☆53☆ OTRO ÁNGULO

Khristen

Ahora la Academia Howlland se veía diferente. Por una parte, todos llevábamos una semana fuera y por otra, ya no asistiría como Khristen Allen la hija de la ama de llaves, sino como la Legendaria Khristenyara Daynon, futura emperatriz de Irlendia. Uff, menudo cambio de circunstancias.

Entrar por la puerta principal y tener cada par de ojos grises, azules, verdes, negros, marrones en mí no me sorprendió en absoluto. De hecho, sino hubiera sucedido entonces resultaría raro. Arthur no se apartó de mi lado, y aunque yo estaba soltando chispitas por los dedos y la temperatura corporal de mi cuerpo sobrepasaba los cuarenta y cinco grados, él con su brazo cubierto hasta el puño por una camisa verde esmeralda y su mano protegida por un guante me dio seguridad cuando me guió por la espalda. Sentir su contacto incluso con todas las telas de por medio fue reconfortante. Erguí mi cabeza, y entré al salón solitario que Alioth había dispuesto para mí.

Y aquí estoy hace aproximadamente dos horas.

Desde un punto de vista objetivo pudiera parecer ventajoso; no tengo que tratar con ningún heredero preso del rencor o psicópata que planee matarme. Sin embargo esto no es en absoluto divertido. El profesor con entradas prominentes y barriga cervecera que han destinado ha darme clases exclusivas es más aburrido que cualquier profesor de álgebra en el mundo. Y en serio, todos los profesores de álgebras dan sueño, por tanto mi suplicio es triplemente peor.

Como soy la princesa y demás, las clases han constatado de reglamentos básicos del clan Daynon, historia de todos los duques y consejeros de la fecha que se tiene constancia —fecha irlendiesa claro—, y todo el protocolo real que según mi profesor, del que se tiene información no es ni la mitad de lo que realmente se estila en la corte. También, me ha obligado a aprenderme los cinco mundos y los diferentes clanes que habitan en él.

Está Jadre, la capital de Irlendia y por tanto el lugar propio del clan Daynon; también es el mundo del clan Fayrem los guerreros reales y el clan Idryo, los sabios y consejeros. Se tiene constancia que habitan una gran cantidad de junos, aunque su mundo original es Drianmhar.

El otro mundo es Korbe, donde están los eruditos y mejores tecnológicos del universo paralelo, los del clan Xariens. El estilo de vida es sumamente alto y costoso, y no es fácil ser un emigrante. También es el mundo del clan Atamar, los administradores de Irlendia que se encargan de la distribución de haciendas, comida y demás indumentaria útil para vivir; de aquí descienden los del linaje Kumar de Dubái y Hassan de la India.

Después está el mundo de Drianmhar y de este me he aprendido muchas cosas, porque es el del clan Destroyers. Los tres soles del universo atrapan Drianmhar por ser el más próximo a ellos, así que las temperaturas calientes nunca merman. La vida en subterráneo es el único escape para pasar los años frescos, pero esto no significa que los experimentados cazadores no estén acostumbrados a las llamas abrazadoras de los astros y pasar días cazando sin un ápice de sombra. Por tanto todos lucen musculosos y bronceados pero su piel es dura y resistente. En ese mundo también subsisten los del clan Juno, que son los agricultores de toda Irlendia por tanto, trabajan horas y horas sin descanso cultivando tipos especiales de alimentos que resisten largos períodos de sequía. Obviamente deben ser alimentos extraterrestres porque, ¿qué plantación sobrevive a la intensidad constante de tres soles? Con razón gran parte de este clan se ha acomodado en Jadre.

Y entonces por supuesto, va quedando el negro mundo de Balgüim, el más alejado de los soles y la noche persiste diez meses al año. El único clan que soporta temperaturas tan bajas al punto de congelación y años en tinieblas es el clan Oscuro. Se piensa que algunas vilfas y syrisas se han atrevido a convivir con ellos, pero es solo una teoría. A mucho pesar personal, me he tenido que aprender la horripilante historia de como Dlor el temible, rey de Balgüim, se ganó su apodo y el lugar indiscutible de liderazgo además de su participación en la Guerra Roja.

Y por último el Bajo Mundo, el sitio más misterioso e inexplorado de Irlendia, con un cielo verde y aterrador. Los experimentos fallidos de los xarianos y otras malformaciones van allí buscando un escape de su tormento eterno. Está el conocido Valle Enrevesado, que es algo así como un criadero de los más inimaginables monstruos. Tengo teorías respecto a si los mismos tienen el poder de entrar en las mentes de los seres de este universo paralelo, a lo mejor son los causantes de las pesadillas humanas...

Allí también habita la mayor parte del clan Zook, que lo componen híbridos, criaturas que se completan a mitades de especies. Esto ya me lo había contado Aaron la primera noche que estudiamos juntos.

No puedo dejar de pensar en dónde estará Aaron, en cuál mundo habrá caído y si los irlendieses lo habrán acogido con hospitalidad o la guerra los ha vuelto victimarios. El fin de semana en la Fortaleza fue lo más parecido a un velatorio; hasta los empleados parecían estar de luto por las funestas circunstancias. Alioth no comió, Arthur no pudo dormir, yo me escondía para que no me vieran sollozando sin consuelo, y Lilly... bueno, ya era un mar de lágrimas constantes desde que estábamos en Francia, pero como ni a ella ni a los federales se les podía decir la verdad, la noticia que Aaron se había escapado por un conducto subterráneo de la mansión que estaba escondido en la biblioteca fue la opción más viable. Alioth con ayuda de su hijo sintetizó la coartada y el director del FBI pareció tragársela, tampoco era que tuviera ya más ganas de reinventarse otra teoría o mandar a los cien agentes a rebuscar por enésima vez sobre lo ya buscado. Pero mi mejor amiga era un hueso verdaderamente duro de roer; ella no se creyó la historia por tener muchísimas fallas en su lógica: "¿Por qué si los Kane sabían que existía ese lugar estaban desde un principio tan agobiados?", "¿por qué le impidieron a los agentes analizar el túnel en busca de pistas sobre el desaparecido?", "¿cómo un chico de dieciocho años atraviesa bajo tierra tantos kilómetros y nadie sabe a dónde sale?".

Sí, Lilly podía ser emotiva y alocada, pero era bien inteligente.

Regresó destrozada a Palm Springs renuente a tragarse la historia prometiendo que llegaría al fondo del asunto. Otra cosa extra por la que preocuparme, porque la cuestión de la prensa también está zanjada; a todos los efectos Aaron está muy enfermo y puede ser contagioso, por eso no puede asistir a Howlland ni mostrarse a los medios. La buena noticia es que estaba tan afectada por lo de Aaron que le bastó la explicación que Arthur le dio sobre lo ocurrido conmigo en la carpa. Muy convencido, detalló el trabajo detrás de escenario que se había llevado a cabo y los efectos especiales para dar un buen espectáculo. El objetivo fue, según él, hacer algo extraordinario para conmigo y que los estudiantes de Howlland me respetaran un poco. No era la mejor coartada del mundo, pero lo había dicho el gran Arthur Kane y lo que decía el señor Kane no se discutía. Y repito, estaba tan consternada por la situación de su amor platónico que esto era lo único preocupante en su cerebro, todo lo demás constituía un hecho secundario.

Con sinceridad, ya no sé cómo siquiera respiro sin agitación, porque desde que abandoné mi ciudad la vida solo me ha dado estrés constante.

El profesor al que he denominado "Caracol" por su tono pastoso, me deja sobre la mesa un libro grueso sobre las etimologías de las palabras en Kaliz, el idioma oficial de Irlendia. Algunas frases las entiendo de manera natural, pero la parte de la gramática me da dolor de cabeza. En serio, necesito un respiro de tanta información, me va a explotar el cerebro.

Ya estoy por echarme a llorar cuando tocan la puerta y al Caracol abrirla, un aire de esperanza me renueva las energías por el que está de pie a la entrada. Sus ojos verdes casi transparentes y peligrosos resultan dignos de admirar, y cualquiera pagaría por observarlos todo el rato. Pero sin duda, jamás se comparará a lo benditamente oportuno que es Forian. Siempre, siempre, resulta mi salvador.

—Es hora que me lleve a la princesa al Campo de entrenamiento —informa con su característico tono escueto.

—No hemos terminado —repone el profesor.

—Órdenes del director, ¿va ir en contra de eso? —asevera el primero y ya me estoy levantando del asiento.

—Por hoy hemos terminado señorita Khristenyara —anuncia Caracol con evidente fastidio por la intromisión de Forian.

—Khristen, por favor —corrijo de forma amable.

Él solo asiente con la cabeza y se vuelve a su despacho lleno de papeles y libros extra gruesos para seguir planificando mis próximas horas de tortura. Bueno, por un tiempo estaré libre gracias a mi salvador que ha llegado en el momento justo, debo enfocarme en eso.

—¡Forian! —Lo abrazo sin tapujos mientras él se queda rígido— ¿Te he dicho que te quiero cierto?

—¿Para ustedes los estudiantes son tan insoportables las clases? —pregunta sin devolverme el abrazo.

—Uf, no sabes nada. —Me aparto—. ¿Has intentado someter tu cerebro a horas de estudio para luego enfrentarte a un examen ideado para suspenderte? No es divertido, créeme. —Salgo del Salón seguida por Forian.

—En mi mundo, mis clases eran mucho más intensas —explica mientras caminamos—. Nos ponían horas al calor de los tres soles con el objetivo de capturar una presa. En el terreno, los caudillos habían puesto con anterioridad una serie de trampas mortales de las que debías tener sumo cuidado.

—Vale tu ganas —le digo—. Pero te apuesto que muchos de mis locos compañeros de Palm Springs preferirían una dosis de clases destroyadoras en Drianmhar cazando conejos o venados con la emoción de no caer en una trampa que acabe con tu vida a estar largas horas estudiando para un examen.

—Te creo, me he dado cuenta que los humanos son criaturas extrañas.

—Pues sí —admito con obviedad—. Me he sentido toda mi vida como uno en parte porque mis poderes daynonianos no se habían detonado, así que concuerdo.

Hemos salido de los pasillos de la Academia y ahora estamos avanzando por el pasto hasta donde está localizado el Campo de Entrenamiento. Anteriormente cuando venía a observar, ni siquiera usaba los vestidores y duchas que están al aire libre cerca del terreno donde se practica el tiro a diana, pero hoy será el primer día de entrenamiento personal, así que entro y me cambio la ropa.

—Te deberás destacar en todas las facetas —comienza hablar Forian una vez que he salido—, Destreza, Valentía, Proactividad y Pericia. Al ser Legendaria se supone que domines las categorías siendo la número uno en la tabla.

—Pero apenas tengo mis poderes y no sé si te has enterado de lo que todo el mundo comenta sobre París, pero no tengo control sobre nada.

—Yo te enseñaré a controlar —asegura convencido—. En cuanto a Valentía, eso te sobra Khris, eres la adolescente más valiente que conozco.

—Gracias —Me sonrojo.

Nos hemos detenido un momento al lado del muestrario gigante que exhibe los resultados de todos los internos de Howlland.

—La Pericia es importante, y revisé tu expediente, sacas notas asombrosas. Pero en el Campo de Entrenamiento no solo buscamos inteligencia intelectual, sino física. Tu mente debe ser ágil al punto de resolver los obstáculos que se presenten en el terreno, evitar posibles trampas y la rápida toma de decisiones cruciales. Pero tu cuerpo se llevará al límite así que deberás empezar a ejercitarte en el gimnasio.

《NO QUIERO》

《Cállate conciencia floja》

—Creo que puedo lograrlo —me auto animo.

—En la categoría Proactividad no pienso que debas esmerarte en exceso para conseguirlo; tienes un carácter inquieto y curioso, eso ayuda a generar iniciativas frescas y acciones creativas para llegar a la meta de forma grandiosa. Y en cuanto a Dest...

—Seré la peor en Destreza —atajo.

—¿Por qué dices eso?

—Cuando llegué a la Academia y tuve el problemilla con los gemelos Donovan, Alioth les quitó su puntaje máximo en esa categoría. Se enfadaron tanto que planearon con tus primos el Acecho Temible. Así que no, no quiero volver a quitarles su delantera en Destreza.

—Pero ellos no siempre serán los primeros Khristen. Esa semana que entraste fue peculiar y lograron la hazaña...

—Gracias por recordármelo. —Entrecierro los ojos.

—... pero ahora no encabezan la tabla.

—¿Ah no? —Lo hago a un lado para mirar.

La tabla es simple de entender. Arriba, de forma horizontal, están las cuatro categorías; y en la columna vertical que queda a mano izquierda, el número de posiciones del uno al quinientos. No están ordenados por grados porque los valoran a todos de forma general sin importar que cursen primero o quinto. Voy viendo los líderes de las categorías y cuando llego a Destreza se me cae el semblante.

—Arthur Kane, tercer grado —leo impactada.

—El hijo del aire es muy bueno en Pericia, generalmente siempre se destaca ahí. Pero desde la semana pasada nos ha mostrado habilidades que solo poseen los descendientes del clan Oscuro y por tanto, lidera la tabla en Destreza. He de reconocer que su manejo de las mismas es impresionante.

—¿Tendré que superarlo?, ¿en serio? —pregunto suplicante a Forian.

No me hace gota de gracia la idea. Arthur está obsesionado con ser el mejor, no puedo simplemente llegar con poderes adquiridos de hace dos días y tumbarlo del primer lugar. Además justo ahora las cosas están marchando tan bien entre nosotros...

—Tienes que hacerlo Khristen. Por su revelación, todos saben que eres la princesa, saben de la profecía y por ende, tu misión de sentarte un día en el trono de Irlendia. La ventaja, es que nadie conoce las condiciones actuales de la Guerra Roja y por tanto, no tienes presión para regresar.

—Forian yo... —Bajo la mirada.

—¿Qué sucede? Khris... tienes miedo, ¿cierto?

—Siempre te las ingenias para echarme en cara lo que estoy sintiendo.

—Soy un destroyador no puedo evitarlo. Tus latidos se han realentizado y te pesan en el pecho. Tus fluidos se condensan y la sensación de bienestar abandona tu cuerpo, alojándose un temor que no es desesperado, pero sin duda agobiante para ti. Entonces la única conclusión acertada es que tienes miedo por el futuro.

Vuelvo a mirarlo, intentando que esos ojos audaces siempre a la expectativa me transmitan paz. Pero él mismo lo ha dicho, es un destroyador, no transmite paz, sino advertencias y riesgos. Con Forian en general me siento segura, pero eso no evita que sus características extraterrestres continúen significado una cosa: peligro. Y ya hace mucho que acepté que aunque él fuera la excepción de la regla, los cazadores natos de Drianmhar eran incluso de más cuidado que los oscuros. Cuando llegue el momento y deba volver a Irlendia creo que sí puedo guerrear contra el clan Oscuro. Pero prevalecer contra el clan Destroyers cuando todos sus miembros son capaces de olerme y sentirme, escuchar latidos y acertar con mis pensamientos, uff... me será mucho más difícil.

—Yo nunca te traicionaré princesa —asegura Forian advirtiendo lo que pasa por mi cabeza—. No te imaginas lo que costó ir en contra de toda mi manada solo por mantenerte viva, así que no tengas miedo, conmigo estás segura.

—No es solo por los destroyadores. Forian, yo jamás pedí ser la emperatriz de la profecía y lidiar con todo lo que eso conlleva; es demasiado, es... —Suspiro con tristeza—. La semana que viene cumplo dieciocho años y ya tengo encima una guerra, poderes sobrenaturales que no sé controlar y un grupo de psicópatas queriendo explorar los misterios de mi genética. Es demasiado para cualquier chica...

—Khristenyara. —Forian toma mi mano y me tenso.

La última vez que hizo esto fue para que llevársela al pecho y yo comprobara que él era real. Mas ahora lo que hace es colocarla sobre mi propio pecho y dejar también la suya reposada.

—¿Sabes que es eso?

—¿Mi corazón? —pregunto con obviedad.

—Es el corazón de alguien que posee una fuerza indescifrable pero sin duda infinitamente mayor que cualquier Legendario.

Siento la presión de su mano sobre la mía y el órgano referido acelerarse. Le dedico una sonrisa tímida porque en efecto, haciendo a un lado la peligrosidad de su especie, Forian siempre será el mejor guardián del mundo.

El sentimiento que albergamos el uno por el otro es difícil explicar con palabras, pero nosotros estamos conscientes de tan fuerte enlace y entonces pienso algo que hasta el momento no había pensado por sentirme inferior. Ahora que soy poderosa, que puedo manejar los elementos, estoy aferrada a la voluntad de hacer lo mismo: yo también lo protegería a él y haría cualquier cosa para que nunca se sintiera solo o desamparado.

—Lo importante en las batallas no es la fuerza bruta —continúa—, sino la fuerza nacida de un corazón puro, uno como el tuyo Khris. Estoy más que seguro que cuando llegue el momento estarás preparada.

—Bueno... —dejo escapar una exhalación ante su afirmativa y él entonces retira la mano y la reposa en mi hombro.

—No tengas más miedo —pide atravesándome el alma con sus ojos.

Siento una energía diferente a la que me hace explotar recorriendo entre las células que circulan por mi organismo. Es... es como si...

—Forian qué está pasando...

Él sin responder, apoya la otra mano en el hombro libre y cierra los ojos. La energía, o lo que sea que me está transmitiendo, se apodera de mi cuerpo a cada segundo que pasa. Sin darme cuenta cuando Forian vuelve abrir los ojos estoy llena de una serenidad extraña, tan profunda que da la sensación de ser infinita.

—Cómo... tú... ¿qué ha sido eso?

—Una muestra... —respira agitado, recuperándose— ... una muestra que no debes tener miedo ni dudas de mantenerme a tu lado.

—¿Pero qué me ha pasado? Nunca leí nada parecido en los libros.

—Los libros no cuentan la verdad completa Khristen, tú mejor que nadie deberías saberlo —dice, recuperando su respiración normal—. Hay muchos secretos de los destroyadores qué los humanos no conocen.

—¿Me contarás?

Creo que sonríe, porque las comisuras de sus labios se curvan un poco.

—Tienes un Campo de Entrenamiento al cual enfrentarte.

—¿Por qué sabía que dirías algo como eso? —bufo y me encamino al terreno de tiro—. Forian el enigmático, sí, ese debería ser tu apellido.

No contesta pero su expresión es divertida, o al menos se asemeja. Vamos, que es Forian, su expresión seria es la única cien por ciento definida.

Esta área a la que he llegado del Campo tiene al menos treinta herederos practicando tiro libre a las dianas dispuestas a cien metro. El objetivo es claro, clavar las dagas en el centro. Tomo par de ellas que reposan en una mesa rectangular y escojo un carril delimitado con una zanja podada.

Sobra hablar respecto a la manera que me miran los que practican, unos recelosos, otros con curiosidad. Lo que sucedió en París no fue cosa de poca importancia y hasta la fecha, los ya graduados de Howlland se sorprenden de cómo en la Tierra existía energía Oserium; lo peor:  que yo la guardaba y la interrogante más grande: quién pudo robarla. Esto no deja de darme vueltas, pues algo me dice que se conecta con la persona que estaba detrás del secuestro que llevaron a cabo los rusos y a la vez, trabaja en conjunto con Jasper. Por el momento, no pienso más en el asunto y me enfoco en mi diana.

—Separa un poco los pies —dice Forian detrás de mí y lo hago.

Realentizo mi respiración y me concentro.

—Debes tener la postura correcta para acertar —sigue diciendo este y se queda a centímetros de mi cuerpo—. Así —Endereza mi columna haciendo presión con una mano en el abdomen y otra en la espalda—. Ahora debes imaginar la trayectoria de la daga, ¿la ves?

Miro el centro con un diminuto círculo rojo pero la respiración de Forian me hace cosquillas en la oreja.

—Para lanzar debes relajarte —percibe mi incomodidad.

—Forian ¿puedes apartarte? Me estás poniendo nerviosa.

—Claro —responde separándose dos metros.

Imagino como ha pedido, la trayectoria de la daga, entrecierro los ojos ojos y la visualizo clavándose en el mismo centro. De repente, unas vibraciones procedentes del aire me abarcan desde las piernas al pecho y cuando tengo por seguro que voy acertar, lanzo el arma consiguiendo el objetivo. La punta de la daga se encaja en el centro en una ejecución limpia y rápida.

—¡Sí! —Aprieto mis puños celebrando.

—Eso ha sido fácil, el elemento aire fue el primero del que hiciste uso cuando empezaron a desflorar tus poderes —recuerda Forian refiriéndose a cómo escapé de la jaula en la mazmorra.

—A primera instancia, pensé que había conectado con la tierra en esos túneles —rememoro—. Pero luego me di cuenta que tuve que hacer uso de la ecolocalización para guiarme y continuar y eso solo se consigue teniendo un buen manejo del viento —expongo.

—Tienes toda la razón —apoya él—. Pero tus próximos desafíos no serán tan...

—Enhorabuena —felicita una voz masculina interrumpiendo a Forian y veo que es el mismo chico francés que me estaba pintando en París—. Nadie había acertado un tiro tan hermoso a la primera.

—Gracias Bastian, es extraño encontrarte aquí sin tus pinceles y lienzo. Pensé que te iba más el arte.

—Lo mío es el arte, pero la presión familiar para que salga aventajado en todas las ramas de la Academia es bastante gravosa; así que prefiero no discutir y entrenar cuando me toque.

—Ya... —En vista que no lo veo con intensiones de decir más nada, me giro para irme con Forian que ya se ha escurrido a varios metros cuando siento que me detiene por el brazo.

—Tengo un mensaje que darte —avisa sin hacerme presión para que voltee.

—¿De quién?, ¿de mi admirador secreto? —bufo sin moverme de la posición.

—Quería que tuvieras esto —Me abre la palma de la mano del brazo que tiene sujeto y deja un objeto que no logro discernir—. Y asegura que hablarán pronto —Me cierra la palma y se aleja.

Levanto la mano para ver de qué se trata y me sorprendo al sacar de la bolsita una manilla de platino, delgada pero resistente con las iniciales KD de dige colgando del cierre. Entonces sí me giro de frente a Bastian que mantiene un rostro neutral en sus facciones simétricas y las manos en los bolsillos del pantalón.

—¿Qué?... Significa que... ¿dará la cara?

—Eso parece.

Reflexiono unos segundos en sí será algo bueno o malo. Claro que me muero de curiosidad, pero por otro lado tengo un mal presentimiento...

—Debo... debo irme —Me guardo la bolsita en un bolsillo.

—Hasta la próxima vez, porque la habrá...

—No lo sé. —Me encojo de hombros recuperando la compostura—. Tal vez te compliques pintando gente sin su consentimiento e igual no puedas andar de mensajero.

—Tal vez. —Sonríe tal como si una cámara lo estuviera filmando.

Sin decir más, se va junto a sus primos sin comportarse raro. Deduzco que mi admirador secreto no sea del linaje Dubois pero esto no hace que las posibilidades sean más favorables. Al contrario, un escalofrío malsano consigue que mis neuronas empiecen a trabajar a mil. Empiezo a buscar a Forian dándole vueltas al asunto y me aterro de la teoría que acaba de ocurrírseme.

Mi secuestro, el robo de la energía, la exposición de poderes a la que me sometieron en París, el cuadro, la manilla... ¿Y si todo viene de la misma persona? Cada vez me convenzo que quién quiera que sea, es el ser más retorcido de Howlland...

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