Capitulo 8
Acabamos de volver del supermercado, donde mi padre compró más golosinas y bebidas que ingredientes para el almuerzo. Según él son necesarios para su felicidad, ya que sin golosinas no puede vivir.
Mientras tanto Alex juega con Dante a un juego de cartas que no entiendo y yo me quedo mirando a la nada como suelo hacer.
Mi primo no ha aparecido aun, eso me alegra, pero siempre viene a hacer acto de presencia para avergonzarme y molestarme.
No sé qué problema tendrá conmigo, parece como si me quisiera y me molesta todo el tiempo. Mi padre ya se dio cuenta que Luis solo busca fastidiarme todo el tiempo, ya que siempre se pasa de desubicado con sus comentarios sobre mí.
Lei, ¿eres virgen? ¿Con cuántos coges en la semana? ¿harías un trio?
Esa cosa me dice siempre, cuando mi padre está presente no las comenta, pero si dice otras cosas para incomodarme.
Parece un niño chico e infantil, yo no hago nada, es más, lo evito y me persigue, no sé qué quiere de mí.
—Lei, ¿puedes ir a buscar a Luis a su cuarto? Necesito su ayuda para ir a buscar una mesa —me pide mi padre.
Genial, de tanto pensar en él lo invoqué.
No pongo queja alguna ante su petición, solo subo las escaleras y voy a buscarlo a su cuarto, si me dice algo más lo golpearé en la cara porque me tiene harta.
—¡Luis! ¡Papá te busca! —exclamo tocando la puerta.
Escucho como si hubiera gente adentro, pero nadie responde a mi llamado por lo que lo intento una vez más.
—¡Luis!
Pasan unos segundos antes de que una chica rubia, alta y de cuerpo envidiable me abre la puerta y me mira de arriba abajo con desprecio.
Mastica un chicle muy sonoramente lo cual hace que me estrese y me caiga mal casi al instante.
—¿Está Luis? No sabía que tenía visitas en mi propia casa—le digo a la rubia.
Tal vez no me hubiera caído mal si no me mirará como su fuera un mono despeinado.
—¿Tú eres su primita molesta? —me pregunta.
Oh, ya veo como es la cosa.
—No, de hecho, soy su prima cool e inteligente, lo de molesta de seguro lo dijo por ti—le digo.
Me mira con aún más desprecio y yo directamente no me gasto en mirarla de ninguna manera.
—¿Qué necesitas, Lei? —me primo aparece a su lado prendiéndose el pantalón y con una voz cansada.
—Papá te está buscando—le informo y luego miro a la chica—. Y avisa si traes visitas.
—Lo hice, que no te enteres ya no es mi culpa.
Luis pasa por mi lado con indiferencia y su amiga lo sigue como si fuera un perrito con su dueño. Yo solo les sigo el paso de mala gana hasta que llego a la cocina y me siento junto con Dante.
—Luis, ¿puedes ayudarme a mover la mesa? Aprovecharemos a comer afuera, ya que el día se presta—oigo decir a mi papá.
—Claro—le responde mi primo—. Ah, olvidé presentarte a Sophie, ella es mi...bueno, eso se está viendo aún.
La rubia se ríe simpáticamente y se acerca a mi papá.
Solo lleva puesto un camisón enorme y quiero creer que lleva un short debajo de eso y que no está solo en bragas. Su cabello rubio cae por los costados de su cabeza y un pirscing adorna su nariz.
Es linda, pero desde aquí puedo ver que será un nuevo fastidio para mi vida.
Tal vez pueda intentar tener una buena relación con ella, ignoraré que hace unos minutos me llamó fastidio y seré gentil. Con suerte, mi primo se enfocará más en ella y no en molestarme a mí.
—Oh, es un placer, Sophie—mi padre le estrecha la mano mientras yo miro la escena.
—El placer es mío, señor Hoffman. Gracias por recibirme en su hogar.
—No es ningún problema. ¿Quieres quedarte a cenar? —le pregunta mi padre.
—Si no es problema...
—Claro que no lo hay—la interrumpe mi primo—. Si quieres quédate con Lei y su novio mientras voy a buscar la mesa.
—Eh, no somos novios—lo corrige Dante.
—Ah, cierto, es que de a veces los veo tan juntos que lo olvido.
Mi primo se va correr la mesa y la tal Sophie se acerca a nosotros. Se sienta a mi lado con las piernas cruzadas y me dice:
—Lamento lo de prima fastidiosa, no fue mi intención, solo que así habla Luis de ti, con cariño, claro—me dice la rubia.
Su voz es dulce y suave. Si no fuera por el hecho de que hace un rato me insultó me habría caído bien al instante.
—Está bien, no me ofendí—miento—. ¿De dónde conoces a Luis?
—Oh, nos conocimos haciendo su tesis, me entrevistó para algo y luego de eso nos empezamos a ver y aquí estamos. De igual manera, aun no es mi novio.
—Tú lo dijiste, aun—recalco y ella se ríe, luego dirijo mi mirada a Dante—. Él es Dante, es mi amigo.
—Hola, un gusto en conocerte—la saluda Dante.
—Igualmente.
Entre nosotros se forma un silencio incómodo, solo se escucha el ruido de las hoyas y a mi hermano pintando un dibujo.
Por suerte, Dante se da cuenta de eso, así que me invita a mi patio y yo acepto así salimos de esa incómoda situación. Una vez afuera nos sentamos debajo de un árbol e intenta hacerme una trenza.
—Jamás entenderé como hacen esto tan fácilmente—dice Dante y yo me rio.
—Solo tienes que pasar el mechón que está en la parte de afuera para el medio, agradece que lo estás haciendo con cabello corto y no con el de Esther.
—Cierto, no entiendo cómo puede tener el cabello tan largo y estar peinada todo el tiempo, yo lo tengo corto y jamás puedo peinarme.
—Hay gente afortunada que nace con el cabello lacio y perfecto, y otras personas como yo que nacemos con una selva en vez de pelo.
Él me dedica una última sonrisa y sigue trenzando. Mientras tanto me pregunto que estará haciendo mi mamá.
Supuestamente se reunía con sus amigas, lo más probable que esté con un hombre haciendo de todo mientras mi papá se queda cuidando de Alex y de mí.
La imagen de mi madre con otro hombre me da una sensación extraña e intento pensar en otra cosa para no sentirme mal.
—Oye, ¿sabías que Liam Couman está en la cuidad? —me pregunta Dante.
—¿Con el qué jugábamos de pequeños? —le pregunto y él asiente con la cabeza—. Wow, que alegría.
Liam antes era mi mejor amigo, pero luego se mudó Toronto y perdimos el contacto. Me encantaría poder hablar con él en alguna oportunidad.
—El otro día me lo crucé y me saludó, así que nos recuerda y creo que irá a nuestra secundaría, tal vez nos lo crucemos seguido—me cuenta Dante.
—Qué bueno, hace tiempo no sabía nada de él.
Dante termina la trenza y luego se sienta a mi lado apoyando la cabeza en el tronco del árbol.
Saca algo de sus bolcillos y cuando dirijo mi vista a ver que es noto que son unos auriculares y los conecta a su celular. Luego me pasa uno y rápidamente escucho la voz de Lana Del Rey.
—Mi favorita, Summertime sadness—le digo y él me sonríe.
—Nuestra—me corrige.
Apoyo mi cabeza en el hombro de Dante disfrutando la canción y él hace lo mismo solo que arriba de mi cabeza.
No pienso en mi madre, tampoco en mi primo, solo pienso en la canción y en lo mucho que me gusta estar con Dante de esta manera.
Solo necesitamos una bella canción para desahogarnos y ser uno solo.
—Think i'll miss you Forever—escucho la dulce voz de Dante—Like the stars miss the sun in the morning sky.
Le sigo la corriente y ambos cantamos al unísono.
—Later's better than never
Even if you're gone, I'm gonna drive.
Levanto mi mirada para verlo, el viento despeina su cabello y su sonrisa no falta mientras canta la canción.
Me siento bien con Dante, me hace sentir como si todos los problemas de afuera no existieran y solo estamos nosotros y nuestra canción favorita.
Sentí una tristeza de verano cuando nos alejamos, no lo admitía, pero para ser completamente feliz necesito a este chico a mi lado y eso me da miedo, porque tal vez esa felicidad puede ser dañina para nosotros.
—Me haces bien, Dante Smith—le digo sin rodeos.
—Y tú me haces feliz, Lei Hoffman.
Le sonrío con la sonrisa más verdadera que he tenido estas últimas semanas y él me deja un beso en la frente.
— ¡A COMER PAR DE AMANTES DE LA MÚSICA! —grita mi papá y me sobre salto por su repentino grito.
Dante se ríe de mí y yo solo niego con la cabeza.
🦋🦋
Dante se fue de mi casa sin antes elogiar las albóndigas de mi papá y tocar la guitarra a petición de mi hermano.
Mi primo se fue con su novia a la habitación y ahora estoy ayudando a mi madre a preparar muffins para Gibby's. Preferiría estar en mi cuarto pintando algo, pero tomé esto como una buena oportunidad para acostumbrarme a la idea de que mi madre le es infiel a mi padre sin tener que ignorarla.
Me guste o no, es mi madre y vivimos en la misma casa, no puedo evitarla el resto de mi vida ni tampoco puedo tratarla mal siempre.
—Lei, me pasas los chips de chocolate—me pide y yo se las alcanzo.
No está siendo tan malo pasar tiempo con ella, en cierto punto lo extrañaba. Intento no pensar en todo lo que sé y eso ayuda.
—Sabes, hace mucho no nos sentamos a charlar tú y yo, o a salir a dar una vuelta las dos solas—comenta mi madre esparciendo chips por todo el muffin—. Deberíamos de hacerlo algún día de estos.
—No es tan mala idea, aunque últimamente no he tenido ganas de salir y esas cosas.
—Sí, he notado que te la pasas encerrada en tu habitación, eso te hará mal, Lei. Podrías decirme un lugar que quieras ir y podemos ir juntas con Esther, hace mucho no hablo con ella ¿Cómo está?
—Bien, retomó sus clases de baile, así que está feliz.
—Eso me alegra. ¿Sus padres siguen ausentes?
—Sí, pero es por trabajo, mamá, no lo hacen porque no la quieren.
—No digo que no la quieran, pero si se preocuparan por ella dejarían un poco el trabajo para pasar tiempo con su hija, la pobre de Esther se pasa todos los días sola en su casa y ni ve a sus padres.
—Lo sé, pero no es que siempre está sola, su niñera la acompaña todos los días y la ayuda con sus tareas. Además, también tiene a su hermano que la visita seguido.—le explico a mi madre.
—No es lo mismo, Lei, Esther no necesita a alguien que la cuide, necesita el cariño de sus padres. En serio que no entiendo a aquellos padres que le hacen tanto mal a su familia.
¿Es en serio?
—Sí, como podrías hacerlo, tú nos cuidas tanto y te preocupas siempre por nosotros. Jamás harías algo que pudiera dañarnos a mí y a Alex, mucho menos a papá—digo sarcásticamente.
—Aaaw, gracias, Lei. En serio, eres muy buena hija.
Y tú tan mala madre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top