LLOYD

Cole nos mantenía al tanto de la conversación, como él decía.

Las paredes hablan, los maestros tierra lo saben bien.

Kai era fuerte, era extraño el saber que lloraba.

Ni siquiera estoy siendo capáz de encontrar la palabra descriptiva "correcta"

-me golpearon y experimentaron con mi cuerpo, no me dejaban verte, y él también era sometido a las mismas experiencias, te oía llorar todo el tiempo y nunca pude hacer nada, milagrosamente nunca hicieron nada contigo, tal vez tus exámenes te catalogaban como una no elemental, mientras que a mi me tenían atado a la camilla todo el día y a duras penas me alimentaban, sabían que yo tenía la posibilidad del desarrollo elemental, escucha, hice muchas cosas de las que me arrepiento, pero no puedo volver a esos días, no podría- explicó Cole mientras seguía escuchando

-hey, calma, estamos aquí ellos jamás volverán a hacerte daño mientras nosotros estemos aquí hermano-

-somos de la familia, y la familia se apoya-

-Esa es Nya- contestó Jay con una sonrisa

-Kai, jamás te vamos a dejar solo-

-Ya, deja de escucharlos, tenemos la información, actúen natural-me fuí a sentar al sofá para tomar una historieta.

Los demás hicieron lo mismo.

Al cabo de un momento, Nya y Kai entraron a la sala.

Kai tenía los ojos enrojecidos e hinchados, pero se mostraba fuerte, era extraño verlo y escuchar que lloró, lo que debió vivir posiblemente dejó traumas.

-Ven aquí hermano- Jay se levantó para tenderle sus brazos y atraparlo.

-Perdón amigo, te escuchamos llorar- Cole también se acercó para poner su mano en el hombro de Kai y abrazarlo.

-gracias...-dijo Kai limpiándose las lágrimas restantes en su rostro mientras escondía el rostro entre Cole y Jay.

-como el acero afila al acero...-

-un hermano afila al otro- me levanté para abrazarlos también.

JAY

No sé lo que sucedió o lo que pasará ahora, protegeré a mi hermano pase lo que pase.

-¿Hay alguna otra diferencia entre tú y el clon?- dijo Cole sacándome de mis pensamientos

-Si la hay, él se llama Káiser, yo le puse ese nombre-

Esa era la única vez en estos años que vi llorar al arrogante Kai Smith.