9화
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Salí de mi casa con dirección al auto de MinJae. Tenía un par de gafas en la mano, ya que, como era de esperarse, me desperté con los ojos hinchados. Había puesto algo frío para bajar la hinchazón, pero no funcionó. Me servirían cuando lleguemos al instituto, no quería llamar más la atención de lo que seguro ya haría.
Me subí en el auto de mi, ahora, novio y me puse el cinturón de seguridad. Pude notar la intención que él tenía de decir algo respecto a mi aspecto, así que hablé antes de que él pudiera hacerlo.
―Sé cómo luzco, si me vi en un espejo.
―Bien... ―Me veía atentamente. Lucía tan mal; esperaba que a lo largo del día esa hinchazón se fuera―. ¿Desayunaste? ―Negué con la cabeza.
―Me levanté tarde. ―Bostecé y, automáticamente, tapé mi boca con la mano.
―Te llevaré a una cafetería, bebé.
―No es necesario, seguramente no tendré tiempo para comer.
―No te estaba preguntando. ―Sonrió y puso su mano en mi pierna. La aparté al instante―. Te estaba avisando.
―MinJae ―dije con desgano―, no estoy de humor.
―Está bien, bebé. ―Me pareció extraño que estuviera de acuerdo, pero estaba tan cansada que no le di importancia.
Encendió el auto y empezó a conducir. El trayecto fue tranquilo y silencioso. El único ruido era el que emitía la radio. Aproveché para cerrar mis ojos y descansar. No conseguí dormirme, pero era mejor que nada. Agradecía que él no tratara de entablar conversación.
Pude sentir que llegamos cuando el sonido del instituto en las mañanas inundó mis oídos. MinJae apagó el radio y se bajó del auto para luego abrirme la puerta. Yo aproveché y me puse las gafas. Me bajé y luego tomó mi mano. Cerró la puerta y empezó a caminar conmigo al ojo del huracán. Estaba realmente nerviosa. Podía imaginar todos los murmullos.
Digamos que MinJae era guapo, realmente guapo. Muchas querían salir con él. Aumentando el hecho de que tenía bastante dinero, lo veían como un buen partido. Había oído de peleas entre chicas tratando de decidir quién le invitaría a salir. Era una gran tontería desde mi punto de vista. No podía entender que alguien se peleara por un chico que tenía fama de rechazar a todos, literalmente. No quería lidiar con todo eso. Ni siquiera conseguía entender porqué él estaba empecinado en salir conmigo.
―Te llevaré a tu clase.
No respondí nada, solo asentí. Rogaba por que SeAh llegara y aliviara mis nervios y estrés. Necesitaba hablar con ella para saber qué debía hacer. Estaba consciente de que no podía decirle a MinJae que estaba entrenando en una empresa; seguro correría a abrir la boca y le contaría a mamá. Era algo complicado tomando en cuenta que debía dedicar gran parte de mi tiempo a eso. Realmente no sabía que haría.
―¡Te encontré! ―Ahí estaba mi salvación. Se acercó agitando la mano a manera de saludo, yo la imité.
―Quería verte ―dije una vez que estuvo frente a mí.
―Lo siento Romeo, me llevaré a tu Julieta. ―Miró a MinJae.
―Te veo luego, bebé. ―Se acercó y dejó un beso en mi frente. Después él me soltó y mi amiga jaló de mi.
―Gracias. ―Suspiré de alivio cuando ya nos habíamos alejado unos pasos.
―De nada. ―Me sonrió―. Sabía que ibas a necesitar que te salve de él.
―Me conoces tan bien. ―Le miré―. SeAh, tengo un problema.
―Me imagino. Ser novia de MinJae debe ser difícil.
―No, no es eso. ―Llegamos a nuestra clase―. No sé qué hacer con lo del entrenamiento. Aunque tengo claro que no le diré, no sé cómo ocultarlo. Él es muy encimoso.
―Me tienes a mí, te ayudaré. Ya pensaremos en algo. ―Nos sentamos en nuestros lugares―. Dime, ¿por qué llevas gafas? ―Las apuntó―. No es tu estilo.
Solo las levanté un poco y dejé que lo viera. Dicen que una imagen vale más que mil palabras.
―Digamos que no tuve una buena noche. ―Volví a acomodar el accesorio y apoyé mi mejilla en la mano.
―¡¿Qué diablos pasó?! ¡¿Él te hizo algo?! Ese maldito va a pagar. ―Golpeó su mano en puño con su mano abierta.
―Tiene culpa, pero no me hizo nada.
―No pensé que hacerte su novia te pegaría tan mal.
―No es solo ser su novia. No me importaría mucho de no ser por... ―Cerré mi boca sabiendo que no debía seguir hablando.
―Ajá, continúa.
―Olvídalo, no importa.
―Todo lo que tiene que ver contigo me importa. Eres mi mejor amiga, HaeBi.
―No es apropiado decirlo.
El aula ya estaba, relativamente, llena. Solo faltaba el chico que siempre llegaba tarde. Siempre olvidaba su nombre, pero ya que nunca había cruzado palabra con él, no me importaba demasiado.
―Odio los secretos.
―Sabes que hay cosas de las que no me gusta hablar.
―Quisiera una máquina del tiempo para ver qué es lo que escondes. ―Parecía broma, pero hablaba de manera tan seria que daba miedo.
―Sería más fácil. ―Reí.
En ese momento llegó el maestro e impuso el silencio para la clase. Los que estaban de pie se sentaron y luego todos sacamos nuestros materiales. El señor Chung era un hombre inteligente, pero cada vez que abría la boca para explicar la materia, provocaba sueño. Incluso a mi me aburría. Sentía que investigando y aprendiendo por mi cuenta sería menos tedioso.
Habían pasado unos diez minutos después de que él empezara con sus explicaciones; media clase ya estaba bostezando y la otra mitad estaba haciendo cualquier otra cosa. En ese momento entró un chico que no conocía. Saludó al profesor, se inclinó y luego le dio una nota, seguido de eso se fue. El señor Chung leyó lo escrito en el papel. Pude ver sorpresa en su rostro, quería saber que decía ahí. Y como si el universo escuchara, lo supe.
―Kwon HaeBi, a la oficina del director.
―¿Qué? ―Nunca había tenido que ir ahí antes. Bueno, nunca me habían llamado en medio de clases.
―Apresurate para que pueda continuar con mi clase.
―¿Hiciste algo? ―susurró. Mi amiga lucía igual de confundida que yo. Negué en respuesta.
Estaba realmente extrañada, pero me puse de pie y salí de prisa. No quería que el profesor me hablara por tardar en salir y no quería que el director también lo hiciera por demorarme en llegar. Caminé por los corredores vacíos del tercer piso hasta las escaleras más cercanas. Las bajaba con tanta parsimonia como me era posible. En mi mente trataba de entender porqué me habían llamado.
En el último descanso antes de llegar al piso de abajo pude ver a mi novio. Deseaba que fuera una coincidencia y no lo que pensaba, porque si era eso le terminaría en ese mismo instante.
―Por fin estás aquí. ―Me sonrió―. Vamos.
―¿Estás haciendo que pierda clases? ¿Te parece algo bueno? ―Si era lo que creí.
―Es bueno si no te vas a morir de hambre hasta el receso. ―Se encogió de hombros.
―Me voy, adiós. ―Me di la vuelta para subir las escaleras y regresar a clase. Él se apresuró en llegar hasta mí.
―Ven conmigo. ―Me suplicaba con la mirada―. No quiero que te enfermes o que tengas hambre. Me preocupo por ti.
―No tienes porqué. Tú a lo tuyo y yo a lo mío.
―Si tengo que hacerlo, porque eres mi novia. ―Esas palabras se sentían como agua helada cayendo sobre mi. Entrelazó su mano con la mía―. Ven.
Me dejé llevar por él hasta una de las mesas al aire libre que estaba cerca de la cancha de básquet. Tenía miedo de que alguien nos viera, porque entonces sí tendría problemas. Quería huir y volver a clases. Deseaba terminar con él en ese instante, pero no podía negar que fue algo lindo el hecho de que se preocupara por mi. «Maldita conciencia, déjame terminar con él».
―¿Cómo hiciste esto? ―Vi la comida en la mesa. Al parecer él iba a comer conmigo.
―Es un secreto. ―Guiñó un ojo―. Haría todo por ti. ―Apreté mis labios con incomodidad.
―Acabemos con esto rápido antes de que alguien nos vea.
―No te preocupes por eso. El director me dio permiso. ―Mostró su sonrisa habitual de superioridad.
―¿Que el director qué? ―Estaba perpleja.
―Que me dio permiso.
―Eres increíble ―dije con sarcasmo.
―Lo sé. ―Me guió e hizo que me siente. Él se sentó frente a mí―. Te traje café, porque te conozco y sé que te gusta.
―Gracias. ―Tomé la bebida y di un sorbo. El café era la mejor parte de mi vida. Definitivamente lo amaba. ¿Que si era adicta? No lo diría así.
―Hoy quiero que vayas conmigo a cenar.
―¿Disculpa?
―Que vayamos a cenar ―repitió―. ¿Si escuchas bien? ―dijo en broma.
―No puedo. ―«Alerta roja, alerta roja»―. Tengo cosas que hacer.
―Posponlas ―añadió con simpleza.
―No puedo hacer eso. ―Necesitaba una excusa―. He planeado esto con SeAh desde hace mucho.
―Ya veo. ―Pensé que lo había logrado―. Entonces mañana. ―Tomó el sándwich que tenía en frente y le dio una mordida.
―MinJae, no puedo. ―No sabía qué hacer.
―¿Acaso tienes algo más que hacer? ―Su mirada estaba muy clavada en mí.
―Tengo que estudiar. Ya mismo termina el semestre y los exámenes están cerca. ―Utilicé la salida fácil. Esperaba que eso funcionara.
―Tienes razón. ―Festejé internamente; eso me daba como un mes libre―. Cuando termine el semestre te llevaré a cenar.
―Supongo que está bien. ―Genial, ahora tenía tiempo para pensar en más excusas.
―No veas la comida y come. ―Él devoraba el pobre sándwich.
―Si, si. Lo haré.
Tomé el sándwich restante y empecé a comer lentamente. Ese chico sí sabía dónde conseguir buena comida. Era un simple sándwich, pero se sentía como el mejor que había comido. Me lo acabé sin notarlo. Luego seguí con mi café.
―Oh, es cierto. ―Pareció recordar algo―. Supongo que papá le dirá a tu mamá hoy en la tarde, pero yo te lo diré ahora. ―Aclaró su garganta―. Él quiere que vayan a cenar el viernes en la noche.
―Si mamá va, supongo que también iré. ―Me encogí de hombros.
En ese caso no tenía opción, porque mi progenitora me obligaría a ir de cualquier manera. Podría decir que me enfermé o que comí algo en mal estado. Poner una excusa por mamá, eso no estaba a discusión en mi mente.
―Hablaré con papá para que no dure mucho y no pierdas tiempo en eso. ―Me sonrió con ternura. Era extraño―. Creo que podrías usar un vestido ese día. A papá le gustan las cenas formales.
―Eso no va conmigo. ―Detestaba usar vestidos.
―Si, lo sé. Nunca te he visto usar uno. ―Pensó un rato. Se levantó y fue a sentarse a mi lado―. Hazlo por mí. ―Me besó.
Iba a empujarlo, en serio, pero pensaba tanto en hacer feliz a mamá que lo aguanté. Necesitaba hacerme sentir algo por él. Debía dejar de lado todo mi odio para quererle, porque eso era lo que mi progenitora quería. Eso la haría feliz y si ella era feliz, yo también lo sería.
―Lo voy a pensar ―dije cuando se separó.
―Genial. ―Se veía tan feliz―. Puedes ir con SeAh, yo pagaré por eso. ―Me abrazó.
«Tal vez, si lo conozco bien, no sea tan malo como quiero creer». Me quería engañar a mi misma. ¿Qué tan difícil era querer a alguien? Sonaba muy fácil. Tal vez la semana que viene ya lo quiera. O el mes siguiente. O puede que nunca lo haga. Todo era tan difícil. Sentía que nada me salía bien, exceptuando mis exámenes, esos siempre eran perfectos y hasta cierto punto me consolaba un poco con eso. Indicaban que no todo era un desastre.
Después él se separó, dejó un beso en mi frente y se puso de pie. Extendió su mano en mi dirección. Titubeé antes de tomarla.
―Te llevaré a clases.
Empezaba a sentir que MinJae estaba actuando muy extraño. Podía ser su faceta de novio, pero después de tres años viéndole actuar como alguien que se creía mejor que todos, me resultaba realmente raro.
―Bien. ―Sonreí falsamente y caminamos juntos hasta mi salón.
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Te amo si lees esto. ♡
P.D. Cuando la historia esté completa voy a borrar todas esta notas al final de los capítulos.
- 비🌧
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