28화
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Mamá y yo estábamos saliendo del aeropuerto. Mi tía había dicho que no conseguiría llegar a tiempo y que le esperáramos en la entrada. Cada una llevaba su maleta e íbamos con paciencia. Yo me sentía menos cansada, ya que si había conseguido dormir un poco.
Habíamos llegado como a las seis de la tarde, sin embargo, tardamos una hora en salir. Debido a que era verano, incluso si ya era relativamente tarde, el sol seguía alumbrando la ciudad. Aún faltaban un par de horas para que anocheciera. Días más largos y noches más cortas, opuesto al invierno, estaba claro.
―¡Bu! ―alguien a mis espaldas soltó de repente a la vez que ponía sus manos sobre mis hombros.
Mi cuerpo saltó en reflejo y mi ritmo cardíaco aumentó de sobremanera. Volteé con la intención de golpear a quien sea que me hubiera asustado, pero desistí de mi acción cuando vi a mi prima. Ella estaba sonriendo satisfecha de que consiguió exaltarme. Detrás venía mi primo, caminaba con paciencia y con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones cortos. Mi tía se acercaba al final.
―Tonta, me asustaste. ―Le di un manotazo en el brazo.
―Si, si, Sky, también te extrañé. ―Se reía con descaro.
―Daph, existían mejores maneras de llamar mi atención.
Mamá ya había volteado también. Saludó a mi prima con un beso y a su hermano con un abrazo. Isaac y Daphne eran mis primos. Ambos eran mellizos, la mayor era mi prima; le gustaba molestar a su hermano con que nació unos minutos antes que él. Ellos tenían casi un año más que yo.
―El par de lluvias se juntaron. ―Suspiró Isaac como si le fastidiara, obvio lo decía en broma―. No hagan ninguna tormenta. ―Nos apuntó con el índice.
De un manotazo Daphne retiró su mano. ―No seas exagerado, somos tranquilas.
―Ya lo veremos, EunBi ―le repuso a su hermana. Pasó de ella y me vio sonriendo, se notaba en su cara que iba a gritar―. ¡Sky! ―alargó la última letra mientras me atrapaba en un abrazo de oso―. Te extrañé, HaeBi. ―Se separó y me tomó de los hombros―. Adam va a estar feliz de saber que viniste.
―¿Adam?
No recordaba a ningún Adam. Siendo honesta, no recordaba ni a la mitad de personas que conocía cuando vivía ahí, como si mi cerebro lo considerara información basura y la hubiera desechado.
―¿Olvidaste a Adam? ―exclamó con una sorpresa enorme―. Pero ustedes dijeron que iban a casarse.
Abrí mis ojos como platos al oír sus palabras. Recordaría eso de haberlo dicho, pues sonaba importante. Pensé que tal vez solo estaba jugándome, una broma, o algo similar.
―¿Qué diablos dices?
Mi tía empezó a aplaudir llamando nuestra atención. Me acerqué y le saludé antes de que dijera lo que tenía pensado: ―Pueden hablar en el auto, dense prisa.
Todos empezamos a caminar hasta el estacionamiento. Nuestras madres hablaban de quién sabe qué y nosotros les seguíamos el paso por detrás.
―¿Quién es Adam? ―le susurré a EunBi.
―¿En serio no lo recuerdas? ―Moví la cabeza de lado a lado―. No te culpo, eran muy pequeños, aunque él sí se acuerda de ti ―dijo pensativa y sonrió como si insinuara algo que no conseguí entender.
Mi primo pasó su brazo por sobre mis hombros con confianza. Hasta cierto punto me había acostumbrado a que en Corea no se demostraba tanto afecto como en Canadá, se sentía extraño.
―Adam es mi mejor amigo ―informó Isaac―. Se conocieron hace... ―Hizo las cuentas con su mano libre―... hace como diez años. A él le gustaste; solía andar detrás de ti todo el tiempo. Una vez lloraste, porque no te dejaba en paz. ―Soltó una carcajada ante el recuerdo.
―Oh, es verdad ―Daphne intervino de pronto―. Lo había olvidado.
―No entiendo como dicen que dijimos que nos íbamos a casar. ―Hice una mueca de disgusto.
―Él consiguió que fueras su novia, le tomó meses. Aunque al principio no te agradaba mucho, se volvieron cercanos.
―Ajá, ¿y luego? ―inquirí escéptica.
―Adam se mudó y tuvieron que terminar. Eran pequeños, pero hicieron un drama enorme. Se despidieron diciendo que cuando se vieran de nuevo se iban a casar ―terminó de contar Isaac.
―No recuerdo nada de eso ―confesé.
―Eras pequeña, es normal. Yo también olvidé muchos detalles ―dijo mi prima―. SeoHyun tiene buena memoria, por eso él no lo ha olvidado.
―Entonces... ese tal Adam, ¿vive cerca?
―Claro, tonta, es nuestro vecino.
Mi mente intentaba procesar la información. No recordaba a ningún chico en específico, tampoco recordaba haber tenido amigos y me refiero a niños. Siempre había esa separación natural entre niños y niñas en la primaria. Supongo que, sí era nuestro vecino y el mejor amigo de mi primo, lo conocí entonces.
―Recuerdo que eran la sensación de la primaria. Ustedes solo iban de la mano y era la noticia del siglo ―soltó Daphne.
Ya habíamos llegado al auto y nos subimos en él. Alcancé a escuchar que el esposo de mi tía estaba trabajando, mencionó que lo veríamos en la cena. También dijo que la abuela se encontraba en la casa con una enfermera que la cuidaba. Eso me dio cierto grado de tranquilidad.
Durante el camino a la casa, donde había vivido hasta los trece años, los cinco conversamos de cualquier cosa que salía. La conversación llegó al punto en que mis primos empezaron a hablar de su universidad. EunBi estudiaba comunicación y SeoHyun estudiaba economía. Estaban en su primer año. Era obvio que acabarían preguntándome a mí que haría, a donde iría. Solté lo primero que apareció en mi mente, ni siquiera era capaz de recordar la carrera que salió de mi boca.
🍭
Terminé de desempacar las cosas de mi maleta. Mi cuarto estaba exactamente igual a como lo había dejado cuando nos mudamos. Lo habían mantenido limpio y sin polvo, pero nada más había cambiado.
La casa era bastante grande. En ella vivía mi tía, su esposo, mis primos y mi abuela; antes también estábamos mamá, el abuelo y yo. El espacio quedaba perfecto para todos en aquel entonces. Mi tío tenía bastante dinero, así que él era el dueño del lugar. Siempre había sido muy amable y atento con todos, no cualquiera deja que vivas en su casa sin pagar renta. Solíamos ayudar con lo posible, para él, eso era suficiente.
Salí con cuidado y caminé hasta las escaleras. La abuela estaba durmiendo, así que aún no había podido saludarle. Bajé en silencio y fui hasta la cocina para tomar agua de un vaso. Mi cuerpo ya estaba pidiendo que me hidratara.
Cuando encendí la luz, pegué un grito ahogado por la sorpresa y llevé mi mano derecha hasta el corazón. Era un chico bastante alto que estaba entrando a la cocina por la puerta trasera. Tenía la piel algo bronceada y el cabello oscuro, combinaba con sus ojos, los cuales tenían un color igual de profundo. Él sonrió al verme y se acercó a abrazarme. Le alejé al instante.
―¿¡Qué te pasa!?
―¿No estás feliz de verme? ―Puso carita de cachorro.
―Ni siquiera sé quién eres. ―Ladeé la cabeza.
―Oye, Sky, no seas tan fría con tu futuro esposo.
―¿Eres... ―no pude completar la pregunta porque olvidé su nombre.
―Adam ―completó―. ¿Te olvidaste de mí?
―Si... ―acepté―, supongo que lo siento. ―Me encogí de hombros.
―Eres mil veces más hermosa que antes. ―Sonrió y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
―Adam ―llamé su nombre―, no tenemos confianza suficiente para que actúes de esa manera.
―¿Ya no me quieres?
¿Querer? Ni siquiera recordaba que había tenido novio antes de que saliera con JungKook. Tampoco estaba en mi memoria el hecho de que, al parecer, había dicho que me casaría con el chico que tenía en frente. Tal vez solo fue una amistad disfrazada para él.
―El hecho de que ni siquiera me haya acordado de ti debe decirte algo ―dije con simpleza.
Le esquivé y fui hasta las alacenas. Abrí las puertas de donde recordaba que estaban los vasos y, por suerte, no habían cambiado la organización. Tomé uno de esos y fui directo al refrigerador, llené el vaso con agua fría del dispensador. La bebí sintiendo como el líquido recorría mi interior. El clima era bastante cálido y no me gustaba mucho.
―Por favor, no puedes estar hablando en serio ―dijo suplicante mientras se acercaba a mí y me abrazaba por la cintura. Apoyó su mentón en mi hombro derecho y dejó un beso en mi mejilla―. Prometiste que nos casaríamos.
―¿No encontraste a alguien más o qué? ―solté algo cansada―. Nadie se aferra a algo de hace diez años. Yo lo olvidé.
Quité sus brazos de mi cintura sin delicadeza y dejé el vaso que había usado en el fregadero. Di la vuelta y me crucé de brazos viéndole sin gracia.
―Yo siempre cumplo mis promesas.
―Tal vez, si me hubiera acordado de tu existencia, la hubiera cumplido ―repuse de forma obvia y me encogí de hombros―. La vida sigue. Además, no me voy a quedar.
―Lo sé. ―Mordió su labio inferior antes de continuar―: Déjame reconquistarte ―soltó como si hubiese sido una idea milenaria.
―No ―respondí al instante y fruncí el ceño―. Olvida el tema, pasa página.
―¿Es porque ya tienes novio o qué?
―No es eso con exactitud. ―Negué con tranquilidad teniendo a MinJae en la mente―. Si tengo novio, pero no es eso.
―Así que ya me robaron el lugar. ―Rió con amargura―. Bien, lo acepto si eres feliz. ¿Amigos? ―Extendió su mano a mí esperando que la tomara.
―Está bien, amigos. ―Relajé mi semblante y esbocé una sonrisa. Tomé su mano y él la agitó de arriba a abajo.
―Debí imaginar que alguien más podría querer salir contigo.
Deshice su agarre y me acomodé apoyándome en la encimera. ―Seguro también tienes chicas detrás tuyo.
―Si ―dijo sincero―, pero ninguna hace que mi corazón lata.
―Ya va a llegar alguien, siempre llega alguien ―animé.
―¿Crees que... que tu novio es el indicado?
Negué. ―En definitiva no lo es, solo es una piedra en el camino. ―Su cara expresó confusión ante mis palabras.
―Parece que no le tienes ni un poco de cariño.
―Es algo complicado. ―En realidad era demasiado complicado―. Mi novio no es la persona que me gusta y, ya que estoy con él, no puedo salir con quien quiero.
―¿Por qué sales con alguien que no quieres? ―Al parecer ese chico era bastante curioso.
―Lo hice por mamá, pero me arrepiento ―dije por primera vez en voz alta. Ya lo había pensado, pero no quería aceptarlo―. No he podido terminar con él tampoco. ―Apreté mis labios con disconformidad―. No quiero pensar en eso mientras esté aquí. Me hacía falta alejarme, se volvió un caos.
―Ni siquiera debiste empezar una relación con él si no te gustaba.
―No quiero hablar de eso. Olvídalo. No sé ni porqué te conté.
―Somos amigos, Sky. Fuimos unidos antes, seguro aún sientes confianza conmigo.
―Si, eso puede ser. ―Ambos nos quedamos en silencio sin tener algo más que decir. Duró el tiempo en que una pregunta surgió en mi cabeza―: ¿Por qué te metiste en la casa? Parecías un ladrón.
―¡Adam! ―SeoHyun entró en la cocina con sus brazos levantados. Se dieron un abrazo―. Empezaba a preguntarme si te perdiste de camino ―bromeó.
―No, solo vi a mi ex novia. ―Clavó sus ojos en mí y sonreí con incomodidad―. Es más bonita ahora.
―No seas tan directo con ella, vas a hacer que se sonroje.
―Mejor me voy. ―Empecé a caminar hasta la puerta para irme.
―Nos vemos, Sky. ―Adam sacudió su mano en despedida y sonrió dejando ver sus dientes. Los tenía rectos y bastante blancos, al parecer el dentista había hecho un buen trabajo.
Asentí y luego casi corrí de vuelta al segundo piso. Incluso podría decir que huí. Sí estaba empezando a sonrojarme y no quería que tuvieran oportunidad de verme así. No me agradaba que mi cuerpo reaccionara de esa manera, así que lo ocultaba cuando podía. JungKook era la única persona de quien no trataba de esconder eso.
Cuando entré en mi habitación pude distinguir la vibración de mi celular sobre el buró; lo había dejado cargando pues se había apagado durante el vuelo. Me acerqué al lugar y vi a ver que era. Arrugué la nariz con desagrado al ver el nombre de MinJae. No le había dicho sobre el viaje, ni pensé en decirle.
Resoplé, tomé el celular y me tiré en la cama. Contesté y llevé el aparato a mi oreja.
―¡Bebé! ―sonaba animado.
No podía hacerme una imagen mental de su rostro, los últimos sucesos solo hacían que no pudiera visualizarlo así. Se escuchaba muy distinto en comparación a los días pasados.
―Hola ―dije seca.
―Quería disculparme por lo del jueves. Estuve mal, lo siento.
―Si, como sea.
―Tengamos una cita hoy, te recojo en una hora.
Rodé sobre el colchón y me acomodé sobre un costado. Había sido mi habitación hace años, pero la sentía ajena. Suponía que era normal, había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve entre esas paredes.
―MinJae, no.
―Por favor, HaeBi, quiero disculparme, no actúes así. ―Él era muy voluble, un segundo parecía dulce y al otro actuaba como una fiera.
―No estoy en Seúl ―solté sin más.
―¿Qué quieres decir? ―se descolocó por unos segundos―. ¿No pensaste en decirme?
―Sinceramente, no. ―Le escuché soltar una risa de fastidio combinada con un resoplido―. Fue una emergencia familiar.
―De verdad eres increíble ―parecía haberse molestado y, por primera vez, no me importaba. Estaba muy lejos como para que sucediera algo grave.
―Mi familia siempre va a estar primero.
―Eso lo entiendo, pero tenías que decirme. Debo saber que haces ―soltó como si fuera la cosa más obvia del mundo.
―Te equivocas. No eres mi dueño, no tengo que decirte lo que haga o no.
―A ver cuando cambias tu actitud. Lo haces muy difícil, HaeBi.
―¿Mi actitud? ―inquirí con ofensa e incredulidad. Estaba intentando mantener la calma, pero con él no era posible―. ¿Yo lo hago difícil?
―Si, nada sale bien por tu culpa.
―Cierra la boca. Todo es tu culpa, me siento miserable por tu culpa ―casi grité―. Te odio como no tienes idea, ya déjame en paz. ―Mi vista se nubló por las lágrimas.
―Eres mi novia y ya te dije que no te voy a dejar ir fácil.
―¿No entiendes que me lastimas? ―hipé. Lloraba con más frecuencia y facilidad, me sorprendía―. Dices que te gusto, pero solo te preocupas por ti. Nunca piensas en mí. Soy un objeto para ti y lo odio. Odio haberte hablado ese día, odio que te guste. Te odio porque no me dejas estar con quien quiero.
―No hagas un drama, que desvergonzado de tu parte. Yo soy la verdadera víctima aquí. Solo quiero que me dejes quererte y lo haces difícil.
―No quiero nada tuyo, no lo necesito. ―Limpié mis lágrimas sin cuidado―. Terminemos ahora.
―Si hablas de la llamada, estoy de acuerdo.
―No, MinJae, terminemos este noviazgo.
Escuché su risa cínica al otro lado. ―Lo siento, bebé, eso no va a suceder. ¿Qué dirá tu mamá?
―Ya no me importa.
―¿Estás segura? ―No fui capaz de decir que sí―. Ja, lo sabía. No digas tonterías.
―Ya no quiero estar contigo. Por favor, déjame ―supliqué.
―Hablemos de eso cuando vuelvas. Es descortés terminar con tu novio por llamada.
Pasé mi mano por mi cabello y lo peiné hacia atrás. Detestaba como se aferraba y no me dejaba irme. Aborrecía el hecho de que tenía a mamá de su lado. Me odiaba a mí, por no haber pensado en mi felicidad primero. Fue muy tonto de mi parte que asumiera que si mi progenitora era feliz, yo también lo sería.
―De verdad quiero terminar.
―No lo vas a lograr ―soltó calmo.
―Te odio.
―Yo te amo. Ten un lindo viaje.
No dije algo más y colgué. Dejé que mi celular cayera a un costado y tapé mi rostro con ambas manos. Me quedé así un par de minutos tratando de calmarme. No entendía cómo es que él no sentía que las cosas iban mal o por qué no le importaba. Me desconcertaba de sobremanera la forma en la que se aferraba a algo que desde un principio no debió suceder. Era mi culpa por meterme en esa situación cuando pude evitarlo.
Sentí una corta vibración de mi celular a un lado. Abrí un poco mis ojos y tomé el aparato. Era un mensaje. Solo con leer su nombre me alegré un poco. Nadie más tenía ese efecto en mí, solo JungKook podía conseguir que me sintiera mejor en un segundo y sin intentarlo realmente.
Me fijé que mi celular ya había cambiado las fechas y la hora según el huso horario de Canadá pues estaba en modo automático.
sábado, 30 de julio de 2016
JungKook_22:04
¿Cómo estuvo tu viaje? Supongo que ya llegaste.
Debes estar cansada, así que hablemos en unas horas, cuando sea la mañana para ti y la noche para mí.
Te extraño.
Descansa.
Volví a dejar que el celular cayera y cerré mis ojos. Quería responderle, por supuesto, pero no sentía que mi cuerpo quisiera. Acabé durmiendo en la posición en la que estaba sin darme cuenta. No fue lo mejor, a la mañana siguiente, además de levantarme temprano, también tenía dolor de cuello.
🍭
―Mamá, adivina quienes están de visita ―le dijo mi tía a la abuela mientras mi progenitora y yo nos escondíamos detrás de la pared.
―No me gustan las sorpresas. ―Tosió y siguió―: Dilo rápido.
―Ya pueden venir ―dijo mi tía. Supimos que se refería a nosotras, aunque no le estuviéramos viendo.
El rostro de mi abuela se iluminó y dejó salir una sonrisa enorme apenas nos vio asomarnos por el marco de la puerta. Se había emocionado. Incluso una lágrima se escapó de su ojo derecho.
―¡HaeBi! ¡YoonJi! ―Ella siempre usaba nuestros nombres coreanos.
―Hola, abuela.
―Que alegría verte, mamá ―dijo mi progenitora. Claro que no era su madre biológica, pero sí en su corazón.
Le abrazamos con fuerza por un largo rato. Como si estuviéramos compensando esos años de distancia. La abuela acariciaba nuestros brazos con cariño y delicadeza.
―Mira cuánto has crecido ―dijo cuando nos separamos. Había tomado mi rostro entre sus manos―. Eres toda una mujer ahora. ―Desvió su vista a mi mamá―. Hiciste un gran trabajo, YoonJi.
―Gracias, mamá. ―Se sonrieron.
La abuela regresó su atención a mi rostro y escrutó cada milímetro. Sonreía satisfecha de verme.
―Tus padres te dieron lo mejor de su genética, que suerte tienes. ―Con su pulgar acarició mi mejilla.
―Vas a hacer que me avergüence, abuela.
―Aigoo, solo digo la verdad, HaeBi.
―¿Cómo se encuentra, mamá? ―interrumpió mi progenitora.
Mi tía nos había dejado hace unos minutos diciendo que volvería luego. Mencionó algo sobre supervisar a los chefs en la cocina. A ella le gustaba cocinar, pero ya que su esposo contrató servidumbre, eso había dejado de ser de su preocupación.
―Bien, bien, querida. ―Tosió―. Claro que he estado mejor ―dijo calmada―, pero no es tan malo.
―Ojalá se recupere pronto.
―Seguro. Aún soy joven ―bromeó―. Quiero ver a mis bisnietos, así que tengo que vivir por mucho tiempo más.
―Ya verá que lo conseguirá.
Siguieron hablando de otras cosas mientras yo me acomodé a un lado en la cama de la abuela y veía la televisión. Hablaban de temas en los que no quería opinar o que prefería escuchar. Mi abuela sostenía mi mano sobre su regazo y con su pulgar acariciaba esta. No parecía molesta por mi falta de interés, ella era comprensiva.
Pasó mucho tiempo, incluso la película que estaba dando en la televisión se terminó.
―YoonJi ―llamó mi abuela―, fue un gusto enorme hablar contigo.
―Lo mismo digo, mamá.
―¿Podrías ir a ver si ya está el almuerzo?
«Que sutil forma de pedirle que se vaya, abuela», dije en mi mente.
―Seguro. ―Mi progenitora se puso de pie y aplanó su falda―. Vamos, HaeBi.
―No es necesario ―la tos le interrumpió de nuevo, al parecer su problema estaba en los pulmones―, también quisiera tener tiempo para hablar con mi nieta.
―Oh ―mamá pareció entender las intenciones de mi abuela―, está bien. ―Sonrió y se retiró después de hacer una reverencia de noventa grados.
Apenas la puerta se cerró, la abuela se volteó a mí y me vio con atención mientras sonreía. Apagó la televisión y entabló la conversación conmigo:
―¿Cómo han estado las cosas, HaeBi?
―No me quejo, mamá ha hecho lo mejor que ha podido.
―¿Te acostumbraste a vivir allá?
―Si. ―Asentí―. Me tomó un poco de tiempo, pero conocí buenas personas que me ayudaron.
―¿Y qué tal de amores? ¿Ya tienes novio? Con tu bello rostro me extrañaría que no.
―Tengo novio, a mamá le agrada.
―¿Y a ti? ―Ladeó la cabeza y solo me quedé en silencio―. No te agrada, ¿verdad?
―Ni un poco. ―Apreté mis labios―. Quería complacer a mamá, pero no salió bien.
―Ay, cariño, tu felicidad siempre va primero. YoonJi ya vivió su vida, da igual si le agrada el muchacho, él no va a salir con tu madre.
―En su momento no lo pensé tan claro. No quería decepcionarle y solo acepté.
―Apenas estés de vuelta en Seúl, debes dejarlo.
Con la abuela siempre había tenido confianza para hablar de lo que fuera. Ella cuidaba de mí con especial atención y trataba de actuar como una amiga. Claro que teníamos como seis décadas de diferencia, pero nunca sentí ese gran margen.
―Ten por seguro que lo haré ―solté con decisión―. Ya no puedo soportarlo, es muy malo.
―¿Hay alguien más?
―Abuela, ¿acaso puedes ver a través de mí? ―bromeé.
―Eres sangre de la sangre de mi sangre, claro que puedo ―siguió en juego―. Entonces, ¿hay alguien más? ―repitió.
―Si ―respondí con simpleza y una sonrisa se formó en mis labios―. Él es muy genial, lo conocí cuando llegué a Corea, en Busan.
―¿Es guapo? Quiero tener bisnietos lindos.
―Abuela, no digas eso. ―Negué sonriendo―. Si, es guapo.
―Perfecto, termina con tu novio y sal con ese chico guapo.
Suspiré. ―Ya lo intenté, pero no resultó bien.
―¿Terminar con tu novio o salir con el chico guapo?
―Ambas... a su manera no salieron bien. ―Me acomodé más en la cama―. Mi novio no me deja terminar con él y no puedo estar con quien me gusta por eso mismo.
―Da igual; si no quieres estar en esa relación, déjalo. ―Movió su mano en el aire―. Si no te hace feliz, no debes dejar que infecte tu vida. ¿Cómo se llaman?
―Mi novio se llama Han MinJae y quien me gusta se llama Jeon JungKook.
―¿Jeon vive en Busan todavía?
Negué. ―También vive en Seúl ―informé―. Las cosas también fueron difíciles con él. Me rompió el corazón.
Mi abuela abrió los ojos y habló con prisa: ―Entonces tampoco salgas con él.
―Ya no me importa eso. Aún no sé porqué lo hizo, pero me dio igual. Nunca dejó de gustarme... Abuela, yo creí que le odiaba por eso ―tenía una sonrisa tonta estampada en la cara―, resultó que no. Es muy genial y bueno, de verdad.
―Se te nota lo enamorada a kilómetros. ―Tomó mi nariz entre el índice y el dedo medio de forma juguetona―. ¿Tú también le gustas?
―Supongo que sí. No he dejado que lo diga.
―Que niña tonta. ―Me dio un zape acompañando sus palabras―. ¿Cómo se te ocurre?
―Es que primero quiero terminar con Han. ―Sobé el lugar del golpe―. Abuela, tienes la mano pesada, me dolió.
―Apenas termines con él, quiero que me digas. Quiero ser la primera en saber. También debes presentarme a ese tal JungKook.
―Dalo por hecho. ―Dejé que mi cabeza se apoyara en el hombro de la madre de mi progenitor.
―HaeBi, también quería hablar contigo sobre otra cosa.
―¿Sobre qué? ―Había empezado a jugar con la mano de mi abuela.
Le escuché tragar saliva. ―Tu padre.
Me erguí al instante y le vi con atención. ―¿Qué con eso?
―No creo que YoonJi quiera que lo sepas, pero deberías saberlo, tienes el derecho. Tu tía tampoco va a hablar de eso, hicimos un pacto de silencio.
―¿Entonces por qué vas a hablar de eso?
―Ya estoy vieja, querida, y, aunque no quiera aceptarlo, voy a morir. Quería que supieras esto, pero no debes decirle a tu madre que te dije.
―Es una promesa, será un secreto. ―Con el índice y el pulgar cerré una cremallera invisible sobre mis labios.
―¿Qué crees que sucedió con él?
―No lo sé ―dije sincera―. Nada nunca me hizo sentido respecto a eso.
La abuela asintió y continuó: ―Él no está muerto y tampoco te abandonó, tal vez lo pensaste.
Moví la cabeza de arriba a abajo. ―¿Entonces?
―Pasaron cosas que hicieron que tu padre se fuera. Él no quería dejarte, ni a tu madre, pero no hubo remedio, se hizo responsable de sus acciones.
―¿A qué te refieres? ―le interrumpí.
―No quiero ahondar en detalles ―respondió―. No sabemos dónde está con exactitud. Vive en Seúl, al menos creo que todavía lo hace.
Estaba en estado de shock. Así que estaba vivo. Aunque el hecho de que no supiera dónde se encontraba hacía que no hubiera mucha diferencia entre sí lo estaba o no. Por fin una de mis preguntas eternas había tenido respuesta pese a que no fue como la esperaba.
―¿Tienes fotos suyas?
Quería ver su cara, saber cuán parecidos éramos. Si había heredado sus facciones. Quería saber que existió, porque siempre fue como si no lo hubiese hecho.
―Guardaron todas hace años.
―¿Ahora qué se supone que haga con eso? ¿Debería buscarle?
―Depende de ti. Depende si quieres que sea parte de tu vida y que tú seas parte de la suya. Depende si quieres ver cómo vive y qué sucedió con él. Es tu decisión.
🍭
Primero, quiero pedir disculpas. Se supone que haría maratón, pero cuando me senté a escribir, pese a que tenía claro lo que iba a suceder, mi cuerpo no cooperó y no conseguí terminar los capítulos. Perdón por la espera.
Segundo, por si no entendieron eso de que "se juntaron las lluvias" y lo de "no hagan una tormenta", es porque tanto HaeBi como EunBi tienen la sílaba Bi en sus nombres (comparten la sílaba por ser de la misma generación, así como JungKook y JungHyun, su hermano), lo que se traduce como lluvia. Es simple, pero lo explico para quien quiera saber.
Les amo y perdón por la demora. Había tratado de publicar dos capítulos a la semana, pero mi mente entró en caos.
Tomen agüita, nos leemos pronto. ♡♡
-비🌧
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