27화

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El día estaba siendo largo y eterno. Los segundos en serio parecían minutos. Añadiendo el hecho de que no podía dormir, a pesar de que sí tenía sueño, me estaba empezando a desesperar un poco.

Había llegado a casa unos minutos antes de las diez, como pidió mamá. Ella estaba en la sala viendo televisión, me saludó y le devolví el saludo antes de subir a mi habitación. Solo cambié mi ropa y luego me tiré de lleno en la cama para tratar de dormir. Llevaba más de dos horas moviéndome y cambiando de posición sin resultado. No tenía algo en mente, así que también estaba aburrida. Contar ovejas tampoco ayudó.

Como a eso de las once me había llegado un mensaje de YoonGi sunbae diciéndome que desde mañana empezaría con él. Dijo que por fin había acomodado sus horarios para poder lidiar conmigo. No era muy cercana a él, lucía como alguien serio y frío, pero JungKook dijo que era agradable.

Di la enésima vuelta en la cama, incluso mis cobijas estaban hechas un desastre, cuando escuché que alguien tocó la puerta, bueno, obvio era mamá. Pasaron unos segundos hasta que abrió la misma y se asomó con cuidado, quería ver si estaba dormida.

―Cariño ―llamó mi atención, pero no me moví―, ¿estás dormida? ―habló con cuidado y con lentitud.

―Hm ―el sonido salió desde mi garganta.

Ella lo vio como luz verde y se metió a mi habitación encendiendo la luz. Se acercó hasta mi cama y se sentó al borde de esta. En su cara se veían atisbos de preocupación. Tenía las cejas fruncidas y se estaba mordiendo el labio. Tragó con dificultad antes de hablar de nuevo.

―HaeBi, tu tía me acaba de llamar.

Asentí comprendiendo sus palabras e instaurando la duda en mí. ―¿Por qué?

Mi cerebro entró en alerta. Si llamaba a una hora nada oportuna, debió ser una emergencia. Si no, pudo esperar a un horario factible para ambas partes. Teníamos diferentes husos horarios, y cada que llamaban, aunque fuera en la noche, nunca era tan tarde.

―Tu abuela está internada en el hospital.

Me senté de golpe y le vi con desespero. Mi abuela apenas tenía poco más de setenta años y siempre cuidó de su salud. Habían pasado meses desde la última vez que tuve una llamada con ella, pero sonó bien en aquella ocasión.

―¿Cuál es la razón?

―Tu abuela tenía fiebre y no podía respirar bien. Le están haciendo pruebas, con suerte no es nada grave o es tratable, pero ella ya es muy mayor, HaeBi.

―Y lo que quieres decir es... ―dejé la idea en el aire para que la completara.

―Según tu tía, la situación no se veía bien. ―Se quedó en silencio unos segundos―. Creo que deberíamos ir de visita, no sabemos qué pueda suceder. No has visto a tu abuela desde que vinimos, ella te extraña y no quisiera que perdieras la oportunidad de verle.

―Estas hablando como si se fuera a morir.

―Ya es mayor, cariño. Eventualmente va a suceder.

―¿Entonces? ―Me vio como si preguntara: ¿qué?―. ¿Cuándo nos vamos?

―Mañana. Prepara las maletas.

―Yo tengo cosas que hacer aquí, no puedo irme de la noche a la mañana.

―Nos iremos en al anochecer. Tienes todo el día para arreglarlo. ―Podía ver en su mirada que también estaba triste y preocupada. Se acercó y puso su mano en mi mejilla―. No nos gustan las cosas de último momento, lo sé, pero esta es una emergencia familiar.

🍭

No había dormido en absoluto, ni cinco minutos. Las manchas oscuras bajo mis ojos se asomaban con descaro. Me había levantado a las cuatro de la mañana a hacer la maleta. Metí lo primero que veía. Pijamas, ropa interior, pantalones, camisetas, jerséis y demás. Dejé espacio solo para los zapatos y artículos de aseo.

Al bajar más en la mañana mamá me recibió con una cara que indicaba que tampoco había pegado ojo. Por primera vez me dio un café. Sabía que también lo necesitaría y daba igual que no le gustara que tomara esa bebida que tenía un gusto amargo cuando estaba sin azúcar.

―Debes estar aquí lo más pronto que puedas. El vuelo sale a las ocho, nosotros salimos de aquí a las siete. Debemos alistar todo.

―Si, lo sé. Vendré pronto.

No hablamos mucho, el ambiente no lo ameritaba. Nos hicimos compañía hasta terminar y después cada una se fue para hacer sus cosas. Ella había mencionado que iría al banco para activar su tarjeta para que funcionara en Canadá. Después supuse que hablaría con el señor Han.

Por mi lado me puse lo primero que encontré entre lo que no había guardado y salí. Llamé a SeAh en el camino a Big Hit y le conté lo que sucedió, como siempre, se ofreció a ayudarme a terminar de empacar. Estaría en mi casa alrededor de las tres, así que debería llegar un poco antes.

Apenas eran las nueve cuando ya estaba frente a ese edificio que hace mes y medio no había visto en mi vida. Se veía imponente con esa cantidad de pisos, aunque claro que había edificios más altos por la zona. Entré y caminé por el lobby hasta la recepcionista. No tenía ninguna cita con Bang PD y cruzaba los dedos para que ella me consiguiera una. Habló por teléfono y al final me dijo que no me podía atender, porque ya estaba muy ocupado. Maldije en mi mente.

Le agradecí antes de entrar a las instalaciones y subir a buscar a MiEun o a GeoNu. Sentía vergüenza por mi desempeño del día anterior, pero no sabía a quién más recurrir.

Pasé de sala en sala y no los encontré en ninguna. Ni siquiera GeoNu estaba en su estudio como siempre. ¿Por qué las personas no están disponibles cuando las necesitas? Me desesperaba no saber qué hacer, me hacía sentir inútil.

Subí hasta el piso donde estaba la sala de práctica que JungKook me había hecho usar desde el principio y caminé por los pasillos. Practicaría una coreografía que me enseñó MiEun y después seguiría buscando. Podía ser que aún no llegaban y que era muy temprano, aunque eso no sonaba lógico, igual era una posibilidad.

Mis pasos eran perezosos y se notaba mi falta de energía. Ni siquiera había pensado en que tal vez no sería capaz de bailar bien estando en el estado en el que me encontraba. Apenas razoné sobre eso cuando ya había abierto la puerta de la sala de práctica.

Una ola de calor impactó contra mi cuerpo. Las luces estaban prendidas y alguien estaba ahí dentro bailando. Me fijé en su reflejo y conecté mis ojos con los suyos. Él sonrió por un segundo cuando se dio cuenta que era yo, pero una mueca seria y preocupada apareció cuando se fijó en mi aspecto tan... ¿malo? No me veía bien, eso estaba más que claro. Ni siquiera me había maquillado, no tuve ganas de hacerlo, así de simple.

Él caminó con rapidez hasta mí y tomó mi rostro entre sus manos. Tenía el ceño fruncido y sus ojos se pasearon por toda mi cara. No intenté alejarme, aunque no me agradaba la situación.

―¿Qué te sucedió? ¿Es por la evaluación? No debes preocuparte por eso, lo harás bien la próxima vez ―las palabras dejaron sus labios con rapidez.

―No es eso. Puedo superar la evaluación. ―Mi voz estaba apagada, como si no tuviera ningún entusiasmo por vivir.

―¿Entonces por qué parece que no has dormido por un mes entero?

―Estoy preocupada, no dormí anoche y el día anterior no dormí mucho tampoco.

―Sabes que estoy para ti siempre, ¿no? Si me necesitas voy a estar para ti.

―Gracias. ―Le sonreí de manera casi imperceptible―. JungKook, perdón por lo de ayer. No estoy bien emocionalmente y no puedo controlarme.

En un movimientos sus manos dejaron mi rostro y me abrazó. Pegué mi cabeza a su pecho y también le abracé. Era reconfortante. Me transmitía paz.

―No te preocupes, lo sé. Está bien.

―No, no está bien. Nada está bien.

Me iba a quebrar en ese mismo momento. Tantas cosas estaban pasando una detrás de otra. No tenía tiempo para respirar y reponerme entre cada una. Me estaba derrumbando por no saber controlarlo y afrontarlo.

―Cuéntame qué sucede. ¿Tiene algo que ver con lo que ibas a decir ayer?

Asentí sobre su pecho y tomé una gran bocanada de aire antes de hablar: ―Son muchas cosas. Han estado pasando muchas cosas y no puedo soportarlo.

―¿Puedo ayudarte con algo?

―No, yo tengo que solucionarlo. No son tus problemas.

Él era parte de mis problemas, si, pero no era su culpa. JungKook no estaba enterado de lo que no le había dicho por obvias razones. Había aparecido por casualidad en el momento más inoportuno de mi vida, sin embargo, no le podía culpar por eso. Sabía de sobra que ninguno de nosotros esperaba encontrarse de nuevo y menos de una manera tan casual.

―¿Quieres decirme lo que ibas a decir ayer?

Solté un suspiro. ―Hoy ya no siento el valor para hacerlo ―confesé―, pero tarde o temprano debo decirte.

―Bien, cuando estés lista.

«Nunca voy a estar lista», pensé sin la intención de decirlo.

El cuerpo de JungKook se sentía caliente y su respiración, que en principio estaba agitada, empezaba a tomar un ritmo normal. Pasaba igual con los latidos de su corazón, los cuales podía oír gracias a la posición que tenía, aunque no se calmaban del todo.

―¿Estabas practicando la coreografía? ―cambié de tema.

Él entendió mi intención y siguió el hilo.

―Si, la canción principal ya está lista, así que estaba practicando con la versión final. ¿Quieres ver?

Me alejé un poco para verle y pregunté: ―¿Puedo?

―No, pero va a ser un secreto. ―Guiñó su ojo con complicidad.

Sonreí por su acción y me embelesé en su rostro. Él era muy guapo y podía abrazarlo y tomar su mano si quería, aunque no debería debido a las circunstancias. Me gustaba mucho solo por ser él y estaba consciente, a pesar que, obviamente, después de todo ese tiempo había cambiado. Me mataba no ser fuerte para enfrentar las cosas, tal vez si lo fuera, nada de todo eso estaría pasando.

―Está bien. ―Asentí para acompañar mis palabras.

Se separó por completo y tomó mi mano. Me guió hasta el centro, justo frente a los espejos, los cuales estaban algo empañados y ahí me senté. Volvió para cerrar la puerta, luego fue al equipo de sonido y puso la canción unos segundos antes del final para que le diera tiempo de ubicarse en frente a mí.

La melodía empezó.

Mi sangre, sudor y lágrimas
Mi último baile
Tómalo todo
Mi sangre, sudor y lágrimas
Mi frío aliento
Tómalo todo
Mi sangre, sudor y lágrimas²

¿Saben cómo es ver a alguien hacer algo que le apasiona? Esa persona está completamente metida en ello, incluso podría parecer diferente aunque no lo sea. En cada movimiento que JungKook hacía se podía ver su esfuerzo y pasión. No pude quitar mis ojos de él hasta que terminó. El hecho de que él lo disfrutara, hacía que quien lo vea también lo hiciera. Era muy bueno, no había duda.

Aplaudí cuando terminó. Estaba agitado y fue a tomar agua de una botella prácticamente vacía. Su contenido desapareció en menos de tres segundos. Su cabello se había mojado un poco por el sudor también. Después se acercó y se sentó a mi lado como un bulto, se veía cansado y no era para menos, esa coreografía lucía intensa.

―¿Cómo estuvo?

―¿Sabes contar?

―Si ―respondió con confusión.

―Pues no cuentes, porque los números no me alcanzan. ―Al instante sonrió, lo hizo hasta el punto en que su nariz se arrugó a los lados y se veía su dentadura particular―. Incluso el infinito se queda corto ―añadí con seguridad.

Me atrapó entre sus brazos de sopetón y yo luché para librarme, pero él era más fuerte.

―¿Sabes que eres la mejor?

―Suéltame, estás sudado. ―Me movía como babosa con sal.

―No, ya te atrapé y no te voy a soltar hasta que me muera ―soltó con confianza y reafirmó su agarre.

Me detuve solo para preguntar fingiendo seriedad y preocupación: ―¿Cómo piensas ir al baño?

―Vas a tener que acompañarme.

De nuevo empecé a luchar. ―No seas asqueroso. ―Carcajeó―. No me voy a ir por ahora, ya suéltame. ―Golpeé sus antebrazos.

Su agarre se aflojó un poco y se movió para ver mi cara. He ahí el contacto visual. ―¿Por ahora?

Una sonrisa nerviosa se me escapó. ―Me voy a Canadá.

―¿Cuándo?

―Hoy.

―¿¡Tan rápido ya me estás dejando!? ¡Ni siquiera te he cobrado mis salidas, no puedes irte! ―dramatizó.

―No seas dramático. ―Me moví acomodándome mejor entre sus brazos―. Voy a volver. Ya sabes, somos imanes ―le recordé.

―¿Por qué te vas?¿Cuando vuelves? Debes llamarme todos los días, no puedo estar sin ti otra vez.

―Uno: problemas familiares, dos: no lo sé, y tres: los horarios son extraños. Catorce horas de diferencia no son fáciles de lidiar.

―¿Catorce? ―Hizo una mueca de disgusto―. Da igual, llámame.

―Mejor tú me llamas. ―Apreté los labios―. Vas a estar ocupado, yo no, así que llámame cuando puedas.

―Touché. ―Se movió y acomodó para recostar su cabeza sobre mi hombro. No debía ser cómodo, porque yo no era tan alta―. Yo te llamo.

―¿Sabes dónde está YoonGi sunbae? ―Recordé que debía empezar con él. En teoría eso era más tarde, pero no estaría en la agencia hasta entonces.

―¿Para qué quieres a YoonGi hyung?

―Le voy a invitar a comer ramen ―dije con sarcasmo y él gruñó.

―Hablo en serio.

―Debía empezar con él hoy, pero no voy a estar aquí.

―Supongo que está en el estudio. Tal vez está componiendo. ¿Te llevo?

―No quisiera molestarlo. Parece que podría matarme y yo no quiero morir todavía.

Se rió un poco. ―Ya te he dicho que YoonGi hyung no es así.

―Es muy serio. Es escalofriante. ―Fingí tener escalofríos.

―Que no, que no. Ya verás.

Se levantó y se puso de pie. Estiró su mano a mí para que la tomara y lo hice. Me llevó directo a la boca del lobo. La alfombra que se supone daba la bienvenida más bien te invitaba de manera poco amable a irte. ¿Cómo podía decir que era agradable? Lucía muy frío.

🍭

―¿Entonces todo mi esfuerzo para hacerte un espacio no sirvió para nada? ―Sentía que, con su mirada, me estaba cortando en pedacitos.

Jungkook entró conmigo y tenía su mano sobre mis hombros.

―Lo siento, sunbae. Surgió de imprevisto.

―Supongo que si es una emergencia, está bien ―concluyó con voz calmada―. Familia es familia.

―Muchas gracias por entender. ―Me incliné varias veces.

―Hyung, la estás asustando.

YoonGi le ignoró. ―Para hacerlo más fácil, mientras estés afuera quiero que escribas.

―¿Que escriba? ―Asintió―. ¿Qué cosa?

Ya me había erguido y JungKook volvió a acomodar su brazo sobre mí. En un inicio le aparté, pero dijo que daba igual, porque a YoonGi no le importaría.

―Intenta escribir una canción ―soltó con simpleza.

―Yo nunca he...

―Si, lo sé, por eso vas a empezar ―me interrumpió―. No estoy esperando que hagas una obra maestra, pero debes hacerlo. Me mandas las letras por mensaje. Las iremos puliendo.

―Si, está bien, sunbae.

―Cuando vuelvas haremos lo que había estado pensando. Ahora váyanse, debo seguir trabajando.

Casi nos empujó para que saliéramos. Siendo honesta, lo imaginaba mucho peor, pero no había sido tan malo. Tal vez si era buena persona. Podría tener una personalidad tsundere, frío por fuera y cálido por dentro.

―¿Ves? No fue tan malo.

🍭

Estaba caminando a casa desde la parada de autobuses. Me quedé la mayor parte de tiempo posible rogando por que pudiera hablar con Bang PD y, por suerte, lo había conseguido. Al principio se vio reacio y disconforme a la situación, pero me dejó ir, claro que antes dijo: "Ten claro que estás perdiendo este tiempo". No dijo que me echaría, solo porque confía en mis habilidades. Era muy amable de su parte poner tanta presión sobre mí, el mismo CEO de la empresa está poniendo sus manos al fuego por mí y no dejaba de arruinarlo.

Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, SeAh y yo llegamos a mi casa al mismo tiempo. Antes de subir a mi habitación ordenamos pollo. Estábamos esperando a tener veinte años para poder comprar cerveza, pero aún faltaban varios meses para eso, así que nos conformamos con un par de gaseosas.

―¿Tienes esos frascos pequeños para viajar?

Negué mientras guardaba mi cepillo de dientes y el de cabello. La maleta estaba casi llena. SeAh la acomodó de tal forma que entró más ropa y aún quedaba espacio para dos o tres pares de zapatos, dependía de cuales decidiera meter ahí.

―Nunca hemos comprado de esos. Pero no te preocupes, podemos comprar esas cosas allá. Sería un despropósito llevarlos. ―Cerré la cremallera de esos bolsillos delanteros―. Voy a subir los zapatos.

Salí de la habitación y tomé sólo dos pares, porque no tenía más manos para tomar otro. Subí de vuelta y SeAh acomodó el calzado en fundas para no ensuciar la ropa. Visto por fuera, las cosas en la maleta parecían un rompecabezas o un juego de tetris.

Llamaron al timbre y mi amiga y yo bajamos a ver quién era. Estaba claro que sería nuestra comida. Pagamos por ella y nos sentamos a comer en ese mismo instante. Conversamos durante unos minutos hasta que escuché la puerta abrirse. Mamá había llegado por fin. Se sentó a comer con nosotras y después fue a terminar de empacar sus cosas.

SeAh y yo estuvimos conversando y viendo televisión hasta que mi madre bajó. Estaban a punto de ser las siete. Ella había pedido un taxi, porque prefería dejar su auto guardado en casa y no en el aeropuerto por quién sabe cuánto tiempo, además en casa es gratis y allá se paga por el estacionamiento.

Guardamos el equipaje y nos despedimos de SeAh. El camino al aeropuerto fue largo y aburrido. Mamá y yo veíamos por la ventana absortas en nuestros propios pensamientos. Llegamos e hicimos los procesos necesarios antes de subir al avión.

A las ocho en punto estábamos despegando. Serían unas doce horas de vuelo en las que intentaría dormir, lo necesitaba. Pondría mi mente en blanco y trataría de dejar todo lo que sucedía ahí mismo, en Corea. Llevar mis problemas a Canadá no sería fructífero, tal vez podría relajarme estando ahí, con mis primos, mis tíos, la abuela. Esta última era más importante que cualquier otra cosa en ese momento.

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² BTS. (2016). Blood Sweat & Tears. Wings. [Digital]. Seúl, Corea del Sur: Big Hit.

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Nos vamos a Canadá *se pone a bailar*. Siendo súper sincera, nunca creí que pasaría, pero las circunstancias lo ameritan. Vamos a conocer a más personajes. Dios, son muchos, tengo una lista pata no olvidarme de ninguno JA, JA, JA, JA. En fin, les amo y tomen mucha agüita. Besitos. ♡

-비🌧

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