas emociones acabasen desapareciendo o se minimizaran en mi interior. Cuando terminé oí unos aplausos detrás de mí. Me giré y vi que eran Jake y Kevin.

- Eso ha sido increíble miraditas. No sabía que tenías todo ese talento dentro.

- Hola chicos, que hacéis aquí.

- Las clases ya se han terminado- Miré el reloj, daban las 18:15 justo. No me había dado cuenta del paso del tiempo.

- No me había percatado. Si me esperáis un rato ya voy con vosotros. Sólo tengo que cambiarme.

- Sin prisa miraditas. Si quieres te acompaño.- le dirigí una cara a Kevin de "como hagas algo así vas a conocer el verdadero dolor", el cual recibió por parte de Jake una sonora carcajada.- Mira si saber reír y a parte a carcajada limpia.- Me dirigí a las duchas en donde dejé que el agua caliente bajara por mi piel, quitando toda marca de tristeza y dispuesta a mostrar mi mejor sonrisa cuando saliera. Al cabo de unos 15 minutos me dirigí de nuevo a los chicos quienes me estaban esperando sentados en la plaqueta de la sala.

- ¿A qué esperáis chicos? Arriba que ya son horas y no quiero esperar por vosotros. Además Lena y Tina deben de estar esperándonos.- ambos se levantaron a la vez y se unieron a mí. Los tres salimos de la academia en busca de Tina y Lena que se encontraban en la entrada del parque. Decidimos dar una pequeña vuelta por este y montar en las canoas. Subimos todos en una en la que cabían 6 personas. A diferencia que las antiguas canoas, estas se movían por control remoto y no por remos lo cual facilitaba la cosa ¿Por qué os imagináis tener que remar sin saber cómo hacerlo? Fijo que darías vueltas en círculo y no avanzarías nada. El lago se situaba justo en el centro del parque, por lo que, lo que veíamos a nuestro alrededor eran árboles y plantas de todo tipo. Enfrente del lago se encontraba un pequeño Partenón, que simulaba ser el de la antigua Grecia, y en su interior se encontraba una escultura de la diosa Atenea elevada sobre una gran fuente cuya agua iba cayendo en pequeñas cascadas y llegaba al lago a través de un pequeño acueducto situado sobre el suelo y las escaleras que conducían a esta. Y el lago contaba con un gran puente del que colgaban numerosas enredaderas, las cuales al atravesarlas daban la sensación de que estabas llegando a otro mundo, sobre el agua había numerosos nenúfares y peces de todos los colores, simulando aquella ser un antiguo estanque chino. Después del paseo del cual acabamos mojados por cortesía de Kevin quien nos había salpicado, salimos del parque camino a una cafetería en donde cada uno tomo un helado para hacer más amena la calor. En la cafetería Tina nos mostró un pequeño boceto sobre lo que podía ser nuestro símbolo del grupo. Se trataba del símbolo de la lemniscata, simulando ser un reloj de arena. Era como una metáfora. Dado que lemniscata representa el infinito y el tiempo es algo que nunca se acaba, algo continuo a lo largo de la vida. Era perfecto. Después de terminar el helado, nos despedimos y cada uno se fue para su casa. Al llegar a la mía Lena y yo nos dirigimos a la habitación en donde realizamos los deberes y una vez terminados estes bajamos a cenar con mis padres quiénes también se habían enterado de la muerte de Raúl y sentían su pérdida. Ellos sabían perfectamente cómo me sentía, conocían mis ganas por despedirme de Raúl, por lo que me dieron permiso para ausentarme el día siguiente para asistir al funeral. Después de cenar Lena y yo nos fuimos a dormir. No hablamos nada, estuvimos en silencio esperando al que el sueño nos invadiera. Acabamos durmiendo abrazadas, como si cada una intentase dar fuerzas a la otra de una forma inconsciente. El día de mañana se avecinaba muy largo.