(2) "Un Inicio Oscuro"

Habían transcurrido unas tres semanas desde el nacimiento real, según acontecía el tiempo en Irlendia, cuando el líder de los Oscuros el temible Dlor, convocó a todos a su alcázar en el mundo Balgüim. Estaba estratégicamente ubicado entre montañas que rozaban el cielo, detrás de una cascada de sombras y murallas fortificadas que albergaban en sus terrenos bajos los huesos de enemigos. Nadie que no perteneciera al clan de los Oscuros podía descubrirlo. Esto era con el fin de en un futuro, si algún descerebrado se atrevía a invadir el mundo de las tinieblas, quedara en ridículo sin dar con el lugar. Pero en los últimos tiempos, la lógica no había abandonado a los irlendieses y a ningún clan se le había ocurrido introducirse en el dominio.

No obstante, algunos espías de Balgüim aseguraban que el actual general fayremse Agamón Hakwind, planeaba un asedio sin precedentes. Dlor estaba más alerta que nunca, el guerrero enemigo se caracterizaba por su brutalidad y sangre fría.

Dlor, lejos de los pensamientos de los que no lo habían visto, era un ser larguirucho y pálido. Todos los Oscuros mantenían un aspecto cadavérico, pero su líder en particular demostraba esa apariencia desvaída de quién ha perdido toda la intensidad de la vida, del que queda apagado sin aliento para sostenerse en pie. Pero era precisamente la figura de Dlor donde erradicaba la trampa. Kiloaños atrás no fueron pocos provenientes de otros mundos los que intentaron derrocarlo de su poder, viendo la oportunidad que entre los Oscuros se alzaba un miembro supuestamente débil. Pero la debilidad era solamente en apariencia, porque el ingenio, maldad y poder de Dlor eran superiores a lo que debería estar permitido. Masacró a sus contrincantes, arrojó sus restos abajo de las murallas y dejó un claro mensaje a todos los de Irlendia: El mundo Balgüim y el clan Oscuro eran intocables.

Y en aquel tiempo hasta ahora, lo apodaron Dlor el temible.

Los únicos que mantenían contacto con ellos eran algunos miembros del clan Xarians legítimos dueños del mundo Korbe. Los xarianos eran conocidos por su inmenso cerebro, sus inventos innovadores y su arte de negociar. En sentido general respondían al mandato del clan Daynon, pero vivían en Korbe según sus propias reglas y aceptaban pedidos de todo el que tuviera bastante oro, plata o piedras preciosas para pagar. Por lo tanto, el clan Xarians destacaba por sus construcciones sofisticadas con accesorios tecnológicos, el alto coste de vida de sus habitantes, y la ausencia de pobreza en los ciudadanos. Muchos eran los que emigraban de sus propios mundos y se instalaban en Imaoro, la capital, buscando una mejora de vida. Se ofrecían como esclavos prácticamente, pero los xarianos remuneraban bien el trabajo sacrificado.

En la guerra se mantuvieron neutrales y Dlor solía comprarles municiones.

Aconteció que una noche Dlor el temible se encontraba en un desvelo que parecía eterno, y mandó a llamar los sabios que convivían en el Alcázar para que le prepararan alguna bebida que lo pusiera a dormir con profundidad. Sin embargo no hubo brebaje capaz de devolverle el sueño al rey. Así estuvo tres noches de Balgüim hasta que alguien llegó con la fatídica noticia que agravó su situación: La princesa y futura emperatriz había desaparecido.

Sintió que todos sus anhelos más oscuros se desvanecían y mandó seres de su absoluta confianza a Jadre para averiguar si era verdad o solo una estrategia del clan Daynon. Pero al parecer el clan real estaba tan desconcertado como todos. Solo quedaba algo por hacer, y era encontrarla, encontrarla y matarla..., donde quiera que estuviese.

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