☆5☆ UN GIRO INESPERADO.
Khristen
—¿Qué, tengo monos en la cara?
Espeto sin ningún tipo de retención cerrándome el abrigo, no me gusta que me miren fijamente. Debería estar acostumbrada, pues reconozco que tengo características físicas diferentes a la mayoría. Pero nunca he logrado sentirme a gusto cuando se me quedan mirando.
Después de mi intervención, todos se quedan en silencio y noto la cara de ofensa que muestra el hijo del señor Kane, pero no me importa. Si por un segundo creyó que vendría aquí haciéndole vítores y reverencias como el resto de sus seguidores está muy equivocado. Mi madre me mira abriendo los ojos y el tal Arthur tensa la mandíbula.
—Voy a fingir que no escuché esa ridiculez.
Estoy a punto de responderle cuando siento una presión en mi muñeca. Mi madre está de los nervios, así que me retengo solo por ella.
—Arthur, están extenuadas, el viaje ha durado casi tres horas. Creo que será mejor que les permitamos un baño y luego se traten los asuntos correspondientes —concluye su padre y me parece razonable.
Es un hombre que luce joven para tener dos hijos adultos. Alioth mantiene el cabello castaño oscuro, sin rastro de canas. La piel tersa y cuidada, seguramente por la buena vida que lleva dándose desde que nació. Los ojos grises, igual que todos los Kane y una sonrisa fingida, como una persona que está muy agotada y hace su mayor esfuerzo para que no se le note. Aún así, sigue viéndose apuesto. Viste sencillo, pero de marca evidentemente. Su hijo sin embargo es otra cosa. Tiene los mismos ojos, pero su expresión es más agresiva, enviando el claro mensaje que no quiere que se le acerquen. Ostenta ropas estrambóticas de diseñador y una actitud dominante. Es justo como lo había imaginado y no, no me arrepiento de tratarlo como se merece.
No soporto esos niños ricos que creen que hay que hablarles como si fueran los amos del mundo, aunque lo sean.
Él suspira pensativo, y sin decir palabra se vuelve por donde ha venido. No sin antes darme una mirada de advertencia. Repito: no lo soporto.
—Bien síganme a su apartamento por favor —comunica Alioth y mi madre y yo lo seguimos.
Esta es una mansión enorme y tiene una seguridad mejor que la de la Casa Blanca, con razón la llaman "Fortaleza". Alguna que otra vez, había visto en la tele o las revistas fotografías del lugar. Pero se quedaban tan cortas... Mansión Fortress es el resumen del sueño americano. Cuando la limusina estaba estacionando, vimos la docena de guardias dispuestos a la entrada del portón de acero, y no dudo que haya otras postas por los alrededores. Antes también hemos observado el interior de la casa, espléndido y lujoso. El recibidor se junta con la sala, y desde el centro puedes ver el comedor a la derecha, otro juego de sillas y mesas de caoba a pocos pasos y el empezar de la cocina. En la pared de fondo hay una pecera insertada con peces de diversos colores. A mano izquierda está el inicio de la sofisticada escalera de mármol que conduce a un amplio vestíbulo arriba. Es abierto, con un barandal negro y luces en el techo. Deduzco que allí se encuentran las habitaciones de sus señorías...
No puedo dejar de ser sarcástica con ellos. Incluso Alioth no termina de caerme bien porque sencillamente no tiene nada que ver con nosotras.
Para cuando atravesamos la zona de la piscina, me fijo que las palmeras sobrepasan la altura del techo y noto las habitaciones en la planta alta de la construcción. Desde este ángulo todo tiene una vista espectacular, debo reconocerlo. La terraza con muebles más caros que el precio total de mi antiguo apartamento, dos escaleras de mármol a cada lado para subir a los amplios balcones. Las tejas bien colocadas, los ventanales pulidos... En fin un completo derroche de dinero. Y la pintura salmón claro le da el toque sofisticado que aman los ricos.
Me siento completamente fuera de lugar en este sitio; calzo converses convencionales, un abrigo de Walmart y una maleta con todas mis pertenencias. Cada paso que doy me convenzo que ha sido un error aceptar este trabajo.
Ahora Alioth nos conduce a una zona con varios apartamentos destinada a los empleados internos. Es sencilla, no posee tanto lujo pero igual de hermosa que las demás zonas. Como está en uno de los límites de la mansión se pueden admirar detrás los impenetrables muros que rodean el terreno.
Cambio mi vista a diferentes direcciones, observando los cientos de arbustos y plantas variadas que adornan las tantas terrazas y jardines apartados ¿Por qué esta gente no puede conformarse con un solo jardín como las personas normales? A varios metros puedo distinguir un estanque precioso con una fuente rodeada de estatuas donde los pajarillos trinan revoloteando en el agua.
Alioth empieza hablar presentándonos lo que será nuestro nuevo hogar y señala uno de los primeros apartamentos. A la puerta del mismo le antecede un mini jardín y lo único encomiable es la vista de las montañas que tengo detrás. Al menos no estaré obligada a visualizar la sensacional mansión de los Kane en cuanto abra los ojos.
Hurra.
—Esta zona es de ustedes así que pueden andar por donde les plazca —anuncia Alioth—. Detrás está la cancha de tenis de los chicos y un área de voleibol pero hace muchísimo dejaron de usarla.
Tienen una cancha y un área de voleibol, claro que estúpida al no suponerlo. No me sorprendería encontrarme a Narnia en el armario...
—Las dejaré para que se acomoden y en una hora las estaremos esperando en el despacho al costado derecho de la piscina.
—De acuerdo —responde mi madre y al fin nos quedamos solas.
Cuando entramos, dejo mi maleta en un rincón y ayudo con el resto del equipaje. El apartamento consta de una sala pequeña, una cocina y dos puertas. Imagino que una de ellas lleve al cuarto de baño y la otra a un dormitorio.
—Todo es muy bonito ¿no crees? —elogia mi madre.
—¿Te parece si me baño primero? —pido evadiendo su pregunta.
—Claro yo desempaco.
Cuando entro a ducharme veo una serie de cremas y líquidos para el cabello que no sabía que existían. Trato de encontrar el gel de baño y lleno la bañera. Al cabo de la hora mi madre y yo estamos más despejadas y vamos de camino al despacho. La noche se ha apoderado del cielo y las multiluces eléctricas alrededor de la piscina la hacen lucir más grande. El señor Kane y sus dos hijos están discutiendo algo relacionado con la Academia Howlland y veo en persona por primera vez a Aaron, el menor. Es muy guapo, igual que su hermano o quizás más. Un lunar se le destaca al lado de la boca esculpida y conserva los ojos grisáceos. A golpe de vista, es mucho más agradable que Arthur. También lleva ropas extravagantes pero su actitud es serena, por lo que no consigue asquearme.
Tiene una presencia divina, como visualizar un ángel materializado.
—Tomen asiento por favor —pide Alioth señalando dos sillas frente a su mesa y hacemos caso—. Estamos aquí reunidos para comunicarles un asunto de suma importancia y espero su discreción al respecto.
—Por supuesto señor Kane. —Mi madre hace por seguir hablando pero Alioth vuelve a tomar la palabra.
—Por eso entenderán que me haya tomado la precaución de preparar esto. —Nos extiende unos papeles.
—¿Qué es esto? Ya le había enviado mandado mi contrato firmado.
—Lo siento Vanessa, esto no se trata de tu contrato como ama de llaves.
—Pero... —Mi madre empieza a leer los papeles y yo la imito—. Es un acuerdo de confidencialidad.
—Exactamente y en la última cláusula leen las consecuencias de ser roto.
—Señor Kane. —Mi madre suspira bajando los papeles—. Desde el momento que acepté trabajar en la Fortaleza entendí que todo lo relacionado con su familia quedara en completa discreción por mi parte, también la de Khris.
—Entonces no les importará firmar los papeles —interviene Arthur con su voz autoritaria.
—De acuerdo, no es nada que nos interese divulgar. Hija fírmalo por favor.
Las dos apoyamos los papeles en la mesa y estampamos nuestras firmas en la última página. Menudo rollo se hace la gente rica por nimiedades.
—Muchas gracias —Alioth guarda los contratos—. Ahora sí podremos hablar abiertamente. Verán, deduzco que han escuchado mucho de la Academia Privada Howlland.
—Quién no —resoplo y mi madre me mira severo.
—Pues me alegra Kristen —sigue Alioth—, porque a partir de mañana asistirás a ella.
—¡¿Qué?! —Pego un brinco en la silla.
—Señor Kane esta es una oportunidad... oh cielos ¡increíble! No sé.. no sé como agradecérselo —ovaciona mi madre.
—¡Mamá! —Abro los ojos. Definitivamente no cuento con su apoyo en resistir esta absurda idea—. Señor Kane no estará hablando en serio. Por favor déjeme asistir a una escuela normal.
—¡Ves lo que te digo! —grita Arthur que evidentemente se estaba conteniendo más de la cuenta—. Ella ni siquiera agradece la oportunidad más alucinante que le pasará en su ridícula vida. Repito que esto es un grave error.
—¡Oye! Mi vida no es ridícula ¿qué te pasa? —me envalentono poniéndome de pie.
—¡Pero que problema tienes con respetarme! —Se me enfrenta quedando a centímetros de mi cara.
—¡Qué problema tienes tú con respetar a los demás! —suelto con todas las ganas que me corroen desde que pisé este lugar.
Esas ganas dañinas cargadas de ansiedad imposibles de contener, esas que debes soltar antes que te consuman. Y por lo que acaba de suceder, a Arthur le pasa exactamente lo mismo. Ambos hemos elevado el tono de voz al punto de gritos.
—Ya basta —regaña Alioth poniéndose de pie también—. Necesito que se calmen.
—Lo siento señor Kane —se humilla mi madre—. Lo siento muchísimo no sé que le pasa a Khristen ella no es así con recién conocidos. Khris... —Consigue que la mire, destila vergüenza por todos los poros—. Por favor querida sé que es una noticia muy grande pero reúne calma para escuchar lo que debe decir el señor Kane.
Inhalo una gran bocanada de aire mientras veo como se marcan las venas en la frente blanca de Arthur. El odio es mutuo y no pienso transigir, o dejar que me pisotee. Pero de momento, lo más inteligente es que vuelva a mi puesto y deje hablar al hombre que nos estará pagando el salario con el que comeremos.
—Lo siento señor Kane. —Hago un esfuerzo por mirar a Alioth—. La... la noticia me ha conmocionado —digo volviendo a la silla.
Arthur se aclara la garganta ¿Está esperando una disculpa?
—Khris... —Mi madre me mira suplicante, roja como el tomate más maduro de un huerto.
Oh no. Las cosas que hago por ella. La garganta comienza a estrechárseme y me pica la lengua.
—Lo... —Trago grueso. No podré, es demasiado para mí.
—Khris... —presiona mi madre asustada, viendo de reojo a Arthur y su padre.
—Lo siento... Arthur —me fuerzo, sin molestarme siquiera en dirigirle la mirada.
—Para ti es Señor —aclara apoyando la mano en el espacio de la mesa que tengo al frente.
—Lo siento, señor —le doy el gusto mordiéndome la lengua.
Me las va a pagar, lo juro.
—Bien —retoma la palabra su padre dándole unas palmaditas en el hombro para que se siente—. Después de este... desafortunado incidente proseguiré a explicar los detalles. Vanessa, he considerado antes muchas opciones y esta es la más razonable.
Veo como Arthur rueda los ojos con hastío.
—Yo no tengo cómo agradecerle señor Kane —expresa mi madre.
—Lo único que pido a cambio es lo estipulado en el contrato.
—Descuide —tomo la palabra—. No me interesa divulgar los asuntillos de la alta sociedad. —Abro comillas con mis dedos.
—Eso no es lo que me preocupa, es algo más serio. —El gris de los ojos de Alioth se acentúa y me obliga a prestarle atención—. Puede que hayan escuchado sobre los muchos rumores un tanto... sobrenaturales que circulan entre las masas sobre el linaje Kane y el resto de apellidos de Howlland.
A mi memoria llegan la cantidad de disparates que rondan sobre ellos. Un poco más y les hacen sus propios cómics de Marvel.
—Digamos que los rumores no son del todo falsos.
—¿A qué se refiere? —Me acomodo en la silla.
—A qué nosotros... pues... es algo difícil de explicar. Nosotros...
Alioth parece haberse tragado un melón y atorado con este. Sigue con sus medias palabras y es Aaron el que interviene.
—Poseemos habilidades especiales —dice sin más, conciso y directo.
—¿Habilidades especiales? —Mi madre se ha quedado tan estupefacta como yo.
—Cada familia tiene, digamos, un don que sus hijos perfeccionan en la Academia. Es algo relacionado con nuestros ancestros que después te explicaré Vanessa —asegura Alioth—. Y tú Kristen lo aprenderás en Howlland. Son habilidades relacionadas con los elementos aire, agua y tierra. En la Academia las verás todo el tiempo por eso les pedí firmar el acuerdo de confidencialidad. El mundo está ajeno a esto y debe seguir siendo así ¿entendido?
No sé si mi madre asiente con la cabeza, no sé si yo lo he hecho por acto reflejo. Solo sé que el cerebro se me cuaja, posiblemente inundado. Ya saben, existe eso nombrado por la ciencia como Hidrocefalia, afectación que provoca que se te llene de líquido el cerebro.
Esto es de locos.
¡Por qué todas las personas a mi alrededor de repente me sueltan todas sus locuras! Tal parece una combinación para dejarme en shock permanente. Primero Daysi, ahora estos fenómenos que juegan con los elementos...
—¿Khris? —Mi madre toma mi mano—. Respóndele al señor Kane.
—Em...
No he escuchado lo siguiente que ha dicho. Pero si se relacionaba con capas y antifaces me alegra habérmelo perdido.
—Te preguntaba si podía contar contigo —insiste Alioth.
Como si tuviera de otra, me ha obligado prácticamente a firmar un contrato.
—Seré una tumba —juro.
—Bien, entonces creo que podemos comer tranquilamente.
Se levanta del asiento y nos hace un ademán a la salida. Arthur y Aaron hacen lo mismo y entiendo que no comeremos con los Kane como los grandes amigos. Negocios son negocios. Tres horas más tarde, después de haber compartido la cena con el resto de empleados de la Mansión, estoy sentada sobre la cama de nuestro nuevo apartamento procesando las palabras del chico menor: «Poseemos habilidades especiales».
Es cierto. Todo este tiempo la gente no especulaba conjeturas, realmente esparcían la verdad. Aunque como dijo Alioth, nadie ajeno a los linajes tenga como comprobarlo.
—¿Khris estás bien?
—Mamá me cuesta mucho creerlo.
—Cariño, desde que comiste no profieres palabra. Llevas más de media hora con la mirada fija a esa manchita. —Señala la pared de enfrente.
—¿Cómo es que tú no estás asorada con estas cosas? Mamá ¡vivimos con unos fenómenos!
—Khristen —habla grave—, no vuelvas a decir semejante ofensa.
—Pero es...
—Son personas como tú y yo, con algo que las hace especiales.
—No lo entiendo.
—Sinceramente hija yo tampoco. —Suspira y me toma de la mano—. Vivimos la vida tan absortos en la cruda realidad que cosas así solemos recluirlas a los libros. Pero ya ves, realmente exiten. Como ha dicho el señor Kane lo entenderás en la Academia. Y bueno, ya me contarás ¿sí?
—Supongo...
—Ahora concéntrate en dormir que mañana te espera un gran día. —Me besa la frente y se levanta para apagar la luz.
—Mamá —llamo cuando todo está oscuro.
—¿Sí cariño?
—Tengo miedo —confieso.
—Lo sé Khris, pero te prometo que podrás enfrentarlo. Buenas noches.
—Buenas noches.
Se da la vuelta en su cama y yo intento conciliar el sueño.
—☆Notas☆—
Fotos de la Mansión Fortress en casi todas sus áreas en la Guía Elemental.
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