Capítulo 13
Liam estiró una manta que encontró en su auto y la colocó en el frio pasto del parque en el que nos encontramos.
La luna junto con las estrellas ilumina la noche como suelen hacerlo mientras que mi amigo se devora su hamburguesa, yo, por otro lado, solo me acuesto de lado reflexionando mi acción.
No paro de repetirme que soy una estúpida y que no debí haber seguido a mi mamá, tendría que haberme quedado a cenar con mi hermano y con mi papá.
Creo que está situación me está volviendo loca, no paro de pensar en mi madre y lo que hace con hombres o en mi primo.
Le doy la razón a las palabras de mi madre, estoy perdiendo la cabeza y cuando por fin eso pase me volveré una loca paranoica que no verá las cosas con claridad.
Desearía no haber agarrado el celular de mi mamá nunca, no cargaría con el peso de tener que mentirle a mi padre con lo que sé y no estaría pensando tanto como lo estoy haciendo ahora.
Si no hubiera visto nada de eso ahora mismo sería feliz.
—Lei, ¿no quieres comer? —pregunta Liam con la boca llena.
Antes de contestar suspiro y veo la hamburguesa—Creo que no tengo apetito, puedes comerla tú si te apetece.
Él me observa unos segundos, se limpia la boca y se acuesta a mi lado mirándome.
—¿Quieres hablar de lo que pasó en el restaurante? Porque, creo que no solo fuiste para ver si tu madre le estaba preparando una fiesta a tu padre y esto es mucho más grande.
No digo nada, solo me quedo callada mirando a la nada misma.
—¿Alguna vez te conté por qué me mudé a Ottawa? —pregunta, solo me muto a negar con la cabeza.
El chico se acomoda y mira el cielo estrellado.
—Cuando tenía 8 años descubrí a mi papá engañando a mi mamá con otra persona—me cuenta y se gana mi atención—. Fue una mierda haberlo descubierto y mucho más a esa edad que ni siquiera sabía que significaba la palabra sexo, pero eso pasó y tuve que afrontarlo.
—¿Qué hiciste al respecto?
—Se lo conté a mi mamá y claro, ella se enojó con mi padre. Pelearon el resto de los días de manera muy, pero muy fuerte y yo solo observaba la situación culpándome de todo aquello, porque si no hubiera sido por mí ellos no estarían peleando y mucho menos se habrían separado—él se relame los labios antes de seguir y suspira—. En fin, me mudé a Ottawa con mi mamá y abandonamos a mi papá, ahora yo volví con él para darle una segunda oportunidad.
—Eso es...horrible. Lo siento tanto, Liam—le digo.
—Sí, lo fue, pero ¿sabes qué fue más horrible? La culpa que sentí en aquel momento. Por mucho tiempo me arrepentí de habérselo contado a mi madre, porque si cerraba la boca jamás me hubiera mudado y ellos no se hubieran separado y seguiríamos siendo una familia feliz, o, mejor dicho, seguiríamos fingiendo ser una familia feliz—escucho atentamente sus palabras mientras él mira el cielo—. De nada serviría vivir una mentira y mis padres están mejor separados que juntos, eso me costó reconocerlo, pero así es la realidad y mientras más rápido la aceptes más fácil será la vida.
Mi giro de manera que mi espalda quedo acostada sobre la manta y al igual que Liam observo las estrellas.
—¿Y si te digo que estoy pasando por lo mismo? —confieso—. Hace un par de meses atrás descubrí que mi mamá le mete los cuernos a mi papá y desde ese entonces mi vida se ha convertido en un tornado que poco a poco me va destruyendo.
Él me ve y me agarra de la mano.
—No sé qué hacer, es decir, sé lo que debo hacer, pero hacerlo me da tanto miedo. No quiero que todo cambie y a la vez quiero que todo sea mejor para mi familia.
—Sí, lo entiendo. No es fácil, Lei. La vida es un camino de piedras en donde si no sabes caminar o no te sujetas de la persona adecuada te caerás y te dolerá, terminas lleno de sangre y de herías que tal vez duelan para siempre, pero aprender a levantarte y enfrentar aquello que nos hace tan mal hace que lleguemos al final de ese camino y empecemos uno nuevo en ya sabemos cómo pisar.
—¿Y si nunca llego? —le pregunto con lágrimas en los ojos.
—Sí llegarás, porque no pienso soltarte la mano—me dice—. Ni Dante, ni Esther y mucho menos tú papá, Lei. Te ayudaremos a cruzar este camino, no te dejaremos sola—Liam se me acerca y me abraza fuertemente.
Yo hago lo mismo cerrando los ojos.
—No pienso dejarte caer, Minion—ese comentario me hace reír.
—Eres el mejor amigo, Gru.
🦋🦋
Con Liam queríamos apagar ese clima fúnebre que nos había rodeado, así que vinimos a fastidiar a Dante en su trabajo, de paso veníamos a tomar helado.
Para nuestra suerte no hay nadie en la heladería.
Liam entra con una sonrisa pícara en el rostro, al momento en que Dante lo ve niega con la cabeza junto con una sonrisa de boca cerrada, por otro lado, yo solo entro mirando a los costados.
—¿Cómo está mi mejor amigo? —anuncia Liam de manera de saludo, Dante lo mira con una sonrisa, luego se estrechan las manos.
—Trabajando para ganarme la vida—Dante dirige su mirada hacía mí y yo le regalo una sonrisa junto con un saludo con la mano—. Hola, Lei, es lindo verte por aquí.
—Bueno, no hay nadie ¿Qué tal si nos sirves unos helados y nos sentamos a hablar? Con Lei estamos aburridos y queremos fastidiar a alguien.
—Claro, termino de limpiar esto y los acompaño.
Dante limpia una mesada que minutos atrás estaba llena de manchas de helados y demás cosas, luego hace nuestro helado y como anteriormente dijo Liam se sentó con nosotros a hablar.
Sus brazos están cruzados y una de sus piernas está apoyada arriba de la otra mientras escucha atentamente lo que le cuenta Liam, yo no tengo muchas ganas de hablar, pero intento prestar atención.
En un momento me quedo mirando a Dante, sus mejillas están sonrojadas y cada vez que una sonrisa se le escapa sus hoyuelos se le marcan agregándole algo tierno en su rostro y ni hablar de cuando achina los ojos. Es tan tierno y eso me encanta.
—Lei ¿Tú qué opinas? —pregunta Dante.
—Que eres muy tierno.
Espera ¿Qué mierda acabo de decir? ¡¿Eres estúpida o te haces?!
Noto como Dante se sonroja más y se ríe de mi comentario, Liam solo me observa con una sonrisa y negando con la cabeza.
Tonta, Lei. Tonta, Lei.
—Mm, lo siento, es que...—no hay excusas para lo que dije y si las hay ninguna está cruzando por mi cabeza en este momento.
Dante llega a mi rescate y dice:
—Tranquila, no tienes que disculparte por alagar a alguien y mucho menos si hiciste sentir bien a esa persona, cosa que pasó, así que gracias, tú también me pareces muy tierna.
¿Por qué mierda mi corazón empezó a acelerar y me sudan las manos? Odio esa combinación.
Dante me dijo que soy tierna. ¿Lo soy? ¿Le parece tierno un ogro enano?
No digo nada al respecto, solo le sonrío apenada y la voz de Liam interrumpe de la nada.
—Wow, Esther dijo que ustedes dos solían ponerse cariñosos, pero no creí que tan seguido—Dante lo mira con una cara que, de haber sido posible, lo hubiera mandado al infierno a él y a toda su familia—. ¿Qué? Solo les comento lo que me cuenta Esther. —responde ante su mirada.
—Sí, Esther suele decir muchas cosas que no son ciertas, ¿verdad, Lei?
—Eso creo.
No comento nada más, solo como mi helado mientras que ellos dos siguen su charla de ¿autos? ¿la universidad? Le perdí el hilo a la conversación cuando escuché un nombre extraño de un auto, pero rápidamente volví a prestar atención cuando hablaban de la cita con Charlotte.
—Oye, escuché que tú y esa chica se besaron, ¿tienen algo? —pregunta Liam.
¿Qué? ¿Se besaron? Dante dijo que no lo haría.
¿Y a ti qué te importa, Lei?
Me gustaría que no me importe, pero me importa y mucho la verdad...como amiga, claramente, je.
—Mmm, no, no tenemos nada—afirma Dante.
—Pero, sí se besaron ¿no?
Noto como él suspira y me ve antes de responder, luego baja la mirada y dice:
—Así es.
Auch
—Pero no fue la gran cosa, la verdad, ni siquiera me gustó. Solo la llevé hasta su casa y antes de bajar el auto me besó repentinamente y ya—cuenta Dante.
—Charlotte no es mala chica...—comenta Liam.
—No, solo es una bruja que vino a cagarle la vida a los demás y en especial a mí.
¡Lei, por el amor de Axl Rose deja de decir en voz alta lo que piensas, quedas como una ridícula!
Bueno, ¿y qué si lo soy? La verdad es que no hay nada de malo en serlo, eso creo.
Liam se ríe sonoramente y Dante de igual manera por mi comentario, por lo menos les causa gracia.
—Ay, amo tu personalidad, Lei—dice Liam tocándome el hombro.
Estamos un rato más hablando de puras tonterías hasta que Dante tiene que cerrar y con Liam nos despedimos de él.
—¿Por qué no se lo dices? —pregunta Liam.
—¿Qué cosa?
—Que te gusta.
—Porque no lo hago.
Liam me ve con una cara de << ¿En serio? ¿te piensas que soy ciego o qué? >> y yo le dirijo una de <<No opines al respecto>>, pero es Liam y claro que opinó al respecto.
—Harían linda pareja, los dos son igual de tiernos y de callados. Y amantes natos de la música, claro—me rio por su comentario y luego dice: —Pero entiendo en parte porque no lo haces, el miedo es una mierda.
¿Cómo sabe que tengo miedo de hacer aquello? Yo no lo llamaría "tener miedo" sería más como...bueno, puede que sí, pero no estoy lista para tener una relación ahora con todo el caos que es mi vida.
—¿Tú tienes miedo de decirle a Esther que te gusta? —le digo cambiando de tema.
—Estamos hablando de Dante y de ti, no cambies de tema.
—Solo para que sepas, a ella también le pareces muy lindo—noto como él se ruboriza y luego baja la cabeza con una sonrisa de lado.
Lamentablemente, tengo que ir a mi casa donde se encuentra mi madre, de seguro está afilando un cuchillo para clavármelo bien el ojo y pensando insultos creativos para recordarme lo mala hija que soy y demás cosas.
No quiero ir a mi casa, pero esto es algo que algún día tendré que afrontar y Liam me aconsejó charlarlo con ella, así que seguiré aquel consejo.
El chico estaciona su auto al frente de mi casa y yo tomo un largo y ruidoso suspiro.
—Tú no le contarás a nadie lo que te dije ¿verdad?
—Tranquila, puedes confiar en mí. Suerte con tu mamá, tal vez no esté tan enojada.
Oh, claro que lo estaré, pero con suerte estará mi papá en la casa y evitará que me mate.
Me despido de mi amigo y bajo del auto con el corazón en la garganta, tratando de adivinar que me sucederá ahora. Me imaginé cualquier situación, pero jamás creí que madre estaría esperándome al lado de la puerta y que cuando entrara me agarraría de la oreja y me llevaría a tirones hasta el living. Claramente yo me quejo y me defiendo, pero es para nada.
Una vez que me suelta casi empujándome noto como me mira llena de enojo y yo no le bajo la mirada como suelo hacerlo siempre, se la mantengo casi con el mismo enojo.
—Escucha...—no termino la oración porque me pega un fuerte cachetazo que me da vuelta toda la cara.
— ¡Eres una maldita malcriada! —me grita.
—¿Se supone que eso es un insulto para mí? Porque que tú me hayas criado mal no es mi culpa.
Creo que le enfadó más el tono relajado con el que lo dije en vez de mis palabras.
—¡¿Cómo mierda se te ocurre hacer algo así?! ¡Entrar a un restaurante y gritarle a tu madre y un pobre hombre que no tiene la culpa de que te estés volviendo loca!
—¡Si me estoy volviendo loca es por tu culpa! En serio ¿me preguntas cómo me atrevo a ser tal cosa? ¡¿Y tú?! ¡¿Cómo mierda se te ocurre traicionarnos así?!
— ¡Yo no traicioné a nadie...!
—¡Por supuesto que sí! ¡Sé que te ves con distintos hombres y engañas a papá no te hagas!
Ella me ve con la respiración agitadas y con lágrimas en los ojos. Tal vez no puede creer que yo lo sepa y se esté preguntando ¿Cómo mierda se enteró?
—Eso no es así... estás equivocada.
— ¡No, no lo estoy! —le grito—. ¿Cómo se te ocurre hacer algo así? ¡A papá, él te ama como su fueras en puto amor de su vida! ¿Y cómo mierda se te ocurre hacernos algo así a tus hijos! ¡Alex no se merece eso y papá tampoco y yo no merezco que me tratas de loca porque si lo estoy no es por nada más y nada menos que tú culpa!
Las lágrimas caen sin secar de mis ojos, como si mi mejilla fuera un puto tobogán por el cual es divertido deslizarse.
—Hay una explicación...
—La única explicación que hay es que prefieres un orgasmo antes que tu familia, la cual se ve que te importa una mierda...
Otra cachetada me ataca, está mucho más fuerte y con más rabia.
—Ustedes si me importan, son lo que más amo en la vida.
—Demasiadas palabras y pocas acciones. ¿Sabes lo que es amar a alguien? Es no hacerle daño y tú me estás rompiendo a pedazos lentamente. ¡Eres mi madre, carajo! ¡Debería de confiar en ti y te debería de querer como a nadie más en este mundo, pero ¿cómo puedo amar a alguien que me está destruyendo?!
No tiene palabras ante las mías y yo tengo muchísimas para gritarle en la cara. Pero, no lo haré, una parte de mí la sigue amando y me destruye verla con los ojos hinchados llenas de lágrimas.
Porque sí, me está haciendo daño, pero es mi madre y la quiero a pesar de que ella no me quiera de la misma manera.
—Lei...yo...
—¿Cuándo estabas con esos hombres pensabas en mí o en Alex? ¿En cómo nos sentiríamos si nos enterábamos que lo que era nuestro concepto de amor no fue nada más que solo una actuación? —los llorosos entre cortan mis palabras, pero no me detengo—. ¿En cómo se sentiría Alex que su tan amada familia es solo una mentira? ¡¿En cómo nos sentiríamos todos por tus acciones?! ¡Por si no lo pensaste déjame que te lo diga, es una puta mierda!
Me detengo un segundo y el cuarto queda en silencio. Mi respiración es un caos y la de mi madre también.
No digo nada más, cruzo por su lado y me voy directo por la puerta. Sus gritos atentan con detenerme, pero no lo hago, porque quiero estar con alguien que me apoye. Con la única persona que sabe bien por lo que paso.
Ni siquiera noto que mi papá estaba en el camino y me lo choco.
—¿Dónde vas, Lei? Ya es de madrugada.
—A ver a alguien especial...
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🦋 Nota de la autora 🦋
Helloo.
Después de tanto, aquí estoy. Lamento no actualizar seguido, esta historia aun está en proceso, pero ya estoy terminando de escribirla 🤍
También tengo demasiados exámenes este mes, así que me estoy enfocando mas en eso.
En junio se vendrán cosas nuevas 🤍🤍
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