tres

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(( ☕ ))

Silencio, eso era todo. Después de que TaeHyung se fue, ninguno tuvo la intención de empezar alguna plática. Era obvio, ambos éramos orgullosos. Él más que yo dependiendo de la situación.

Sin tener intención de quedarme en ese ambiente, me levanté, rompiendo el contacto visual y cargándome la mochila sobre los hombros. Quería irme y solo esperaba no perderme dentro del edificio. Aunque perderme era mejor que quedarme en la misma habitación que JeongGuk, sin duda.

―No puedes irte ―se pronunció al fin.

―¿Ahora si vas a hablarme?

Su teléfono empezó a sonar, impidiendo que contestara mi pregunta. Al sacar el aparato del bolsillo de su chaqueta, vio el nombre.

―Estaré en la puerta, así que no intentes salir ―sentenció apuntándome con su dedo índice y se fue.

Bufé con fastidio y crucé mis brazos viendo la puerta.

―¿Quién se cree que es? ―murmuré para mí.

Como si fuera coincidencia, sentí la vibración constante de mi celular en el bolsillo, porque había olvidado activar el sonido. Apenas noté que era SeAh –mi hermosa sacrificadora–, contesté.

―¡¿Cómo qué crees que pasaste?! ¡Escuché que muchas salieron llorando y que otras harán una segunda audición y ¿tú me estás diciendo que pasaste?! ¡¿Así?! ¡¿Tan pronto?!

―¡Deja de gritar! Dañas mis oídos ―dije con enojo fingido.

―Perdón, perdón. ¡Es que estoy emocionada! Mira cuánto has crecido ―dijo fingiendo nostalgia. Me la imaginaba retirando una lágrima invisible de su rostro―. Pero explícame. 

―El resumen es que me mandaron a una sala de prácticas y llevo aquí más de una hora. No ha venido alguien más. Excepto por dos personas.

―Ajá. Entiendo. Prosigue.

―No grites, ¿sí?

SeAh hizo un sonido con su boca que indicaba que no lo haría.

―Vino un chico llamado Tae… Hyung ―dudé. 

―¿TaeHyung? ¡¿Kim TaeHyung?!

―¡Sí! Ese. Estuvo aquí hasta hace unos minutos y-

―¡¿Conociste a Kim TaeHyung?! Esto es histórico. 

―Si sigues interrumpiendo, no te cuento nada ―me quejé.

―Ya, ya. Es que me emociono ―se excusó con inocencia.

―Luego llegó JeongGuk… ―Iba a seguir, pero la puerta se abrió y entró el rey de Roma―. Te llamo más tarde ―dije muy rápido y colgué. 

―¿Estabas hablando con alguien?

―No te incumbe ―respondí muy cortante.

―Sí, como sea. Era Bang PD. ―Obtuvo mi atención―. Tengo que llevarte a la sala de juntas para que conversen sobre tu contrato.

―¿Contrato?

Asintió con algo de desgano.

―Te confirmo que pasaste las audiciones, por si aún no lo has notado ―dijo como si me tratara de tonta.

―No seas grosero ―expresé con fastidio―. ¿Pasó alguien más? ―Quería aclarar mi duda.

―No lo sé, pero muévete. Necesito hablar contigo.

―Pero yo no quiero hablarte. Solo quiero acabar rápido para irme.

Sentía que ambos estábamos a la defensiva. Aunque él no debería; la que salió herida fui yo.

―Te dije que necesito hablar contigo ―enfatizó cada palabra.

―El momento de hablar cualquier cosa se perdió. 

Hace cinco años, siendo más precisos. De un día a otro las cosas cambiaron del todo y fue su culpa desde mi perspectiva. Lo que sea que tuviera para decir, no quería oírlo.

Pegó su lengua al interior de su mejilla y luego suspiró con pesadez.

―Eres imposible ―se resignó―. Vamos.

No esperó una respuesta. Giró y salió de la sala de prácticas, dejándome la única opción de seguirle. Caminó por los corredores hasta un ascensor y presionó el botón para subir. Se cruzó de brazos mientras esperaba. Yo simplemente empecé a observar cada cosa que había a la vista.

Las puertas metálicas se abrieron un tiempo después. Él hizo un ademán con su mano indicándome que entre primero. Lo hice. Luego él también. Pude ver cómo presionaba el botón que nos llevaba al último piso.

El tiempo ahí se me hizo eterno, por lo que sentí un gran alivio cuando por fin llegamos. Él salió primero y fue directo a un par de puertas; yo fui detrás. Tocó dos veces antes de abrirlas y asomar su cabeza. Al confirmar que su superior estaba ahí, hizo una reverencia.

―Aquí está Kwon HaeBi.

―Que pase.

JeongGuk movió su cabeza de una manera en la que quería decir “entra”. Me asomé e hice una reverencia antes de ingresar del todo.

―Siéntate aquí ―indicó Bang PD.

―Esperaré afuera. ―Jeon iba a cerrar la puerta.

―No ―lo detuvo el mayor―. También deberías quedarte. 

Sin preguntar razones, él entró y cerró la puerta. Se sentó justo en frente de mí y guardó silencio. Ambos estábamos esperando entender la situación.

―Bien, HaeBi. Contigo me tomé la licencia de aceptarte en la primera ronda. Eres la única. Pude ver potencial en ti y nunca me he equivocado ―dijo con seguridad palpable―. Sé que estás en tu último año y supongo que vas a querer mantener tu promedio.

Asentí.

―Es importante para mí.

En realidad, no lo era, pero necesitaba ir a la universidad si quería conseguir una buena vida.

Jeon tenía una expresión confusa.

―Entonces, por el momento, las prácticas no interferirán con tus estudios. Seremos flexibles mientras reclutamos a las demás chicas. Eso sí, tendrás que venir a diario después del instituto.

―Bien, entiendo. Muchas gracias. ―Incliné mi cabeza a modo de reverencia.

―Por otro lado, te daré una misión. ―Me miró y luego a Jeon―. Esto también te incumbe ―le dijo y regresó a mí―. Estarás a prueba estos meses. Necesito ver si realmente puedes mejorar. Los instructores te ayudarán, pero, además de eso, también quiero que aprendas algo de los chicos. ―Hizo un ademán hacia JeongGuk e imaginé que se refería a BTS―. Pasarás una semana con cada uno y tendrás que decirme lo que aprendiste.

―¿Y si no mejoro o no aprendo? ―inquirí con cautela.

―Simplemente no podrás seguir entrenando ―dijo como si fuera algo tan insignificante, haciendo que trague saliva con dificultad―. Pero descuida, sé que podrás ―le restó peso a sus palabras―. Hago esto para que obtengas otra perspectiva.

―Entiendo. Me esforzaré mucho. No lo defraudaré ―aseguré.

―Ven mañana a las cuatro. Te presentaré a los chicos.

―¿Quién va primero? ―preguntó Jeon.

―Primero SeokJin y al final tú. De mayor a menor.

JeongGuk asintió una vez que solventó su duda y luego Bang PD deslizó varios papeles hacia mí.

―Es el contrato ―explicó―. Léelo y firma. No dudes en preguntarme nada. ―Dejó una pluma en la mesa.

Empecé a leer y noté que ya me había explicado gran parte, sin embargo, revisé todo para no pasar por alto algún detalle. Entonces firmé.

―Nos vemos mañana, HaeBi. JeongGuk ―se despidió y nos incitó a salir con su mano extendida.

Ambos obedecimos después de hacer una reverencia. En un intento de huida, caminé rápido hasta el ascensor, sin embargo, se demoró en subir, por lo que JeongGuk pudo alcanzarme sin esfuerzo y se plantó a mi lado.

―¿Vas a actuar como si fuéramos extraños? ¿En serio? ―preguntó y le ignoré por completo―. Ya pasaron cinco años, HaeBi.

Regresé a verle con un poco de molestia e incredulidad.

―No actúo como si no te conociera. Sería amable contigo en ese caso.

―Entonces hablemos.

―¿Sobre qué? No es como que me importe que ha sido de ti estos años. No tenemos nada de qué hablar.

Tal vez y solo tal vez estaba siendo arisca.

―Por favor ―pidió―. Te invito un café.

La oferta fue injusta, porque, como ya había mencionado, el café me fascinaba; no podía negarme. Debía estar loca por pensar en ceder ante algo tan simple. Lo más seguro era que estuviera dejando que mi corazón guiara mis acciones en lugar de mi cerebro, porque el primero era muy necio y no le gustaba la razón.

Titubeé un poco y mordí mi labio. Sopesé.

―Siempre juegas sucio.

―No hice nada.

―No de forma intencional ―me quejé y suspiré―. Solo voy por el café.

La sonrisa no tardó en instalarse en sus labios, haciendo que mi corazón diera un vuelco aun después de todo ese tiempo. Me permití fijarme en sus incisivos delanteros tan característicos y, por reflejo, también sonreí, ignorando que mi razón decía que esa era una mala idea.

Entonces llegó el ascensor y las puertas se abrieron. Ambos entramos y luego él me agradeció por aceptar, llegando el maldito contacto visual.

(( ☕ ))

Fuimos a una cafetería algo apartada pero muy bonita. También estaba vacía, lo que me hizo pensar que tal vez era un mal lugar. Claro que, después de un simple análisis, concluí que era probable que no fuera a lugares muy concurridos debido a que era un idol. Sabía de sobra, gracias a SeAh, que los rumores de citas explotaban como escándalos.

La gente no era justa.

Cuando llegamos, Jeon se quitó la gorra y el barbijo que se había puesto antes de salir del edificio y nos acercamos a la caja. Me tomé mi tiempo viendo el menú hasta que me decanté por un café frío. JeongGuk, en cambio, pidió una leche de plátano. Según recordaba, no le gustaba el sabor del café.

Con nuestras bebidas en mano, nos sentamos en una de las tantas mesas. Uno frente al otro. Yo revolvía mi café con el sorbete mientras evitaba hacer contacto visual con JeongGuk. Era muy incómodo.

―¿De qué querías hablar?

―Cierto. Quería preguntarte algo.

Cuando levanté la cabeza para verle, me di cuenta que él no me miraba a mí en concreto, sino a mi muñeca. Ah, tan tonta. En reflejo, oculté mi brazo debajo de la mesa. Había olvidado que llevaba puesta la pulsera.

―¿Qué cosa? ―pregunté para desviar su atención, pero no lo conseguí, obviamente.

―¿Aún la usas?

―¿Esa era tu pregunta?

―Lo es ahora.

―Es un accesorio, ¿no? Ya que la tengo, la uso ―respondí―. Seguro tú ya tiraste la tuya.

―No… ―Se rascó la nuca, dubitativo―. Pero no recuerdo dónde está.

Entonces, pensé, no significó algo para él. De cierta forma también me sentí idiota. A mí me afectó cuando se fue, sin embargo, él parecía indiferente.

―Sé que la tengo ―continuó―, lo prometo.

―Ver para creer. Si no, voy a pensar que la tiraste.

―Cuando la encuentre, vas a ver que no. Confía en mí. Si lo consigo, me perdonas; es lo justo.

Confiar en él. Sonaba risible en ese instante.

―No he accedido a eso. ¿Por qué habría de perdonarte solo así?

―Sé que estás enojada.

―¿No era más fácil solo pedir disculpas?

―Lo fácil no siempre es efectivo ―aseguró―. Además, ahora no me perdonarías, te conozco.

―En realidad, no puedes estar seguro de eso.

―Sí. Es solo que quiero demostrártelo.

Hice una mueca. ¿Qué significaba eso? ¿Demostrar qué? Daba igual.

―¿Cuál era la pregunta original? ―quise cerrar el tema y empecé a beber el café.

Él lo entendió.

―Solo es por curiosidad. ¿Por qué lloraste con TaeHyung hyung?

Bueno, no estaba esperando esa pregunta. De hecho, no tenía expectativas, así que me atraganté con el sorbo de bebida que tenía en la boca. Tosí bastante. Mi garganta dolió. Había millones de preguntas posibles, ¿por qué esa?

(( ☕ ))

Todo mi amor para quienes leen esto. ♡

-Bi (Rain.y) 🌧

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