☆50☆ PARÍS
Khristen
C'est magnifique!
El hotel "Le Bonheur" —me encanta como se escucha en francés—, es la pura dinamita. Había oído muchísimas veces de el mismo. Tenía la mejor puntuación en toda Francia en cuanto a la calidad y entraba en el top diez de los mejores del mundo. Por supuesto, los encargados de esta fascinante construcción eran los Kumar pero lo diferente era que habían entrado en una colaboración con los O'Brien para crearlo.
Ubicado en la avenida de Suffren, brinda unas hermosas vistas de la famosa Torre Eiffel. Desde sus cimientos hasta la punta donde parece rozar el cielo, Le Bonheur es absolutamente imponente, lujoso, envidiable. Claro que todos los herederos de Howlland iban a hospedarse aquí, ¿quiénes más aparte de hijos de sultanes, emperadores y magnates podrían pagar cien mil dólares la noche?
Mi madre tenía una habitación para ella sola, porque Alioth objetó que si la necesitaba para cualquier cosa mejor era tenerla cerca, y yo compartiría la mía con Lilly.
Cuando subimos hasta el penúltimo piso, buscamos nuestra habitación y quedamos más que complacidas. Decorado en colores pastel, el cuarto tiene todos los elementos para ostentarse en el catálogo más prestigioso. Cortinas de seda, suelo alfombrado, lámparas francesas y un toque inglés que hace presente el apellido O'Brien. Comprobamos también el baño y es inmenso, con espejos desde las losas hasta el techo. Lilly se vuelve al dormitorio y yo me quedo para darme una ducha.
Extiendo mi mano para abrir la llave y no la ha tocado todavía cuando un chorro de agua sale a propulsión. Me separo asustada, inspeccionándome la mano. Sin duda lo he provocado yo, la pregunta es: ¿cómo? Me animo a mover en círculos la palma de la misma y ¡oh por todos los clanes!... El agua se mueve en la dirección que me plazca; arriba, abajo... Impulso el chorro hacia la derecha y moja el retrete.
Waooo... Acabo de prescenciar la última habilidad que me faltaba. He hecho uso del aire para guiarme, he conectado con la tierra, he quemado como el fuego, he soltado chispas de energía con la mano y finalmente, también he controlado el agua. Si la interrogante sobre mis poderes me perturbaba, ahora está más que aclarada: Puedo manejar todos los elementos.
Salgo al dormitorio tratando que no se me note la estupefacción e imito a Lilly, que se ha tirado encima de la cama moviendo los brazos. Al hacerlo, me dan ganas de levantarme solo después que haya pasado una semana.
—Esto es vida —gime mi amiga disfrutando la suavidad del colchón.
—Lo es —concuerdo dejando un largo suspiro. Luego me incorporo—. Oye mira la vista, es fabulosa —afirmo señalando la ventana.
—Es la torre más hermosa del planeta —Lilly la fotografía.
Pienso aportar los conocimientos adquiridos en Howlland sobre arquitectura pero tocan la puerta. Lilly me mira y reacciono con la cara de "No espero a nadie". Voy hasta la puerta y la abro. Es un botones francés que trae una caja adornada con un papel de regalo muy bonito y un gran lazo encima.
—Mesdames, bienvenue à l'hôtel.
(Bienvenidas al hotel señoritas.)
—Merci —contesto porque en la Academia se aprende al menos lo básico de los idiomas principales.
—El señor Kane dispuso que trajera esto para usted —Me entrega la caja y la tengo que tomar con las dos manos, pesa un poco.
—¿Dejó algún recado?
—Solo que le entregara la caja. Bon soirée midi mesdames.
—Bonne soirée —despido y cierro la puerta.
—¿Qué es? —curiosea Lilly cuando la dejo encima de la cama.
—Ni idea. —Me encojo de hombros haciéndome la misma pregunta.
—¡Qué estás esperando! ¡Ábrela ya!
Le quito el moño en forma de lazo y a mi pesar, rompo el lindo envoltorio. Le quito la tapa a la caja y...
—Oh por dios... ¡Es precioso! —chilla Lilly llevándose las manos a la boca.
Sí, es un precioso vestido de color azul cobalto que extiendo en el aire para apreciar mejor. En la caja también hay unos zapatos plateados con una cajita más pequeña y una nota.
—Son los accesorios —anuncia Lilly mostrando unos pendientes de plata y un collar de esos pegados al cuello—. Oh mira. —Me da la nota—. ¡Léela!
La tomo no muy convencida de leerla delante de ella por si Arthur ha escrito algún detalle sobrenatural. Si se da el caso siempre puedo saltar la parte.
—"Ya estás pisando suelo parisino, ¿verdad? Imagino que te haya sorprendido el vestido con los accesorios y estoy muy consciente que no es tu estilo, pero esta noche es especial y amerita un cambio de aires. Acude a mi encuentro después de la gala a las siete, en la tienda de reunión que han montado los Dubois, todos los que asistimos a Howlland estaremos ahí y daré un anuncio importante. AK"
—Bueno, no ha sido muy romántico que digamos —se desiluciona Lilly.
—Arthur no es romántico —recalco y tomo el vestido para colgarlo.
—Oye Khris —llama ella—, ¿conoces a ese chico?
Giro la cabeza y contemplo a mi amiga al otro lado de la habitación mirando por la ventana que da a una de las terrazas de la planta de abajo. Me asomo para ver de quién se trata y me encuentro con un muchacho de espaldas trabajando un lienzo grande, tiene el cabello avellana y ejercitada complexión. Lleva una camiseta blanca con algunas manchas de pinceladas en varios colores y parece muy concentrado en lo que hace. Me fijo mejor en la pintura y...
—Soy yo... —exclamo asombrada.
—¿Pero lo conoces?
Niego con la cabeza, nunca en mi vida lo había visto.
—A lo mejor Arthur le encargó que te pintara.
—No lo creo. Si Arthur quisiera tener una pintura mía no mandara a que el artista se pusiera afuera de mi ventana.
—¿Y entonces?
—Bajaré un momento Lilly. —Llego hasta la puerta con la esperanza que no me acompañe.
—Iré usando el jacuzzi. —Le escucho decir y antes que pueda responderle, se va al cuarto de baño.
Bajo por la escalera para evitar tener que esperar por el elevador y salgo dispuesta a la terraza. No me detengo a meditar nada, simplemente avanzo hasta él enfadada. ¡Cómo ha tenido el atrevimiento de plasmarme en un lienzo!
—Espero que sea de tu agrado —habla el chico con un acento francés inconfundible sin dejar de pintar—. El cliente ha sido muy específico con que tenía que gustarte, sino, rechazaría el cuadro.
¿"Cliente"? Definitivo, descarto la posibilidad que sea Arthur, él no se anda con rodeos. Me quedo confundida sin saber que hacer.
《Espabila Khris ¡te están pintando sin tu permiso!》
—¿Se puede saber quién te ha encargado esto?
Entonces, el francés se gira de cuerpo completo y puedo verlo bien. Como cada uno de los herederos de Howlland, su figura parece haber sido tallada con cincel. Apuesto, que de su clan Lirne, su antepasada fue un Vilfa. No me extrañaría si de repente sacara alas.
—Oye... —Sacude el pincel delante de mi cara.
—Espero respuesta. —Me cruzo de brazos, reaccionando.
—Te has quedado mirándome.
—No es cierto.
—Respecto a tu pregunta —dice volviendo a dar pinceladas en el lienzo—, la verdad, me ha pedido que no te diga nada —confiesa.
—¿Por qué? —Me impaciento.
—Digamos que es un admirador secreto.
—Por favor —bufo—, la mayoría en Howlland quiere matarme y el resto no me tolera.
—Este admirador lleva observándote por mucho tiempo —revela rellenando ahora los espacios exteriores de la pintura y plasmando al final su firma.
—¿No me vas a decir quién es?
—No lo conoces personalmente.
—¿Ni una pista?
El francés se queda quieto admirando su propia obra, que es muy buena por cierto. Es un arte detallada. Me ha pintado con una expresión neutral, con los labios semiabiertos. También ha incluido un vestido azul celeste que destaca más el blanco de mi piel. El chico va hasta una mesita donde tiene todas las herramientas y empieza a limpiar el pincel.
—Tratas bastante con su familia —dice—, por lo demás, es un chico tímido y prefiere estar a las sombras.
¡Prefiere estar a las sombras! Cielos mi cerebro traumado empieza a tejer teorías.
—Cambia esa cara. —Frunce el entrecejo él, yo diría que divertido—. Pareciera que piensas que se trata de un fantasma.
—No me gustan las sombras, ni los secretos, ni nada que tenga que ver.
—Bueno, ese ya no es mi trabajo. —Se encoge de hombros y termina de limpiar los utensilios.
—Espera —detengo cuando veo que recoge el cuadro y dispone irse—. ¿Cómo te llamas?
—Bastian Dubois y sí, mi tatarabuela era una Vilfa.
Me guiña el ojo derecho y se va, dejándome en plena terraza preguntándome quién será el misterioso admirador y lo más importante, porqué no quiere que sepa su entidad. ¿También querrá matarme y mandó hacer el cuadro por morbo? Ya a estas alturas, con la cantidad de psicópatas que hay en la Academia no descarto nada. Emprendo la marcha a mi habitación para bañarme y comenzar el acicalamiento asegurándome de estar puntual en la gala. Lo positivo de todo esto, es que Jasper y todos los Donovan no son afines a la aglomeración de personas. Sin embargo debo andarme con cuidado, los rusos, australianos, italianos y griegos, están aquí.
—☆—
—¡Luces impresionante! —grita Lilly al ver el trabajo finalizado—. Ese vestido ha sido la mejor elección. Arthur sí que tiene buen gusto.
No concuerdo, porque el vestido me aprieta los pechos y la cintura y por este motivo apenas puedo respirar. Maya la prometida de Ábner se ofreció a maquillarnos y peinarnos para según ella "deslumbráramos" por encima de las demás. Incluso le prestó uno de sus conjuntos a Lilly.
—Falta esto —Maya me coloca el collar—. Listo, ahora sí.
—Gracias. —Sonrío a la vez que tocan la puerta—. Está abierta. —Alzo la voz para que se me escuche—. Puede pasar.
Quien la abre es Ábner vestido con un traje azul oscuro y una camisa gris debajo que resalta todos los atributos Kane. Se ha rebajado un poco la barba pero la sombra de la misma le sigue adornando gran parte del rostro. Pellizco a Lilly para que recupere la compostura. Él se queda apreciándonos a las tres por igual.
—Todas lucen preciosas —alaba desde la puerta y nos sonrojamos—. Maya tus padres nos esperan abajo.
—En seguida voy —asegura ella.
—Bien. —Él da toquecitos en la puerta con los nudillos—. Buenas tardes —despide y se marcha.
La española empieza a recoger las cosas que ha traído para maquillarnos y la ayudamos.
—Me gusta mucho la pareja de ustedes —le digo mientras coloco las paletas de sombra en la maletica—, se ve que están muy enamorados.
—Bueno... —Ella recoge la plancha de cabello—. Ábner es muy dulce, e inteligente para los negocios, todavía nos estamos conociendo.
La miro desconcertada. No se ha escuchado como alguien que está completamente enamorada de su novio.
—Estoy segura que será un esposo excelente —añade al ver mi expresión.
—Entonces a ustedes... —Abro la boca entendiendo todo.
—Sí, nos han arreglado el matrimonio —Cierra su maletica de maquillaje—. La boda está programada para principios de año, tal vez finales de Enero o principios de Febrero. Te lo iba a pedir más adelante pero ya que sacamos el tema, ¿te gustaría ser mi dama de honor?
—Em... claro —logro responder.
Lilly también está perpleja y por tanto, callada. Agradezco que no suelte ninguna imprudencia.
—Bueno chicas, ha sido un placer resaltar su belleza, pero debo retirarme.
—Muchas gracias por todo Maya —agradezco acompañándola a la puerta para luego cerrarla.
—¿Has escuchado eso? —Me dice Lilly que estaba impaciente por hablar.
—Sabía que hacían este tipo de cosas con los herederos pero nunca imaginé que la relación de ellos fuera concertada.
—Buff por favor, ¿has visto a Ábner? —Mi amiga no puede ampliar más los ojos—. Yo estaría muy dispuesta a que me concertaran una boda con él.
—Lilly...
—Bueno vale, Maya también es bella, sé que no habrá problema por la parte masculina.
—Mejor bajemos antes que te tire un zapato.
—Sabes que mi corazón siempre pertenecerá a Aaron —indica y toma un bolsito pequeño a juego con su ropa—. Pero la verdad siempre por delante.
—Y tú andas muy sincera últimamente —río enarcando las cejas.
Tomamos el elevador hasta el piso del lobby y salimos afuera. Jackson está esperándonos en una limusina y después que ambas nos hemos montado nos alcanza hasta el "Campo de Marte", el parque principal de la ciudad a orillas del río Sena. Los Dubois han preparado a unos metros de la Torre Eiffel, la pasarela, las sillas y las luces. Por esta época en Francia, el Sol es débil y el clima obliga a llevar algún abrigo. Pero todos quieren exhibir las hermosas piezas de diseñador así que, o andan descubiertos, o se aseguran de usar un abrigo de auténticas pieles de animales aunque digan que es sintética para evitar las demandas. El lugar tiene grandes bocinas que complacen con música futurista y algunos camareros andan deambulando repartiendo bocadillos bajos de carbohidratos. Distingo a varios estudiantes de la Academia con sus familiares, también está el padre de Hugo rodeado de modelos jóvenes y extra delgadas. Mi madre se mantiene cerca de Alioth conociendo un montón de gente con apellidos difíciles e innombrables del mundo de la moda y los reporteros andan merodeando a ver si pueden captar algún buen chisme para sus periódicos.
—Vaya no puedo creer que realmente estoy aquí... —expresa Lilly extasiada—. ¿Buscamos un lugar junto a Vanessa?
—Sí, adelántate yo debo hacer algo antes que empiece —informo.
Ella asiente, me sorprende con un abrazo, y se va hasta mi madre fotografiando todo lo que se encuentre al paso. Me dirijo por tanto a los bastidores cautelosa, con cuidado de no tropezar con nadie. Es increíble el ajetreo que hay aquí detrás, las modelos caminando de un lado a otro usando ropajes negros con mallas, los estilistas no conformes con el resultado final y fotógrafos profesionales quejándose que se agota el tiempo. Vaya locura de mundo, yo sinceramente no podría estar inmersa en él. Me quedo mirando una mujer huesuda que se pelea con una maquillista que le ha metido rímel en el ojo cuando alguien choca contra mí.
—¡Apártate torpe!
—Pero qué... —Estoy por protestar cuando veo que se trata de Jessica O'Brien enredada con el cierre de su vestido.
Inmersa en su problema, no se ha percatado que soy yo.
—Jessica...
—¡Todos son unos inútiles! —grita más bien para ella misma—. No pueden hacer un simple trabajo bien y me arruinan la noche.
Analizo las circunstancias, tratando de descifrar qué es lo que pasa. A pocos metros, están arreglando a algunas herederas de Howlland para modelar los nuevos diseños en los que han estado colaborando los Dubois todo el año. Jessica lleva un vestido extravagante con plumas azabaches al que se le ha trabado el cierre. Imagino que el pobre estilista que le ha tocado arreglarla lo mal cerró con el nerviosismo y ahora tienen una O'Brien quejándose por toda el área de la ineptitud de los encargados. Vuelvo a concentrarme en ella y su sufrimiento. Suspiro hondo. Muy, muy hondo.
A veces odio ser buena...
—Déjame ayudarte. —Me acerco y ella se deja sin advertir de quién se trata—. Está un poco duro.
—Hay que ejercerle presión, tonta —espeta.
Muerdo mis labios para no contestarle nada grosero y me concentro en el problema. Con un poco de presión y maniobra de manos queda resuelto. Por supuesto, no espero un gracias ni nada parecido.
—Oh ¡ya está! —se alegra—. Pensé que nunca conseguiría que... —Se digna por fin alzar los ojos a mí y la cara de felicidad se le transforma—. Khristen, eres tú...
—Me alegra haber resuelto el problema —digo y sigo a lo que iba.
—Gracias.
Escucho que dice a mis espaldas. Me giro incrédula y efectivamente, ha salido de su boca. No de forma humilde, sino un poco forzado, pero aún así es insólito.
—De nada —respondo sorprendida.
—Sí ya... Como le cuentes de esto alguien me encargaré de ahogarte en el estanque del campo de entrenamiento —amenaza y regresa con sus compañeras.
Sonrío por lo que acaba de pasar y la veo apartando a un par de francesas para observarse en el espejo, orgullosa de cómo luce.
—Sonríe mientras puedas, ya que no te durará por mucho tiempo —se oye una voz femenina detrás.
—Abigail Ferreira —menciono sin voltearme.
Ella me rodea, analizándome como si fuera un animal puesto en venta, y luego sigue su conversación.
—Vaya, el enterarte que eres daynoniana sí que se te ha subido a la cabeza —se burla—. No te preocupes, ya todos lo saben en la Academia, las noticias corren rápido ¿sabes?
No le respondo y empiezo a caminar.
—Te hemos preparado algo especial —declara cuando estoy a unos pasos—, estoy segura que disfrutaremos el espectáculo.
No me detengo, pero me quedo pensando en lo que eso significa. Debo andarme con cautela, los herederos presos de rencor pueden ser verdaderos dolores de cabeza. Todavía me asqueo de recordar la bolsa de porquería que prepararon especialmente para mí. Trato de despejar la cabeza de ideas negativas y me concentro en encontrar lo que busco. Tanteo la vista entre los hombres trajeados para encontrar el rostro familiar.
Entonces lo veo y un ligero temblor azota la rigidez de mi postura.
Está de perfil, pero me basta un ápice de cabello para reconocerlo, cuánto más apreciar el contorno de su figura. Ahí está, el hombre que es capaz de sonreír con altanería fingiendo que es de acero y aún así, escarbar toda California para encontrarme.
Me maravilla lo que ven mis ojos porque es algo totalmente diferente a lo que estoy acostumbrada: Arthur viste completamente de negro. La primera pieza es un suéter de cuello tortuga que le da un toque distinguido; encima, el esmoquin oscuro y elegante combina la tela de casimir con el lustroso pantalón. Los zapatos poseen un terminal puntiagudo y su mano está repleta de anillos de plata y manillas de titanio. El estilo resalta el gris turbulento de su mirada, el cabello castaño que queda amoldado hacia arriba y lo perfilado de sus rasgos faciales.
En general: está magnífico, perfecto, como un imán del que no puedes apartar los ojos.
El peso de mi mirada debe ser bastante grávido, porque de momento se da cuenta de la presión visual que ejerzo contra su cuerpo y gira la cabeza para encontrarse con la insolente que está apreciándolo sin vergüenza. Sonríe con suficiencia al ver que se trata de la ridícula que tanto lo fastidia.
Concluye la conversación con los franceses del grupo y me sorprende encaminándose en mi dirección. No... todavía no estoy preparada para que hablemos, ¿y si mejor me voy por donde he venido?
《Ush Khris, no te muestres débil》
Ya Arthur ha llegado al mismo espacio y trago saliva para sacar mi sarcasmo habitual. Je, je, me ayuda siempre.
—¿Qué estás usando? —es mi saludo.
—Es por la gala, me pidieron un estilo bien dark para la presentación. El evento de este año será enfocado en lo gótico.
—Nunca pensé que diría esto... pero prefiero tus vestimentas estrambóticas. Este look no te va.
—A mí todo me va. —Hace un guiño y me sonrojo consciente que él sabe la mentira que ha salido de mi boca. Solo mi mirada le revelaría a cualquiera que me he quedado hipnotizada por el Arthur Kane vestido de negro—. Sin embargo, puedes verlo como un disfraz —sugiere.
—No es tu estilo. —Comprimo una sonrisa.
—Tampoco el tuyo. —Señala el vestido azul y los tacones.
—Bueno —resoplo fingiéndome indignada—, un maniático controlador me obligó también a disfrazarme, no tenía opción.
—¿De veras? —Acorta la ínfima distancia que nos separa y el inconfundible Hugo Boss que está usando, seco, moderno y afrutado, derrite mi paladar—. Yo creo que después de todo, te gusta complacer a ese tal maniático.
Retrocedo porque estamos en un lugar público y no me conviene convertirme antorcha humana. Mi espalda choca con la pared y Arthur divertido sube ambas manos acorralándome. Le encanta acorralarme...
《Tranquila, tranquila, tranquila.》
Repito lo mismo siete veces y exhalo e inhalo de forma sistemática cuando él se atreve a colocar sus dedos en mi mentón y alzarme la barbilla para observarme de todos los ángulos posibles.
—No estás preciosa —expresa en voz baja.
—¿Qué es eso? Tú nueva forma de humillar...
Ladea los labios en lo que interpreto como sonrisa.
—No estás preciosa...'eres' preciosa Khristen —asegura consiguiendo que los ojos plomizos luzcan seductores al brillar con intensidad y yo olvido mi nombre.
¿Cómo lo hace, eh? ¿Se aplicará capas de brillantina en un cuarto secreto antes de salir al exterior? Siento mi rostro arder un poco y antes de llegar a quemarse, Arthur retira los dedos.
Se mete las manos en los bolsillos del pantalón y se anestesia observando cada centímetro de mí, consiguiendo que otra vez, me sienta muy expuesta.
—Hay una gran diferencia entre lucir y ser, Khristen.
Tragó saliva en un intento de despejar mi garganta para hablar, pero no funciona.
—Llevo toda mi vida conociendo mujeres que se esmeran en lucir. —Mueve un poco la cabeza, echándola hacia atrás—. Pero por todos los mundos pelirroja, tú no necesitas esmerarte para ser una preciosidad andante.
Acabo de olvidar cómo me llamo. Otra vez. En este instante el apelativo «pelirroja» me suena dulce, seductor y especial.
—Una preciosidad andante... —repito en un susurro sus palabras, incrédula todavía de haberlas escuchado.
—Así es —ratifica el hombre frente a mí—. La diferencia de 'lucir' una cosa y 'serla' es inmensa. Lucir es lo que proyectas por fuera; ser es lo que eres por dentro. Cuando dicen «luces» hablan de tu apariencia, pero cuando aseguran «eres», se refieren a tu alma. Y tu alma Khristenyara Daynon, alberga todos los sinónimos de preciosa que existen en los idiomas.
Oh-por-Irlendia.
Sí, ese es mi nombre. Y sí, en su boca se escucha realmente poderoso. Y por supuesto que sí, estoy en un grado superlativo de estupor por todo lo que el mismísimo Arthur Kane acaba de decir.
—¿Leíste mi nota, cierto?
—Yo..., nota..., sí.
«¡Te tiembla hasta el pensamiento Khris!»
—Tengo algo preparado para esta noche —recuerda acomodándose las cadenas y manillas—. Así que no hagas planes.
—¿También controlarás lo que puedo o no hacer cada minuto que pase en París? —me atrevo a rebatir recuperando fuerza.
Él sacude un poco la cabeza a la vez que se arregla el esmoquin.
—Khris, Khris... los dos sabemos que has venido hasta París por mí.
Me dedica una corta reverencia con la cabeza en forma de despido y se vuelve para seguir atendiendo sus asuntos. El desgraciado se va, dejando mi volcán interno a punto de erupcionar; luciendo perfecto con su fría actitud envuelto en ese implacable negro, muy seguro que me tiene en el bolsillo. Lo peor es que... Es verdad.
《Agrr》
Me acomodo el vestido que se empeña en apretarme los pechos y salgo del bakestage para volver a ocupar mi lugar junto a los demás.
—Notas—
☆FanArt creado para identificar a Khris y Arthur. A partir de aquí mis pintores, hagan ustedes maravillas 😘
*Como dato les cuento que pueden encontrar en IG a la artista que me regaló tan hermosa imagen como: la_chica_de_los-fanarts. Sus pinturas son tan realistas que estoy segura, amarán su trabajo.
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