cinco
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(( ☕ ))
No tenía claro a qué hora había vuelto; no me fijé. Asumí que debían ser pasadas las diez de la noche, ya que mamá estaba en su recamara. Después de llegar solo tomé un tentempié, me puse mi pijama y me eché a dormir. Claro que no olvidé poner a cargar mi teléfono como cada noche.
((☕))
―¡HaeBi!
El grito me sobresaltó y me senté de golpe aún con los párpados cerrados. Parecían haberse adherido entre sí.
―¡Yo no fui! ―respondí sin pensar. Mi cerebro seguía dormido.
Abrí los ojos al reconocer la risa de SeAh y luego los restregué para espabilar.
―¿Qué estabas soñando? ―preguntó con curiosidad.
―Estaba durmiendo tan bien, SeAh ―me quejé, viendo a un punto cualquiera frente a mí.
―Entonces tienes la conciencia sucia. ¿Te robaste los chocolates de YoungHa de nuevo?
Siseé en apuro y me moví con rapidez para taparle la boca a SeAh.
―Traidora. Si me hundo, te hundes conmigo, porque fuiste mi cómplice ―amenacé.
―Descuida. Salió.
―¿En serio? ―Me senté con desgano sobre mis pantorrillas en el colchón.
Mamá ni siquiera se había tomado un segundo para despedirse.
―Sí. Justo llegué cuando se iba ―informó.
―Volveré a dormir entonces. ―Me acomodé y estuve a punto de taparme con las cobijas.
―Pero ya es medio día. No seas vaga.
Me levanté por segunda vez de golpe y miré el reloj sobre el buró. Cerré los ojos con molestia y respiré profundo para calmarme. Apenas eran las ocho y cuarto.
―Tú quieres matarme, ¿cierto?
―Para nada. ―Movió sus manos de arriba abajo dando a entender lo dicho―. Solo necesito el chisme. ―Me miró con seriedad.
―¿Qué chisme? ―Se me escapó un bostezo.
―El de JungKook, obvio. Casi no dormí porque me puse a teorizar. Aunque no llegué a ningún lado.
Mi sueño se había esfumado.
―En resumen, ya nos conocíamos. Estudiábamos juntos en Busan.
―¿Dónde escondes tu suerte? ―Levantó mis brazos y vio a mis costados, como si buscara algo.
―No es suerte para mí. Solo ocurrió. De hecho, ni me agrada el recuerdo.
―Debes estar bromeando. Conociste a JungKook en el predebut. ¿Se llevaban mal?
―No lo diría así tampoco. ―Suspiré―. SeAh, en realidad no quiero hablar de eso ―me sinceré.
―Está bien. Por ahora me conformo.
―Entonces durmamos. ―Tomé su brazo y tiré de ella hacia la cama.
―Nadie podría creer que eres tan perezosa.
―No lo soy, pero es domingo. Los domingos puedo dormir hasta las diez.
―Mejor hagamos algo. Una película, ¿hmm?
―Bueno, pero solo me tienes disponible hasta las tres.
―Ahora que eres trainee, ¿tendré que sacar cita para verte? ―preguntó con indignación.
Reírme fue inevitable.
―No es eso, solo tengo que estar en la agencia a las cuatro.
―Entonces mueve tu trasero. Levanta. ―Tiró de mis brazos.
―Ya, bueno. Para. Primero tomaré una ducha.
SeAh me soltó.
―Te doy quince minutos. Prepararé el desayuno ―anunció mientras salía de mi habitación.
Escogí el primer atuendo que parecía combinar y me duché con prisa. Quince minutos estaban bien para SeAh, pero dieciséis eran una blasfemia. Hace poco había empezado a ser más firme sobre su discurso ambientalista.
Al terminar, bajé. Lo primero que vi fue la leche y la caja de cereal sobre la mesa. SeAh iba saliendo con dos tazones en mano los cuales llevaban las cucharas. Justo eso estaba esperando de un desayuno preparado por ella.
―El agua casi está lista para que se prepare su café, señorita ―habló SeAh como si yo fuera una persona de la realeza.
―No utilices lenguaje formal, es extraño. ―Hice una mueca fingida de asco―. Y gracias.
Me adentré en la cocina y apagué la hornilla. Con suma meticulosidad preparé mi bebida sagrada. Había encontrado la porción justa de azúcar, agua y café que me gustaba en ella. No muy suave o fuerte, no muy dulce y no demasiada cantidad. Cuando la tuve, regresé al comedor dándole un sorbo y sintiendo como mi batería pasaba del treinta al cien por ciento.
SeAh ya había encendido la televisión en su canal favorito. Ni siquiera sabía que programa estaban pasando, pero no me importaba. Ella lo vería, yo no. Aunque era evidente, por el formato, que se trataba de un show de variedades.
Al sentarme, dejé mi taza sobre la mesa e hice una mueca de asco viendo como SeAh estaba a punto de poner la leche en su cereal.
―Eso se va a mojar.
Tomé el frasco de la leche cuando ella lo dejó y llené mi tazón. Después agarré la caja de cereal.
―Para mí está bien. ―Se encogió de hombros y empezó a comer.
En cambio, a mí me gustaban mis cereales aún crocantes.
―¿Qué tenemos en común? ―le pregunté mientras empezaba a comer.
―Nuestro amor mutuo, obviamente ―respondió.
―Sí, pero aparte.
―Nos gusta el chocolate y también... ―se quedó en blanco.
―No hay nada más.
―Pero eso no es malo. Así no es aburrido. Como la vez del supermercado y la piedra.
―Me torturas.
―Mi punto es que estamos en equilibrio. Yo te hago hacer cosas que te asustan para que te diviertas y tú me centras cuando me estoy pasando.
―Como un yin yang ―sugerí.
―Exacto ―me dio la razón y al instante se distrajo con la televisión. Después abrió la boca con sorpresa.
No pregunté al respecto. Ella tenía ese tipo de reacciones cuando veía programas de variedades.
―¿Sabes a qué universidad vas a ir? ―cuestionó de pronto mientras volvía a mirarme.
―Quiero ir a la SNU. Como todos, supongo. Nos enseñaron a soñar alto.
―Sí... ¿Sabes que detesto aún?
―¿Además del hecho de que aún no has conocido a algún idol? ―inquirí con tono burlón.
―¡Oye!, no juegues con mis sentimientos. ―Hizo un mohín―. ¡Lograré conocer a uno! ―Me miró fijamente―. O tal vez tú podrías...
―Ni se te ocurra ―le corté―. No haré eso.
―Está bien, lo olvidaré. ―Le dio un bocado a su cereal―. Volviendo al tema, odio que se supone que aspiremos a un trabajo de gobierno.
―¿Hmm? ―Me confundí y fruncí el ceño―. Entonces ponte otras metas. Pudiste hacer la audición conmigo.
Negó con la cabeza muchas veces.
―No soy buena. Ni como actriz estaría dentro.
―La próxima vez yo te voy a convencer de hacer la audición ―advertí―. Sería más fácil si hiciéramos esto juntas.
―Estamos juntas. Soy tu fan número uno. Siempre voy a apoyarte. ―Sonrió con ternura―. Además, debo cuidar de ti. Me descuido un segundo y tú ya estás con la cara pegada al pavimento ―bromeó, formando un ambiente ameno.
―Dios, SeAh. Yo no vi esa maldita piedra cuando estábamos huyendo de los guardias.
―Nunca voy a superar eso. ―Reía a carcajadas―. Es algo icónico.
―Ya olvídalo ―dije en sufrimiento.
―La próxima vez necesitamos refuerzos ―continuó con el tema―. Ir solas no fue una buena idea.
―Por fin lo estás aceptando.
―¿Qué tal si invitas a JungKook? Ya que se conocen, no sería raro.
Me quedé viéndole sin expresión alguna.
―No estás hablando en serio, ¿o sí?
―Siempre hablo en serio. O podría invitar a MinJae, seguro se pondrá feliz ―sugirió con un claro objetivo.
―Ni hablar, sabes que no le soporto. ―Sopesé―. ¿Y si mejor invito a TaeHyung?
Tampoco lo pensé muy bien.
―A JungKook y a TaeHyung.
Puse los ojos en blanco. Estaba perdiendo la batalla, pero cualquier cosa iba a ser mejor que estar con MinJae.
―Okay, solo... dame tiempo. Acabo de conocer a TaeHyung y sería raro si le invito ahora.
Así es, cedí. Tal vez la combinación del don de SeAh con mi nula firmeza no eran lo mejor del mundo. Ella asintió.
―Oh, claro. Tómate tu tiempo. Estaré esperando para repetir la situación. ―Sonreía de manera victoriosa. Ella sabía que ganaría.
―A veces tengo ganas de coserte la boca. ―Suspiré―. Siempre me convences.
Se encogió de hombros como diciendo: "es lo que hay".
Cuando terminamos de comer, arreglamos el poco desorden. SeAh guardaba las cosas y yo limpiaba la mesa y lavaba los platos. Trabajo en equipo. En medio de eso, SeAh dijo que veríamos películas hasta el mediodía. Ella se encargó de las palomitas.
(( ☕ ))
No fue hasta el mediodía, sino hasta la una. Además, las palomitas solo debieron haber durado una hora como mucho.
Cuando la última película se terminó, SeAh apagó el televisor y regresó a verme.
―No quieres invitar a JungKook, ¿cierto?
Creí que no se había dado cuenta. Asentí con pereza. De verdad me hicieron falta horas de sueño.
―¿Por?
―Es complicado.
―Sé que dije que me bastaba con lo que me contaste hace rato, pero mentí. Es que me estas escondiendo cosas, HaeBi. ―Pareció ofenderse.
―No lo hago, solo que no creo que sea necesario contarte aún.
―Pensé que nos contábamos todo ―la tristeza y decepción fue palpable.
―Sí... ―Sopesé―. Es solo que no sé cómo contarte, no es que no quiera.
―No intento presionarte, solo-
―Está bien. Sé que eres curiosa. ―Le sonreí con los labios juntos de forma comprensiva―. Ten por seguro que te diré todo cuando sienta que es el momento. Solo espera un poco.
―Okay.
Me acerqué a ella y le di un fuerte abrazo.
―HaeBi, te amo.
―Y yo a ti, SeAh. Hasta la muerte, ¿lo recuerdas?
―Nunca se me olvidaría.
El momento algo sentimental terminó poco después. Entonces SeAh se levantó y fue a pedir una pizza utilizando el teléfono convencional. Yo, por otro lado, subí a mi habitación para agarrar mi celular y audífonos. Los guardé en el bolsillo canguro de mi sudadera mientras regresaba a la planta baja. Eso, además de mi billetera, era lo único que iba a llevar ese día.
―¡Listop! Tenemos media hora ―me informó SeAh al verme de vuelta―. Vamos a la tienda a comprar refresco.
Solo me limité a darle la mano y sacarle de la casa sin más. Ya en ese lugar, SeAh se encargó de poner las cosas en la canasta mientras yo la sostenía.
Ella tenía la costumbre de recorrer todos los pasillos. Decía que, de esa manera, no se le olvidaba comprar nada, porque iba viendo cada cosa. Y tenía sentido, pero yo estaba con los nervios de que el repartidor llegara antes que nosotras a la casa.
Cada una pagó su mitad.
En el camino de regreso yo iba con prisa mientras jalaba a SeAh. Ella no quería caminar rápido y seguía diciendo que teníamos tiempo. En realidad, no. El repartidor apenas llegó un minuto después que nosotras.
(( ☕ ))
No entré al edificio de inmediato. Me quedé un tiempo considerable solo observando y analizando. Por fuera no parecía ser el lugar de una empresa de entretenimiento, aunque sí resultaba imponente.
―Oh, hola, HaeBi.
―Hola, TaeHyung. ―Le regalé una sonrisa mientras le veía acercarse.
―¿De vuelta por aquí?
―Sí, tengo algo que hacer. Bang PD dijo que me iba a presentar a los chicos.
―Entonces tú debes ser la reunión de las cuatro ―aseguró más para él.
Yo asentí ante su suposición.
―Ven conmigo, te llevo.
Tomó mi muñeca y empezó a jalarme. Me guio por los pasillos del tercer piso hasta una sala de práctica; lo supe al ver todos los espejos. Había tenido la idea de que sería un encuentro más formal.
―¡Chicos! ―gritó TaeHyung llamando la atención de los otros seis que estaban ahí.
Todos voltearon en nuestra dirección. Noté que JungKook fijó su vista en el agarre de TaeHyung sobre mi muñeca. Por instinto me solté de forma disimulada.
―Les presento a Kwon HaeBi ―continuó V.
―Hola ―dije mientras me inclinaba en una reverencia―. Es un placer. ―Sonreí con timidez.
En ese momento, Bang PD entró e inspeccionó la situación. Asintió para sí mismo. TaeHyung tiró de mí hasta una especie de fila que formaron los chicos. No duré mucho ahí, aquel señor con lentes me hizo señas para que vaya a su lado y obedecí.
―Al parecer TaeHyung ya les presentó a nuestra nueva trainee. Así que seré breve.
Todos asintieron. Se veían muy serios.
―Ella tendrá que pasar una semana con cada uno de ustedes. Deben enseñarle algo especial que le sirva cuando haga su debut. Es del mayor al menor. Empezamos con SeokJin y terminamos con JeongGuk. ―Les señaló al nombrarles.
―¡Sí! ―respondieron al unísono.
―Les doy este tiempo para conocerse. Con su permiso, tengo una junta. ―Salió con prisa.
En menos de un parpadeo, todos empezaron a acercarse a mí y terminé en medio de un semicírculo. La posición me permitió observar a cada uno. Eran realmente apuestos, así que era entendible que muchas chicas enloquecieran por ellos.
Trague con dificultad. Me estaba poniendo nerviosa debido a tanta atención.
Cuando crucé miradas con JeongGuk, noté su ceño fruncido de forma leve y sus labios apretados. No entendí la razón. Ladeé la cabeza como si le preguntara qué pasaba, sin embargo, no obtuve respuesta. Se mantuvo igual.
―Okay, chicos, cálmense ―ordenó aquel de piel canela, quien lucía el cabello corto, el cual parecía haber sido decolorado hace un tiempo―. Es un placer, HaeBi. Yo soy Kim NamJoon ―se presentó, dando un aura de familiaridad.
Después me presentó a cada uno. El mayor de labios abultados y belleza hegemónica: Kim SeokJin. El de piel pálida, ojos gatunos e intimidante: Min YoonGi. Le siguió el de cara alargada, nariz bonita y sonrisa radiante: Jung HoSeok. Aquel que también tenía labios abultados, pero ojos muy pequeños y rasgados: Park JiMin. Mi reciente conocido de piel canela y sonrisa cuadrada: Kim TaeHyung. Y, por último, aunque muy familiar para mí, el maknae de ojos redondos, nariz algo grande y labios finos: Jeon JeongGuk.
Hice una reverencia para cada uno.
Después, NamJoon contó:
―¡Dos! ¡Tres!
Y en coro dijeron:
―¡Bang Tan! Hola, somos BTS.
Sonreí por instinto.
De pronto, el semicírculo se fue cerrando. Ellos lucían bastante emocionados. Su euforia era tal que estaban hablando al mismo tiempo. Bueno, seis de ellos al menos. JeongGuk se mantuvo fuera, observando.
Y yo le observaba a él.
Di un respingo cuando sentí los brazos de TaeHyung rodeándome por los hombros de forma protectora. Eso era mucho contacto físico.
―Cuidado que es mía.
Antes de a pudiera procesarlo, Jeon se pronunció:
―¿Tuya?
―Ajá. Es mi amiga, yo la vi primero, consíganse la suya.
Todos rieron menos JeongGuk. Él, en cambio, salió de la sala de prácticas como alma que lleva el diablo.
―¿Qué le sucede? ―preguntó JiMin a nadie en específico.
Nuestras caras expresaban confusión. No estaba entendiendo su actitud en realidad. Por más que pensaba al respecto, no tenía ninguna idea coherente.
(( ☕ ))
Jugamos a la mafia cuatro veces y durante todo ese tiempo no pude dejar de pensar en JeongGuk. Me preocupaba un poco, así que, antes de que decidieran jugar una quinta vez, dije que iría al baño con el objetivo de buscarle. ¿Qué probabilidad había de que le encontrara? Muy poca, tomando en cuenta que no conocía el lugar, sin embargo, no lo medité.
Vagué por los corredores unos minutos hasta que le vi. Él observaba la calle por uno de los ventanales. En ese instante me arrepentí de estar ahí. Incluso pensé en volver con los demás después de haber visto que estaba bien.
Solo lo pensé.
Volteó a verme después de que me acerqué y toqué su hombro. Hicimos contacto visual unos segundos y después regresó su atención a la calle.
―¿Qué te pasa? ―dije en voz baja. No había nadie, así que el mínimo sonido parecía estridente.
―¿A mí? Nada. ―Se sentía distante.
―¿Finjo que te creo o te pregunto de nuevo?
Suspiró y giró hacia mí. Percibí los latidos de mi corazón con más fuerza y rapidez. Casi había olvidado esa sensación.
―¿Siquiera te importa?
Uh, esa era una excelente pregunta. Apreté los labios, sopesando. También opté por ver a la calle.
―Puede ―le respondí vagamente.
―Me vas a volver loco. ―Negó con la cabeza.
―¿Regresamos?
JeongGuk me miró con detenimiento. Sus ojos dieron un recorrido por todo mi rostro. ¿Qué? ¿Se me había marcado el golpe que NamJoon me dio por accidente?
―Hablas de... ―no completó la idea. Dudó.
―De regresar con los demás ―dije con obviedad.
―Ah, eso. ―Giró la cabeza y se tocó la nuca.
―Se supone que iba al baño, así que ya debí haber vuelto.
―¿Viniste a buscarme? ―se sorprendió.
―Puede decirse así.
Una gran sonrisa no tardó en instalarse en sus labios, dejándome ver sus característicos dientes.
―Okay, regresemos.
Con un movimiento rápido tomó mi mano y me guio a la sala de prácticas. Antes de entrar, me soltó. Él me intrigaba con su manera de cambiar de actitud con facilidad. JeongGuk no solía ser así.
«Quisiera poder ir atrás en el tiempo a esos días en Busán».
(( ☕ ))
1/4
En su tiempo esto fue una maratón de tres capítulos, pero ahora será de cuatro.
Espero que disfruten.
Con amor y cariño, Bi. ♡
-Bi (Rain.y) 🌧
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