☆61☆PLAN DE ATAQUE
Khristen
Ha llegado un momento crucial en mi vida y por tanto debo sacar toda mi fortaleza, valentía y determinación. La guerra es inminente y tanto en la Tierra como en Irlendia me es imposible escapar.
Esto es lo que soy, y sé lo que debo hacer.
Ahora entiendo mejor el verdadero secreto detrás del cambio. No se trata de concentrarse en combatir lo viejo, más bien, construir sobre lo nuevo. Los grandes cambios vienen con una gran sacudida, y el trabajo de cada uno es afincarse a lo que tiene más firme para no caer. Soy ferviente adepta de la creencia que es agotador correr siempre detrás de la efímera luz cuando lo verdaderamente realista es perderle el miedo a la oscuridad.
Una frase del gran maestro William Shakespeare que aprendí en la Academia me caló hondo:
"Sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser".
Yo entendía que debía convertirme en Khristenyara Daynon, emperatriz de Irlendia, dueña de los cinco mundos; pero ahora, ¿llegaría a ser completamente todo lo que se esperaba de mí para ese cargo?, ¿sería capaz de terminar la legendaria Guerra Roja? Y lo más urgente: ¿podría estar a la altura para manejar esta nueva situación tan alarmante? Lillisbeth Stewart, mi mejor amiga se había convertido en un planta termoeléctrica andante, mi mejor amiga, Lilly... Revivo cada detalle de lo que que sucedido estas últimas horas:
Lilly siguió gritándome que todo era mi culpa y que su vida se había vuelto un infierno desde que pisó la Fortaleza. Acompañando a los gritos, vinieron las chispas y la luminiscencia violeta que me era conocida por experiencia propia. Traté de calmarla hablando pero no funcionó. No quería hacer uso de mis poderes con Lilly, mas no hubo otro remedio en vista que estaba descontrolada y había personas inocentes por los alrededores que saldrían lastimadas.
Sucedió tan rápido que todavía me encuentro en shock.
Invoqué la energía que corría por mi cuerpo, pero al parecer no tengo la práctica que creía, porque en aquella situación lo que me escuchó fue el aire y levanté una ventolera que hizo enojar más a Lilly. Volví a intentar por segunda vez y un temblor de tierra empezó a sacudirnos. Se me salió de las manos y dos gusanos de fango salieron disparados rompiendo la calle y envolviendo a mi amiga. No era exactamente lo que tenía planeado pero funcionó para mantenerla a raya hasta que una decena de guardias por órdenes de Arthur pudieron cedarla.
Me agoté tanto que necesité un baño caliente y una hora completa de descanso para recuperarme.
Me sigo preguntando cómo ocurrió semejante fatalidad y ni Alioth ni Arthur han podido darme una respuesta concisa. Todo apunta a que la causa fue la energía Oserium que se destapó en París. Al recibir la radiación siendo ella humana sin sangre legendaria desencadenó un proceso bioquímico en su organismo, produciendo severas consecuencias, en este caso: electrokinesis.
Es la teoría de Arthur y la apoyo, no solo porque él es en la Academia uno de los primeros expedientes en las ramas de la Ciencia, sino porque resulta la más lógica.
En aquel momento yo estaba tan frustrada por mi propia mala suerte, que no me detuve a pensar en cómo afectaría dicha exposición a seres humanos normales. Pero hoy nos saltan muchas dudas, por ejemplo, ¿por qué mi madre aparentaba normalidad?, ¿por qué la energía no había matado a Lilly? Los dueños de la Fortaleza decidieron que se dejara la cuestión hasta que mi amiga volviera a despertar para analizarla.
La han puesto en un cuarto especial que tiene construido el hangar, a cuatro kilómetros de la mansión.
Me enteré que cuando Arthur era niño y empezó a desarrollar sus habilidades, cierto día amaneció con su habitación hecha un desastre. Nadie nunca supo qué sucedió, pero se supuso que mientras dormía había activado sus habilidades con el subconsciente y el resultado fue que cada objeto del entorno terminó hecho añicos en el suelo. Empezó a suceder por varias noches y Alioth mandó a construir la habitación especial en el hangar hasta que a Arthur se le pasara. Había registros que a algunos herederos les ocurría similar con el despunte de habilidades pero nunca a grados tan descomunales.
El cuarto está revestido con un material especial que inhabilita cualquier poder mientras no sea lo suficientemente fuerte; un aislante que fabricaron hace muchísimos años los coreanos y pasaron las coordenadas de la creación a sus hijos. Me duele desde lo más profundo esta situación, y espero ansiosa a que llegue Hiro para el análisis exhaustivo que se ha decidido hacerle. Hay que llegar al fondo de esto y recuperar la normalidad de mi amiga. Tengo grabados en la memoria sus gritos de espanto, sus ojos dislocados, el estado ansioso que no abandonaba sus miembros... Esa no era Lilly, era un fenómeno pero uno de verdad, desequilibrado y sumamente nocivo.
Vuelvo a limpiarme la cara que se mantiene húmeda por las lágrimas.
《Tengo esperanza de que volverás a ser normal Lilly, la esperanza es lo último que se pierde...》
Me miro al espejo decepcionada por el rostro sufrido que mantengo. ¿En qué momento dejé de parecer una chica de dieciocho años para convertirme en este despojo de la vida? Me hago una coleta y termino de vestirme. Arthur ha exigido mi prescencia porque hace aproximadamente veinticinco minutos los Kane, O'Brien y Alonso han llegado y no se puede demorar más la reunión; por tanto me apuro a la sala de conferencias para encontrarme con ellos.
Cuando paso por la cocina veo la cantidad de platos que bajan de la planta alta. Sé que son de Forian, porque mi madre me avisó hace un rato, antes que llegaran los herederos que él había despertado con mejor semblante y un hambre voraz. Lo que hice fue correr a su encuentro y abrazarlo agradecida por su resistencia. Me devolvió el abrazo feliz que yo estuviera bien. Se acababa de despertar con punzadas en la pierna y cortes que arruinaban su perfecta figura y su único pensamiento era que yo estuviera bien... Creo que nadie será nunca capaz de querer a Forian con la magnitud que yo lo quiero.
Luego se zampó cuatro filetes de res y dejó la ensalada. Los cocineros deducían que en la mansión se estaba hospedando una persona, pero no podían comprender cómo era capaz de comer tanta carne y no hartarse. Lo que no sabían claro está, era que no se trataba de un ser humano, sino de un carnívoro destroyador. Y ahora por lo que veo, va por la segunda ronda.
Subo las escaleras y una vez llegado a la puerta de destino, la abro. Dentro están sentados los encargados de defenderme, incluso está Jessica con cara de preocupación. Encima de la mesa hay planos y demás papeles garabateados. De pie están Arthur, Ábner y su padre Alker.
—Buenas tardes —saludo.
—Buenas tardes —responden todos y es Arthur el que me abre la silla que encabeza la mesa.
—¿Tiene que ser aquí? —le susurro.
—Eres la princesa —contesta en igual tono—. Venga.
Me siento e inhalo buscando serenarme. Chequeo rápido visualmente a los presentes, me da la impresión que falta alguien. Pero tengo liada la cabeza, no me apetece ser rigurosa pasando lista.
—Bien... —comienzo vacilante por miedo a no escoger las mejores palabras—. Todos sabemos por qué estamos aquí reunidos, por tanto no recalcaré los detalles. De antemano agradezco la ayuda y disposición, es algo que no olvidaré.
—Nuestra sangre no tendría sentido sino estuviéramos a su disposición princesa —habla un señor con entradas y cabello canoso con un acento español pronunciado.
Deduzco que es el patriarca Miguel Alonso, pues seguido a su asiento están Maya, Mateo, y una mujer de expresión recia que debe ser su esposa. Sin embargo, aunque ella comparte características físicas con su hija, no le veo parecido ninguno con Mateo. Empiezo a atar cabos, recordando lo aprendido sobre los matrimonios concertados entre herederos.
Es común que sea entre primos o descendientes del mismo clan y diferente linaje. Así se mantiene el mismo elemento de generación en generación. Pero en caso de que se concertara matrimonio entre descendientes de diferentes clanes, el clan más fuerte predominaría en los nacidos de dicha unión. ¿Quién será la verdadera madre de Mateo?
—Hemos estado debatiendo el cierre de la Academia —toma la palabra ahora Jonan O'Brien—, y hemos estado todos de acuerdo que se informe a los medios acerca de la desaparición de Aaron.
Ante semejante declaración, un escalofrío se apodera de mis extremidades.
—¿Cómo?, ¿escuché bien? —Miro espantada a Alioth que sigue con cara de necesitar más brandy.
También miro a Arthur, que a pesar de parecer inconforme no debate al respecto.
—No se puede alargar el ardid que el chico está enfermo en su habitación —sigue Jonan—. Tarde o temprano la gente empezará a preguntar por él y habrá que confesar que está desaparecido, ¿qué mejor momento que ahora?
—Diremos que se cree que ha sido raptado —añade Alioth sin mucho convencimiento—, y que en vista del peligro hacia los otros herederos la Academia privada Howlland queda cerrada hasta nuevo aviso.
—Pero revelar esto traerá otros problemas —razono—. Comenzarán a hacer preguntas interminables, los reporteros vivirán al pendiente cada segundo de todos nosotros y los paparazzis se inventarán historias especuladoras para la prensa sensacionalista.
—Estamos conscientes —dice Alker—, pero no queda una opción mejor y créeme caramelito, las hemos considerado todas.
—Por lo pronto —interviene Arthur—, lo primordial es que tú estés a salvo. Ahora nos queda preparar el plan de ataque perfecto, el plan que derrotará a Jasper y nos librará de una amenaza, al menos en la Tierra.
—¿Qué propones? —inquiere Jason y me pongo nerviosa por la reacción de Arthur.
Es obvio como no soporta ni escuchar la voz del inglés. Tensa la mandíbula y lo mira fijamente. No quisiera recibir las balas que están desprendiendo justo ahora esos ojos grises. Sin embargo se domina, el plan es más importante que viejas enemistades.
—Matarlo —responde sin remordimientos y el aire de la sala se contrae.
Nadie dice nada, lo que me pone más nerviosa. Veamos, no me simpatiza el más chiflado de los Dónovan, al contrario, le tengo el miedo más prudente que se le puede tener a un mitad Legendario como él. Pero de ahí, a odiarlo tan encarecidamente como para arrebatarle la vida..., es demasiado.
—¿Crees que sea lo más conveniente? —duda Maya.
—Por supuesto —recalca el primogénito de Alioth.
—Debemos pensar con la cabeza fría —pide su padre pero es evidente que su propia cabeza anda divagando por Irlendia, quizás en cuál mundo estará su otro hijo.
—Fría es la venganza que realizaré contra ese despreciable.
—Hay que planear otra cosa —expreso y cada presente fija la atención en mí.
Mentiría si dijera que ya no me incomoda. Es como si todo el tiempo tuviera una lupa con aumento para cada acción y palabra. Lo que es entendible tratándose de la futura emperatriz del universo paralelo.
—Lo que mi sobrino propone es bastante lógico —opina Asella, la mayor de los hermanos Kane.
—Claro que es lógico —vuelve hablar este—. Es lo que debía hacerse desde hacía tiempo y quizás Forian no estuviera en una de nuestras habitaciones con una pierna al borde de la amputación.
—Recordéis que Jasper no está solo —dice Mateo y me sorprende la seriedad de su voz—. Conocéis por los libros cómo actúan los oscuros, sus descendientes no son distintos.
—Y lo dices por experiencia, ¿verdad Mateo Alonso? —ironiza Arthur y me quedo confundida—. O debería decir, Oscuro Alonso.
Oh... ¿entonces él...?
—No entiendo por qué tenéis que hacer referencia a eso —se incómoda Miguel.
—Porque por sus venas corre sangre de esa estirpe, no es un secreto para nadie —reposta Arthur y a pesar que la conversación no gira en torno a mí me empiezo a poner rígida como una roca.
Mateo Alonso, el primogénito de Miguel Alonso es hijo también de... de una descendiente de los Oscuros. Rip off.
Ahora entiendo el origen de sus ojos negros, de su piel tan blanca y el cabello oscuro. De porqué su aura me transmitía cuidado, de porqué algo en él desencajaba. La esposa Alonso mantiene su cara severa, Maya no hace más que tomar agua para humedecer su garganta, y yo quiero que se abra el suelo y me trague. Oups, mejor no pienso mucho eso con intensidad... puede suceder...
Mateo increíblemente está tan relajado como si el conflicto de su sangre compartida entre Idryos y Oscuros estuviese tan gastado que ni valiera la pena enojarse.
—Todos los de esta sala lo sabéis —dice raspando las 'eses', encogiéndose de hombros—. Y aún así me dejasteis estar en vuestra reunión. No entiendo tu repentina molestia, tío.
—No sé, he estado pensando. —Arthur tuerce los labios en una mueca despreocupada—. Que ya que conoces tan bien el paño, irás a tener alguna teoría del ladrón de la caja, ¿verdad?
—Tal vez tenga varias —lo enfrenta Mateo.
—Tal vez conozcas más de los enemigos y no nos has querido decir.
—Tal vez te equivocas —asevera Mateo y se apoya en la mesa.
—Tal vez tú ocultas algo. —Arthur entrecierra los ojos y se inclina.
—¡Ya basta! —Miguel le da un puñetazo a la mesa poniéndose de pie—. No permitiré que se acuséis a mi hijo de menuda barbaridad.
—Nadie ha acusado a nadie —dice Alker desenvolviendo un nuevo papelito de chicle.
—¿Negarás lo que acaba de hacer el irrespetuoso de tu sobrino? Todos sois testigos.
—Mi sobrino no acusó al chico, solo soltaban posibilidades que no tienen sentido, ¿verdad Arthur? —Arquea una ceja pero el otro no le sigue la rima.
—Si tienen sentido. —Se cruza de brazos él—. No se puede negar lo que es y la matriz que lo concibió. No confío ni en mis amigos, voy a confiar en un proveniente de los Oscuros.
—Mitad Oscuro —corrige Miguel.
—Como sea, no confío y nadie me obligará a exponer los planes con él en la mesa.
—¡Pero qué...! —El viejo español está por discutir cuando su hijo lo detiene tocándole el brazo.
—No importa padre, no tengo problema en salir.
Mateo se levanta, le lanza una última mirada de burla a Arthur, luego me guiña un ojo a mí, y sale por la puerta. A Arthur no se le ha escapado el guiño y su venita rabiosa sale a relucir.
—Será descarado...
—Bien —se adelanta Alker antes de que Miguel se abalance al cuello de su sobrino—, creo que a partir de ahora es imprescindible que todos tengamos muy claro que la guerra es contra Jasper y su séquito, no entre nosotros.
—Estoy de acuerdo —apoya su hijo mayor, Ábner.
—No queda ningún otro descendiente de los Oscuros aquí, ¿cierto? —Medio ironiza y a Ánssel se le escapa una risita.
—No —responde Maya y noto que su voz sale un poco resentida.
—Bien. —Alker junta las palmas— ¿Por dónde nos quedamos?
—Por la parte que liquidábamos a Japer y sus seguidores —saca a colación Anira.
—Y luego la parte en qué decidíamos no hacerlo —regaña Ábner.
—Y de nuevo —resolpa Arthur—. No pareces venir de los guerreros Fayrem.
—No somos asesinos Arthur —defiende el primo.
—En la guerra todo vale —se escuda él.
—Esto es lo que haremos —tomo la palabra y nuevamente se hace silencio.
De acuerdo, me incomoda la atención pero no está tan mal, podría acostumbrarme a este respeto.
—Forian nos informó que en un bunker subterráneo que hay en los terrenos de Jasper, se está llevando a cabo la fabricación de cierta maquina especial.
—Ya hemos estudiado eso —menciona Jason y es raro no recibir la coquetería con la que siempre me trata—. Debemos desactivar esa máquina para que no cumpla su propósito.
—Exacto —acuño—, enfoquémonos en eso como objetivo principal. Para deshacernos de los herederos envueltos en el asunto escucho sugerencias que no incluyan A, derramar sangre —Miro a Arthur—, y B, mutilaciones —Miro a Alker y él rueda los ojos.
—Le quitas lo divertido —expresa el segundo ajustándose los escandalosos anillos que lleva en las manos.
—Podemos preparar una trampa —concluye Jessica—, una que los atrape a todos y los inmovilice.
—Buena idea. —Asiento y ella también.
Ejem... ¿acabamos de coordinar un gesto?
—Los descendientes del clan Juno son buenos constructores —dice Alissa y ya ni me asombra que ande con una piruleta—. Quizás ellos puedan construir una jaula y revestirla con el aislante de poderes que fabricaron los coreanos Park.
—Nada de coreanos —niego—, ellos están trabajando con Jasper.
—No todos —revela Altaís, la más bella de las mujeres Kane—. Desde que estudiaba en la Academia, los Park se dividen en grupos. Los padres de ellos no se llevan bien por asuntos familiares y entre primos no varía la contienda.
—Es cierto —sostiene Ánssel—, tenemos un grupo de fútbol en Howlland y algunos de los Park son mis compañeros de equipo. No hay nada de sospechoso en ellos.
—Esos son los peores, los que consiguen no levantar sospechas —señala Arthur.
—El caso es que necesitamos construir la trampa, y no podremos hacerlo solo nosotros —determina Jason.
Miguel está por abrir la boca cuando un toque en la puerta se lo impide. Alioth ya se ha servido algún licor en una copa, y estando muy ocupado en bebérsela es Arthur el que inquiere.
—¡¿Quién es?!
—Lo siento señor, es urgente —Escucho la voz de Jackson—. Ha ocurrido algo en el hangar y creo que le gustará estar al corriente.
El hangar, el cuarto especial, Lilly... Deposito mis ojos preocupados en Arthur y este comprendiendo mis súplicas abre la puerta. Jackson entra pero no parece asustado como cuando Eddy nos contó el despliegue de corriente eléctrica que estaba demostrando mi amiga.
—¿Qué ha sucedido? —Me levanto.
—Es mejor si lo ven por ustedes mismos —proclama a Arthur y a mí simultáneamente.
—Van a tener que disculparme —me excuso con los que están sentados aproximándome a la puerta.
—La reunión se da por concluida de momento —informa Arthur y sale conmigo.
Me parece que es Miguel Alonso el que resopla, pero no me importa, solo quiero ver a Lilly y averiguar lo que tanto quiere Jackson que veamos.
Prácticamente corro escaleras abajo y soy de los tres, la que toma la delantera en salir a la terraza principal. Ellos me siguen de cerca con paso ligero, y después de haber dejado detrás la zona de empleados y llegado a una de las terrazas secundarias me detengo para tomar aire, relajarme un poco y entrar al Mercedes que está estacionado para llevarnos al hangar. Arthur se sienta a mi lado y Jackson entra en la parte del conductor.
Para beneficio de mis delicados nervios el auto anda rápido y estamos en el lugar en menos de un estornudo. Me bajo ansiosa corriendo al interior y los guardias me van abriendo puertas desde que me divisan a metros. Entonces llego a la séptima puerta y una vez dentro de la sala veo la escena chocante que la pared de cristal a pocos metros me permite ver. No porque sea nefasta, sino por precisamente abarcar todos los antónimos posibles.
Lilly se encuentra con las ropas limpias y blancas con la que la han vestido, sentada como una persona sana en la cama de sábanas pulcras, escuchando atentamente a quien tiene apenas a centímetros, sentado en una banqueta. Él se ha dejado caer en una banqueta baja y sin respaldar, y sostiene un libro cualquiera del que no llego a fijarme en el título. Le está leyendo, y a ella parece encantarle. A pesar que su coronilla sigue erizada, la normalidad de sus gestos me hacen revivir la imagen de mi vieja amiga, la verdadera, la que no está poseída por chispas y rabia.
Sin duda no tengo que repasar la lista de la sala de conferencias, ya sé quien falta. La mata de chorongos castaños y sedosos salidos del molde a su antojo, los lunares tan llamativos de su cara y cuello, ese outfits tan hipster con sus lentes semi cuadrados y grandes, un sombrero marrón y una bufanda que le enrosca el cuello...
No puede ser una escena más bella, más pacífica.
Adrián Kane le está leyendo a Lilly.
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