39화
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Llevaba al menos una hora esperando a que JungKook llegara. Una hora de tener al mesero preguntando cada tanto si ya iba a ordenar. Una hora viendo la pantalla de mi celular por algún mensaje o llamada. Una hora en la que mi entusiasmo se fue al carajo.
Hace unos días, él me había invitado a una "cena de nochebuena" y dijo que tenía que aceptar, porque era para cobrar la cita que le debía. No recordaba eso, sin embargo, habría aceptado de cualquier forma ya que era con él y, además, ya se lo había dicho semanas antes. Para mi suerte, mamá tuvo una cena de trabajo, así que eso tampoco fue un problema.
―Señorita, ¿va a ordenar algo?
Apreté mis labios. Fue suficiente para mí en ese momento. Fingí una sonrisa para el trabajador que no tenía ni idea de lo que estaba pasando conmigo. Me levanté e hice una reverencia.
―No, lo siento. Me iré ahora. Lamento las molestias.
―No se preocupe. ―Guardó su libreta―. Tenga una linda noche. ―Se inclinó y se fue.
Tomé mi bolso y mi teléfono antes de salir de ahí. Me felicité internamente por no usar un tonto vestido y por llevar un abrigo enorme. De hecho, parecía que nevaría en cualquier momento.
Iba a tomar un taxi, pero vi pasar unos cinco mientras estaba con los brazos cruzados parada en la acera. En el fondo, aún estaba esperando, un poco más, solo un poco. Solo porque era él. Después empecé dando pasos pequeños y lentos, eso hizo que dieran las nueve de la noche conmigo tomando un autobús en alguna parada que se cruzó en mi camino.
Al llegar a casa, fui a mi habitación y me di una ducha. Después, me puse el pijama, recogí mi cabello y lavé mi cara. En principio solo me acostaría a dormir, pero no había comido y sentí el vacío en mi estómago, por lo que bajé para cocinar un ramen.
Tan solo saqué un paquete de la alacena, cuando el timbre sonó. Lo dejé sobre la encimera y caminé hasta la entrada. Abrí la puerta sin pensármelo y, así mismo, intenté cerrarla. No pude, porque él detuvo la puerta y la abrió del todo.
―Ya es tarde, JungKook. Solo vete y descansa.
―Lo siento, en serio. No fue mi intención.
―Ya está hecho, no hay nada que lamentar.
―No quiero que estés enojada conmigo, HaeBi.
―No estoy enojada, de verdad.
―Sabes que te conozco bien. Estás muy enojada.
―Solo estoy cansada y quiero dormir después de comer, ¿es mucho pedir?
―Traje la cena. ―Me tendió varias bolsas llenas de comida―. Dijiste que tu mamá no iba a estar y yo pensé que, tal vez, podríamos tener nuestra cita aquí.
Mi corazón se derritió, pero él estaba en lo correcto, sí estaba enojada. No era el hecho de que no hubiera llegado, porque era una posibilidad, lo que me molestó fue que no me dijo nada. Enviar un mensaje no le tomaba ni un minuto y no lo hizo. Solo uno. No tenía paciencia justo en ese momento tampoco.
―¿Por qué haces lo que quieres, hmm? ¿Por qué compraste la cena? Yo no quiero nada ahora. ―Bajé sus brazos y él soltó las bolsas.
―Perdón. Las prácticas se extendieron.
―Pudiste mandar un mensaje para avisarme, pero claro, yo no importo. Nunca te he importado.
―Sabes que no es cierto. No has dejado que lo diga, pero sabes lo que siento por ti.
―No, no lo sé.
―Me gustas, maldita sea. Es más, te quiero.
―¿Cuánto tiempo estuviste practicando para decir eso? Tu mentira fue bastante buena.
―No es mentira. ¿Por qué no me crees? ―Pude notar como empezaba a enojarse también.
―¡Me dejaste! ¡Antes y hoy! ―le grité finalmente con lágrimas amenazando en salir― ¡Me prometiste que te ibas a quedar conmigo y te fuiste! ¡Ni siquiera te despediste! ¿Acaso no pensaste que me iba a doler? ―lo último fue un susurro.
―¡Lo lamento, ¿sí?! Yo no quería irme, no quería dejarte.
―¿Qué importa lo que querías? Al final hiciste lo opuesto.
―Tú no sabes lo que pasó, no sabes por qué lo hice. Deja de hacerte la víctima, porque no deberías.
―¿Que me hago la víctima? ―Me reí con ofensa―. Yo no fui quien no pensó en la otra persona.
―¡Tú también me has estado lastimando! Me has hecho pensar que no soy lo suficientemente bueno para ti y que tú ya no me quieres. A veces parece que juegas conmigo.
―Quise alejarte al principio y no me dejaste. Mi vida estaba siendo un desastre y apareciste tú. Cuando estábamos en Busan me ayudaste, pero ahora lo hiciste difícil, JungKook. En ninguna de las cosas que creí que iban a suceder estabas tú. En ningún momento imaginé la ínfima posibilidad de volver a verte.
―Entonces dejemos de vernos. Si tantos problemas doy en tu vida, me iré. ¿Eso quieres?
―No dije eso ―murmuré.
―Eso fue lo que entendí, HaeBi.
―No, JungKook, yo... ―Desvié mi vista hasta el marco de la puerta―... no quiero que me dejes de nuevo.
De reojo podía ver su semblante serio. No lucía enojo o tristeza, solo estaba neutro. Sentí miedo recorrer mi cuerpo y me preguntaba si todo ya estaba arruinado o si solo era un obstáculo más.
―Tal vez sea mejor acabar con esto. ―Sentí una punzada en el pecho―. No quiero hacerte daño y tampoco quiero que tú me lastimes, entonces dejemos de actuar como si nada, HaeBi.
―Lo arruiné, ¿no? ―Pude sentir las lágrimas que traté de contener. Él negó de manera lenta.
―Voy a estar para ti siempre. Cada vez que me necesites voy a llegar hasta ti, porque lo que me haces sentir es real y no ha cambiado en estos años; puede que incluso se haya hecho más fuerte en este tiempo...
―¿Cuál es el pero? Siempre hay un pero. ―Escuché como tragó saliva.
―Pero no seguiré haciendo esto hasta que me cuentes todo. No puedo. Quiero que seas mía y lo sabes, solo que no me dejas y no lo entiendo, porque sé que tú también me quieres.
―Perdón. ―Hipé y sorbí por la nariz.
―No llores, me lastimas. ―Se acercó y tomó mi rostro entre sus manos. Secó mis lágrimas con cuidado. Pude distinguir como intentaba sonreír, pero era más como una mueca triste y melancólica―. Cuando estés lista vamos a hablar, te voy a esperar. Seguiré buscando la pulsera y te la daré cuando la encuentre, ¿sí? ―Asentí―. Te quiero. ―Dejó un beso en mi frente―. Feliz navidad, HaeBi. ―Tomó las bolsas del piso y me las extendió de nuevo. Esa vez las acepté―. Te había comprado algo, aunque ya no creo que sea oportuno... ―Remojó sus labios―. Si no quieres abrir el regalo, no lo hagas. Por ahora no importa.
¿Por qué sonaba como una despedida? Cada palabra dolía de una manera particular, ya que sabía que no era fácil decir eso.
―JungKook... ―dije muy bajo. Él volvió a ver mis ojos y se clavó en ellos esperando que continuara. «También te quiero», completé en mi mente siendo incapaz de decirlo―... Ten cuidado al volver a casa.
―Sí, descuida. ―Me abrazó con fuerza, como si quisiera grabar la sensación de mi cuerpo contra el suyo―. Cuídate. ―Me separó tomándome de los hombros, dejó un beso más en mi frente y solo se fue.
Lo vi alejarse por la calle hasta que no pude distinguir su silueta, pues su ropa negra le servía de camuflaje en esa noche oscura. Después cerré la puerta.
Fue en ese momento que me di cuenta que la relación que estábamos teniendo no poseía cimientos sobre los cuales sostenerse. Con suerte no se había caído justo al principio, pero aún así, dejó un gran daño para los implicados. Ni JungKook ni yo estábamos saliendo ilesos y estaba muy consciente de que había sido mi culpa.
Dejé las bolsas plásticas en la cocina y subí la de regalo a mi habitación. Una parte de mí quería ver que había comprado y la otra no. Tenía ese sentimiento de no merecer cualquier cosa que viniera de él, porque yo solo le estaba dando más penas que glorias.
Suspiré exhausta y decidí que saldría a caminar. Tal vez iría al río Han como las otras veces. No importaba el destino, solo quería huir de ahí. Me cambié de ropa y, media hora después, estaba saliendo de casa con mi billetera y mi celular. No había un plan.
Caminé unas cuantas cuadras hasta que me encontré de frente con alguien a quien no había visto hace varios días.
―¿Por qué siempre te encuentro de la nada?
―Supongo que estoy en tu destino y tú en el mío ―respondí con una leve sonrisa y me encogí de hombros.
―¿Qué haces afuera tan tarde? Te acompañaré a casa.
Negué con rapidez. ―No quiero volver hoy.
―¿Tuviste problemas con tu mamá?
―No, todo está bien con ella.
―¿Entonces?
―Tuve una pelea con-
―Con mi cuñado, ¿no? ―adivinó.
―Sí, eso. Solo quiero alejarme de todo por hoy.
―¿Ya comiste? ―me preguntó y respondí moviendo mi cabeza de lado a lado―. Ven, te invito a cenar en mi casa.
―No creo que sea buena idea.
―No te estaba preguntando, te estaba avisando. ―Empezó a caminar―. Si no me sigues, te voy a tomar de la mano como niña pequeña y te voy a llevar a rastras.
―Bien, bien ―dije y empecé a caminar detrás de él―. No hay necesidad de ser agresivos.
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―¡Ya estoy en casa!
JaeHyun cerró la puerta detrás de mí y se apresuró a sacar unas zapatillas para invitados. Las dejó en el suelo y me ordenó ponérmelas. Él se calzó las suyas.
―¡Hace tiempo que no traías una chica, cariño! ―La mujer apareció en mi rango visual.
―Solo es una amiga, mamá. Ella ya tiene a alguien.
―Lamento mi imprudencia entonces. ―Sonrió―. ¿Cenará aquí?
―Sí ―respondió JaeHyun y empezó a caminar dentro de su casa. Me hizo señas para que le siguiera―. ¿Ya llegó papá?
―Debe estar por llegar.
Me sentía incómoda y fuera de lugar. No es que la mamá de JaeHyun me diera malas vibras o algo por el estilo, tan solo era un ambiente desconocido para mí.
―Me muero de hambre ―se quejó.
―Te estás olvidando de algo importante, cariño ―dijo haciendo un ademán hacia mí. El mayor abrió la boca.
―Mamá, ella es HaeBi. Es como mi hermana. HaeBi, ella es mi mamá, JiSeon.
―Es un placer. ―Me incliné a noventa grados.
―Lo mismo digo, linda.
―Iré a cambiarme ―informó JaeHyun―. Mamá, llévale al sofá y no saques mis fotos de bebé.
―Yo solo presumo de tu belleza tan áurea y etérea.
―No creo que HaeBi quiera ver mis fotos en pañales, mamá. En serio.
―Bien, cariño. Apresúrate antes de que recuerde dónde están los álbumes ―amenazó y el mayor casi subió al segundo piso corriendo―. Ven, linda, puedes esperar aquí.
Me guio hasta la estancia y señaló el sillón. Me senté ahí y utilicé mi celular como distracción. Después JaeHyun llegó, se sentó a mi lado y encendió el televisor. Puso alguna película y así el tiempo pasó hasta que su papá entró por la puerta principal.
Mi anfitrión me hizo ir con él a la entrada para recibir al recién llegado. Apenas pude ver su rostro, mi cerebro se detuvo. Era el mismo que estaba en las fotografías que vi el otro día. Obviamente se veía unos años mayor y con pequeñas arrugas por aquí y por allá, pero era esa persona.
―Papá, ella es mi amiga ―hizo énfasis en la palabra―. Su nombre es HaeBi ―me presentó e hice una reverencia torpe.
―Es un gusto. Yo soy el padre de este muchacho de aquí. ―Movió su cabeza en la dirección del mencionado―. Me llamo HyunBin.
Ya no podía ser una coincidencia, ¿verdad?
―Ella también se apellida Kwon ―le contó emocionado―. ¿No es curioso?
―En definitiva. ―Ese hombre tenía su atención en mi rostro. Era realmente incómodo.
―¡Amor! ―La mujer salió de la cocina y fue directo a abrazar a su pareja y a besarle.
―Iugh. ―Hizo una mueca―. Hay niños en la habitación.
Los adultos solo se rieron de lo que dijo JaeHyun y negaron con diversión. El hombre revolvió el cabello de su hijo y luego fue con su esposa a sentarse en el sofá. Esta última dijo que la cena estaría en unos minutos.
Apreté mis labios. De forma nada segura tiré de la manga de la sudadera de mi amigo. Él me puso atención al instante.
―JaeHyun, ¿puedo hablar contigo?
―¿Hmm? ―Me vio con duda―. Claro, ¿qué sucede?
―¿Puede ser a solas?
―Vamos al patio.
Sonrió y empezó a caminar a la puerta trasera. Les dijo a los mayores que quería enseñarme el jardín, así que no cuestionaron y lo dejaron pasar.
Di vueltas ahí fuera por unos instantes. No sabía cómo decir lo que quería decir y no quería causar un malentendido. No quería quedar como idiota y que luego resultara en algo incómodo. Al final, opté por indagar de a poco.
―¿Tu papá... estudió aquí?
―Él solía vivir en Canadá antes de casarse con mi mamá, ¿por qué?
Más coincidencias. ¿De verdad el mundo podía ser tan pequeño?
―Estoy pensando en algo. ―Me detuve y conecté mi vista con la de JaeHyun―. Solo que creo que me estoy precipitando.
―No entiendo.
―¿Tu papá tiene hermanos?
―Creo que tiene una hermana, pero nunca la menciona y no la he visto tampoco.
―Okay, okay. ―Puse una mano en la cintura y la otra la llevé a mi frente―. Tal vez esté equivocada, pero creo que no soy tu hermana falsa, JaeHyun.
―Explícate.
―El otro día encontré un álbum de fotografías en la bodega de mi casa. Lo vi por curiosidad. Tu papá estaba en la mayoría de fotos y estaba con mi mamá.
―Espera, espera. ―Levantó sus manos en señal de alto y vi una pequeña sonrisita―. ¿Crees que de verdad somos hermanos?
―No puedo confirmarlo, pero hay coincidencias.
―Lo hablaremos con mi papá después de la cena, ¿te parece?
―¿Y si estoy equivocada, JaeHyun?
―¿Y si no?
En ese instante, la mamá del mayor nos hizo entrar para cenar. Fue bastante ameno. Los temas de conversación iban y venían. Al final dejé de sentirme incómoda.
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Estaba nerviosa. Mis manos sudaban y temblaban. De fondo escuchaba el tarareo de JiSeon mientras limpiaba la cocina. Tuve la intención de ayudarle, pero JaeHyun me detuvo. En ese instante estábamos sentados en el sofá con su padre a un costado. Él tenía el mando y buscaba algo que ver en la televisión.
―Papá, HaeBi me dijo que le resultaste familiar. ―Tocó mi costado con el codo.
―¿De verdad? ―Puso su atención en nosotros.
Deseé que la tierra me tragara.
―Ah, sí. Estaba viendo fotografías que mi mamá guardó y me parece que usted salió en algunas.
―¿Estudió en Canadá? ―me preguntó y asentí desviando la vista―. Podría ser, tuve varios amigos coreanos entonces. ¿Cómo se llama tu mamá?
―Se llama Kim YoonJi.
Silencio. HyunBin se quedó estático solo viendo mi rostro con una intensidad enorme. Abrió y cerró la boca muchas veces, como si no supiera qué decir. Pasaron minutos.
―¿Tu mamá es YoonJi? ―Confirmé y vi que sus ojos se llenaron de lágrimas―. No puedo creerlo. ¿Tienes una foto de ella? No quiero precipitarme.
Con prisa y torpeza saqué mi celular y busqué alguna foto que tuviera con mi madre. Le tendí el aparato al mayor y él lo tomó. Sus ojos viajaron por toda la pantalla y sonrió con dejes de nostalgia. Me devolvió el teléfono y soltó un suspiro. JaeHyun y yo solo estábamos en silencio.
―Creí que nunca podría conocerte. Has crecido tanto. ―Las lágrimas por fin salieron de sus ojos―. No sabes quien soy, ¿verdad? YoonJi no te contó.
―No habla de esa época y nunca le pregunté ―confesé jugando con mis dedos.
―HaeBi, al parecer, eres mi hija.
Oír las palabras fue tan irreal para mí, pero, a la vez, eso lo hacía real. Mi vista empezó a nublarse. Estaba feliz y dolida. Siempre quise conocer a mi progenitor y ya lo tenía frente a mí, sin embargo, nunca imaginé que sería en su casa, con una esposa que no era mi mamá y con un hijo que era mayor que yo. Él tenía otra familia y no era como si eso fuese imposible, pero dolía. Como si nos hubiese dejado, a mamá y a mí.
―¿De verdad, papá? ¿En serio es mi hermana? ―Era el más emocionado en todo este escenario.
―Sí, creo que sí ―murmuró―. Te pareces un poco a mi hermana ―me dijo.
―¿Cómo podríamos estar seguros de que usted sí es mi papá?
―Tienes la edad y, bueno, reconocí a YoonJi. Todavía guardo fotografías con ella, puedo enseñártelas.
―Yo no... no quiero ilusionarme con esto, señor.
―También tengo fotografías de mis padres y de mi hermana. Si quieres, podríamos hacernos pruebas de ADN. ―Podía notar su entusiasmo y determinación.
En ese momento, JiSeon salió de la cocina y llegó a sentarse junto a su pareja. Limpió sus mejillas y sonrió de forma cálida para él. Después, me vio a mí. No lo hizo de forma despectiva o agresiva. Ella no lucía molesta e imaginé que había podido escuchar la conversación.
―Resultó ser una noche intensa ―mencionó y se apoyó en el hombro de HyunBin.
Sí, intensa. Primero me peleé con JungKook y luego acabé encontrando a mi padre. Al parecer tenía una madrastra y un hermanastro. Nunca me gustaron esas palabras, era como algo ajeno y, aunque JiSeon lo era, JaeHyun no y en verdad lo consideraba como mi hermano.
―¿Por qué... por qué te ves tan feliz por esto? ―pregunté sin dejar de ver al mayor mientras lloraba―. Hasta tienes otra familia.
―Te puedo explicar todo lo que no sabes. Entiendo que YoonJi nunca quiso decirte.
―Primero prueba que es cierto. Dijiste que tenías fotografías, ¿no? ―inquirí y él asintió―. Quiero verlas.
Me sonrió y se levantó. Se perdió en el segundo piso por unos minutos y luego volvió con un álbum de fotografías. Me lo dio y empecé a ojearlo. JaeHyun también quiso ver y se acercó más a mi lado. Para que no le resultara incómodo, acabé poniendo el objeto en medio de ambos.
Al principio eran fotos de mis abuelos, de mi tía, de mi tía con HyunBin. Eran fotos desde su infancia hasta su adolescencia. Después llegué a la parte donde había fotos de mi madre también. En una de las fotos se estaban besando en el campus de la universidad. En una de las últimas, mamá estaba sentada en el sofá de la casa de Canadá y HyunBin le abrazaba mientras tocaba su vientre. Era pronunciado. Mamá ya estaba embarazada entonces. Ambos se veían demasiado felices.
Si estaban felices, ¿qué pasó? Si él estuvo con mamá tanto tiempo, ¿por qué terminó con otra esposa y con un hijo mayor que yo? ¿Le engañó?
―¿Algún día voy a conocer a mi tía, papá? ¿A mis abuelos?
No sabía por qué eso me dolió. Ni JaeHyun ni yo tuvimos una vida completa. A él le faltaron sus abuelos paternos, su tía y sus primos. A mí me faltó mi papá. Tal vez, ambos teníamos ese sentimiento de vacío por haber perdido algo que, en realidad, nunca tuvimos.
―Espero que algún día pueda llevarte.
―Creo que la abuela te querría mucho, JaeHyun. ―Giré a verle y le sonreí―. Deberían ir algún día cercano. ―Limpié mis mejillas―. Ella ya es algo mayor ―murmuré con pesar.
―HaeBi, ¿y mi papá? ―HyunBin me veía con intensidad. Con desespero. Él no tenía idea, nadie le dijo.
―El abuelo murió hace un tiempo. ―Agaché la cabeza y cerré el álbum. Se lo devolví y él lo recibió―. Hace unos años.
―Oh ―fue lo único que salió de su boca, pero se podía ver el dolor en sus ojos.
―JaeHyun, querido, dejémosles solos unos minutos. Tienen que hablar.
―Sí, mamá. ―Se puso de pie, tocó mi hombro de forma reconfortante y luego se fue con su madre al segundo piso.
El silencio se instauró sin problema. Yo solo pensaba y pensaba. Tenía tantas dudas que necesitaba que alguien me contara todo desde el inicio hasta el punto en el que todo cambió.
―Debí haber regresado. Debí haber luchado más ―murmuró de forma casi inaudible.
―¿Por qué pasó esto? ¿Qué pasó?
―Fue un traspié mío que hizo que todo cambiará totalmente. Tu mamá era la persona con la que creí que iba a pasar toda mi vida, pero lo arruiné. Eché a perder cinco años de relación en una noche. No soy infeliz aquí, con JiSeon y JaeHyun ―aclaró―, pero siempre me pregunté qué hubiera pasado en otras circunstancias. Alejarme de YoonJi y de ti fue lo más difícil que he tenido que hacer en toda mi vida.
―Entonces, ¿por qué nos dejaste?
―YoonJi no me quería en su vida y tampoco en la tuya. Ella me alejó y mi familia la apoyó. Fue mi error después de todo.
―¿La engañaste?
―Lo hice ―aceptó―. No tengo excusas, en realidad. Solo estaba ebrio y pasó. Había venido para buscar una casa, porque tu mamá y yo queríamos venir a hacer nuestra vida aquí. Conocí a JiSeon esa noche en el bar y una cosa llevó a la otra. Después regresé a Canadá y todo iba bien, tu mamá estaba por dar a luz y JiSeon me contactó. Entonces supe que había tenido un hijo con ella.«
»No quería mentir, así que se lo conté a YoonJi y ella enfureció. Me echó de mi casa ―soltó una risita―. Intenté regresar en ese tiempo, pero mi hermana y mi madre, incluso mi padre, dijeron que no sería buena idea. Acabé viniendo aquí y me hice cargo de JaeHyun. Eventualmente me enamoré de JiSeon y nos casamos.
―Tú nos abandonaste.
―Una vez logré hablar con YoonJi. Quería ser parte de tu vida, HaeBi. Al parecer ni siquiera te puso el nombre que escogí para ti ―dijo dolido―. Ella solo me gritó y me dijo que no lo intentara. Dijo que me olvidara de que tenía una hija con ella.
―¿Qué nombre escogiste para mí?
―Fue Sky.
Sonreí de forma leve y él enarcó las cejas. ―Mi nombre coreano es HaeBi, pero mi nombre de nacimiento sí es Sky ―le informé y suavizó su gesto.
―Al menos fui parte de tu vida mientras estabas en el vientre de tu mamá. ―Apretó sus labios―. ¿Crees que podría ser parte de tu vida de ahora en adelante?
―No lo sé. ―Agaché la cabeza―. Aún necesito tiempo para procesarlo.
―Estaré aquí si decides aceptarme como tu padre, HaeBi. ―Se acomodó en el sofá―. Pero, en cualquier caso, espero que tu relación con JaeHyun no se rompa. Él siempre quiso conocerte. Siempre te tuvo en cuenta como su hermana.
―Ya es como un hermano para mí ―le dije con toda la sinceridad que tenía.
Miró su reloj de muñeca y frunció el ceño. ―Ya deberías ir a casa. Es muy tarde. Podría llevarte en el auto.
―No es necesario, vivo por aquí.
―Entonces deja que JaeHyun te acompañe.
―Sí él quiere, no tendría problema.
Llamó a mi, ahora, hermano y él bajó seguido de su madre. Nos despedimos de forma normal, no incómoda. Antes de irme, papá dijo una última frase que me hizo sentir bienvenida.
―Esperó verte pronto. Ven cuando quieras.
Él y su esposa se despidieron agitando las manos mientras JaeHyun y yo nos alejábamos por la calle. Las cosas entre él y yo no cambiaron. Aún sentía esa confianza. En todo el trayecto, me preguntaba cosas de los abuelos, de mis primos. Hasta de mis tíos. Yo le contaba lo que quisiera saber. Se veía muy feliz e interesado escuchando lo que le decía.
Me dejó frente a mí casa y nos despedimos con un abrazo fuerte. Como si quisiéramos compensar dieciocho, casi diecinueve, años de haber crecido separados. Teníamos mucho tiempo perdido que recuperar. Tiempo con JaeHyun y con mi papá, porque, en el fondo, sí quería que fuera parte de mi vida pese a lo que había sucedido entre él y mi mamá hace años.
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Este capítulo fue largo e intenso de escribir. Desde la pelea hasta el encuentro de su papá. Esto último es súper importante para HaeBi.
Por cierto, faltan unos 7 capítulos y se termina LB. UwU
Con amor y cariño, Bi
-비🌧
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