10: PERO YO ESTARÉ AHÍ

NARRACIÓN

El resto de la familia finalmente estaba dormida, mientras que en la enfermería el jóven maestro del rayo se mantenía al margen de cualquier movimiento extraño que su hermano hiciera mientras dormía, él leía un libro mientras tanto.

Kai estaba vendado de la cabeza y el pecho, no llevaba la camisa del traje ya que esta estaba colgada en el armario que tenían.

Aunque el pecoso tuvo que despertarlo para cambiarle las vendas y ayudarlo a lavarse la sangre en el lavamanos.

Tenían que ser cuidadosos y sacar toda la sangre que saliera, podría causar una necrosis.

Aunque las heridas fueran pequeñas, la zona de la cabeza era muy escandalosa, Jay hizo lo posible por no lastimarlo.

-Agh, el agua está muy caliente, bajale, bajale, no es fuego- le dió unos suaves golpecitos a la mano de Jay

-Perdón, perdón- reguló el agua y siguió lavando para que toda la sangre sin dañarlo.

Hasta que se detuvo al sentir una cicatriz que abarcaba desde la parte inferior de la cabeza hasta el inicio de la nuca.

Podría casi pasar desapercibida a causa del cabello de Kai.

-Sabes qué, creo que si voy a tener que llevarte a urgencias, no para de salirte sangre hermano-

-Jay, son las dos de la mañana, no creo que sea buena idea-

-Todo lo contrario, puede causarte un problema mayor, ponte la camisa, voy por una chamarra y un suéter-

Salió de enfermería para tomar las cosas del perchero de la entrada y volver para ayudar a Kai a ponerse la chamarra.

-bien, bien, vamos- Jay se apresuró a vendarlo, sacándolo de la enfermería para ver todo el desastre que se miraba en la sala.

Salieron hacia la cubierta, siendo recibidos por una ráfaga fría de viento.

Aún no salía el sol, lo que era bueno para evitarle una jaqueca al castaño.

-¿Cómo voy a bajarte?- Lo miró con cierta incredulidad al ver las escaleras.

-Si puedo bajar, solo me duele la cabeza- Kai se dispuso a bajar, paso a paso y con una mueca de dolor con cada paso que daba hacia abajo.

-Con cuidado, no vayas a caerte-

-Si, si, ya apúrate a bajar, hace un frío horrible- se quejó Kai ya estando abajo.

Jay de apresuró a bajar para luego caminar al lado de Kai, cuidando de que no se fuera a desvanecer por el choque de temperaturas o que sangrara más.

Cruzaron varias calles, Jay agarraraba Kai de la mano para poder cruzar sin que él tuviera que preocuparse por ver hacia dónde ir.

-ya casi llegamos, ¿cómo te sientes?-

-Pues, he estado mejor, tengo mucho frío, ¿eso es normal?-

-Pero si te puse un suéter y una chamarra, además, se supone que tu cuerpo aguanta temperaturas altas- Lo miró extrañado mientras esperaban a que el semáforo de peatones se pusiera verde.

-si, pero no las bajas, menos en este estado, me siento adormecido- replicó cansado mientras apretaba el paso

-Bien, a ver- miró a los locales para ver si había alguno que pudiera ayudar a climatizar al castaño.

Una librería podría ser la opción cuando Jay la vió y sonrió

-Vamos a meternos aquí- tiró de su brazo con poca fuerza para caminar un poco más rápido y tomar la puerta de cristal, entraron a la librería, divisando unas sillas y una mesa.

-Tomaremos un descanso aquí, el hospital no queda muy lejos-

-Mientras haya calor y algo de comer estaré bien-

-¿Tienes hambre?- se sentaron en las sillas, quedando en frente del otro.

-Mucha, no terminé de cenar- Jay se levantó para ver si podía encontrar una cafetería en el mismo establecimiento.

Y así fué, había una pequeña cafetería con frituras en los estantes, sopa instantánea, baggels, emparedados y más cosas que no podían verse por la lejanía.

-Iré a ver que puedo comprar-

-Está bien...- Kai recostó la cabeza en la mesa y cerró los ojos, tratando de esconder su nariz con el suéter.

El frío no era muy amigable en cuerpos diseñados para un elemento de altas temperaturas, por eso es que se volvía sensible ante el tacto de baja temperatura.

No pasó mucho tiempo cuando Jay llegó con dos tazones de sopa instantánea, un baggel, café y jugo de naranja.

-Ten, creo que es mejor que comas algo líquido a algo sólido, de todas formas podemos partir esto a la mitad si te sientes bien después de la sopa- le dejó la sopa y tomó asiento en su silla.

Kai se levantó para mirarlo y asientir, tomando los palillos y rompiendo el huevo que traía en el empaque para ponérselo a su sopa.

-Gracias- tomó su envase entre las maños y le pasó un poco de calor, sin prenderlo en llamas, extendio la mano para que Jay le pasara su sopa.

Se la pasó y también repitió la misma acción

Empezaron a comer al cabo de que las sopas estuvieran ya hidratada y listas.

-Gracias por la comida- alzaron un poco los envases, agradeciendo en el idioma del país.

Japonés.

Jay sacó los fideos del envase para empezar a comerlos, mientras que kai comía lentamente, haciendo la cabeza un poco hacia atrás cuando ya tenía comida en la boca.

-¿Está muy caliente?- el pecoso lo miró extrañado, a lo que el castaño negó

-La mandíbula no me deja comer muy bien- se limpió los labios con una servilleta.

-Uh, ¿también te lastimó ahí?-

-Si, solo que creí que no habría mayor problema-

Siguieron comiendo, hasta que Kai tuvo sed.

-El jugo de naranja te ayudará a reponerte, apúrate a terminar que pago y ya nos vamos- el ojiazul le dió un trago al café que llevaba en mano derecha, se levantó y llevó la basura que había al bote, fué a pagar la cuenta después.

-Si, si, ya casi termino- se acercó el envase a la boca y comenzó a sorber lo que restaba de la sopa y una que otra clara de huevo.

Esperó a Jay para poder irse del lugar, se levantó para tirar lo que quedaba de basura, metió su silla y se fué a ver los libros.

-Ya está, vámonos- le dedicó una sonrisa.

Dejando ver unas ligeras bolsas debajo de sus ojos, debió de haber cuidado de Kai desde muy tarde.

El castaño asintió sonriente y salieron del establecimiento, siguieron caminando a paso apresurado.

-¿Cómo te sientes?- preguntó el pecoso

-Mucho mejor, pero sigo con dolor de cabeza-

Jay solo pudo abrir la boca para susurrar un "Oh" sin dejar de caminar, volteando de vez en cuando para asegurarse de que iban seguros.

-¿Y tú?-

Hospital General de Nueva Ninjago, Distrito 9.

-Hola, buenos días, ¿se encuentra algún doctor presente?-

-Por supuesto joven, ¿Los atenderá a ambos o a alguien en especial?-

-Si, a mi hermano, verá, se estrelló contra un espejo anoche mientras trataba de cambiar el foco del baño-

-Oh, ¿le lávaste constantemente las heridas?- la enfermera empezó a guiarlos a través de los pasillos mientras le preguntaba al pecoso quien tomaba de la mano a Kai.

-Así lo hice doctora, también puse algunas vendas, no se si fué correcto haberlo vendado-

-Pues, no es de las mejores opciones pero no te preocupes, ayudarán a tu hermano- se aproximó a la puerta donde se detuvieron y suavemente golpeó la puerta.

-pase-

-Bien, pudimos retirar los restos de tejidos infectados, gracias a los buenos cuidados que me informaste que le dieron, estará muy bien en poco tiempo, que bueno que vinieron a vernos- el doctor se encontraba sentado en su silla de oficina, frente a él estaban ambos hermanos.

-Apliqué sólo tres puntadas para evitar que la sangre siga fluyendo escandalosamente, así que ya no tienes de que preocuparte jovencito, aquí anoté los analgésicos que debe tomar para el dolor, es uno cada ocho horas- le entregó un papel que el pecoso resguardo en su chaqueta.

-Muchas gracias por atendernos tan temprano doctor-

-No hay de qué, al contrario, para servirle jovencito-

Ambos agradecieron y salieron del hospital, aunque ya fueran las cuatro de la mañana la ciudad se veía algo transitada.

-Vamos, ya que te pusieron los puntos podemos ir en mi motocicleta- se aproximó al castaño para ayudarle a ponerse el casco, cuidando que no se lastimara las suturas.

Subieron a la moto y se pusieron en marcha, llegando más rápido gracias a la ausencia de tráfico, recibiendo los primeros rayos de sol y dándole bienvenida a un nuevo día.

Al llegar y subir al Bounty, Jay se apresuró para abrir la puerta y quitarse la chamarra, dejando las llaves de la puerta colgadas en el estante, caminó a la cocina para lavarse las manos y serviste un vaso de agua, pensando en que ahora que atendieron bien a Kai, podía permitorse dormir un poco.

Kai apareció minutos después en la entrada de la cocina, mirándose un poco más cansado y arrastrando un poco el caminar.

-Gracias por llevarme- habló bajito, mirando al piso mientras caminaba hacia la mesa, agarrandose de una de las sillas -No sé si sea la pérdida de sangre, pero me siento mareado-

Jay le dedicó una mirada confusa, dejando de lado su vaso para ayudar a Kai -¿Quieres descansar un poco?-

Kai asintió, acomodándose para poder salir de la cocina, solo que al dar un paso más se tambaleó, haciéndose para atrás, se empezó a reir por los nervios.

-Mierda, que putiza me metí, parezco un borracho- dejó salir entre la risa, tratando de mantener la compostura, casi imposible.

-No te presiones, ¿no quieres que te ayude?- quiso intentar ayudarlo a mantenerse de pie.

-Tranquilo, solo necesito un momento, espera, puedo solo-

Y así fué, esperó hasta que el castaño pudiera componerse y caminar hacia la habitación, acomodándose para finalmente dormir después de un buen rato intentando caminar a su paso en un tramo tan corto y llegar a su cama, el castaño ya podía respirar con normalidad, el nindroide le había puesto algo para desinflamar las marcas y moretones del cuello, estaría bien después del susto, pero no parecía que el castaño estuviera durmiendo del todo bien, parecía ser que tenía pesadillas esta noche.

Todo estaba obscuro.

-¿Dónde...dónde estoy?-pregunto a a la nada el castaño.

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