12: ASÍ QUE POR FAVOR

NARRACIÓN

-¡Oye, a la próxima mejor dejo que te levantes tú solo por esas pesadillas!- Lloyd se levantó, masajenado el área de la espalda baja.

-Perdón, no dormí toda la noche y me levantas temprano- se acostó tratando de aguantar la risa.

-Bien, bien, que descanses- Lloyd se levantó para encaminarse hacia su cama.

-Gracias, ya vete a dormir- él castaño se acomodó entre las sábanas, desprendiendo un poco de calor para que su nariz dejara de doler por el frío.

-esta bien, ¿necesitas algo? por si acaso-

-No, gracias, ya vete a dormir- Lo último sonó firme, como una orden.

El rubio asintió lentamente y obedeció, fue a acostarse a su cama individual, se escuchó un ruidoso rechinido que en seguida obligó a Kai abrir los ojos y mirar a Lloyd con ligera molestia .

-Te recuerdo que tu cama no es un trampolín Lloyd- rodó los ojos y volvió a esconderse entre la cobija.

-Si, si, lo que tu digas-

Lloyd se acomodó entre las mantas.

-Oye Kai-

-¿Qué quieres?- la voz ronca y malhumorada le respondió.

-Ah, nada, ya sé me olvidó- rió por lo bajo

Seguido, se escuchó un gruñido por parte de Kai, que se levantó en seguida para lanzarle otra almohada.

-a la próxima te hago brocheta- susurró, fulminandolo con la mirada, volvió a recostarce.

-Ush, que carácter de ancianito- él rubio se quejó.

-cómo sea- el castaño se volteo para ya no mirarlo y finalmente volver a dormir.

🐯🐉

Pará mala suerte de Kai, el día proyectó los primeros indicios del día.

Nublado y chubascos leves.

Los pocos rayos de sol, tenues entre las nubes, atravesaba por la ventana de la habitación, las sábanas a prueba de fuego y térmicas de kai dejaron de emitir calor, ya que los rayos de sol lo mantenían con una buena temperatura.

Los rayos suavemente iluminaban la piel bronceada del rostro de Kai, haciendo que resaltaran las facciones afiladas del muchacho, las finas y gruesas pestañas de él brillaban ante el contacto del sol.

Abrió los ojos, dejando ver un suave color miel con destellos verdes, mezclandose en el iris.

Un jóven digno del orgulloso linaje de maestros fuego.

Se levantó y estiró un poco sintiendo unas suaves punzadas en la cabeza, debía preguntarle a Jay dónde dejó los analgésicos que él doctor le recetó.

Miró hacia las camas vacías de la habitación, preguntándose dónde estarían ahora, hasta detenerse al ver unos cabellos plata que brillaban con el sol.

Lloyd no se había despertado.

Se aproximó con la intención de moverlo suavemente para despertarlo.

-hey, niño, despierta, ya es hora de levantarse- Lo sacudió sin fuerza, tirando un poco de la manta que cubría el cuerpo del muchacho.

Hasta que en la mesita vió el vaso de agua, lleno.

Una sonrisa burlona se formó en su rostro.

-No debería, ¿pero quién me lo va a impedir?-

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